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Harry Potter y el misterio del diamante. por Maryk0k0

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Notas del capitulo:

HOLA A TODOS. TENEMOS UN CAPITULO NUEVO (^^D)

 

 

Durante el desayuno, él ya sabía que hablarían sobre él.  Sobre él y su baile con Universe. Lo que no sabía era porque los gemelos Pink estaban allí leyendo con furia cada palabra de Rita Skeeter.  Una foto en individual se mostraba a él con Universe y en el justo momento cuando le miró a los extraños ojos rosados a Universe. 

—Mira esa cara…—dijo Amycus viéndolo negativamente.

—Si. Esta flechado, el muy infeliz…—dijo Rossend arrugando el periódico.

Él no quería levantarse pero no ser por Hermione que le jaló de los pies y lo arrastró lejos del colchón. Harry estaba tan deprimido que no quería leer nada de lo escrito que estuviera allí. Universe en cambio parecía bastante lugumbre como siempre, leyó el articulo rápidamente que le mostró Malfoy y lo ignoró, sin embargo la mirada de Universe se volvio a leer el articulo sorprendido. Podía leerle los labios… podría oírlo con sorpresa cuando sus labios gesticularon: ¿Qué es doncel?

Harry arrebató al periódico de los gemelos con furia.

El amor platónico de Harry Potter.

El amor florece aun en los campos nevados y frios del castillo. La nueva esperanza se iza como el sol en la mañana. Se escuchan los pajarillos cantar de felicidad a pesar de las inclemencias del clima y sobre todo se podría decir que el muérdago hizo su trabajo durante la cena de la navidad.

 Y es que nuestro campeón más pequeño de tan sólo de 14 años, ha encontrado en el amor en el colegio y no es nada más y menos que un chico de la casa de Slytherin con el que salió durante el baile de navidad. Del cual podemos decir que, la pareja relució más que cualquiera de los cinco que estaban en la pista de baile, se podía ver la pureza de un amor prohibido.  

<<¡Fue gran sorpresa!>> dijo una linda alumna de Slytherin, Blonda Brown. <<Todos creíamos que Hermione Granger era la novia de Potter, pero esto fue bastante sorpresivo como verla a ella con Viktor Krum>>

Para nosotros no fue tan sorpresivo. Todo se mantenía en hermetismo para deleitar a nuestros lectores más aficionados y realizar una investigación mucho más a profundidad. El joven Slytherin mantenía una relación lejana, él se mantenía como un caballero, solo pendiente cuando el peligro acechaba a su preciosa joya. Hay quienes aseguran que cuando se acercaban en público no desaprovechaban la oportunidad de burlarse mutuamente, una fachada bastante convincente pero cuando el joven doncel…>>

Harry miró con odio a Ron al leer esa última parte pero ya que estaba en medio leyendo esa bochornosa nota volvió su mirada al periódico.

<< el joven doncel supo que fue seleccionado para representar al colegio, inmediatamente el joven Slytherin alzó la voz y buscó que su amado no participara en dicho torneo pero ante la negativa del director, ha estado ayudanlo en todo momento. <<Bueno… todo empezó cuando dos alumnos de nuestra casa decidieron jugar con fuego y Universe tuvo que salvar a tres chicas, momentos después de eso se enteró que Potter jugaría en el torneo de los tres magos y saltó para evitarlo. Creia que había sido un seguidor del que no debe ser nombrado en el colegio>> dijo Michael Graham.  <<Yo la verdad estoy sorprendida, siempre se llevaban con burlas pero de un momento acá los comentarios hirientes se fueron enfriando…>> dijo Garnette Gagnon.  Así es amigos mios, todo fue una divertida fachada de niños timidos y grandes rivales pero la verdad es que ambos se veían de noche. Y es que dos mentes piensan mejor que una. El joven Slytherin pasa sus días en la biblioteca buscando información acerca de como burlar las pruebas o simplemente buscando ayudarlo para que se vea lo presentable para las pruebas. Un regalo apareció en el momento perfecto cuando se presentaría en la prueba del dragón y ¿que era ese regalo? Unas hermosas botas rojas que combinaban con el color de su casa “Gryffindor”.      

<<Sirius Universe no dormía en nuestras habitaciones>> dijo el señor Malfoy con una sonrisa picara. <<Espero que cuando crezcan me hagan su padrino de bodas, ¡lo haré encantado!>>  

Pero nadie ha escuchado de la familia Universe, nadie sabe quienes son, hay quienes aseguran que no se trata de un hijo de muggles sino de un mestizo pues ningun hijo de muggles se llamaría “Sirius” otros sugieren que cambió su apellido a uno más extraño. Por lo que se sabe que se trata de un hijo de muggles, un hijo de muggles bastante apuesto, varonil, caballeroso y muy inteligente por cierto al que se la pasa en la biblioteca, un autentico fan de los libros. Sin más preámbulo,  seguiremos investigando.   

Miró a Ron con enfado, el único que sabia sobre eso era él, único que sabia que Harry era un doncel era Ron Weasley.

—¿Qué has hecho, Ron?—dijo Harry sudando frio.

—¿Qué he hecho de qué?—dijo Ron sorprendido con la boca llena de huevos.

—¡Esto!

Él leyó el articulo a medias pero cuando leyó donde iba la parte del “doncel” se le cayó el pan tostado y se levantó.

—Te juro que no he hablado, no he dicho de esto a nadie.—dijo Ron sorprendido.

—Ron…

Hermione quien se habia enojado con Ron cuando volvieron a la sala común de Gryffindor y habia enfriado su coraje puso su cabeza en el periódico. Los demás le vieron con sorpresa y admiración, incluso los gemelos Weasley.

Su amiga levantó la cabeza del periódico.

—Pero no es cierto, ¿Verdad Harry?—dijo Hermione preocupada.

—No. ¡No lo es!

Él mintió debido a que su condición de doncel ya era tétrico para él y el que todos lo supieran era horrible, los Slytherin tampoco le quitaban la vista de encima y Universe tenia los ojos tapados ocultando su rostro por la vergüenza que le embargaba. Harry salió corriendo a la sala común de Gryffindor. Nunca debió confiar en Ron. No podría quedarse callado.

El pelirrojo le siguó y Hermione iba detrás de él.

—¡Te lo juro! ¡No le he dicho a nadie!

—¡Además de ti, la profesora McGonagall lo sabía! ¡¿Crees que fue ella?!

Hermione parecía palida.

Él volvió a la sala común y por la desesperación le dio una patada al baúl donde ocultaba las botas del Slytherin.

—¡Te he dicho la verdad!—gritó Ron.—Si no me crees puedes hacerme la prueba… prueba con veritaserum. 

—¿Entonces como lo supo?—dijo Harry molesto.—Dijo la profesora McGonagall que era un secreto de James y Lily les confiaron a ellos y dudo que ellos hayan sido los responsables de dilvulgar algo tan…

Su amiga estaba palida y luego miró a Ron con aprensión.

—¿Realmente no dijiste nada?—dijo Hermione a Ron.

—De verdad. Es mi amigo, no lo entregaría a Rita Skeeter. Tal vez fue Sirius Universe. Él es un infeliz aprovechado…

—No fue él.—dijo Harry pateando de nuevo la maleta.—Él es “el Slytherin”. ¿Por qué durante 3 años y medio se comportaba como imbécil? No lo sé, pero él no haría eso…

Su amigo miró a los lados buscando una reclamación.

—¿Y porque lo dices?

Resopló con enfado.

—¡Acuerdate de esas brujas!—dijo Harry jalándose el pelo.—Ellas volvieron locas a esas tres chicas, allá afuera esta la tercera y dos amigas están afuera planeando un ataque.  Por eso esta tan deprimido.

—Y el secuestro de su hermano…—dijo Hermione tapándose la boca.

—No lo recordaba.—dijo Harry con voz baja.

—Bueno… si… pero ¡Yo no he sido! ¡Lo juro por lo más sagrado que no he sido yo!

—¿Entonces quién?

Harry miró a Ron.

—No lo sé… ni se cómo lo hizo. Pero yo no traicionaría a mi amigo ni por todo el oro del mundo.

Harry se sentó en su cama. ¿Ahora que demonios faltaba? Hermione releyó el artículo con fastidio sobre las cursilerías de dos enamorados. Su amiga volvió a componer una cara incrédula.

—Lo que sea Harry. Tenemos que ir a ver a Hagrid.

—Él no me va ayudar.—dijo Harry molesto.

—No es por ti. Es por él.—dijo Hermione mostrándole una fotografía de él.—Rita Skeeter ha escrito que Hagrid es un semi gigante.

El periódico recita: EL GIGANTESCO ERROR DE DUMBLEDORE   El miró la fotografía del profesor de cuidado de criaturas mágicas de cuerpo completo.  Y su expresión bonachona.

Albus Dumbledore, el excéntrico director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, nunca ha tenido miedo de contratar a gente controvertida, nos cuenta Rita Skeeter, corresponsal especial. En septiembre de este año nombró profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras a Alastor Ojoloco Moody, el antiguo auror que, como todo el mundo sabe, es un cenizo y además se siente orgulloso de serlo; una decisión que causó gran sorpresa en el Ministerio de Magia, dado el bien conocido hábito que tiene Moody de atacar a cualquiera que haga un repentino movimiento en su presencia. Aun así, Ojoloco Moody parece un profesor bondadoso y responsable al lado del ser parcialmente humano que ha contratado Dumbledore para impartir la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Rubeus Hagrid, que admite que fue expulsado de Hogwarts cuando cursaba tercero, ha ocupado el puesto de guardabosque del colegio desde entonces, un trabajo en el que Dumbledore lo ha puesto de forma fija. El curso pasado, sin embargo, Hagrid utilizó su misterioso ascendiente sobre el director para obtener el cargo adicional de profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, por encima de muchos candidatos mejor cualificados.

Hagrid, que es un hombre enorme y de aspecto feroz, ha estado utilizando su nueva autoridad para aterrorizar a los estudiantes que tiene a su cargo con una sucesión de horripilantes criaturas. Mientras Dumbledore hace la vista gorda, Hagrid ha conseguido lesionar a varios de sus alumnos durante una serie de clases que muchos admiten que resultan «aterrorizadoras».

«A mí me atacó un hipogrifo, y a mi amigo Vincent Crabbe le dio un terrible mordisco un gusarajo», nos confiesa Draco Malfoy, un alumno de cuarto curso. «Todos odiamos a Hagrid, pero tenemos demasiado miedo para decir nada.»

El Profeta ha descubierto recientemente que Hagrid no es, como ha pretendido siempre, un mago de sangre limpia. De hecho, ni siquiera es enteramente humano. Su madre, revelamos en exclusiva, no es otra que la giganta Fridwulfa, que en la actualidad se halla en paradero desconocido.

Brutales y sedientos de sangre, los gigantes llegaron a estar en peligro de extinción durante el pasado siglo por culpa de sus luchas fratricidas. Los pocos que sobrevivieron se unieron a las filas de Elque—no—debe—ser—nombrado, y fueron responsables de algunas de las peores matanzas de muggles que tuvieron lugar durante su reinado de terror.

En tanto que muchos de los gigantes que sirvieron a El—que—nodebe—ser—nombrado cayeron abatidos por aurores que luchaban contra las fuerzas oscuras, Fridwulfa no se hallaba entre ellos. Es posible que se uniera a una de las comunidades de gigantes que perviven en algunas cadenas montañosas del extranjero. Pero, a juzgar por las travesuras que comete en las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas, el hijo de Fridwulfa parece haber heredado su naturaleza brutal.

Lo curioso es que, como todo Hogwarts sabe, Hagrid mantiene una amistad íntima con el muchacho que provocó la caída de Quien—ustedes—saben, y con ella la huida de la propia madre de Hagrid, como del resto de sus partidarios. Tal vez Harry Potter no se halle al corriente de la desagradable verdad sobre su enorme amigo, pero Albus Dumbledore tiene sin duda la obligación de asegurarse de que Harry Potter, al igual que sus compañeros, esté advertido de los peligros que entraña la relación con semigigantes.

—¡Se metió con él también!—gritó Harry indignado.

—¡Esa mujer no tiene escrupulos!—dijo Hermione con los puños apretados.—¿Y cómo es que se enteró de eso si el fotógrafo estaba allí sacando las fotografías pero ella…?… ella no estaba invitada ir al baile.

—Yo la vi durante el baile.

—Es ridículo, Harry no estaba allí.

—No. En serio yo la vi.

Los dos se miraron como si fuese imposible.

—¡Hasta Universe estaba allí y la vio…!—dijo Harry nervioso pero luego se acordó que debía ir con el profesor Dumbledore pero no fue, fue en momento cuando Universe le dijo sobre el fotógrafo.—Vamos a ver a Dumbledore primero…

—Hagrid debe estar devastado…

—Si pero tengo un asunto que atender con él. Me dijo que fuera a su despacho en la noche pero…

—Estabas pensando en el articulo de Rita Skeeter.—terminó Hermione.—Seguramente te hablará sobre Sirius…

—¡Por mi se puede ir al infierno!—gritó Harry.

—De Sirius, Harry. De tu padrino. –dijo Hermione sorprendida.

Si, las cosas le hacían pensar en cosas de las que no estaba acostumbrado, Harry se levantó de la cama. Si alguien podría decirle algo alentador era Dumbledore o Sirius. Ron y Hermione le siguieron de cerca. El profesor Snape le miró con una sonrisa malévola mientras que Universe recibia libros con tomos oscuros y le miraba con enfado al profesor pero Harry no tenia ni ganas de ver a Snape. Subieron hasta el tercer piso donde estaba el despacho del director.

Él recordó que no le habían dado la contraseña y se quedó viendo como un imbécil a las dos gárgolas.

—¿Cuál es la contraseña?

—No lo sé.—dijo Harry enfadado.—Me dijo que viniera pero no me dio la contraseña.

—Sin contraseña no puedo hacerte pasar, jovencito.—dijo una gárgola.

—¿No crees que deberías investigar sobre la segunda prueba?—dijo la segunda gárgola.

Hermione afirmó con la cabeza pero no le dijo nada a Harry. ¡Todo era estupendo!, estaría allí como un imbécil mientras el profesor venia a su despacho. La profesora McGonagall estaba de pie contemplando a Harry.

—¿Cómo te sientes, Harry?

Iba a decir que se encontraba lleno  de coraje pero la profesora le miró con lastima.

—¿Cómo es que supo esa mujer sobre lo que hablamos?—dijo McGonagall.

—Yo no he dicho nada.—se asustó Ron.

—Te lo creo, Weasley. Ella tenia prohibido venir aquí, solo el fotógrafo estaba invitado por Ludo Bagman.

—Yo la vi.—dijo Harry con enfado.

—Eso es imposible, Harry. El profesor Dumbledore la habría expulsado de inmediato, con ella es capaz de perder la calma.

Los dos estaban allí mirando a la profesora con sorpresa, Harry en cambio estaba molesta con ella porque le hizo pasar el más grande ridículo en su vida.

—Lo siento tanto. No imaginé hasta donde podría llegar esa mujer. De haberlo sabido…

—No lo lamente profesora.—dijo Harry tratando de ocultar su disgusto.—Yo debí… buscar a alguien primero… Supongo a Universe no le cayó en gracia tampoco…

Si, hasta él estaba enfadado. Recordaba a Rossend donde le dijo que no buscaba a nadie para emparejarse. Harry se ruborizó al extremo.

—Esto no se va a quedar así. El profesor Dumbledore se ha movilizado con los del profeta para que quiten ese artículo y el de Hagrid.

—¿El profesor Dumbledore está en su despacho?—dijo una voz.

Vio a Universe con la misma barba descuidada del baile de navidad con ropa muggle, llevaba tenis rojos y blancos, una camisa roja con una estrella y arriba una chamarra afelpada de color café y unos jeans negros.

—No.—dijo la primera gárgola.—Dijo que iria con Rubeus Hagrid.

Universe estaba cargando los libros de Snape.

Él miró a la casita de Hagrid desde lejos.

—¿Qué es eso?—dijo la profesora McGonagall sorprendida.

Harry, Ron y Hermione vieron a la ventana pero había burbujas en el lago. Ella volvió a mirar la ventana y no había ya nada más, Universe se acercó a la ventana.

—¿Qué vio?

—A una mujer enorme.—dijo McGonagall.—Pero fue mi imaginación.

Universe parecía sorprendido.

—¿Era una chica de piel verde y cabello blanquiverde?

—Si. Eso ví…

—¡Malaquite!

Salió corriendo con todo y libros, Harry no entendia nada sobre quien era Malaquite. Harry contemplo a la cabaña de Hagrid.

—Vamos con Hagrid. –dijo Harry.—Debe estar estar mal anímicamente.

Ellos le dieron la razón. Al cabo de quince minutos estaban en la cabaña de Hagrid. Las cortinas estaban corridas, pero los ladridos de Fang se escuchaban. 

—¡Hagrid!—gritó Hermione.—Por favor ábrenos.

Harry se asomó por la ventana pero no pudo ver nada pero el ruido de una puerta se abria al instante.

—Los tres adentro.—dijo Hagrid con la cara hinchada.

—¡Hagrid, creíamos que no abrirías!—dijo Hermione asombrada.

—Si, claro.—dijo Hagrid que se notaba que habia llorado antes.—Y—yo no lo habría hecho… s—si…

Miró a Harry con lastima.

—Entren.

Los tres entraron y vieron al profesor Dumbledore quien se estaba tomando un té al lado de Hagrid.

—Veo con buenos ojos que Hagrid tiene más visitas.

—L—lo siento profesor. Llegamos a ver a Hagrid.—dijo ella con timidez.—Y—ya que…

—Ya que el profesor Hagrid fue calumniado en el diario del profeta.—dijo el profesor Dumbledore.—Lo entiendo, y para mi pesar no fue el único calumniado por esa… mujer.

Estaba claro que el profesor Dumbledore iba a mencionar lo que pensaba de ella y Harry entendia perfectamente que palabra iba a usar. El profesor movió su varita mágica para provocar más la chispa de los leños de madera. 

—El señor Universe vino a mi despacho y me contó todos los por menores de la nota.—dijo Dumbledore.—Y lo vio asqueroso y tuvo que venir a decírmelo y quizó dejarme en claro que él no participó en ninguna de las notas que escribió ella.  

—Si…—Harry se acercó al viejo director.—Profesor, yo la vi durante la cena.

—Es lo mismo que me menciona y creeme que no sabia.—le dijo con una mueca irritable.—Pero está bien… supongo que el profeta busca vender que le importa poco perjudicar la carrera docente de cualquiera.

Hagrid emitió un suspiró profundo, mientras el profesor agitó su varita mágica para servir tres tazas de té. El profesor Dumbledore le dio una carta, Harry la metió en la túnica, Hermione y Ron le miraron aprensivamente.

—Cómo te venía diciendo, Hagrid. No voy a admitir tu renuncia.

—¡No Hagrid!—gritó Hermione.—No renuncies.

—¡Eres el mejor profesor de cuidado de criaturas mágicas!—dijo Ron.—Tus ultimas clases son buenas.

—Si, fue un atine muy acertado lo de los unicornios. Acuerdate que varias chicas estaban muy comodas con ellas.

—Si pero… ellos odiaban a los escregutos de cola explosiva. Malfoy… miraba su cara con desagrado.

—El mira a todos con desgrado.—dijo Harry molesto.—¿Quieres tener la aprobación de él? Nunca la obtendrás porque es un grandísimo…

—Ejem…—carrespeó el profesor Dumbledore.

Hagrid se pasó su mano sobre su cabello. Pero el profesor Dumbledore sacó con interés un pergamino bastante extraño, habia una fina caligrafia de letra pegada y dibujos excelentes, hecho por un verdadero artista.

—¿Ves esto?—dijo Dumbledore con aprensión.—Este informe sobre la investigación de los escregutos de cola explosiva es de Universe.

Él miró el informe.

—¿Y esto qué?

—¿Y qué?—dijo Dumbledore sorprendido.—Para mi esto es una proeza. Ningun profesor de Hogwarts ha hecho que él escriba más de un párrafo, ni siquiera el profesor Snape del cuál lleva más de tres años castigado por sus trabajos flojos. Él incluyó dibujos, mira.

El observó el informe de Universe sobre los escregutos de cola explosiva a detalle, sus dibujos eran excelentes y había coloreado al menos a uno. Su letra cursiva parecía hecha con el mayor esmero posible pero algo le decía que así era la caligrafía del Slytherin.

—Él es un chico muy inteligente, audaz y tiene un talento mágico explendido pero su mente esta en otro lado. Si, presta atención a hechizos y pociones que él cree útiles pero ha dejado en claro que prefiere internarse en la biblioteca y leer otro tipo de lecturas. Al menos tú haz logrado que entregue trabajos de calidad debido a tu pequeña reprimienda.

—Supongo que se siente mal porque no ha capturado a esa… mujer.—dijo Hagrid.

La chica loca que habia matado a todos los escregutos, ella parecía querer más a los unicornios y de vez en cuando le veian acercarse a los potreros pero cuando llegaba a alguien corria internándose en el bosque prohibido.

—Sirius Universe me lo ha repetido tantas veces. Ella no esta en condiciones mentales para saber que hace. Pero al menos ha funcionado un poco contigo, sin mencionar que además de mi, el profesor Flitwick y la profesora McGonagall eres al único que ha respetado. 

Miró a Dumbledore, quizá era una mentira un poco increible pero recordó cuando él calló al profesor Snape.

—¿T—todavía llama a la pr—profesora Trelawney, ojos de libélula?

—No, ahora se burla sobre lo que ha dicho la bola de cristal.—dijo Dumbledore sonriendo.—Y ha hecho una excelente reproducción de la profesora sobre los designios de la muerte.

Hermione se rio pero se puso colorada cuando el director le miró con una sonrisa.

—Y ya te mostré las cartas donde ex alumnos te recuerdan con cariño y me han dicho que si yo te despidiera ellos tomarían cartas en el asunto.

—Pero no todos. –dijo Hagrid.—No todos los padres piensan lo mismo.

—Realmente, Hagrid, si lo que buscas es la aprobación de todo el mundo, me temo que te quedarás en esta cabaña durante mucho tiempo —replicó Dumbledore, mirando severamente por encima de los cristales de sus gafas de media luna—. Desde que me convertí en el director de este colegio no ha pasado una semana sin que haya recibido al menos una lechuza con quejas por la manera en que llevo las cosas. Pero ¿qué tendría que hacer? ¿Encerrarme en mi estudio y negarme a hablar con nadie?       

Alguien tocaba la puerta con insistencia.

—¿Aquí esta el profesor Dumbledore?—oyó decir a alguien.

—Hablando del rey de roma.—le dijo el profesor Dumbledore a Hagrid.—¿Sucede algo?

El venia todo mojado como si se hubiera lanzado al lago.

—Quedamos que me prestaría esos libros.—dijo con vemehencia.

El profesor Dumbledore le miró con sorpresa.

—Así es. ¿Pero recuerdas mi condición?

Él le miró ceñudo.

—Pero no puedo soportar seis meses… baile con Potter, se supone que eso reduce el tiempo del castigo.

—Sirius, no has cumplido con la parte del trato.—dijo Dumbledore con enfado.

—Pero…

—Te los liberaría antes pero te noto más enfermo y delgado…

Dicho eso Universe se levantó los pantalones. ¿Es que estaba bajando de peso?  

—¿Me recuerdas que me prometiste…?

—Comer.—dijo Universe molesto.

—Comer más sanamente y alejarte un momento de la biblioteca.

—Pero… baile con…

—A mi me hubiese gustado que hubieras bailado las demás piezas musicales. Durante el baile dejaste a muchas chicas con las ganas de salir a la pista y le dejaste la labor a los gemelos Pink. Tampoco te habriamos dicho nada si este fin de semana hubieras salido a comer algo con tus amigos.

—Rosier y Selwin están todavía en su casa…

—Te recuerdo que durante la selección de campeones…

—…dije que no son mis amigos nunca más… pero…

—Sabes cuáles son las condiciones… ¿Has dormido?

—Puedo durar días sin dormir ni beber nada…

—De que estoy seguro que puedes durar, pero no debes. Ve a dormir un poco y cuando te levantes te arreglas esa barba.

Él le miró inexpresivamente pero luego gruñó con furia, nunca habia visto a nadie hacer un escandalo, incluso decía las más aborrecibles groserías, Hagrid le miró sorprendido e iba a reprenderlo pero no, el profesor Dumbledore le hizo una seña con la mano deteniéndolo. Harry pensaba que lo hechizaria o le quitaría puntos o lo castigaría gravemente pero dejó que él brincara con furia, parecía un simio violento, Hermione sacó su varita muy discretamente, Ron estaba ceñudo.

—Bueno, si ya acabaste… Ve a tu dormitorio y descanza, sabes que esos libros no te los prestaré hasta que cumplas con tu parte.

—¡Pero…!

—Andando…

El bufó de coraje y cerro la puerta de un portazo. Jamás pensó que Universe en realidad así se comportara con los demás profesores, jamas lo habría pensado.  

—¿Ves?—dijo Dumbledore.—¿Le has visto hacer berrinche semejante?

—No. Nunca.

—A la profesora Sproud ya la tiene harta.—dijo Dumbledore.—Y la profesora Siniestra ha admitido que a intentado usar la mano dura pero no funciona.

—Ya... pero tú no eres un semigigante —contestó Hagrid con voz ronca.

—¡Hagrid, mira los parientes que tengo yo! —dijo Harry furioso—. ¡Mira a los Dursley!

—Bien observado —aprobó el profesor Dumbledore—. Mi propio hermano, Aberforth, fue perseguido por practicar encantamientos inapropiados en una cabra. Salió todo en los periódicos, pero ¿crees que Aberforth se escondió? ¡No lo hizo! ¡Siguió con lo suyo, como de costumbre, con la cabeza bien alta! La verdad es que no estoy seguro de que sepa leer, así que tal vez no fuera cuestión de valentía.

—No te vallas Hagrid —pidió Hermione en voz baja

Hagrid tragó saliva. Nuevas lágrimas se derramaron por sus mejillas hasta la barba. Dumbledore se levantó.

—Me niego a aceptar tu dimisión, Hagrid, y espero que vuelvas al trabajo el lunes —dijo—. Nos veremos en el Gran Comedor para desayunar, a las ocho y media. No quiero excusas. Buenas tardes a todos.

Dumbledore salió de la cabaña, deteniéndose sólo para rascarle las orejas a Fang. Cuando la puerta se hubo cerrado tras él, Hagrid comenzó a sollozar tapándose la cara con las manos, del tamaño de ruedas de coche. Hermione le dio unas palmadas en el brazo, y al final Hagrid levantó la vista, con los ojos enrojecidos, y dijo:

—Dumbledore es un gran hombre... un gran hombre...

—Sí que lo es —afirmó Ron—. ¿Me puedo tomar uno de estos bizcochos, Hagrid?

—Todos los que quieras —contestó Hagrid, secándose los ojos con el reverso de la mano—. Tiene razón, desde luego; todos tienen razón: he sido un tonto. A mi padre le hubiera dado vergüenza la forma en que me he comportado... —Derramó más lágrimas, pero se las secó con decisión y dijo—: Nunca les he enseñado fotos de mi padre, ¿verdad? Aquí tengo una...

Hagrid se levantó, fue al aparador, abrió un cajón y sacó de él una foto de un mago de corta estatura. Tenía los mismos ojos negros de él, y sonreía sentado sobre el hombro de su hijo.

Hagrid debía de medir entonces sus buenos dos metros y medio de altura, a juzgar por el manzano que había a su lado, pero su rostro era lampiño, joven, redondo y suave: seguramente no tendría más de once años.

—Fue tomada justo después de que entré en Hogwarts —dijo Hagrid con voz ronca—. Mi padre se sentía muy satisfecho... aunque yo no pudiera ser mago, porque mi madre... Ya saben. Naturalmente, nunca fui nada del otro mundo en esto de la magia, pero al menos no llegó a enterarse de mi expulsión. Murió cuando yo estaba en segundo.

»Dumbledore fue el único que me defendió después de que faltó mi padre. Me dio el puesto de guardabosque... Confía en la gente. Le da a todo el mundo una segunda oportunidad: eso es lo que lo diferencia de otros directores. Aceptará a cualquiera en Hogwarts, mientras valga. Sabe que uno puede merecer la pena incluso aunque su familia no haya sido... bueno... del todo respetable. Pero hay quien no lo comprende. Los hay que siempre están contra uno... Los hay que pretenden que simplemente tienen esqueleto grande en vez de levantarse y decir: soy lo que soy, no me avergüenzo. Mi padre me decía que no me avergonzara nunca, que había quien estaría contra mí, pero que no merecía la pena molestarse por ellos. Y tenía razón. He sido un idiota. Y, en cuanto a ella, no voy a volver a preocuparme, os lo prometo. Esqueleto grande... Ya le daré esqueleto grande.

Harry, Ron y Hermione se miraron nerviosos unos a otros. Harry antes se hubiera llevado de paseo a cincuenta escregutos que admitir ante Hagrid que había escuchado su conversación con Madame Maxime, pero Hagrid seguía hablando, aparentemente inconsciente de haber dicho algo extraño.

—¿Sabes una cosa, Harry? —dijo, apartando la mirada de la fotografía de su padre, con los ojos muy brillantes—. Cuando te vi por primera vez, me recordaste un poco a mí mismo. Tus padres muertos, y tú te sentías como si no te merecieras venir a Hogwarts, ¿recuerdas? ¡Y ahora mírate! ¡Campeón del colegio! —Miró a Harry un instante y luego dijo, muy serio—: ¿Sabes lo que me gustaría, Harry? Me gustaría que ganaras, de verdad. Eso les enseñaría a todos... que no hay que ser de sangre limpia para conseguirlo. No te tienes que avergonzar de lo que eres. Eso les enseñaría que es Dumbledore el que tiene razón dejando entrar a cualquiera siempre y cuando sea capaz de hacer magia. ¿Cómo te va con ese huevo, Harry?

—Muy bien —dijo Harry

—Genial. En el entristecido rostro de Hagrid se dibujó una amplia sonrisa. —Ése es mi chico... Muéstraselo, Harry, muéstrales quién eres. Véncelos.

No era lo mismo mentir a los demás que hacerlo con Hagrid. Aquella tarde Harry volvió al castillo con Ron y Hermione, incapaz de desvanecer la imagen de la expresión de contento en la cara de Hagrid cuando se lo había imaginado ganando el Torneo. El incomprensible huevo pesaba aquella noche más que nunca en la conciencia de Harry, y, cuando volvió a la cama, se había forjado un propósito muy claro: era momento de averiguar que eso era eso del huevo.


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