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Harry Potter y el misterio del diamante. por Maryk0k0

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Harry despertó en una cama de la enfermería de Hogwarts allí estaban Hermione y una niña que discutían con el ministro de magia que se encontraba realmente orgulloso de su labor hecha, lo último que recordaba era a Sirius junto con Regulus el cual era protegido, abrazados mutuamente por el temor de volverse a perder.

—¡Aquí el único monstruo eres tú!—gritó la chica de Slytherin con lágrimas en los ojos.

El profesor Dumbledore le hizo una seña para que guardara silencio pero parecía estar tan molesta con aquello, había juntado sus yemas de los dedos pero parecía meditabundo, a pesar de los gritos, Hermione lloraba en silencio.

—¡Les he dicho la verdad, todo el tiempo!—gritó la Slytherin pero recibió una cachetada del ministro.

Hermione ahogó un grito de sorpresa, Harry se dio cuenta que no se trataba de una niña, sino de Universe, Sirius Universe, un chico bastante torpe muy parecido a Neville Longbottom pero era solitario y extraño sin mencionar que era infantil, Harry sabía que no tenía nada que ver con el Slytherin que les salvó y descubrió todo, pues Universe era bastante torpe con las peores calificaciones, además que nunca había  demostrado ser “un cambia formas” era tan inútil que tanto los Slytherin como los Gryffindor opinaban que él era mucho más inepto que Neville, un casi squib de no ser que se habia visto practicar encantamientos reparo en la biblioteca, al menos con maestría.

—No les llevamos a Azkaban porque sabemos lo que Sirius Black puede hacer. Hemos tomado parecer al profesor Snape sobre su comportamiento, señor.

El chico había llorado gruesas lágrimas en sus ojos.

—Sabemos los efectos nocivos de la maldición imperius y lamentamos que hayan sido participes de tan lamentable hecho, no sabíamos que hubiera un animago en la sala común de Gryffindor.—dijo Albus Dumbledore.

—¡NO!—gritó Harry enfadado.—¡Sirius y Regulus son inocentes! ¡El verdadero guardián de los Potter, escapó! ¡Fue Peter Pettigrew!

El ministro le miró con lástima.

—Pobre muchacho, ha sido engañado.—dijo el ministro con lastima.

A Harry le rodaron dos lágrimas por Sirius y Regulus, los dos habían sido condenados al beso de dementor, no lo encontraba justo. Ron estaba dormido en su cama con una tablilla en su pie.

—¿Qué va a pasar con los hermanos Black y con el profesor Lupin?—dijo el profesor Dumbledore.

—Los hermanos Black van a ser besados, eventualmente. Sin embargo, el profesor Lupin tendrá un juicio, no es ningún secreto que él era amigo íntimo de Sirius Black y el que haya ocultado todo el tiempo que es un licántropo, aumenta sus posibilidades al beso…

—Si me permite mi opinión.—dijo Dumbledore.—El profesor Lupin ha sido una víctima de la poción de amor en varias ocasiones…

—¡¿Cómo puede decir eso?!—gritó Hermione pero el Slytherin le sujetó de las mangas mientras soltaba lagrimas gruesas.

—Gracias.—dijo el profesor Dumbledore con una cara imperturbable. —Cómo iba diciendo, siempre fue atraído a pociones de amor y maldiciones imperius por parte de Sirius Black, un hobby asqueroso si me lo pregunta.

—¿Una víctima?—dijo el ministro rascándose la cabeza.—Tendría sentido que magos bajo la maldición imperius controlen a otros con la maldición controladora.  Pero no si él es un hombre lobo…

—Eso lo sabemos desde siempre.—dijo Dumbledore con paciencia.—Desde que era un joven estudiante…

—¡¿Cómo?!

El ministro estaba nervioso de escuchar eso desde el mismo director,  se encontraba sudando e incluso parecía no querer comprender las razones del profesor Dumbledore por aceptar a un hombre lobo como profesor y menos como un estudiante, con un pañuelo se retiró su sudor helado.

—Como lo oye.—dijo el director con calma. —Nosotros no discriminamos a nadie y todos pueden venir a estudiar el colegio siempre y cuando ellos quieran aprender. Tenemos a un estudiante americano, si no lo ha notado.

—Sí, sí. Esos yonquis y sus ideas raras de muestras de amor exageradas…

—Concuerdo con usted, sin embargo retomando nuestra charla—dijo Dumbledore.—El profesor Lupin, ha desempeñado una importante labor como profesor, es un excelente docente y ha sido tan responsable para tomar la poción matalobos, como pudo ver, está siendo lucido… un poco enfadado… pero lúcido. Nunca hemos tenido ningún problema con su comportamiento y le aseguro que él es inocente.   

El ministro de magia lo miró como si fuese un idiota pero luego calló que su reacción era normal y que estaba bien.

—Me parece que es muy blando, profesor Dumbledore.—admitió con calma. —Pero supongo que tiene razón.

—¿Entonces que va a hacer con los hermanos Black? Quiero hablar con ellos, si se puede…

—Se podrá. Ellos aún no han sido besados debido a esos muchachos de Slytherin… los aurores no han encontrado donde podrían estar…

¡Sirius y Regulus estaban vivos, había esperanza!

—Supongo… que estaban bajo la maldición imperius.

—¡Pobres muchachos!

El ministro de magia miró a los niños que estaban levantados, Harry estaba herido, era traicionado por el director, el chico de Slytherin le pidió que guardaran silencio ante la llorosa Hermione pero antes de cerrar la puerta, el profesor les dio una advertencia.

—Creo que con tres vueltas bastará.—dijo apuntando a Hermione.—Quizá, con un poco de suerte podrán salvar a más de un inocente.

—Claro…—dijo el Slytherin convirtiéndose en un joven Snape.

Cuando cerró la puerta el joven Slytherin fue donde estaban unas túnicas negras con corbatas de Slytherin. Hermione se limpiaba sus lágrimas y asintió con la cabeza.

—Ya oyeron…—dijo el joven Snape.—Tenemos tres horas.     

—¿De que estas hablando?—dijo Harry nerviosamente mientras Hermione le tendía a Harry una túnica verde.

—El profesor Dumbledore… le tendió a Fudge una trampa.—dijo ella con convicción.—¿Qué haces?

—Nadie supo quién eran…—dijo poniéndose una máscara y le tendió una a Harry y otra a Hermione. –Levántate Potter, tenemos cosas que hacer.

Él se levantó de un brincó y se puso la túnica rápidamente, luego Hermione tomó un reloj que tenía por collar y se la puso al Slytherin y luego a Harry, Ron había despertado y estaba muy desorientado.

—¿Qué sucede?

—Nada. Tú descansa…—dijo el Slytherin.—Dijo tres vueltas, tres horas.

—Ya lo sé…

—¿Qué es eso Hermione?

—Hace tres horas te lo dijo.—dijo el Slytherin burlonamente.

La chica castaña les puso el collar el cual se había alargado, tal cual era su capa invisible, le dio cuatro vueltas al reloj, Harry sentía que el tiempo se movía en una sola dirección y lo hacía para atrás, había colores de muchas tonalidades solo que se veía muy borroso, Harry gritó pero no estaba seguro si se escuchó su grito.

Estaban en el vestíbulo que en esos momentos estaba solo, lleno de pocas personas, allí estaban varios Slytherin incluyendo a Universe que estaba leyendo sobre curación, siempre leyendo de temas que nunca en su vida podría comprender.

—¿Qué pasó?

—¡Ahí dentro! —Hermione los cogió del brazo y los arrastró por el vestíbulo hasta la puerta del armario de la limpieza y lo aventó donde estaban los cubos y los trapos. Entró ella tras él y cerró la puerta.

—¿Qué…? ¿cómo...? Hermione, ¿qué ha pasado?

—Hemos retrocedido en el tiempo.—susurró Hermione, quitándoles la cadena a ambos.—Tres horas.

—Me pareció raro ver a Universe allí.—dijo el Slytherin.

—¿Por qué?

Él sonrió.

—Ya sabes… se la pasa en la biblioteca siempre leyendo cosas raras.

—Si.—dijo Hermione sin creérselo.—Hace su mejor intento por mejorar, ¿Qué estará haciendo?

Miró a Universe y luego escuchó pasos pero no habia nadie más, recordó que antes de ir con Hagrid se habian topado a Universe el cual parecía bastante contento consigo mismo a pesar de haber vomitado en la clase de Snape, esos pasos querían decir que eran ellos bajo la capa.

—Entra.—dijo el Slytherin con nerviosismo.

Nadie los veía porque iba bajo la capa invisible a pasos lentos pero el niño los logró escuchar, al menos eso pensaba Harry. Universe parecía quedarse allí, jugando con el ridículo peluche que siempre cargaba.

—¡Oye Universe!—dijo un Slytherin.—El profesor Snape está revisando tu trabajo y te ha encargado más resúmenes…

—¿Es que no piensa en otra cosa que pedir resúmenes?—dijo molesto mientras se dirigía al despacho.—¿Qué no tiene una vida?

—Tiene razón.—dijo Harry con una sonrisa.

—Gracias al cielo.—dijo Hermione viendo a Universe salir de allí.

—¿De dónde has sacado ese reloj de arena?—preguntó Harry.

—Se llama giratiempo.—explicó Hermione.— Me lo dio la profesora McGonagall el día que volvimos de vacaciones. Lo he utilizado durante el curso para poder asistir a todas las clases. La profesora McGonagall me hizo jurar que no se lo contaría a nadie. Gracias a él he podido asistir a varias clases que tenían lugar al mismo tiempo, ¿Por qué nos ha dicho que retrocedamos tres horas? ¿En qué va a ayudar eso a Sirius?

Harry la miró en la oscuridad.

—Quizás ocurriera algo que podemos cambiar ahora. —dijo pensativo.—¿Qué puede ser? Hace tres horas nos dirigíamos a la cabaña de Hagrid...

—Ya estamos tres horas antes, nos dirigimos a la cabaña.—explicó Hermione.—Acabamos de oírnos salir.

Harry frunció el entrecejo. Estaba estrujándose el cerebro.

—A eso se refería Dumbledore de salvar a más de una víctima.—dijo Harry.—Salvaremos a Buckbeak…

—No lo había pensado.—dijo el Hermione.—Es un buen vehículo de escape…

—¿Pero dónde está Sirius?

—En el despacho de Flitwick, lo sé porque soy soy legemerante.—dijo el Slytherin sin entender nada.—Yo sé dónde está.

—Entonces si vamos a rescatar a Buckbeak, nos vámonos ya…

Los tres ya no habían pensado en nada, si era o no un vehículo de escape, Harry podría hacer ir a Sirius y a su hermano en él pero no a Remus Lupin. Harry no quería pensar que sería enviado a Azkaban si todos eran inocentes, el Slytherin los había guiado por los árboles donde no serían vistos por nadie, incluso por sus versiones más jóvenes.

—¿Y si vamos por Pettigrew?

—No creo que sea necesario.—dijo el Slytherin.

—¿Por qué no?

—Estarías violando las leyes de la magia y el tiempo.—dijo Hermione.—Nadie puede verte a ti, ni siquiera tú.

—Pero Pettigrew está allí…

—Hazle caso.—dijo el Slytherin.—Mi hermanito tomó un reloj de arena como el de ella sólo que más sofisticado y como él creyó que todo estaba bien porque él, podía formar un grupo musical junto con sus versiones, se salió de control…

—¿Cómo lo resolvió?

—Todas sus versiones murieron menos él, está en casa… traumado… no volverá a ver un reloj de arena en su vida…

—Pero es imposible…

—Ya dije que son relojes sofisticados… no entiendo que pasó pero según Garnet eran relojes de multiversos… el tuyo es universo… es lineal estrictamente de ese modo… No vale la pena sacrificarte a ti mismo, Potter, Pettigrew no lo vale.

—Pero podríamos evitarlo…

—Podrías bifurcar el tiempo como lo hizo él, llamarías al caos y quizá tus versiones antes y después desaparezcan.

Siguieron caminando por el bosque detrás de los árboles, donde esperaba no llamar la atención de los centauros. Aunque había llamado la atención de un unicornio.

—¿Qué sucede?—dijo el Slytherin.—¿No quieres atacarnos a nosotros dos, amiguito?

El unicornio salió del bosque relinchando como si fuese un caballo pero parecía realmente molesto, lo único es que no les atacaría.

—Me imagino que estábamos en límites de su territorio.—dijo el Slytherin.

—¿Cómo sabes eso?

—Dah, leo animales fantásticos y donde encontrarlos, de hecho es el único manual confiable. El unicornio no nos atacó a Potter y a mí porque no estábamos dentro de su territorio.

—Pero también podría haber atacado a Hermione.

—Los unicornios suelen atacar a niños y hombres. Recuerdo que hace años uno me usó de saco de box y me dejó tirado por horas… pobre de mi hermano, esa vez lloró desesperado porque mi columna se partió en dos.  

—¿El también es un mago?

—Sí, también. Digamos que mamá era bruja pero papá es muggle. Aun así me regañó sobre ir a una “misión mágica” sin supervisión de mis tías. Éramos dos enanos de 8 años.

Se imaginó el cómo es que el unicornio debió haberlo pisado tanto que también sintió dolor, Harry corría con mucha suerte que el unicornio estuviese lejos y solo relinchara por el enfado, no sabía que había criaturas como esa en el bosque prohibido.

Después de caminar, Harry miró donde estaban la cabaña de Hagrid, en el interior podía escuchar como Hagrid les despachaba de nuevo, era el momento ideal para ir a salvar a Buckbeak.

—Espera.—dijo Hermione.—Deja venga la comisión.

—Pero es el momento.

—Necesitamos que vean que Buckbeak está aquí o culparán a Hagrid.

Al cabo de varios minutos más podría escuchar varias voces, entre ellas el profesor Dumbledore, el anciano de la comisión, el ministro de magia y el verdugo, nunca sintió tanto asco por aquellos personajes, el joven Snape estaba de espaldas a un árbol con una pose genial pero se notaba en sus ojos oscuros que estaba muy molesto.  

—¿Dónde está la bestia? —preguntó la voz fría de Macnair.

—Fu... fuera. —contestó Hagrid.

Harry había perdido su tiempo pero escondió la cabeza cuando Macnair apareció en la ventana de Hagrid para mirar a Buckbeak. Luego oyó a Fudge.

—Tenemos que leer la sentencia, Hagrid. Lo haré rápido. Y luego tú y Macnair tendrán que firmar. Macnair, tú también debes escuchar. Es el procedimiento. El rostro de Macnair desapareció de la ventana.

Tendría que ser en ese momento o nunca.

—Espera aquí. —susurró Harry a Hermione.—Yo lo haré.

Mientras Fudge volvía a hablar; Harry salió disparado de detrás del árbol, saltó la valla del huerto de calabazas y se acercó a Buckbeak.

—«La Comisión para las Criaturas Peligrosas ha decidido que el hipogrifo Buckbeak, en adelante el condenado, sea ejecutado el día seis de junio a la puesta del sol...»

Harry miró los feroces ojos naranja de Buckbeak e inclinó la cabeza. Buckbeak dobló las escamosas rodillas y volvió a enderezarse. Harry soltó la cuerda que ataba a Buckbeak a la valla.

—«... sentenciado a muerte por decapitación, que será llevada a cabo por el verdugo nombrado por la Comisión, Walden Macnair...»

—Vamos, Buckbeak —murmuró Harry.—ven, vamos a salvarte.

Sin hacer ruido, sin hacer ruido...

—«... por los abajo firmantes.» Firma aquí, Hagrid. Harry tiró de la cuerda con todas sus fuerzas el Slytherin había tirado del otro extremo saliendo de la nada, Buckbeak había clavado en el suelo las patas delanteras no pudo hacer nada con el tironeo de ellos dos juntos.

—Bueno, acabemos ya. —dijo la voz atiplada del anciano de la Comisión en el interior de la cabaña de Hagrid.

—Hagrid, tal vez fuera mejor que te quedaras aquí dentro. Es demasiado para ti.  

—No, quiero estar con él... No quiero que esté solo. Se oyeron pasos dentro de la cabaña.

—Muévete, Buckbeak —susurró Harry.

El hipogrifo echó a andar agitando un poco las alas con talante irritado. Pero ya estaban cerca de un árbol, el slytherin le tiró más de la cuerda pero corría el riesgo de que el hipogrifo se fuese a enojar.

—Un momento, Macnair; por favor.—dijo la voz de Dumbledore.—Usted también tiene que firmar.

Buckbeak dio un picotazo al aire y anduvo algo más aprisa. Por fin los dos habían librado venir al espesor del bosque. El Slytherin con el rostro de Snape le hizo una sonrisa brillante, ¿Así que así se vería Snape si sonriera? ¡No se veía mal!

—¿Dónde está? —dijo la voz atiplada del anciano de la comisión.—¿Dónde está la bestia?  

—¡Estaba atada aquí! —dijo con furia el verdugo.—Yo la vi. ¡Exactamente aquí!

—¡Buckbeak! —exclamó Hagrid con voz ronca.

El hipogrifo quería ir con Hagrid pero Harry y el Slytherin le detuvieron en seco, Hermione se aferraba la cara con sus uñas.

—Allá viene Fudge…—dijo Hermione.—Junto al verdugo.

El verdugo había traído una larga navaja para asesinar a Buckbeak, el Slytherin estaba expectante.

—Esa alma grita.—dijo el Slytherin.—Ha matado a muchísimas personas.

—Él es Macnair. Trabaja en el ministerio.

—Él debió ser mortifago.—dijo él con convicción.

Harry estaba seguro que él no mentía pero entendía que la forma de hablar del Slytherin era extraña aunque estaba del todo seguro que le decía la verdad ¿Qué es lo que pasaría si alguien se viera bajo la maldición imperius, o si alguien mataba por accidente? ¿Qué ocurría si para matar a alguien era para salvarte o salvar a alguien más? Harry no lo entendía del todo, el chico quien parecía tener la apariencia de un joven Snape le hacían ver alguien atractivo a pesar de todo.

—Ahora qué.

—Vamos a internarnos en el bosque prohibido.—dijo el Slytherin.—Y volveremos dentro de dos horas en el momento que atacaron a los hermanos.

—Pero podríamos llamar la atención con Buckbeak.

—No si lo amarramos primero.

Harry y el Slytherin tomaron de la correa a Buckbeak, a lo lejos podría ver cómo eran atacados por Sirius, se mostraba que era realmente terrorífico, momentos después vio que la pierna de Ron fue rota, escuchándose desde allí.

—¡Ssss!—Harry y el Slytherin hicieron un ruido por el dolor.

 Harry vio las patéticas acrobacias de Hermione con intentar pasar al árbol pero cuando su cuello fue preso por una rama del árbol, escuchaba con toda claridad como pedía ayuda. Hermione estaba asustada y se sujetó el cuello pero una niña de una trenza salió por la ventana y lanzó una maldición rosada cortando la rama, la niña vestía la misma ropa que el Slytherin.

—¿Eres tú?—dijo Hermione avergonzada.

—Para que voy a negarlo.—dijo él.—Me estaba burlando de esa pecosa ridícula y ya venía con el jugo para el profesor Lupin.

—Y—yo… Gr—gracias por salvarme.

—Supongo que para eso estamos, para ayudarnos.

Harry por primera y al parecer una vez en su vida sentía aprecio por Slytherin, Hermione parecía muy sonrojada por ser salvada por un chico bien portado, no creía que a Ron le hiciera en gracia.  Esperaron varios minutos y vieron que el profesor Lupin entró en entrada y alrededor de 10 minutos después iba el Slytherin que cambio a una apariencia más adulta, mostrando ser un hombre de piel oscura y una larga trenza.

—Ya es el momento ¿no? Todos estamos adentro.

—Mira eso.

Hagrid  apareció contento por lo ocurrido con el hipogrifo, incluso cantaba y seguramente habia bebido demasiado, el slytherin estaba bastante avergonzado de verlo ebrio.

—Supongo que no le culparon y bebió.—dijo el Slytherin.

El regresar al castillo caminando en zigzag le indicaban que si estaba ebrio.

—Bien por él, sólo que no tome mucho.—dijo el Slytherin.

La espera era larga pero estaban seguros que no vendría nadie, el Slytherin miró rápidamente hacia el bosque donde su capa invisible estaba tirada, eso explicaba porque no lo vio de regreso al bosque porque fue corriendo por ella, luego se la entregó a Hermione.  El Slytherin había mostrado su varita cuando Hermione salió del túnel y luego el profesor Lupin. Harry sabía que venía la transformación pero no ocurrió nada más mal. El Slytherin miró a Harry con aprensión.

—He pensado y es mejor que lo hagamos Granger y yo. Y tú deberías tener a Buckbeak listo para zapar.

—Pero son aurores.

—Tengo trucos bajo la manga.—dijo él convencido.—Y si en el pasado no nos encontraron quiere decir que no saben quiénes somos, ocultos bajo la capa invisible, nos vemos por la cabaña de Hagrid. Pero primero… voy a lanzar un patrunus para repelerlos…

—Y—yo también sé el encantamiento.

—Entonces es mejor dos animalitos en vez de uno.

—¿Animales?—dijo Hermione confundida.

Miró en el momento oportuno, el Slytherin estaba agitando las manos para evitar que vinieran pero fue el momento que los dementores venían. Harry agitó su varita mágica, no recordaba que hubiesen llamado al patronus pero era necesario para rescatar a Sirius y a Regulus.

—¿Listo?

—Listo. A la cuenta de 3… 1, 2….—miró a los dementores acercárseles.—3...

—¡Expecto patronum!—gritaron los dos niños.

Un inmenso león salió de la varita del Slytherin, del otro extremo de su propia varita salía un ciervo, un ciervo que representaba a su propio padre, el cual no paraba de recordarlo esa noche, Harry notaba que Sirius estaba inconsciente pero volvía a la vida con ese patronus. Hermione y el Slytherin corrieron hacia adentro del bosque, Harry y Buckbeak del otro lado para despistar a los aurores, se le ocurrió mirar hacia el otro lado y vio que los dos magos habían tropezado de las rodillas.

—¡Corre! ¡Nos alcanzan!

Harry tenía fe. Si no sabían quién eran podría saber que huyeron con éxito, Harry se montó en Buckbeak y los dos juntos surcaron el cielo sin que nadie supiera que estaban arriba, al cabo de un rato vio como los aurores volvían derrotados hasta donde estaba Dumbledore y el Slytherin del pasado y tomaban los cuerpos de Sirius y Regulus que se encontraban desmayados, Ron era cargado en una camilla junto con Hermione y Harry era cargado en una camilla individual por otra parte, los aurores no querían tocar a Lupin.

Al cabo de media hora, Buckbeck aterrizó hasta donde estaban Hermione y el Slytherin en medio de la cabaña de Hagrid, lejos de su cabaña. Buckbeak aterrizó hasta donde estaban ellos.

—Vamos Buckbeak, tienes una vida que vivir en libertad.

Harry sintió como el slytherin montaba en Buckbeak y atrás de él iba Hermione, el animal sintió el peso pero pudo alzar sus alas, Hermione se aferró al niño pero él no, parecía acostumbrado a volar. Harry maniobró con Buckbeak por lo menos por 20 minutos más, Hermione le decía que tenían que llegar a la enfermería a tiempo.

Si no estuviese haciendo algo ilegal y tuvieran el tiempo suficiente, podría admirar al castillo y todo el bosque prohibido, el Slytherin le habia sujetado del hombro y pudo oler su aroma, tenia un delicioso olor a miel y flores silvestres y sobre todo a tierra mojada. Harry se sentía sonrojar por ir fuertemente abrazado a él aunque Hermione iba aferrada a él desde la parte de atrás.

—La ventana de Flitwick está allí…—le dijo al oído lo que provocó que su piel se erizara.  

Harry miró sin saber que hacer pero Hermione gritó bombarda y tiró la pared como una bola de demolición, el hipogrifo el cual volaba, desaparecía el polvo para dejar ver su interior.  

—Eso si es eficiencia.—dijo el Slytherin admirado.—¡Blacks!

El prófugo de la justicia había salido junto a su hermano con grilletes en las manos pero reía como un loco.

—¿Y Remus?—dijo Harry sorprendido.

La risa de Black se calló.

—No nos vamos a preocupar por él.

—¿Por qué no?—gruñó Black.

—Lo tomaron que estaba bajo la influencia de una maldición o una poción de amor.

El hermano de Black rio a carcajadas.

—No pierdan el tiempo y tomen a Buckbeak.—dijo Harry entrando con el hipogrifo hacia el despacho. El Slytherin le liberó de sus grilletes con el movimiento de su varita.

——Perfecto Harry.—dijo Black montándose en el hipogrifo pero él rechisto.

—Vamos Regulus, sigues tu… transfórmate en gatito.

No tuvieron que decírselo, Regulus volvió a su apariencia de gato feo y fue a los brazos de Sirius, Harry sentía que Buckbeak no iba a soportar más peso pero lo logró, los cinco fueron hasta donde estaba lejos del bosque prohibido al escuchar los guardianes de la celda de los Black.

—¡Vámonos!—gritó Black.

En ese justo momento, los aurores estaban viendo a los niños pero debido a sus antifaces no reconocían quienes eran, el Slytherin les lanzó un potente confundus a ambos antes de abrir la puerta. Buckbeak alzó sus alas y salió volando en dirección al bosque prohibido con ambos Black y todos riéndose como locos del manicomio.

 

El hermano de Black, Regulus estaba bebiendo agua del lago y lo hacía con forma humana, Sirius estaba viendo a Harry con orgullo, casi como un padre.

—¿Cómo supieron que estábamos allí?

—Él es legemerante.—dijo Hermione apuntando al Slytherin.

El niño estaba viendo su reloj para ver cuánto tiempo les quedaba.

—Al menos eso si fue útil.—dijo Regulus.—¿Qué tanto viste adentro de la mente de Dumbledore?

—¿De Dumbledore?  Yo me metí en la mente de Fudge.—dijo con una voz amigable pero luego dijo con una voz amenazadora.—Mis intenciones iniciales eran corromperle su mente hasta la locura. 

—Ya veo.—dijo Regulus nerviosamente.

—No quiero correrlos y todo eso, ¿Pero no deberían irse?—dijo el Slytherin.

—Cierto, cierto…

—¿No piensas revelarnos tu nombre?—dijo Regulus al Slytherin.—La verdad quisiera saber el nombre de nuestro pequeño cómplice y más si es un compañero Slytherin.

—No. Lo siento. De hecho ahora que llegue el profesor Snape voy a tener muchos problemas…—dijo el Slytherin.—Supongo que me gusta que nadie sepa quién soy, es decir, toda mi vida he sido así.

—Supongo que nos veremos de nuevo.—dijo Sirius saludándolo con la mano.

—Supongo, uno nunca sabe.

Sirius Black le miró a Harry con melancolía.

—Hay algo último que quiero decirte. –dijo Sirius con orgullo.—James y Lily me nombraron como tu padrino, Harry…

—Eso ya lo sabía.—dijo Harry con melancolía.—Que eres mi padrino y el padrino de bodas.

—Había tantas cosas que querría hacer contigo pero supongo que primero debemos encontrar a Peter, de nuevo.—le miró con preocupación. —Ahora que esta suelto es bastante peligroso. Quizá buscara a Voldemort y quien sabe, ayudarlo a alzarse de nuevo.

Harry palideció, había recordado la profecía de Trelawney. Hacía apenas 12 horas que había tenido el examen de adivinación donde ella les evaluaba individualmente. Su cuerpo se tensó, su voz se convirtió en una de ultratumba, sus ojos se habian desorbitado en lo más poderoso extremo.  Sus palabras aun retumbaban en sus oídos:

«Sucederá esta noche. El Señor Tenebroso está solo y sin amigos, abandonado por sus seguidores. Su vasallo ha estado encadenado doce años. Hoy, antes de la medianoche, el vasallo se liberará e irá a reunirse con su amo. El Señor Tenebroso se alzará de nuevo con la ayuda de su vasallo más grande y más terrible que nunca. Hoy... antes de la medianoche... el vasallo... irá... a reunirse... con su amo...»

 —Supongo que sí.—dijo el Slytherin tomando a Potter del cuello.—Ya vámonos o nos cerrarán la enfermería y Snape gritará y gritará y no me dejará en paz porque él me mandó a darle la poción matalobos a Lupin y ayudé a un ex convicto. ¡Ah, ya puedo oírlo!

—Cuando todo esto acabe, nos reuniremos, Harry. Es una promesa.—dijo Sirius.—Te mandaré cartas…

—Claro.  Nos vemos a la próxima y cuídate.—dijo Harry mientras que Sirius se montaba en Buckbeak y Regulus iba atrás.

—Oye Regulus.—dijo Hermione con el ceño fruncido.—No le cuentes a nadie sobre aquella travesura que le hice a Lovecraft.

—¡Oh, eso!—dijo Regulus riéndose.—¡Eso fue malvado a lo Sirius Black!

—¿Tiene madera de merodeador?

—Oh sí, lástima que es mucho menor que tú.

Los dos rieron a carcajadas ante la ruborizada Hermione. Harry fue aprendido a los brazos del Slytherin junto con Hermione.

—Ya váyanse.

El hipogrifo abrió sus alas y salió volando por el cielo, Harry vio como el hipogrifo y su jinete se iban convirtiendo en un punto en el lejano cielo estrellado, Hermione le sujeto de la mano.

—Harry tenemos que irnos.

Habían llegado corriendo hasta donde iba la enfermería, habían llegado justo a tiempo cuando el profesor Dumbledore había apenas cerrado la puerta. Hermione vio su reloj de mano, parecía concentrada en el reloj.

—Primero, esperaremos a ver cuando desaparezcan y los otros no vean que les hemos visto irse.

—Sí, los esperaremos pero a mí, Snape me jalará de los cabellos.—dijo el Slytherin.

—No creo que lo haga.—dijo Dumbledore.—Al final, estabas bajo la maldición imperius.

El Slytherin abrió los ojos nada más imaginarse a Snape gritándole sobre haber liberado a Sirius Black, Harry le dio unas palmadas dándole ánimos.

—Gracias.

—Listo…—dijo Hermione.—Vamos adentro…

Ron estaba tan pálido, no entendía que es lo que acababa de suceder para él pero en realidad, para ellos había transcurrido tres horas.

—¿Qué ha sucedido?

—¿Ya puedo estar a solas con mis pacientes?—dijo ella molesta.—Ustedes tres, vuelvan a la cama. ¡Andando!

Los tres niños se fueron hasta donde estaban sus respectivas camas, no les había dicho nada sobre llevar el uniforme de los Slytherin pero se lo quitó rápido y los dejó donde estaban, el Slytherin corrió sus cortinas, donde no podría ver de quien se trataba pero él iba a respetar su privacidad, seguramente tenía sus motivos para no revelar su verdadero nombre y rostro.

Harry tomó se recostó sobre su cama y recibió de la enojada señora Pomfrey un chocolate caliente, sin embargo sentía que sus mejillas ya estaban calientes y no había necesidad del chocolate.


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