El fuerte llanto del bebé era lo que lo mantenía despierto a esas horas de la madrugada, haciendo que gruñera un poco por aquello, comenzando a comprender el porqué los saiyajines habían decidido criar a sus bebés en capsulas de incubación. Se había dicho que era para que aumentaran su poder de pelea y que estuvieran bien de salud siempre, pero ahora estaba realmente convencido que era para no escuchar el llanto incesante que debían dar los bebés en sus primeras semanas.
— ¿Por qué llora tanto? — Preguntó sin poder evitarlo, mientras se levantaba de la cama donde había estado recostado, viendo como el alfa tomaba con cuidado al pequeño bebé, que era Amarant.
Podía ver como el bebé hacía pequeños pucheros, mientras se acurrucaba en el calor del alfa, pero no parecía ser lo que deseaba en realidad, por lo que una idea le vino a la mente. Cuando Amarant había nacido, sólo se había quedado callado cuando él lo había tomado en brazos, por lo cual debería haber una relación entre su olor y en la calma del bebé.
— No lo sé, no se ve mal ni nada — Kakarotto tenía la misma cara de sueño que él tenía en ese instante, pero podía ver como el alfa de verdad se estaba esforzando por ver qué era lo que tenía el pequeño beta entre sus brazos.
— Dámelo — Le gruñó, siendo que el alfa obedeció, entregando el pequeño bebé que gimoteaba haciendo pequeños pucheros al omega.
Esa pareció ser la solución a todos los problemas en realidad, pues al sentir su olor y su calor, el pequeño beta se tranquilizó, dejando de llorar finalmente, abriendo sus grandes y obscuros ojos para observar al que era su progenitor, que tenía un gesto de cansancio en su rostro, no podía evitarlo. Parir y luego no poder dormir bien por los llantos del bebé no hacían lo mejor ni con su ánimo ni con sus gestos, pero ahí estaba.
— Le prepararé un biberón para que duerma — Perezosamente Goku se fue a la cocina de aquella cabaña que había sido su hogar cuando era un niño pequeño, aquella cabaña que había experimentado cambios en los últimos meses. Si bien hubieran podido solucionarlo todo con una de las capsulas de Bulma, su instinto le había dicho que él debía mejorar su hogar, siendo que ahora las habitaciones estaban más marcadas y el bebé tenía su propio cuarto, al igual que Gohan para cuando se quisiera quedar con ellos o se le hiciera muy tarde para volver.
Vegeta por su parte únicamente se acurrucó a aquel pequeño en su pecho, pudiendo ver como lo observaba. Nunca había sido dado a los niños, mucho menos a seguir sus instintos de omega, pero ahora esa era su situación, tenía una unión con un alfa —el único alfa que seguía con vida luego de la destrucción del planeta Vegeta— y ambos tenían un pequeño niño, que podía ser la luz de sus ojos, si es que no llorara por las noches e hiciera que no durmiera.
Para cuando Goku volvió perezoso con el biberón, siguiendo la receta y como Bulma le había explicado como se hacía un biberón —con él argumentando que no era un tonto, que podía hacerlo bien—, se encontró con Vegeta durmiendo profundamente, sentado, sosteniendo al pequeño Amarant que estaba cómodamente recostado entre los brazos de su padre, esperando aquel biberón que le había sido prometido.
Sin poder evitarlo lo tomó en brazos, buscando que Vegeta no se despertara y le gruñera, para con cuidado tomar a Amarant entre sus brazos.
— Comerás y luego los dos dormiremos con Vegeta, ¿sí, Amarant? — Le sonrió al pequeño bebé estando bastante adormilado, pero únicamente lo alimento. Esperaba que no todas las noches fueran de esa manera, por su bien y por el humor de Vegeta, de verdad lo esperaba.