El sol del mediodía no era exactamente el más cómodo como para tener una discusión existencial que podía tomar horas.
Y el público tampoco ayudaba.
Stiles tomó la iniciativa de apretar la correa de su bolso y concederle aquel diálogo esperado a Derek, solo que le invitó indirectamente a buscar otro lugar lejos de los ojos curiosos de todos los estudiantes y, como no, en un sitio en donde preferiblemente hubiera sombra.
Derek gruñó ante la decisión de Stiles; sin embargo, le concedió el indulto y le abrió la puerta del hermoso Camaro negro que Stiles tanto amaba en silencio.
Una vez dentro del auto, Derek se aseguró de colocarse el cinturón de seguridad y aceleró de cero a cien; como si el muy desgraciado estuviera siendo participante de la fórmula uno.
—Creo que una buena conversación se da entre personas que están vivas —murmuró Stiles mientras se agarraba cobardemente a las agarraderas que tenía el auto en el techo. Derek no le respondió; ni tampoco se inmutó ante el comentario poco disimulado de Stiles—. Bueno. Sólo decía.
A veces sólo decir trae muchos problemas.
Stiles era más que experto en eso; después de todo, su negocio se basaba en decir y decir muchas cosas.
Pero Derek no era ese tipo de persona que hablara abiertamente con Stiles; por lo que se quedó sumido en sepulcral y tenso silencio hasta que llegaron a un sitio concurrido. Misteriosamente, era aquella cafetería en donde el grupo se había reunido por primera vez hacía tantos años.
El sitio en donde Stiles vio a Derek a los ojos y descubrió dos cosas. El hecho de que el color verde de esa mirada ers su favorito; y de que indudablemente Derek Hale era el hombre que movía sus cimientos.
Se sentía expuesto, casi desnudo, cuando se sentaron en la misma mesa de aquella vez. Era como recrear el momento. Y si Stiles hubiera sabido que después de esa reunión caería como un naipe tumbado por el viento a los pies de Derek, simplemente se hubiera alejado para evitar tantas cosas que hoy sufría.
— ¿Pedirás también una ración de papas fritas? —Stiles soltó una sonrisa al recordar el primer pedido de Derek. Era tan espeluznante; como el hecho de que Derek se haya aparecido de la nada en la universidad.
—No. —respondió tajante.
Stiles suspiró, desviando la vista hacia los pequeños detalles que estaban a su alrededor. No quería hacer el momento más incómodo de lo que ya era; y no servía de mucho cuando Derek lo miraba fijamente, como si quisiera perforar su existencia en busca de algunos resquicios de vida inteligente que salvar.
— ¿Cuándo dejaras de ignorarme? —preguntó finalmente. Stiles lo miró sorprendido.
—No te estoy ignorando, Der. Eso sólo lo haría si fueras el centro de mi universo —mintió sin reparo. Esta vez no parpadeó culpable ni hizo ademanes exagerados; sólo tenía la insufrible calma y el corazón desbocado latiendo en su pecho—. Y tengo cosas que hacer también.
—Olvidé que tienes una vida sumamente ocupada —ironizó con su molesto ceño fruncido—. Y ahora ya no tienes tiempo para nosotros.
El hecho de que Derek se escuchara tan dolido era algo que ponía nervioso a Stiles.
—Define "nosotros".
—Nosotros. Tus amigos.
Si, vale. Eso era raro.
Muy raro.
— ¿Alguien te mandó a venir? Mira, hombre —suspiró Stiles; al final todo ea muy bonito como para que fuera real—. Dile a Erika que le daré los treinta dólares que le debo, y que no se preocupe, que se los pagaré. Pero no necesita dejarte a ti como chico de los recados.
Entonces Stiles se levantó con ganas de finalizar la conversación por una vez por todas.
— ¿En serio no vamos a hablar del elefante en la habitación? —Derek ahora se escuchaba molesto. Stiles detuvo su marcha y lo observó. ¿A qué se refería aquél idiota?— No puedes hacer como si no hubiera pasado nada después de aquello que me dijiste. Te di tiempo para que estuvieras solo; y ya es momento de que hablemos sobre lo que pasó.
—No pasó nada —respondió automáticamente Stiles—. Lo que sucedió en el parque no quiere decir nada... ¿Me estás diciendo que me arrastraste hasta aquí para hablar de eso? Eso es muy aterrador hasta para ti, ¿lo sabes, verdad?
Derek gruñó molesto. No estaba de humor para juegos.
—Dijiste que yo era la razón por la cual tu estabas así. ¿Te parece que eso no significa nada?
Pues, aún tenía significado. Pero Stiles trataba de no pensar en ello tan seguido.
— ¿Qué quieres lograr con todo esto? Si quieres que me disculpe por culparte por mis problemas, lo haré; no tengo problemas con eso.
Derek golpeó la mesa con su puño cerrado. El sonido atrajo la atención de unos cuantos clientes que estaban alrededor; y sin embargo, eso no mermó ni un poco la cólera que se desbordaba por la mirada verdosa de Derek. Pocas veces Stiles lo había visto tan molesto; y ahora que estaba tan alterado, él se comenzó a sentir muy mal por ser el causante de su enojo.
— ¿A qué quieres llegar? Creo que no es el lugar ni el momento adecuado como para hacer un escándalo.
— ¿Qué hice mal como para que te volvieras miserable y te alejaras de nosotros?
Y esa fue la pregunta que lo cambió todo.
***
—Mira, seamos honestos. Esto tenía que pasar tarde o temprano.
Stiles miraba como su buena porción de helado se había caído al suelo y se derretía con ayuda del sofocante calor. Derek seguía molesto; y esta vez, ni siquiera le dirigía la palabra.
Después del momento de revelaciones en la cafetería; Stiles decidió contarle la verdad de principio a fin al hombre. Se lo merecía, después de todo; y ya estaba en aquel momento de su vida en donde no le importaba causar más caos del que no pudiera manejar.
Total que, lo más triste que podía pasarle era que Derek se alejara de él. Y mira que ya sabía como sobrevivir a su rechazo.
—Me la pasé distraído todo el camino y no pude evitarlo...
Derek siguió sin responder mientras comía su postre. Se veía muy amenazante; o lo máximo que puede verse una persona enojada mientras come un helado de barquilla. Y Stiles desviaba constantemente la mirada hacia cualquier lado para no observar como un idiota a Derek.
—Esta bien, esto es lo que haré. Y presta atención porque ya no lo volveré a repetir. Te amo, ¿vale? —exclamó sin pena— Y no creo que pueda dejar de amarte cuando te he amado toda mi vida; pero vale que, no te estoy pidiendo nada, ni espero que estés a mi lado o mucho menos que te veas en la obligación de hacer un discurso para rechazarme. Sé que me odias, o te disgusto lo suficiente como para tener que soportarme por obligación; y no tienes que seguir molestándote en buscarme a la universidad.
»—Se que estás mejor con Braeden, a quien no he visto en mucho tiempo; y créeme que no me meteré en una relación. Ahora te pido amablemente que dejes de ser tan... tú, y que me dejes en paz —Stiles tomó las cosas que había traído consigo y se levantó de la banca que compartía con Derek. Era casi hilarante el hecho de que los sucesos más importantes ocurrieran en un parque—. Buena suerte en tu vida y adiós.
Derek no lo detuvo y Stiles continuó su camino hacia su casa.
Ahora ya podría continuar con las cosas pendientes que tenía que hacer. Y ser miserable ya no era una de esas.
———