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No lo hagas, Stiles ||Sterek|| por Dark_Ness

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Notas del capitulo:

Ohh; aún queda un capítulo más.

— ¿Puedes volver a decirlo?

    Derek suspiró por quinta vez en lo que iba de hora.

—Te amo.

    Y Stiles no podía creerlo aún.

***

    Después de la primera vez que Derek habló, Stiles se tomó su tiempo para procesarlo. Y luego, fue que se levantó como si tuviera un resorte; entonces procedió a encender la luz de la habitación y encaró a Derek; quien cargaba su eterna chaqueta negra de cuero y esa barba masculina que hacía suspirar a Stiles.

     Él estaba sentado en la silla de la mesa de la computadora; se veía relajado, pero Stiles sabía que estaba tenso como una cuerda de violín. Tenía los hombros rígidos debajo de toda esa ropa de chico malo, y su actitud afilada demostraba una cautela sutil que el chico había aprendido a reconocer con el pasar de los años.

    Derek se veía impecable al ojo mundano. Pero Stiles sabía que el brillo de sus ojos y de su cabello no era el mismo.

     Se notaba apagado. Triste. Como si algo le estuviera pesando en la espalda y él simplemente no pudiera quitárselo.

     Y Stiles se odió mil y un veces al poder reconocer cada una de las diferencias de Derek sin siquiera proponérselo.

—Estoy seguro que estoy teniendo un sueño lúcido y que esto en realidad no está pasando —Stiles comenzó a murmurar mientras se desplazaba de un lugar a otro en su habitación. Derek sólo lo observaba sin acotar mucho—. Es muy idealista todo esto.

—Cuenta tus dedos, Stiles, y dime si esto es un sueño —sugirió Derek de manera inocente, sin saber que el corazón del pobre chico pálido y castaño dio un vuelco gigante. Eso que él le había sugerido, fue una de las tantas cosas que le dijo Stiles a Derek cuando el hombre no podía dormir bien por causa de las pesadillas y comenzaba a confundir la realidad con el mundo de los sueños—. ¿Cuantos dedos tienes?

    Y Stiles contó. Una, dos, tres, cuatro, y hasta cinco veces para darse cuenta que no estaba soñando, y que todo era sumamente real.

    Derek Hale estaba en su habitación a medianoche; casi a la una de la madrugada, y le había profesado su amor.

—Bien... ¿Por qué ahora y no antes? —preguntó puntual— ¿Por qué vienes cuando estás con tu novia? ¿Crees que soy un plato de segunda mesa?

    Stiles encaró a Derek, y observó como las respuestas se acumulaban en sus ojos.

—No pensé que me corresponderías algún día —comenzó mientras observaba a Stiles cambiar de expresión—; y después de todo...

    Stiles no tenía ni la menor idea de cómo su mano se convirtió en un puño y golpeó a Derek con él.

   Estaba tan molesto, que no hallaba palabras para describir su coraje.

—He pasado todo este tiempo siendo un completo estúpido miserable llorando por ti, ¡¿Y tú vienes a decirme que no pensabas que te correspondía?! —Stiles explotó, mientras que Derek se mostraba estupefacto. Su mano era duda, no podía negarlo; y la sangre que salió del labio roto de Derek lo demostraba— ¡No me vengas con mentiras!

    Derek seguía calmado, estupefacto sí, pero calmado. Se levantó y con una mirada que jamás había visto, arrinconó a Stiles contra una pared.

    Stiles no sabía por qué, ni cuando, pero las manos duras y ásperas de Derek acariciaron su rostro y le limpiaron las lágrimas de cólera que había derramado en todo el proceso. Él seguía viéndose tan lejano y perfecto aún con su labio partido.

—No llores —le susurró sobre sus labios. Eso hizo que Stiles llorara aún más—. Nunca me ha gustado verte llorar, y no quiero seguir siendo la razón de tus lágrimas, Stiles.

    Derek le recogía las lágrimas con sus dedos mientras que Stiles se agarraba fuertemente a su camisa. No sabía a qué se aferraba; pero lo único que podía deducir es que no quería que la miseria continuara.

—Te amo, Stiles —volvió a recalcar Derek, esta vez tomando en sus brazos al chico que se sacudía con sus sollozos—. Siempre te he amado.

    Y ahí, arrinconado a una de las paredes de su habitación a la una de la madrugada, Stiles se abrazaba fuertemente a Derek. No quería que ese momento se detuviera; y que preferiblemente, fuera eterno.

***

     Le llevó cerca de una hora calmarse al pobre de Stiles.

     Estaba empedernido con que Derek le jugaba una broma suman cruel por anticipado; y cuando el hombre le abrazaba por la espalda y le susurraba lo mucho que lo quería, su cuerpo se estremecía en sentimientos que jamás creyó que viviría con él.

     Derek no era idiota. Él sabía muy bien que Stiles no le creería cuando jamás en todo lo que llevaban conociéndose se había comportado de manera distinta al rechazo y la apenas y perceptible aceptación. Entendía que las personas son desconfiadas por naturaleza, y que Stiles había pasado por tantas cosas que su ansiedad y desconfianza estaban justificadas desde la A hasta la Z.

    Por eso se encargó de sostenerlo con suavidad mientras pasaba por toda la crisis.

    Comenzó con apagar la luz de la habitación después de que Stiles dejara de sollozar; y con ello, guió al chico a su propia cama para acostarlo. Él necesitaba estar calmado para recibir una explicación completa sobre qué es lo que estaba sucediendo.

    Entonces, una vez el chico se dejó acostar; Derek acercó la silla en donde estaba sentado anteriormente hacia el límite de la cama para sentarse y entrelazar su mano con la de él. Stiles se calmó después de ello.

     Y luego, cuando su respiración se normalizó; fue que Derek comenzó el relato.

—Cuando nos conocimos, tu apenas y tenías catorce años —empezó Derek con un recuerdo lejano—; yo ya era mayor de edad, y eso hacía las cosas difíciles. Tú eras un niño curioso, ruidoso y energético que se la pasaba detrás de los problemas —Derek rió ante ello por el recuerdo feliz de un Stiles de catorce años corriendo por el bosque como loco—; pero al mismo tiempo eras cálido, comprensivo y lleno de sentimientos tan delicados que me daba miedo romperlos con mi brusquedad.

»—Recuerdo que por ese entonces yo estaba llegando otra vez a Beacon Hills. Fueron momentos difíciles en donde había perdido muchas cosas y a muchas personas; por lo que no quería acercarme a nadie de nuevo —continuó mientras acariciaba la mano de Stiles. En la oscuridad aún podía ver la silueta del chico, junto a sus vidriosos ojos whisky—; pero como todo me sale mal; se me acercó un grupo hiperactivo de preadolescentes preguntado si podía comprarles alcohol en la tienda de conveniencia que quedaba cerca de la gasolinería.

     Stiles soltó una carcajada rota ante ese recuerdo. Fue un momento muy bizarro, porque efectivamente Scott, Erika, Lydia y él querían buscar alcohol para celebrar el cumpleaños de Erika; pero eran muy pequeños como para engañar al vendedor. Entonces Erika visualizó al chico peligroso que estaba caminando como un delincuente por el callejón, y se acercó a preguntarle si podía comprar alcohol por ellos. Esa fue oficialmente la primera vez que Stiles miró a Derek y se quedó prendado en él; porque en el momento en donde se encontraron en la cafetería, fue cuando ya tenían la botellas de cerveza y de vodka en su poder y solo necesitaban el intercambio. Ahí fue cuando Derek pidió papas fritas, y Stiles cayó aún más profundo en su hueco de enamoramiento al oír la voz de Derek.

— ¿Sabes que pensé cuando los vi? —preguntó. Stiles negó, lógicamente; él se moría de ganas por saberlo— Pues, pensé en que si me atrapaban dándole licor a unos niños sería el mejor de mis problemas.

— ¿Es que habías hecho algo malo antes? —se atrevió a preguntar Stiles con su nueva timidez adquirida.

     Derek le sonrió con ternura. El enfoque de la luz lunar le creaba una proyección casi sobrenatural y majestuosa; como si Derek fuera una deidad que debía ser venerada por todos.

—Sí. Había quedado prendado en el hijo menor de edad del sheriff del pueblo —el tono casual que había utilizado hizo que los vellos del cuerpo de Stiles se erizaran. ¿Cómo podía decir eso así?— Y por Dios; tenías catorce años, Stiles. Catorce.

    Si el chico hubiera sabido eso antes, estaba más que seguro que su virginidad le habría dado a él y no a Malia en aquella fiesta de disfraces; en la cual, por cierto, había bebido hasta olvidar su nombre, y que dicho sea de paso, también había olvidado que Malia era prima de Derek.

—Y mira; yo puedo ser muchas cosas. Pero no soy un abusador de niños y ni mucho menos un enfermo; por lo que decidí hacer a un lado todo tipo de pensamiento peligroso sobre ti por el bien de los dos —entonces el rostro de Derek se volvió esa máscara de tensión que Stiles estaba acostumbrado a ver y soltó su mano—. Fue probablemente la decisión más difícil pero prudente que he tomado en mi vida; y sin embargo, no nos trajo nada más que desgracia y sufrimiento.

     Stiles se acordó rápidamente de todo lo que había pasado en ese trecho de cuatro años de "amistad" con Derek.

— ¿Por eso siempre eras esquivo conmigo? —volvió a preguntar Stiles; y Derek asintió en silencio.

—Una de las cosas que aprendí de la vida, es que si tratas mal a quien te trata bien, sólo te dejará un resultado. Y como eres tan inteligente, supongo que sabrás cuál es.

—El alejamiento.

     Derek le dio la razón.

—Necesitaba que te alejaras de mi; que pensaras que no te soportaba para que pudieras estar en paz. Y por lo que veo, parece que se me pasó la mano.

»—En un principio sólo quería darte a entender que entre nosotros no podía pasar nada. Siempre me di cuenta de que me mirabas como si fuera lo más hermoso que estaba en la habitación y me hacía sentir incómodo; porque sabía que si me descuidaba, también te miraría así y las cosas se complicarían aún más —Derek se reclinó en la silla mientras cerraba los ojos y suspiraba—. No quería que nadie se diera cuenta que me pasaba las noches pensando en ti (y los días y las tardes, ya que estamos en confesiones); así que opté por pedirle ayuda a Braeden para eso.

    Stiles sintió que su corazón se aceleraba a toda potencia con aquellas palabras. Y no era vano. Al menos no cuando el amor de toda tu jodida vida adolescente te confesaba que también había sentido lo mismo por ti desde el principio de todo.

—Ella no es una mala persona, ¿sabes? En realidad es carismática; y me ha ayudado desde que tengo memoria a salir adelante cuando las cosas se habían puesto rudas. Además; tiene un novio en México, y hace poco le propuso matrimonio —Derek sonrió al ver la expresión sorprendida y estupefacta del joven adulto con semejante revelación—. Ella siempre me decía que cortara por lo sano y resolviera nuestro asunto de manera inmediata; y que lo que estaba haciendo estaba muy mal. Pero claro —reconoció Derek—, es mucho más fácil darle vueltas a todo que ir directamente al punto.

— ¿Y tú le permitiste hacer todo eso?

    Stiles se refería a la escena del loft en el cumpleaños de Derek.

—Sí. Aunque reconozco que no fue inteligente.

    Stiles bufó.

    Por supuesto que no era inteligente.

—Sabía que ibas a venir; porque me encargué de que fueras invitado. Y ahora que finalmente tienes la edad suficiente como para que no me metan en prisión por el resto de mi vida al meterme contigo, entendí que tenía dos opciones; pero, como siempre, tomé la equivocada.

»—Se supone que sería algo pequeño. Darte a entender que ya yo estaba con alguien más para que tú siguieras tu propio camino. Y todo terminó demasiado mal —los ojos de Derek se cerraron momentáneamente ante el recuerdo de aquella ocasión—; hice que te alejaras de todos nosotros; que lloraras y que te sintieras tan miserable. Pero lo peor no fue eso; sino que había sido por un tiempo prolongado.

— ¿Y cómo sabes eso? —Stiles no se molestó en negar lo obvio. Ya de todos modos estaban en momentos de confesiones.

—Espero que no creas que durante tu ausencia estuve desinformado —su tono le hizo recorrer un escalofríos a Stiles a lo largo de su espalda. Derek era tenaz y peligroso cuando se proponía hacer algo—. Pero eso no viene al caso.

»—Lo que trato de decirte, Stiles, es que pensé que finalmente tendrías motivos para salir adelante y dejar de pensar en mí.

—Y sí que los tuve. Pero creo que ninguno funcionó muy bien.

    A pesar de que las palabras de Derek tenía sentido, habían muchos huecos en su argumento.

—Hay algo que no termino de entender —añadió Stiles cuando Derek tomó un silencio prudente—. Siempre te he mirado diferente. Pero me estás diciendo que no pensaste que te correspondería alguna vez... ¿A qué te refieres?

— ¿Entiendes la diferencia entre amor y admiración? 

    Stiles asintió.

—Bien, porque yo no la había entendido hasta hace poco. 

    Entonces, en pocas palabras; Derek confundió los sentimientos de Stiles con admiración hacía una figura mayor con el amor que él le tenía al niño de aquel entonces.

    No era un excusa aceptable; pero Stiles le concedería el beneficio de la duda.

— ¿Y qué te hizo aprender aquella diferencia después de muchos años?

—Una rosa.

    Stiles le agradecía inmensamente a la oscuridad de la habitación el hecho de que pudiera camuflar mayormente sus expresiones. Porque quedarse congelado en aquella expresión perpetua de sorpresa no era algo que quería que Derek viera.

—Con eso, me di cuenta que mucho de lo que yo pensaba estaba errado.

 ***

    Las explicaciones de Derek eran interesantes.

    Stiles comprendió que él podía ser el adulto en la habitación; pero seguía siendo un adolescente al cual se le complicaba explicar aquellas cosas sencillas. Y lo matarían si negara que eso le causó una enorme ternura al chico.

    Stiles seguía molesto; por supuesto que sí, pero su cólera mermaba cuando Derek explicaba con un poco de dificultad todo lo que había hecho después del día de la fiesta. Empezó como Braeden le dio aquella rosa que Stiles le había regalado, de como se enrojeció notablemente y su pecho dio un vuelco al entender aquella simple pero intensa acción. Eso le hizo sonreír al chico. Pasó después por el hecho de que Derek entró en una especie de crisis existencial, en donde trataba de convencerse de que Stiles tenía la edad suficiente como para que cualquier tipo de relación con él fuera legal; y terminó con un pequeño relato de como el alejamiento del chico le había carcomido por dentro hacia el exterior.

    Derek relató abiertamente como le afectó el hecho de no ver a Stiles sentado en los sofás del Loft cuando el grupo se reunía a conversar y a pasar el día. Las peores ocasiones fueron cuando Stiles había empezado la universidad, y Derek lo vio con aquel tipo con forma de Ken. 

—Ya tú estabas por tu lado, ignorándonos y veía como conocías a alguien más —comenzó Derek. A esa parte de la madrugada, Stiles lo había invitado a que se recostara en una parte de su cama individual. Derek, un poco tímido pero muy agradecido, tomó lugar al lado de Stiles y entrelazó su mano con la de él en un mínimo y tierno toque que los hizo enrojecer a los dos—. Sigue causándome incomodidad y mucho dolor verte con alguien más; pero me convencí de que era lo mejor, porque al menos él si podría hacerte feliz.

»—No me metí inmediatamente, te tengo mucho respeto como para no cuestionar tus decisiones abiertamente; pero Dios, mentiría si te dijera que no sentía como si mi interior se estuviera corroyendo al verte darle sonrisas que quería para mi a alguien más. Y me quebré —la voz de Derek vaciló mientras apretaba su mano entrelazada con la de Stiles—; no soporté tu lejanía, ni tu rechazo, y tenía que hacer algo antes de que me volviera loco.

»—Entonces comencé a buscarte; a confundirte, y creo que eso hacía más difícil el hecho de acercarme a ti para decirte lo que siempre he querido decirte. 

    Stiles se sentía raro al no ser el que hablaba durante todo el tiempo que llevaban juntos.

—Mi egoísmo una vez más hacía que fueras infeliz —susurró Derek—. Y yo simplemente no sé que hacer para que seas feliz. No quiero dejarte, pero tampoco quiero obligarte a estar junto a mi y duele; porque te hago daño con cada decisión que estoy tomando sin siquiera preguntar que quieres.

—Siempre voy a querer estar junto a tí; así no sea lo más sano.

    Y las palabras comenzaron a escasear después de ahí.

***

    Stiles no se sentía como la persona más digna en ese momento.

    ¿Agarrar los pedazos de amor de alguien te convierte en una persona totalmente desesperada?

    Pues sí. Él no lo negaba. 

    Era alguien totalmente desesperado.

    Pero Derek también lo era. Y entre todo su dolor y las malas decisiones, había hecho cosas malas.

    Y aún así; podía sentir el amor increíble que Derek le tenía, como si fuera una parte palpable y física de su cuerpo.

    Stiles no se negó abrazar tímidamente a Derek, ni tampoco se negó descansar su cabeza sobre su pecho mientras que los brazos fuertes y seguros de él lo rodeaban.

    Las respiraciones eran tranquilas. Y entonces comenzaron las rondas de preguntas.

— ¿Puedes decirlo de nuevo?

— ¿Qué cosa?

—Que me amas.

    Derek sonrió, y aunque Stiles no pudo verlo, lo intuyó.

—Te amo, Stiles.

    Y así pasaron el amanecer después de tanto tiempo en confusión, desdicha y soledad.

———

 

Notas finales:

Lo gracioso de todo esto, es que este final feliz es el que me hubiera gustado tener con una persona a la que conocí hace tiempo y que de cierta forma cambió mi vida. Pero, mientras escribía, me di cuenta que yo no soy Stiles; y que ella no era mi Derek.


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