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PRIMER AMOR por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola les traemos el capítulo nuevo, y bueno... si se preguntan cuál fue el destino de Mu y Saga, pues esta capítulo es para ustedes, esperamos que les guste

Capítulo 17.- La vida como debe ser

 

Mu caminaba por los pasillos de la universidad sin mirar a nadie, llevaba meses viviendo en Suiza y no sabía absolutamente nada de sus amigos, mucho menos de Saga, su padre había sido completamente claro en eso, si Mu trataba de comunicarse con sus amigos en Japón, si llamaba a Saga o lo contactaba de alguna manera, lo metería a la cárcel, Mu era menor de edad y Saga podría ir preso, Mu le había dicho a su padre que estaba enamorado del su profesor de ciencias, que no había ocurrido ningún tipo de abuso ni nada malo, que ellos eran una pareja, pero Shion no quiso ni oír de ello, y así Mu vivía bajo la constante amenaza de su padre de encarcelar al amor de su vida.

 

Mu se mantenía ocupado con sus clases, Medicina no era una carrera fácil pero a él siempre le había gustado el área, lo malo es que muchas de sus clases le recordaban a Saga, y se preguntaba si tendría otro trabajo, si estaría bien, si su padre había mantenido su promesa y no lo había metido preso, dioses… a veces la vida era tan compleja…

 

Lo triste era que Mu siempre quiso ir a la universidad, ser médico era su sueño desde que era niño, en teoría debería disfrutar de este tiempo pero no podía, no tenía a Saga en su vida y por defecto a su padre tampoco, cuando Shion regresó a Japón lo hizo luego de una pelea épica, y realmente su relación no se había enmendado, Shion lo visitaba una vez al mes pero sus conversaciones eran bastante superficiales, ya nada podría volver a ser lo que antes fue, especialmente porque uno de los objetivos de Shion con sus visitas era controlar que Mu no tuviera contacto con nadie de Japón, especialmente con Saga.  Al inicio, Mu le rogó muchas veces a su padre que le dejara hablar con sus amigos. Seguramente Seiya ya se habría casado y estaría próximo a tener a su bebé. También deseaba saber cómo marchaba la relación de Shun con Hades, pero Shion quien siempre había sido un hombre estricto no daba su brazo a torcer.

 

Habían sido meses duros para Mu, el llegar a un lugar en donde no conocía a nadie lo asustó al comienzo, él siempre había sido un muchacho extrovertido, pero con lo sucedido no le interesaba entrabar conversación con nadie, no quería nuevos amigos, quería a los suyos, aquellos con los que había pasado tantos momentos divertidos, aún recordaba ese día en que le dieron a Shun “la charla”, no podía hablar con otras personas como lo hacía con ellos, pero lo que más pesaba en su alma era el hecho de que extrañaba a Saga, todas las noches se preguntaba si el profesor ya se habría olvidado de él, sabía que su padre de despidió y le preocupaba porque Saga ayudaba a mantener a su madre, si en verdad su padre lo había corrido del trabajo, le asustaba tanto pensar en que estuviera pasando malos momentos por culpa de Shion, es que lo que pasó no era justo

 

Como tenía hora libre, fue hasta la biblioteca y comenzó a buscar un libro que necesitaba para la clase de esa tarde, cuando lo encontró lo sacó del estante y caminó hacia una mesa libre, pero estaba tan distraído que no se percató que otra persona caminaba por el mismo pasillo y al chocar el libro cayó al suelo.

- Lo siento – dijo el muchacho rápidamente sin levantar la mirada, el extraño se agachó y tomó el libro para regresárselo.

- No sabes cuánto deseaba volver a verte – cuando Mu escuchó esa voz levantó la mirada y sus ojos se abrieron con sorpresa.

- S-saga… -murmuró incrédulo, ésta no sería la primera vez que su subconsciente le jugara malas pasadas, pero se convenció de que no era así cuando el peliazul le acarició la mejilla, el corazón de Mu latía con violencia, es que esto no podía ser posible, muchas veces había soñado con Saga pero esos sueños le sabían amargo porque despertaba con esa sensación de tenerlo entre sus brazos pero al abrir los ojos se encontraba vacío, eran ese tipo de sueños de los que deseaba no despertar

- No me digas que esperabas a alguien más – Saga tendió la mano al muchacho que la tomó y se puso de pie, aún no salía del shock aparentemente porque no necesariamente articulaba frases, era como si intentara hablar pero no le salían las palabras

- ¿P-pero como estas aquí? –preguntó de manera entre cortada

- Bueno… luego de que tu padre me despidió, fui a visitar a mi madre y a mi hermano en Kioto, les hablé de ti, les conté mi predicamento y como nunca en la vida fue mi hermano el que me dio la solución a todos mis problemas

- ¿Cómo?

- Me hizo ver una realidad bastante simple, tu padre puede prohibirme todo lo que quiera, pero no es mi culpa que sea pobre y tenga que recurrir a una beca para seguir estudiando, tampoco es mi culpa que este país esté precisamente dentro de los posibles que mi beca permite y mucho menos es mi culpa que el programa de maestría que se ajusta a mi perfil y sería el más adecuado para mi rama de empleo sea precisamente en esta universidad – Saga sonrió al explicar la simplicidad de la solución que habían encontrado

 

El peliazul debía agradecerle a su hermano Kanon, quien había tenido que ocuparse de sus problemas legales, Kanon era uno de los mejores abogados de la ciudad y se encargó personalmente de hablar con Shion y evitó que lo sucedido con Mu fuera a parar a oídos de otros directores que pudieran negarle empleo en el futuro. Fue él quien al ver lo desesperado que estaba su hermano por no saber nada sobre Mu quien le propuso hacer su maestría en el extranjero, con sus contactos pudo encontrar la Universidad en Suiza en donde se encontraba Mu, juntos pasaron las de Caín para poder armarlo todo pero había valido la pena ahora que lo tenía frente suyo. Mu no sabía que hacer o decir, simplemente dejó que su cuerpo se moviera por voluntad propia y abrazó a Saga con fuerza cuando pudo reaccionar

- No sabes cuánto te extrañe… -murmuró el menor al que se le escapaban lágrimas de emoción, el corazón de Saga latió con fuerza al tener nuevamente a la persona que amaba entre sus brazos.

- Yo también te extrañé demasiado, era como si me faltara un brazo o una pierna, me resultaba insoportable no tenerte a mi lado,  me tomó mucho tiempo descubrir en donde estabas, pero ahora que te encontré no dejaré que nos separen nuevamente – prometió el mayor besando la cabeza de su niño

- Pensé que a estas alturas ya te habrías olvidado de mí – dijo Mu separándose un poco para ver a Saga a los ojos, el que meneó la cabeza al responder:  

- Nunca podría hacerlo, dejarte sería como arrancarme un pedazo de mi corazón, ahora ya estoy aquí y mis clases empiezan en un mes más o menos, sé que tu padre viene a visitarte regularmente por lo que debemos ser cautelosos, es preferible que nadie sepa lo nuestro hasta que seas mayor de edad, entonces podremos planear una vida juntos, ¿qué te parece? – preguntó Saga besando suavemente los labios del menor, ese beso les supo a gloria

- Me parece prudente, me parece lógico y me parece que es algo que sí podemos hacer, no quiero alienar completamente a mi padre porque él paga mi colegiatura y así me pese en el alma yo no podría costear mis gastos y no puedo poner esa carga sobre tus hombros

- Me encantaría poder ofrecerte el cielo y las estrellas completas pero no tengo mucho dinero Mu, no puedo darte la vida a la que estás acostumbrado pero lo que si te puedo ofrecer es mi amor incondicional y el dominio completo del control remoto de la tele, es todo lo que ofrezco

- Eso es suficiente para mi Saga, es más que suficiente

- Genial, ¿quieres un café?

- ¿No que teníamos que ser prudentes y no sé qué cosas más?

- Sí, pero la prudencia se reserva para cuando tu padre esté de visita, él no tiene a nadie vigilándote todo el tiempo, ¿o sí?

- No… claro que no, si es paranoico mi papá pero no llega a esos extremos

- Genial, ¿entonces primero un café?

- Suena genial… hay un carrito que lo prepara exquisito, aunque si en verdad quieres un café alucinante, yo tengo una cafetera en mi habitación – dijo Mu tomando la mano de Saga y apretándola suavemente, sus intenciones eran claras

- Eso suena mucho mejor – Saga volvió a acariciar la mejilla de Mu y lo besó en los labios, este beso fue completamente apasionado y demandante, les robó el aliento a ambos porque ahora que ya pasó el shock inicial, la emoción de verse nuevamente les estaba ganando

- Vamos entonces… - susurró Mu cuando el beso se rompió y tomó la mano de Saga para juntos caminar por los pasillos de la biblioteca hacia la salida

 

Abrazados caminaron por las caminerías del campus, el invierno ya había empezado así que la mayoría de los estudiantes vestían gorritos, bufandas, guantes y mullidas chompas, Mu no era la excepción, a criterio de Saga se lo veía adorable con el gorrito de lana en su cabeza.  El edificio de dormitorios estaba algo lejos de la biblioteca y el frío mordía, pero eso a la pareja no le importó en lo más mínimo, ellos estaban felices de estar juntos nuevamente

- Wow… papi Shion en serio se las trae, no puedo creer que tengas una habitación para ti solo – Saga admiraba la habitación de Mu, era bastante amplia, tenía baño privado, una pequeña refrigeradora, una pequeña cocineta y un horno a microondas, era un mini mini departamento en verdad

- Papi Shion solo quiere mi bienestar – Mu se sacó la chompa y la puso sobre la silla de su escritorio, se sacó la bufanda y los guantes también

- Me parece genial, así no tenemos problemas con tu compañero de habitación

- Tú podrías ser mi compañero de habitación si quisieras

- No no no, yo también tengo una habitación en el campus y es bueno que la tenga, cuando papi Shion te venga a visitar yo me niego a dormir bajo un puente – Saga también se sacó su saco y tomó a Mu en sus brazos besándolo profundamente

- Pobrecito bebé, no te dejaría dormir bajo un puente

- Por el momento quiero dormir a tu lado, solo eso quiero, luego tomamos un café, ¿qué dices?

- Es un buen plan

 

Mu se paró en puntillas y besó a Saga en los labios, el mayor no esperó nada para estrechar al muchacho de ojos verdes entre sus brazos y besarlo como lo mandan los dioses, el tiempo separados había sido mucho para ellos, en pocos momentos el ansia les nubló los sentidos y se entregaron a la pasión que los embargaba, por lo que prácticamente se arrancaron la ropa con violencia, disfrutándose como antes, como siempre, como sería de ahora en adelante

 

Saga abrazó a Mu y lo llevó a la cama, lo recostó y se acomodó entre sus piernas, sus labios atacaron su cuello y sus manos acariciaban suavemente sus costados, Mu tenía los ojos cerrados y gemía con soltura, su amante sabía muy bien como acariciarlo y tocarlo para encenderlo, sabía cómo besarlo hasta hacerle olvidar de su propio nombre, Saga atendió con pasión sus pezones, su cuello, sus orejas y besó sus labios con real hambre

 

Sus ropas cayeron en el suelo de la habitación dejando a los amantes desnudos en la cama, el rose de su piel era alucinante, Mu recostó a Saga sobre su espalda sentándose en sus caderas, agachándose para buscar sus labios mientras el mayor acariciaba sus muslos y caderas

- ¿Tienes un condón Saga? – preguntó Mu que estaba entretenido besando el pecho de su amante mientras sus manos lo masturbaban

- En mi… billetera… hay uno… ¿tú no tienes? – respondió el mayor con la respiración entre cortada

- No…

- ¿Nadie ha compartido tu cama en estos meses? – preguntó el peliazul con una sonrisa en su rostro, él sabía que Mu no lo había hecho, estaba seguro de su amor

- Claro que no, tú fuiste el primero, el único, el último – Mu miró a Saga cuando dijo esto y el mayor sonrió extremadamente complacido al decir:

- Eso es genial

- ¿Y tú?

- Nadie podría ocupar nunca tu lugar, mi corazón es tuyo, solo tuyo – Saga se incorporó y abrazó a Mu besándolo profundamente, el menor volvió a recostar a su amante y entre besos y caricias terminaron de sacarse la ropa

 

Saga gimió cuando Mu le colocó el condón y lo besó en los labios, el mayor se dejó recostar en la cama y se dedicó a acariciar los muslos y el pecho de Mu que movía las caderas en anticipación, cuando estuvieron listos, el menor se acomodó de mejor manera sobre Saga e introdujo su endurecido miembro en su cuerpo, ambos gimieron ante tan delicioso contacto, no lo habían hecho de esta manera antes y Saga estaba fascinado al tener una visión privilegiada de su joven amante que subía y bajaba las caderas buscando la penetración

- Despacio amor… despacio que tenemos prisa… - dijo Saga pasando sus manos suavemente por los muslos del menor que se mordió los labios y respondió:

- ¿Así?, ¿así está mejor? – preguntó Mu moviéndose más despacio, esto le pareció sumamente sensual al mayor que dirigió una de sus manos a la erecta hombría del menor que gimió con ganas y buscó apoyo en sus hombros, Saga se incorporó y lo besó con pasión ayudándolo a subir y bajar sus caderas llenándolos a ambos de placer

- Te amo Mu… te amo…

- Yo te amo a ti… Saga… Saga… ya llego… ya llego…

- Vente para mi… vente para mi…

 

Mu mordió el hombro de Saga cuando se vino en su mano, el mayor recostó a Mu sobre su espalda y siguió con sus embestidas unos momentos después hasta él también llegar al momento cumbre de placer para desplomarse sobre el pecho del pelilila que lo abrazó con ternura y lo besó en los labios

- Esto es lo que me hacía falta, con lo que he soñado por meses – dijo Saga en un susurró

- ¿Sexo? – preguntó Mu que estaba entretenido acariciando los azules cabellos

- No… no sexo, me moría de ganas de hacer el amor contigo, no es lo mismo bajo ningún concepto porque yo no quiero solo sexo contigo, yo quiero todo contigo

- ¿Todo? – preguntó Mu con una sonrisa muy ladina, eso hizo sonreír a Saga que contestó:

- Claro que todo, dame unos diez minutos y te vuelvo a dar con todo hasta que me pidas clemencia

- ¿Diez minutos?

- Diez minutos – confirmó Saga levantando las sábanas para mirar a su aparato y asentir, Mu sonrió muy divertido y la pareja se unió en ardientes besos hasta que en verdad luego de aproximadamente diez minutos se volvieron a unir en un apasionado encuentro

***

Era una tarde calurosa y Seiya se encontraba en la sala de la casa junto a Shun, Ikky estaba en el trabajo y el peliverde se había quedado en casa a hacerle compañía a su cuñado favorito quien ya casi llegaba al término de su embarazo, ese día el castaño se había sentido raro, le dolía demasiado la espalda y sentía constantes dolores en el vientre, creyendo que era normal no dijo nada porque el día anterior había tenido indigestión

- Hades volvió a proponerme vivir juntos, quiero hacerlo, pero no sé qué dirá Ikky – suspiró Shun mientras cambiaba de canal pues el programa que estaban viendo ya le resultaba aburrido

- No le pares bola a tu hermano, yo creo que deberías hacer lo que tu corazón desea, solo si decides irte deberías comprarle un perro a Ikky, créeme… extrañaría más a cerbero que a ti, no me lo tomes a mal pero él ama al perro más que a mí, auch… - Seiya sonrió y se movió pero se arrepintió de hacerlo porque le dolió hasta el alma, se mordió los labios y gimió de dolor llevando una mano a su vientre

- Seiya, ¿qué te sucede? – Shun se acercó a él todo asustado, el castaño lo tomó de la mano y dijo entrecortadamente

- No sé, me duele mucho el vientre, pensé que era algo pasajero, pero desde la mañana me he sentido medio extraño – Seiya respiró profundamente tratando de contener el malestar

- ¿De cuántas semanas estás Seiya?

- 32, todavía no es tiempo, mi doctor dijo que lo óptimo es esperar hasta las 36 semanas, no tengo nada listo Shun… no tengo la maleta hecha, Ikky no está aquí, no puedo tener a mi bebé ahora – dijo Seiya entrando en pánico, además de sus múltiples dolores sentía que no podía respirar apropiadamente

- Yo creo que no tienes opción en eso Seiya, si tu bebé ya viene pues ya viene, voy a llamar a Ikky y a una ambulancia, ¿está bien?

- Mi papá, llama a mi papá también – dijo Seiya respirando de mejor manera

- Tranquilo, sé que tienes miedo pero estarás bien, ahora mismo llamo a tu papá y le digo a tu tío que nos haga una maleta y nos encuentre en el hospital, ¿quieres que te traiga algo? – Shun también estaba intentando mantenerse tranquilo para poder ayudar a Seiya

- Ok., ok., - susurró Seiya y acarició su pancita, Shun le sonrió y rápidamente comenzó a moverse, primero llamó a una ambulancia, luego a Ikky y finalmente a Aioros, era un alivio que el hombre estuviera de vacaciones y esa tarde había dicho que iba a hacer compras, pero al recibir la llamada de Shun, no pasaron más de cinco minutos cuando Aioros llegó, él sugirió llevar a su hijo al hospital en su auto pero no fue necesario porque la ambulancia llegó, los paramédicos subieron al castaño en una camilla y lo llevaron rápidamente a la ambulancia, Aioros le dio la llave de su auto a Shun para que los siguiera porque él viajaría con su hijo para intentar mantenerlo relajado.

- ¡Ah maldita sea! – Gritó al sentir una nueva contracción, Aioros tomó la mano de su hijo que miró a su padre y le dijo: - ¡Voy a matar a Ikky!, él me hizo esto, auchhhhh….  

- Tranquilo hijo, pronto llegaremos y luego puedes matar a Ikky todo lo que quieras – lo animó Aioros sin poder evitar sonreír  

 

Shun corrió al segundo piso y armó una maleta con lo que pudo encontrar, puso una pijama para Seiya, unas pantuflas, pañales, unos monitos para el bebé, no se le ocurrió nada más y salió corriendo, abrió el auto y se sentó en el asiento del conductor, respiró profundamente y lo encendió, él no era el mejor chofer de la vida pero tenía que hacer su parte y llevarle el auto a Aioros, dioses… ¿por qué Ikky no le había dado más clases?, dioses…

 

Shun mantenía la vista fija en la carretera intentando conservar la calma, la ambulancia probablemente ya llegó al hospital y eso era bueno, no quería imaginarse a Seiya en dolor, solo esperaba que su hermano llegara pronto al hospital, el camino hasta allá fueron los veinte minutos más largos de su vida. Cuando llegó fue por los pasillos en la sala de emergencias, Aioros estaba de pie en la estación de enfermería llenando el formulario de ingreso al hospital, Seiya estaba cerca acomodado en una silla de ruedas, estaba pálido y trataba de respirar sin conseguirlo realmente, su rostro tenía una expresión única de dolor

 

Ikky había salido sin decir una sola palabra de la reunión en la que se encontraba cuando recibió la llamada de Shun, al llegar al hospital corrió por los pasillos y el alma le regresó al cuerpo al ver a Seiya sentado en la silla de ruedas acompañado por Shun que estaba acuclillado a su lado y le tomaba la mano, Aioros estaba hablando con las enfermeras y señalaba a su hijo que se quejaba de dolor

- Seiya, ya estoy aquí, ¿estás bien? – Ikky llegó junto a su esposo, tomó su mano para besarla y arrodillarse a su lado, el castaño frunció el ceño y se mordió el labio inferior cuando una nueva contracción lo hizo encogerse en su lugar.

- Estoy genial, no podía estar mejor – respondió el menor con todo el sarcasmo que pudo, la expresión de su rostro era un poema, Ikky no recordaba haberlo visto así… nunca antes…

- ¿En verdad? – Ikky estaba todo preocupado y emocionado por lo que no entendió la indirecta de su esposo, Ikky no entendía nada en ese punto, tenía un cúmulo de emociones encontradas

- Claro que no, maldita sea, Ikky… siento que me voy a morir, siento que me estoy partiendo en dos, ¡todo es tu maldita culpa! – gritó mientras apretaba con fuerza la mano de su esposo, el peliazul nunca pensó que el castaño fuera tan fuerte.

- Lo que sientes es normal, recuerda lo que dijo tu médico – dijo el peliazul tratando de tranquilizar a su niño

- Lo dices porque no es a ti a quien se le estaban partiendo la cadera – Seiya quería golpear a Ikky pero se estaba conteniendo porque le daba vergüenza de los doctores, así que solo apretaba su mano con fuerza buscando en esa acción un poco de alivio a sus dolores.

 

Un joven médico llegó corriendo y fue directo hacia Seiya que cuando lo vio trató de sonreír, al fin su médico había llegado, el Dr. Kotara escuchó su corazón, sintió su pulso y le hizo algunas preguntas que Seiya contestó, era información sobre la frecuencia de sus contracciones y la intensidad de sus dolores.

- Muy bien Seiya, hiciste bien en venir al hospital tan pronto, te llevaremos al quirófano ahora mismo, ya hemos hablado de esto, ¿recuerdas?

- No… no me acuerdo de nada… por todos los dioses… auchhhh… - Seiya se contorsionó en la silla de ruedas abrazando su pancita, el médico hizo una seña a los enfermeros y gritó a la estación de enfermería

- ¿Qué quirófano está disponible?

- El tres doctor

- Genial, vamos… - el doctor hizo una seña y todos se movilizaron

- ¿Puedo ir con él? – preguntó Ikky sin realmente detenerse a esperar que se lo autoricen

- Por supuesto, le daremos las batas y eso, no hay problema – era bastante común que los padres entraran al quirófano cuando sus hijos nacían, además eso ya lo habían hablado, Seiya respiró profundo, por supuesto que Ikky estaría ahí con él

- No perdamos más tiempo, vamos… - Ikky corrió junto a la silla de ruedas, el médico guiaba el camino, Shun y Aioros quienes se habían mantenido al margen de la plática del médico se despidieron de Seiya y luego lo vieron entrar al lugar junto a Ikky, el peliverde vio la preocupación en los ojos del castaño y sin pensarlo lo tomó de la mano, el mayor al sentir el suave contacto volteó su mirada y se encontró con la sonrisa dulce de Shun.

- Estará bien, Seiya es muy fuerte – lo animó Shun, Aioros asintió y le devolvió la sonrisa. Era un alivio no estar solo en ese momento. Aioria en esos momentos llegaba al hospital con una maleta en las manos.

 

Dentro del quirófano se escuchaban los gritos de Seiya y se podían ver los gestos de dolor de Ikky cada vez que su esposo apretaba su mano, ambos vestían la típica ropa de quirófano, bata azul y gorrito del mismo color cubriendo su cabello, Seiya estaba de pie junto a la mesa del quirófano, él había querido recostarse pero el médico le había dicho que aún no, así que ambos estaban usando botitas en sus pies, Seiya tenía la frente perlada por el sudor y sus mejillas están sonrojadas. A su lado Ikky trataba de hacerlo respirar, esperaba que eso le tranquilizara de alguna manera

- Tranquilo Seiya, trata de respirar como nos enseñaron – lo animó Ikky con voz suave, pero para ese momento Seiya estaba furioso producto del dolor.

- ¡No quiero respirar!, no quiero nada y menos lo que sea que venga de ti,  te odio Ikky, todo esto es por tú culpa – el castaño lo miró con cólera, esto no era extraño, o por lo menos eso les había dicho su médico

- Seiya…

- Seiya nada, si crees que te voy a volver a abrir las piernas luego de esto estás muy equivocado

- Está bien, como tú quieras

- Te lo advierto, si en el futuro quieres más hijos tendrás que parirlos tú – le dijo el castaño con el ceño fruncido, los presentes reían disimuladamente, solían vivir escenas de ese tipo muchas veces, pues era algo normal que en el momento del parto la mujer, o en este caso el padre incubador, culpara de todo lo que estaba sufriendo a su pareja. En ese momento el medico ingresó al lugar junto a otro hombre quien era el anestesiólogo.

- Muy bien, estamos listo para esto – anunció acercándose a la pareja, Seiya palideció cuando vio que una instrumentista le entregaba al hombre una jeringa de gran tamaño junto a una aguja aún más grande de ser posible, luego el medico pidió que voltearan al joven y Seiya quedó de pie apoyado en la mesa de operaciones mientras Ikky aún sostenía su mano. El castaño sentía que iba a morir, tenía mucho miedo del dolor que sentiría cuando esa aguja se clavara en su espalda.

- Te juro Ikky que me encargaré de que una aguja de ese tamaño un día te pique el trasero – maldijo Seiya en susurros, el peliazul palideció al escucharlo, Seiya era muy capaz de hacerlo

 

En la sala de espera Aioros, Aioria y Shun estaban caminando de un lado a otro, la cesárea de Seiya fue de emergencia porque la habían planificado para dentro de 4 semanas más, de cualquier manera los tres estaban con el alma en un hilo, y así estuvieron hasta que Ikky salió del quirófano y dijo:

- Es un varón, el ecosonograma no se equivocó, el médico dijo que todo está bien y ahora está acabando de atender a Seiya, no perdió mucha sangre por lo que no fue necesaria una transfusión y todo salió bien, ahora van a llevar al niño a la incubadora pero lo podemos ver

- Ok Ikky… ¿seguro que mi hijo está bien? – Aioros abrazó a su yerno que lo abrazó de vuelta y le dijo:

- Si, Seiya está muy bien, va a dormir por algunas horas hasta que se le pase el efecto de la anestesia, durante el procedimiento no se durmió y estaba asustado, así que yo estuve a su lado y le hablé todo el tiempo, cuando pudo ver al bebé ya se tranquilizó y se durmió, por eso pude salir yo, si me movía de su lado cuando él aún estaba consciente… me bota de la casa, entonces no se preocupe Aioros, Seiya está bien, todo salió bien

- Felicidades Ikky, me alegro tanto – Shun abrazó a su hermano y luego Aioria hizo lo propio, todo era felicidad en la sala de espera del hospital

 

Seiya abrió los ojos y gimió de dolor al intentar moverse, Ikky estaba a su lado y besó su mano llamando su atención, el castaño algo quiso decir pero sentía algo extraño en su rostro

- Es la máscara de oxígeno, no se supone que debes hablar aún, duerme un ratito más, el bebé está en la incubadora y el doctor dijo que está todo bien, descansa amor que yo voy a velar tu sueño

- Ikky… mi bebé… - logró decir Seiya, sus párpados se cerraban por la medicación

- El bebé está bien, duerme amor… eso es… - Ikky besó la frente de Seiya y tomó nuevamente su mano, el peliazul miró a Seiya dormir y se sentía feliz, feliz como nunca se había sentido antes en su vida

 

Muy temprano en la mañana Seiya despertó y se sentía bastante adolorido, al abrir los ojos vio a Ikky profundamente dormido en una posición bastante incómoda, así que apretó suavemente su mano, el peliazul casi se cae de la silla al despertar, pero sonrió al ver a su esposo despierto

- ¿Cómo te sientes amor?, ¿necesitas algo? – Ikky besó la frente de Seiya y le acarició la mejilla

- No sé… me siento mareado, ¿es eso normal? – preguntó el castaño tratando de moverse

- Puede ser, el doctor dijo que podrías sentarte hoy, ¿quieres que te arregle las almohadas?, las enfermeras me dijeron que nos van a traer al bebé pronto

- Si… ayúdame por favor – dijo Seiya con un suspiro, Ikky lo ayudó a incorporarse y le acomodó las almohadas, a manera general Seiya se encontraba bien, le dolía un poco el vientre producto de la cesárea, pero seguramente en unas semanas estaría mucho mejor, al ver entrar a su familia sonrió, Ikky se encontraba sentado a su lado cuando la puerta se abrió y entraron Aioros, Aioria y Shun

- Hijo, ¿cómo te sientes? - preguntó Aioros caminando hacia donde se encontraba, en sus manos tenía una pequeña almohada de herradura que acomodó en el cuello de Seiya que se sintió en el cielo

- Como si un camión me hubiera arrollado

- Eso es normal Seiya – dijo Aioria mirando la cartilla médica que estaba en el pie de la cama

- Eso dijo el médico pero igual estoy adolorido, de cualquier manera gracias por estar aquí, gracias Shun por acompañarme y por empacar la ropita de mi bebé, el pobre estaría con una bata de hospital si no fuera por ti  – dijo Seiya al abrazar delicadamente a su peliverde amigo que lo había venido a visitar

- No te preocupes, lo entiendo, me alegra haber estado en ese momento para ayudarte – Shun dio un paso hacia atrás para darle espacio a Aioros que se sentó en la silla que había estado ocupando Ikky hasta ese momento, Seiya respiró y se llevó una mano al vientre, Ikky entró en pánico, Aioros se puso pálido, Shun se hizo a un lado para dejar pasar a Aioria y en eso estaban cuando la puerta se abrió y una enfermera entró al cuarto cargando en sus brazos un pequeño bultito, el médico de Seiya entraba detrás de la enfermera y al cerrar la puerta dijo:

- Lo prometido es deuda, aquí está alguien que quiere conocerlos, muchas felicidades es un niño muy sano – sonrió el medico tomando al pequeñito y poniéndolo en los brazos del joven castaño

 

Los ojos de Seiya se llenaron de lágrimas en ese momento, miró a Ikky y supo que él estaba igual de emocionado, ¡eran padres!, luego de tantos meses ese pequeño bebé finalmente había llego a sus vidas, el pequeñito tenía sus manitos fuertemente cerradas y su ceño estaba fruncido, distinguieron en su cabeza una mata de cabello castaño y sus ojos que si bien aún no podía identificar el color definitivo, esperaban que fueran azules como los de Ikky.

- Es precioso – dijo Ikky mirando embelesado al bebé, ya lo había visto la noche anterior pero el hecho de que ahora estuviera en brazos de su esposo hacía que su corazón se derritiera

- Por supuesto, se parece a mí – bromeó Seiya, Ikky rió y luego le dio un pequeño beso en los labios a su esposo que trataba de no llorar

- No no no, se parece a mí, ven con papá… eso es… - Ikky tomó al bebé en sus brazos y le sonrió

- No se parece a ti, pobre mi bebé – dijo Seiya extendiendo los brazos nuevamente, Ikky se lo pasó y se sentó en la cama junto a su esposo y lo abrazo luego de besar su frente, Aioros se acercó y lo miró con ternura, Seiya vio la ilusión en los ojos de su padre.

- ¿Quieres cargarlo? – le preguntó, el mayor lo pensó pero finalmente extendió sus brazos, cuando lo miró sintió que una vez más tenía entre sus brazos a Seiya cuando apenas era un bebé, era una sensación diferente pues se trataba de su nieto, pero sentía la misma alegría que sintió cuando su hijo nació, cuando lo vio fruncir el ceño, sonrió, Seiya solía hacer eso cuando era pequeño.

- Es un bebé hermoso, ¿ya escogieron su nombre? – Ikky y Seiya intercambiaron miradas.

- Se llamara Ryu… - la pareja se tomó de la mano y sonrió

 

Shun tuvo miedo de cargar a su sobrino, era tan frágil que tenía miedo de hacerle daño, por unos segundos se imaginó siendo él quien tuviera un bebé, seguramente ese momento un día llegaría, por el momento se conformaría con su pequeño sobrino a quien amaría con todo su corazón.

 

Hades había llegado al hospital una hora después ya que no podía salir en plena clase, le envió un mensaje a Shun para saber dónde se encontraba y este le respondió en cuestión de minutos, caminó por los pasillos y finalmente lo encontró, Shun se encontraba en el área de neonatología observando a su sobrino a través de cristal cuando sintió que alguien lo abrazaba por la espalda.

- Es un niño precioso – dijo Shun mirando al bebé dormido y señalándoselo a Hades que asintió al decir:

- Lo es, siento envidia de Ikky – respondió Hades sonriendo ligeramente, Shun volteó su rostro para observarlo y preguntar:

- ¿Por qué?

- Yo también deseo tener un bebé contigo – sonrió al mirar como las mejillas de Shun se tiñeron de carmesí al escuchar sus palabras.

- P-pero que cosas dices – dijo Shun todo avergonzado, Hades lo hizo girar y lo abrazó con fuerza al decir:

- ¿No te gustaría tener un hijo conmigo? – el mayor puso mirada triste lo cual hizo reír a Shun.

- Claro que me gustaría, pero aún no, antes quiero terminar mi carrera, entonces podremos planear tener un bebé – el moreno sonrió y besó la mano de Shun al decir:

- Esperaré ansioso ese día – ambos se dieron un beso y luego continuaron observando al bebé de Ikky y Seiya, pensando en que algún día sería su bebé el que se encontraría en ese lugar.

 

Notas finales:

Chan chan chan... será que papi Shion se entera de los pasos de su retoño???, será que Hades cumple sus promesas y hace tío a Ikky???, uyyyyy... ya faltan solo dos capítulos más, esperamos que les guste en lo que termina, nos vemos el jueves con el capítulo nuevo, muchas gracias por leer, saludos, bye


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