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"Vacíos encontrados, la luna llora en tu mirada." por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Gracias a los que leen, acá el cap 15, hasta la próxima semana, queridos lectores. Sigan bellos y disculpen mi tardanza ;)

 

- o - 🌙 - o -

 

 

Aioros llegaba a su lado cuando fue audible aquella exhalación derrotista, el mayor tomó asiento a su lado para brindarle ese apoyo por el que en silencio estaba suplicando.

—¿Todo bien en el entrenamiento, mi pequeño? Hoy te vi inspirado.

—Supongo que estuvo bien… —volteó a verle con un brillo de melancolía.

—Estás triste, ¿qué te tiene así? Espero no ser yo —rió levemente, el dorso de su mano derecha acariciaba la mejilla ajena.

—¡No! No... —se alarmó, tomó la mano del mayor con cariño— tú nunca me producirías tal sentimiento y menos ahora que estamos juntos. Es más bien que... Siento que debo arreglar cosas con Giovanni. Tengo la necesidad de terminar con esa cadena tan dañina del que lo hice ser un eslabón. Quiero recuperar a mi amigo, Aioros…

El mayor exhaló tranquilo aún conservando una sonrisa en sus labios.

—Esa es una buena idea, además de que eso les ayudaría a él y a ti a cerrar capítulos malos y retomar los que tenían antes de todo por lo que han pasado. En verdad Shura, deseo de todo corazón que puedan volver a ser los buenos amigos que tanto atesoras.

—Gracias, Aioros me siento tranquilo de tener tu apoyo, tu comprensión y tu amor.

—Y lo tendrás siempre que lo necesites, quiero tener todo eso que te de tranquilidad. Sólo quiero tu bienestar y tu felicidad. Te amo, Shura, nunca olvides eso.

Aioros se acercó a Shura para dejarle un cariñoso beso en los labios, un beso de apoyo y amor.

—Yo también te amo, Aioros —contestó con una sonrisa en cuanto se hubieron separado de la suave caricia.

—Vamos —pidió el arquero— deseo invitarte a almorzar en mi templo. ¿Te gustaría?

—Encantado de acompañarte —rió poniendo sus pies en marcha.

—Honor que me haces, vamos entonces. Prepararé lo que quieras.

El noveno y décimo guardián iniciaron el recorrido para llegar a la salida del coliseo y poder así dirigirse a la casa del mayor para preparar el almuerzo.

 

 

- o - 🌙 - o -

 

El tiempo había trascurrido sin pena ni gloria en el Santuario, muchos ya almorzaban, otros iban y venían apurados porque tarde descubrieron que ya no tenían reservas de comida, otros como los guardianes de Géminis no se ponían de acuerdo en lo que harían, algunos como Mu, Aldebarán y Shaka habían hecho un pequeño convivio y compartían juntos la hora de comer. Mientras que por otro lado, Aioria y Death ya estaban camino a Rodorio.

El guardián de Leo había llegado puntual a recoger a su cuarto compañero, Death iba llegando a la entrada de su casa cuando vio llegar a Aioria. El sentido de puntualidad era buena señal de que alguien era comprometido de verdad para el italiano, y el que Aioria lo sea era algo que le parecía excelente aunque no pudo evitar pensar que era algo en lo que el leonino no podía fallar al ser tan exigente consigo mismo y con los demás. A Deathmask le gustaba eso de Aioria…

Habían empezado a descender por las escalinatas y por las casas de Géminis, Tauro y Aries donde estaban Mu, Alde y Shaka preparando lo necesario para los alimentos que estaban por compartir. Los dos peli-cortos saludaron animadamente a los tres de largos cabellos que les desearon a su vez una buena comida. Luego de eso, salían de las cercanías del Santuario para andar en los caminos secretos que llevaban a la vereda principal para llegar al pintoresco y alegre pueblo. El ambiente entre los dos era tranquilo pero silencioso, alguien debía intervenir.

—¿Cómo te fue en el entrenamiento? —Aioria trataba de que el ambiente no se volviera silencioso ni tenso.

—Pues creo que estuve bien, sigo mejorando mis técnicas tanto de lucha cuerpo a cuerpo, como los ataques especiales —respondió Death con tranquilidad.

Los dos iban caminando hombro con hombro y el de Leo se sentía dichoso de poder compartir esos momentos sencillos pero únicos con el de la cuarta casa.

—Pude ver que mejoras mucho en tu velocidad, a Afrodita le costaba un poco detenerte.

El comentario provocó que los ojos azules le miraran con un deje de asombro. Death no ocultó su sorpresa al saber que Aioria lo había estado observando mientras entrenaba junto con su amigo de Piscis.

—S-supongo que si... —comentó apenado— De todas maneras Afrodita es muy ágil, y a mi me falta entrenar más.

—De igual manera, Death, estás haciéndolo muy bien, no te presiones demasiado —terminó sonriéndole.

En la mente de los dos hombres nunca había existido la posibilidad de que alguna vez compartieran una conversación tan tranquila y en confianza como la que estaban teniendo ahora. Hasta hace relativamente poco uno no podía estar siquiera en el mismo sitio que el otro, porque eso anunciaba desastre, más ahora conversaban como un par de amigos de años.

—¿Y qué tienes pensado como almuerzo? —Death tenía curiosidad por saber a donde lo llevaba el menor.

—Verás es un lugar muy bueno, creo que podría gustarte —Leo dejó ver sus blancos dientes al formar una sonrisa.

Para Deathmask era en verdad raro estar con Aioria, hablar y sonreír. Todo era algo que jamás pensó hacer en compañía del joven griego pero admitía que era interesante pero no por ello confiaría del todo, aún en su mente cabía la probabilidad de que Aioria podría estar planeando algo en contra suya y estaba decidido a ser cuidadoso en cuanto al nivel de confianza que pretendía expresarle al otro. No quería salir lastimado de alguna manera, y para él era mejor prevenir que lamentar.

—Mmm, si tú lo dices voy a creerlo entonces. Lo aseguras con mucha convicción, debe ser un lugar agradable. Aunque dime, Leo, ¿no estarás planeando meterme en un saco y dejarme en un callejón, verdad? —rió con humor ante su ocurrencia. Pero lo que quería saber era lo que obtendría como respuesta.

—Death, por favor deja de pensar que quiero hacerte algún daño…

La voz de Aioria salió casi como una suplica, cada vez que Death le decía algo de ese estilo acudían a él recuerdos de lo dicho y hecho antes de que pudieran dialogar como personas normales, y la culpa lo llenaba por entero al hacerlo sentir que por su causa Cáncer no podía permitirse confiar en sus acciones o incluso en sus disculpas que eran realmente honestas y venían desde el fondo de su corazón. Aioria de cierta manera sentía tristeza al pensar que Death no comprendía que deseaba empezar desde cero con él, pero en otra medida le comprendía pues estaba consciente de que el mayor no sabía que estaba comenzando a llenar el vacío de su corazón con sentimientos que no había experimentado con alguien a parte de quizás su hermano al tener amor fraternal.

Pero Aioria podía jurar que no era ese tipo de amor el que comenzaba a llevarlo hacia Deathmask. No, era completamente distinto y le gustaba sentir el calorcito en el pecho producto de ese sentir que era causado por el anhelo que tenía al estar a su lado.

Death por el contrario se sintió un poco culpable por hacer sentir mal a su acompañante, había notado como luego de hacerle una petición, bajó el rostro apesadumbrado. Era verdad que quería ver las reacciones de Leo luego de decirle alguna tontería, pero no se había esperado aquello como respuesta. Optó por tomar la decisión de disculparse y quizás abrirse, sólo un poco, al menos lo suficiente para que Aioria dejara esa incomoda pesadez que se había alojado en su aura.

—Disculpame, Aioria… no pensaba en hacerte sentir mal con mi comentario —suspiró mientras ambos se detenían, Death aprovechó para colocar su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Aioria, dedicándole además una leve pero cálida sonrisa.

Aioria pudo ver el momento exacto en que los ojos azules se cerraban con simpatía, y las comisuras de los sensuales labios se alzaban hacia arriba, los dientes bien alineados de un blanco brillante asomaron desde el interior de esa boca que se había vuelto su más grande deseo secreto. Las mejillas canela del griego se habían coloreado de un tono carmín difuminado, haciéndolo lucir como un tímido atardecer. Los ojos verdes estaban brillantes y bien abiertos, grabándose en sus pupilas esa expresión del contrario que conocía únicamente por las noches.

Pronto la impresión se había vuelto impulso y ese impulso terminó siendo una acción. Aioria había sonreído de la misma forma que su compañero, tomó la mano más clara con una propia y la acarició sin que el dueño de ésta se quejase. Parecía que inclusive a Death le estaba gustando el contacto porque consciente o inconscientemente había comenzado a frotar delicadamente con su mano libre la del griego.

Finalmente ambos abrieron los ojos, con lentitud la sonrisa de cada uno fue apagando su intensidad hasta quedar con una bonita curvatura hacia arriba, delicada, tranquila, sólo de ellos dos. Las diferentes tonalidades de irises se miraron mutuas hasta fundirse, pudiéndose ver el reflejo del uno en la mirada del otro; estaban enfocados en ellos y dejó de existir el entorno.

Deathmask se había sonrojado ahora también, comenzaba a ver a Aioria con unos ojos distintos. El leonino lucía bastante atractivo a su criterio, tal pensamiento hizo que la coloración de su rostro aumenta hasta el punto de hacerle sentir la cara caliente. Se preguntó en su mente —“¿Qué estoy pensando?”— asustándose de si mismo. Aioria sólo podía pensar —“¡Es perfecto!”— con la emoción acelerando los latidos de su corazón. Sin que se dieran cuenta la distancia se iba acortando segundo a segundo, sintieron calor de pronto pero estaban hipnotizados, algo tenía el hombre frente a si que no deseaban apartar la mirada, una sensación que no estaba ahí antes los envolvió por entero borrando a su alrededor todo lo que les rodeaba.

Eran sólo ellos el uno para el otro y el aroma de sus colonias era llevado por el viento hasta la respiración del contrario, endulzando los sentidos mutuos colocándoles en una burbuja donde no cabía nada más que ellos y la posibilidad misteriosa de que algo deseado pueda pasar. Era cuestión de que uno se aventurara a correr el riesgo, un sólo movimiento hubiese provocado el choque de dos vacíos encontrados… Pero una mariposa Monarca decidió que era una buena idea volar entre el “Gran Cañón” que formaban los perfiles de los guerreros de Leo y Cáncer frente a frente, rompiendo la burbuja y trayendo a la realidad a un Death más rojo que las rosas de Afrodita y a un frustrado Aioria cuyas ansias se había humedecido con la lengua… 🦋

 


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