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RUMOURS. [Kaisoo] por UnicornioMorado

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Cuentan los rumores que un día de invierno cálido y soleado, como aquellos que no hay, un joven llegó al edificio. Que es el líder de un culto satánico, dicen por ahí.


Cuentan los rumores que es tan pálido como una hoja de papel y que su delgadez se asemeja a tal.


Cuentan los rumores que un día el departamento contiguo al suyo fue ocupado, que el nuevo inquilino es tan patoso y torpe que no hay ocasión en la que no haga un desastre al sacar la basura.


Dicen las malas lenguas que uno de ellos es huérfano, criado por salvajes y que el otro, escondido de un rostro digno de un ángel, es poseedor de todos los males del infierno.


Cuentan los rumores que, de vez en cuando, ambos chicos se reúnen y que logran inquietar al vecindario con el concierto de chillidos y sonidos tenebrosos que no se detienen hasta muy entrada la madrugada. 
Que realizan un ritual satánico, llamando al propio demonio, comentan los vecinos.


Cuentan los rumores, de aquellos más sensatos, que Kyungsoo es el hijo menor de una familia de clase media, que se encuentra cursando el tercer año de la carrera de medicina, que es introvertido y algo huraño, que llegó a la ciudad buscando comodidad económica para el bolsillo de sus padres y que trabaja a medio tiempo para solventar sus gastos básicos personales.


Dicen por ahí que JongIn es el niño tímido de una numerosa familia, que detrás de un ceño fruncido esconde a una persona dulce muy bien educada y que, queriendo cumplir sus sueños, se ha inscrito en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional; que con los gráciles movimientos de aquel que ha dedicado gran parte de su vida a la danza, ha logrado cautivar a más de un corazón en la ciudad.


Dicen, que a pesar de sus diferencias, desde el día en que Kyungsoo tropezó con JongIn no han podido dejar de frecuentarse y que, con un corazón alocado y ojos llorosos, el primero robó un beso al otro y que al son del segundero impregnaron su esencia en el otro, murmurando promesas mudas y sellando un pacto de pertenencia con gemidos pasionales de los que ninguno se avergüenza.


Dicen los rumores que Kyungsoo y JongIn se han enamorado pero, ¿quién podría asegurarlo?


Son rumores al fin y al cabo.


Kyungsoo tira la puerta con un gruñido y JongIn sabe aún sin despegar los ojos del libro que lee, que el chico lleva una mueca de asco deformando su rostro. 
Hace un mes decidieron compartir departamento para disminuir gastos y porque simplemente necesitaban una excusa más para no despegarse el uno del otro y, luego de establecer mínimas normas de convivencia, a Kyungsoo le fue asignado el día martes para sacar la basura. Hoy es martes. 
JongIn casi puede adivinar cómo el chico se imagina a los gérmenes penetrando sus poros, aún así JongIn lo interroga con la mirada, todo él cejas arqueadas y la sombra de una sonrisa burlona.


— El señor Jung — gruñe Kyungsoo. Explicación suficiente para la espesura y oscuridad de su aura. Ese hombre es en serio detestable.


Kyungsoo bufa fastidiado, lavándose las manos con ahínco. 
Se ve tan lindo y adorable que JongIn no resiste el impulso de ir hacia él y estrecharlo entre sus brazos.


— ¿Debo empezar a buscar los muñecos? —  susurra cerca de su oreja. Sabiendo con certeza que el anciano del tercer piso le ha atacado con sus prejuiciosos comentarios llenos de desprecio y que, de hecho, ha logrado su cometido. Él puede sentir la furia emanando del  pequeño ojon amargado que se ha adueñado de su corazón. Su pequeño novio.


Kyungsoo le lanza una mirada interesada, porque no estaría de más algo de voodoo. Muy a su pesar, tiene que reír, porque aunque allá afuera todo sea oscuro e intenten robar su pequeña, muy pequeña, dosis de calma y felicidad, tiene claro que su vida la vive y la forja él y no los vecinos ni la señora escandalosa del supermercado. 
Pone un pequeño beso en los labios de su hombre, agradeciéndole por poner pequeñas estrellas en medio de la penumbra, y decide alargar un poco el chiste.


— Yo iré por las agujas. — Dice con malicia y una sonora risa que se une a la de JongIn, quien lo estrecha entre sus brazos.


— ¿Es un mal momento para hablar sobre lo mucho que quiero que vayamos a otro vecindario? — Kyungsoo se lleva una mano a la barbilla, arrugando el ceño y finge pensarlo concienzudamente.


— ¿Y si mejor nos vamos a otra ciudad?


Vuelven a reír y, sintiéndose más serenos, estrechan su abrazo. JongIn pone besos en la frente del otro.


— Si nos vamos a Marte, los marcianos también hablarán, especularán y habrán rumores. — Murmura Kyungsoo, pensando en el asunto con total seriedad.


— Pero sólo serán rumores al final de cuentas, ¿no?


El silencio se instala en aquel pequeño y cálido departamento, testigo de un apasionado romance que día a día se las arregla para hacerse mas fuerte y hacer nacer flores en medio de tanta maleza.


Con el avance del segundero, las suaves caricias de JongIn dejan de ser inocentes y sus manos se vuelven más traviesas.  Kyungsoo vuelve a dirigirle una mirada interesada, una sonrisa pícara divide su rostro y en sus ojos aparece ese brillo.


— ¿Les damos más razones para hablar?


JongIn lo besa con agresividad, robandole el aliento a ese ser que a sus ojos es lo más precioso.


— No te contengas — murmura JongIn con la voz ronca,  colando sus manos por debajo de la ropa de su pareja — y quién sabe, quizás mañana escuchemos un nuevo rumor. 


 


FIN


 

Notas finales:

Hace un tiempo fui a una discoteca gay llamada Rumours y pues, bueno, estas cosas pasan. Ok no. 

Gracias por leer. 


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