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ESQUIZOFRENIA por juda

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Tomás sabía que Ale no era un mal tipo y que se sentía sobrepasado por lo que pasaba en su casa (al igual que Seba), así que agradeció el intento que hizo por unir las amistades.

-No somos de salir a bailar, pero si algún día deciden ir a ver una película, nos avisan -respondió intentando sonar conciliador -Ahora los dejamos, estamos por comer y tenemos que volver al trabajo, nos vemos.

Dicho esto, le pasó un brazo por la cintura a Seba y lo hizo avanzar.

Ale sonrió en señal de despedida.

Seba fulminó con la mirada a Franchesco.

Franchesco no pudo sacar los ojos del brazo de Tomás sobre el cuerpo de Seba. Sobre el cuerpo de Seba que le pertenecía!

Ale siguió caminando hacia el negocio, en sentido contrario hacia donde iba su hermano con su amigo. Cuando se dio cuenta que el pelinegro no lo seguía, volteó.

Franchesco aun estaba parado en el mismo lugar, mirando en dirección a los otros que ya doblaban en la esquina.

-¿Qué pasa? -preguntó acercándose.

-¿Cuando volvió a irse el Esqui?

-No entiendo.

-Desde la pelea que tuvo con tu padrastro, el Esqui regresó a tu casa, pero ¿cuando se fue nuevamente? Vos me habías dicho que ya estaba todo bien.

-No, se comunicó con mi vieja por teléfono por eso te dije que estaba todo bien, porque al menos sabíamos que estaba vivo, pero nunca regresó. Siempre estuvo con Tomás -aclaró.

Franchesco tragó saliva, metió las manos en los bolsillo para que no se notara que estaba temblando y siguió los pasos de su amigo. Cuando Ale entraba al negocio, el pelinegro recibió una notificación en el celular, el rubio sonrió mientras le guiñaba un ojo y lo dejaba solo para que contestara.

"Quien mierda es Nancy?"

Guardó el aparato sin responder, si lo hacía en ese momento lo iba a mandar a la mierda, así que se contuvo. Compraron el pan con su amigo y regresaron a almorzar. 

Ale almorzó. 

A él se le había quitado el hambre.

***

-¿Todo bien? -preguntó Tomás cuando lo vio tomar un ansiolítico.

-Si! todo bien.

No! ¿qué podía estar bien? Franchesco estaba con una tal Nancy y no le respondía los mensajes.

¿En qué momento pudo pensar que un hombre como él se fijaría en alguien tan insignificante, tan poco normal, tan al extremo, tan poco cuerdo... como él? Eso lo tenía muy claro. No le dolía que Franchesco prefiriera a cualquier otra persona, porque sentía que absolutamente cualquier ser en la tierra era mejor que él... lo que le dolía era la traición. ¿Por qué había jugado con él? Eso sí, no se lo merecía. Él había sido fiel y se había entregado por completo, a tal punto que le dolía enormemente la situación.

¿Se había enamorado en tan poco tiempo? ¿Tan estúpido era? Si. Así de estúpido era. Tenía que regresar al trabajo y agradecía tener a Tomás a su lado, él le hablaría de otras cosas y dejaría de pensar en el pelinegro, porque el niño no se merecía ni que lo recordase ni por un segundo.

***

Eran las 8 de la tarde cuando salieron del trabajo, Seba miró la hora, durante la semana había ido corriendo a la casa de Tomás, se había bañado y partido nuevamente a las corridas para buscar a su niño en la escuela. Hoy iba a ser la excepción. Ya le dolía, ya lo extrañaba. Miró el celular con la esperanza que hubiese alguna explicación sobre esa Nancy, pero no había nada.

Trago saliva para que el llanto también bajara a lo más recóndito del olvido.

-¿Hoy no corres? -le preguntó Tomás.

Seba lo miró y sonrió.

-No, hoy no.

-Vaya! ¿por eso estás así? ¿Te peleaste con la persona con la que te venías viendo? 

El pelirrojo bajó el rostro, no quería hablar de eso.

-Algo así.

-Ya se arreglarán -le contestó mientras lo tomaba por los hombros y caminaban pegados, intentando levantarle el ánimo.

-No sé, creo que descubrí una infidelidad.

Tomás siguió caminando un silencio durante un rato.

-No le des vuelta al asunto, Seba. Si esa persona te fue infiel, no te merece, ni siquiera merece que estés triste en este momento. ¿La conozco?

-No es una mujer -le aclaró y Tomás lo miró de soslayo, le dolía verlo mal. Lo había conocido hacía unos meses, cuando la crisis psicótica había pasado de ser un peligro para convertirse en el fantasma de su presente. Seba tenía miedo de recaer y que una persona le hiciese pasar por un mal trago, exponiéndolo a una recaída, lo enojaba.

-Entonces él es un estúpido que no te merece. Ya verás como todo mejora. ¿Quieres que salgamos esta noche? Podríamos salir a bailar y liberamos endorfinas.

-¿Desde cuando gente como vos y yo libera endorfinas mientras baila? -le preguntó con una sonrisa triste.

-¿Cine entonces?

Seba siguió caminando con lentitud mientras afirmaba con la cabeza.

-Cine me gusta. Supongo que será cuestión de saturarme la cabeza con otras cosas hasta que deje de doler.

***

Franchesco había decidido no escribirle ni responder los casi 10 mensajes que tenía preguntándole sobre quien era esa Nancy y porqué lo había engañado.

La forma en que Tomás y Seba se trataban hablaba a las claras que había algo más entre ellos, y sin mencionar que el pelirrojo ahora vivía ahí.

Debería habérselo visto venir, un hombre como Seba, que le gustaban los libros, las películas y todas las cosas de esos niños intelectuales que pululaban por ahí... no se iba a fijar en alguien como él, pero eso no le daba permiso para mentirle.

Nunca le había preguntó si ya había regresado a su casa, pero es porque lo daba por sentado!

Cuando salió de la escuela a las 9 de la noche, lo buscó con la mirada en el rincón en el que solía esperarlo... pero no estaba.

Franchesco no había respondido a sus mensajes... ¿que esperaba entones? 

Esperaba que hubiese seguido intentando comunicarse con él. Esperaba que fuera lo suficientemente importante como para que Seba fuera a la escuela y en un ataque de celos le preguntara por esa Nancy, a los gritos y delante de todo el mundo. Pero era evidente que los celos llegaban hasta el mensaje número diez, ese era su límite.

Hacía una semana que se metían entre esos arbustos y tenían sexo o se toqueteaban hasta terminar con los pantalones mojados en semen, siempre con la mirada puesta en el fin de semana, porque ese sería su primer fin de semana como pareja, y habían decidido que lo pasarían juntos, dormirían juntos, almorzarían juntos, merendarían...

Ya había hablado con su madre, le había pedido permiso para que Seba pasara con él esos días y hasta casi le hace firmar un acuerdo de confidencialidad para que no le dijera a nadie sobre ellos dos.

Ahora todo se había ido a la mierda y sentía que era por culpa de Tomás!

Respiró profundo.

Ya lo extrañaba.

-¿Qué onda? -le preguntó Ale cuando vio que lo acompañaba en el trayecto al bar -¿Y Nancy?

-Hoy no la veré.

-¿Por eso has andado con cara de culo toda la hora? ¿Te peleaste con ella?

-Creo que se está viendo con alguien más.

Ale se paró y lo miró.

-Si alguien te ha pasado ese dato, tienes que primero verificar, no te lleves por habladurías.

-Los vi.

-Uff! Lo siento amigo. Estaban en alguna situación comprometedora?

-No sé, se veían muy amistosos.

-¿Pero que te dijo ella?

-Nada, ese hombre es su amigo, pero siento que es algo más.

-¿Sientes?

-Por la forma en que se relacionan creo que...

-¿Crees? -rió Ale y Franchesco lo observó. -Fran no estás exagerando? pensé que los habías visto besuqueándose o algo así! No estarás sobrereaccionado por celos?

-Si vieses a Cesar acariciarle el brazo a un "amigo" o que ese amigo lo tome de la cintura mientras hablan con otros o pasando demasiado tiempo con esa persona, ¿cómo reaccionarías?

Ale lo pensó un momento.

-Iría y mataría a su amigo.

-Ok, entonces creo que me estás entendiendo.

El rubio abrazó a su amigo y caminaron juntos.

-Salimos a bailar esta noche?

-Si, me quiero olvidar de Nancy.


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