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ESQUIZOFRENIA por juda

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Eran las 12 de la noche y Seba leía un libro con la luz tenue de una pequeña lamparita, no quería prender la luz más grande por miedo a que su padrastro comenzara a gritar que la electricidad era costosa y él no tenía para pagarla.

Se abrió la puerta y metió la cabeza Ale.

-Esqui! volviste!

Seba sonrió mientras bajaba el libro y lo observaba.

-Puedo pasar?

Asintió.

Ale entró. Parecía que recién se había bañado, tenía el cabello húmedo y vestía un pijama que estaba todo descolorido de tan viejo.

Se sentó junto a él con las piernas cruzadas.

El pelirrojo no dejaba de sonreír, recordó cuando eran niños y jugaban a acampar debajo de la cama. Llevaban refrescos o agua, se llenaban la boca de galletas y se escupían encima cuando se miraban y no podían resistir la risa.

Eran otras épocas, luego llegó el novio de la madre y pronto ella lo convirtió en el padrastro y figura principal del hogar... si es que eso podía ser llamado "hogar".

-Estoy saliendo con alguien -dijo y escondió la cara tras las manos.

Seba levantó las cejas, su hermano mayor nunca se ponía tímido ante nada y tampoco era la primera vez que tenía novio.

-Se llama Cesar!

-Lograste cazarlo??? Recuerdo ese nombre, ya me lo habías nombrado en alguna oportunidad.

-Siiii! Pensé que no lo recordarías.

-Yo recuerdo todo lo que me cuentas -le expuso sin borrar la sonrisa.

-Te veo demacrado, quieres que me vaya y te deje descansar?

El pelirrojo negó de manera rotunda con la cabeza.

-Cuéntame de él.

-Te va a gustar. Es un friki como vos.

-Friki en qué sentido? Friki de psiquiatra también? -preguntó largando una carcajada.

-QUIERO DORMIR IMBÉCILES -gritó el padrastro desde la otra pieza.

Los hermanos abrieron grande los ojos y se miraron para después taparse la boca y comenzar a reír en silencio.

-Es friki de libros -le susurró cuando pudo calmarse. -está estudiando un profesorado de matemáticas pero le gusta leer como a vos. Tienes que conocerlo. Me habla de todas esas pelotudeces aburridas que te gustan. Seguro que ustedes se van a llevar a las maravillas. 

Seba sonrió grande, revelando unos hoyuelos demoníacos.

Ale le sacó el pelo rojo de los ojos.

-Bebé, te dejé solo con Tomás, perdón.

El pelirrojo se puso serio, su hermano siempre había sido su cuidador, pero después de su crisis lo notó cansado. Imaginó que hacerse cargo de él lo estaba saturando. ¿Hacía cuanto que no lo llamaba bebé? Tragó duro, ellos tenían una madre distante y Seba había recibido todo el cariño que debería haberle dado su madre, de su hermano.

-Estuve bien, no te preocupes por mi. Ya soy grande, no necesitas seguir cuidándome.

-Soy tu mayor, siempre debo cuidarte. ¿Estuviste tomando tus pastillas?

Asintió.

-Todo estuvo bien mientras estuviste en esa casa?

Asintió nuevamente, no le iba a contar sobre su recaída, Ale estaba feliz con Cesar y no empañaría esa felicidad.

-Con Franchesco estamos buscando empleo, trabajaré a la mañana y estudiaré a la noche. Me haré más responsable.

-Ya eres responsable.

-No Seba, soy el mayor, yo debería ayudar económicamente. No tu!

El pelirrojo no respondió, Ale se acercó y le pidió espacio, se hizo a un lado y su hermano se acostó junto a él mientras lo abrazaba.

-Te cabe que el viernes salgamos los cuatro a tomar unas cervezas?

-Los cuatro?

-Si! quiero que conozcas a Cesar y deberé llevar a Franchesco, si te llevo a vos y no le digo nada a él se va a ofender. Es bien celoso el hijo de puta.

Seba sonrió, estaba quedándose dormido. Asintió mientras sentía como su hermano lo cubría con las mantas y se pegaba a él para dormir juntos, como cuando eran niños, como cuando aun podían soñar y ser felices con un paquete de galletas.

***

Martes

La dosis de la pastilla le parecía excesiva, apenas se mantenía de pie en el trabajo, se le cerraban los ojos constantemente.

Le escribió a Franchesco diciéndole que lo quería mucho y lo extrañaba pero que estaba muy cansado, que no podría buscarlo en la escuela.

Franchesco aceptó a regañadientes.

Franchesco intentó no pensar que su pelirrojo ya no sentía interés por él.

Miércoles

Al mediodía lo fue a buscar Tomás al trabajo para que salieran a almorzar juntos y lo agradeció, no tenía fuerzas para regresar hasta su casa, comer y volver a trabajar.

-Y tu Franchesco? -preguntó mientras se dirigían a un bar.

-Anda buscando trabajo con Ale, no lo veo desde el lunes. Ando muy cansado, las nuevas pastillas son muy fuertes y me duermo así que no puedo buscarlo en la escuela a las noches.

-Bueno Seba, si el crío quisiera verte vendría a buscarte al trabajo como lo hago yo.

Seba no contestó, estaba por entrar en el bar de la esquina pero Tomás lo paró.

-No, vamos a un lugar mejor. Entre que tienes cara de zombie y ese lugar es deprimente, vas a provocar que me quiera pegar un tiro.

El pelirrojo dudó, realmente no tenía ganas de caminar mucho.

-¿A donde quieres ir?

-A dos cuadras hay un bar bonito.

-No tengo mucho dinero.

-Mi querido, que sea bonito no significa que sea caro, tienes que conocer más lugares.

Las dos cuadras fueron tres y media, pero Tomás le iba contando que Mariana había conocido a un traficante de drogas y que el tipo parecía que estaba loquito por su hermana porque no dejaba de verlo paseándose por la zona, intentando encontrarla por casualidad. Seba reía ante las caras que ponía Tomás cuando le decía que por culpa de su hermana en cualquier momento les caía el comando antidrogas y les secuestraban todos los libros y las películas que tenían.

-Creo que lo conoces -le dijo.

-Si?

-Si!!! hace cosa de un mes, no sé si un poco mas o menos, nos fuimos a una fiesta de esos delincuentes para probar cosas nuevas.

Seba intentó hacer memoria.

-Esa noche que llegó Franchesco y te tiró el vaso pensando que tomabas cerveza, por cierto... ya andabas con él en esa época?

Seba recordó esa noche.

-No, pero esa noche comenzó todo.

Tomás se paró y lo miró, achinando los ojos con desconfianza.

-Esa noche me dijiste que tu hermano te tenía que dar una campera o algo así.

-Era mentira -le respondió entre risas -Pero no cambiemos de tema, sigue contándome de Mariana, el vendedor de drogas estaba en esa fiesta?

-El transa era el dueño de esa casa!!!

-Oscar???

-Lo conoces???

Seba largó otra carcajada.

-Si! lo conozco, es de la zona, más bueno que el pan. Sus padres son los que comercializan, él no es un santo, supongo que también vende de vez en cuando, pero no es malo.

-Eso dices vos porque no es Ale el que está siendo acosado por un narco!!!

Llegaron al bar, era como Tomás decía: un lugar bonito.

Parecía esos bares de hippies, había colgados discos de vinilo en las paredes y frases de canciones conocidas. Las mesas eran tablones desgastados con rostros de los grandes del rock dibujados con una técnica similar a la del carboncillo.

Era un lugar relajante, con jazz de fondo y luces tenues.

Tomás sonriente observaba como Seba miraba todo con gusto.

-¿Ves que soy un buen amigo? -preguntó -dime si Franchesco te lleva a lugares así.

Seba lo miró negando con la cabeza.

-Fran es menor, yo debería traerlo a estos lugares.

-O deberías conseguirte a alguien mayor que te lleve a lugares tranquilos donde puedas relajarte entre las cosas que te gustan!!!

El pelirrojo tomó asiento.

-Dime, soy un buen amigo o no? -insistió Tomás

Seba le regaló una sonrisa de hoyuelos profundos.

-Dímelo, necesito saberlo ahora, soy tu mejor amigo o no?

-Si, lo eres.

-Ok, quiero que lo recuerdes siempre. TOMMY ES MI MEJOR AMIGO -repítelo.

-Tommy es mi mejor amigo! -repitió el con una carcajada.

Una mesera se acercó y les dejó el menú.

-¿Ves que los precios son iguales que en cualquier otro lado? -observó, marcándole con el dedo en el menú.

Seba afirmó con la cabeza.

-¿Ves que soy tu mejor amigo?

El pelirrojo lo miró desconfiando.

-¿Qué te pasa con eso de que sos mi mejor amigo repitiéndolo a cada rato?

-Es que quiero que se te grabe.

De soslayo vio que alguien se acercaba hacia su mesa, no era la mesera porque esta persona venía vestido de oscuro y era alto. Giró el rostro cuando se paró a su lado.

-Uf!!! Mariana me está escribiendo, parece que el narco lo está acosando de nuevo, te tendré que dejar Seba, nos vemos luego. -le gritó Tomás mientras se escapaba.

Seba seguía mirando al muchacho alto.

-Hola Sebastián -le dijo el chico sonriente -¿puedo sentarme?

Y se sentó.

Seba tragó saliva mientras miraba alrededor, como si temiera que Franchesco apareciera en cualquier momento para romper todo.

-Hola Nicolás -respondió al saludo.


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