Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sweet, sweet omega. por David_tank

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

–¿Qué le harás? –Preguntó una profunda y molesta voz desde su espalda, Kizame apretó el agarre en Hidan.

            –No lo molestes, nos estamos conociendo…–Dijo con una sonrisa sarcástica, mirando los cristalinos ojos del alvino.

            –Alejate…–La voz de Hidan se escuchó demasiada baja, no pediría por favor, no ante un tipo arrogante.

            –Kizame, suéltalo. –Ordenó el moreno, apretando los puños, listo para pelear, el nombrado, de mala gana lo soltó, dando un pequeño golpe de frustración en la puerta.

El alvino no perdió tiempo y corrió hasta Kakuzu, quedando tras su espalda, tomando con ambas manos uno de sus brazos, manteniéndose cerca, agitado, mordisqueando su labio inferior, mirando aun la espalda de Kizame.

            –Fue poco profesional ¿No? Lo siento. –Se disculpo el contrario, aun ocupando un claro tono de sarcasmo, se giró, arreglando su chaqueta, con una inusual sonrisa forzada.

            –Será mejor que te retires, veré con quien reasignar a Hidan por mi cuenta, gracias–Hidan al escuchar esto, se apegó mas al cuerpo de Kakuzu, dando un mirada de triunfo a Kizame, la cual fue regresada con una mirada de suficiencia y casi amenzante, provocando que el menor diera un paso mas hacía atrás, casi ocultándose tras el moreno.

            –Nos veremos, Hidan. –Dijo el peli’azul, saliendo y dando un portazo.

Si, todo había salido bastante mal, Kakuzu apretó los puños cuando notó el aroma de Hidan, el chico claramente estaba aterrado aún, agitado. Se giró para verlo, notando su cabeza gacha, casi temblado. Su corazón latió mas rápido y el instinto de protección borró totalmente el calor de ese segundo, atrajo a Hidan en un suave abrazo para contenerle.

Un escalofrió recorrió el cuerpo del menor, habían pasado meses de que alguien le abrazaba, pero logró calmarse lo suficiente para acomodarse contra él, apoyando su cabeza en el cuello del mayor, inhalando el almizcle y aroma reconfortante, aferrándose unos segundos, dejando que su lado omega se calmara gradualmente.

De pronto, Hidan casi saltó hacía atrás, mirando hacía cualquier otro lado.

            –Ven, a desayunar–Ordenó Kakuzu con voz controlada pasando de regreso a la cocina, dejó pan tostado sobre la mesa, algunas donnas y frutas, junto con una taza de leche para Hidan.

            –Bien. –Dijo mirando la taza, sacando una donna para meterse a la boca y alcanzando la taza de café de Kakuzu, mirando a los ojos de este.

            –Eso era mío, Hidan. –Le intentó reprender, pero este solo le ignoró y siguió comiendo como si nada hubiese sido sacado.

Se sentó en frente, masajeando su frente, era un lió, tendría que ir a firmar al centro si se hacía o no cargo, había bastante gente apta para aquello, pero no confiaba que supieran tratar a Hidan, en apenas el día que le conocía, sabía perfectamente que sería un reto. Inhaló el aroma, notando de inmediato el cambio en Hidan, el chico seguramente estaba caliente aún, porque el aroma a celo inundó la cocina.

            –Toma un baño, luego tenemos que salir. –Le ordenó haciendo que el menor rodara los ojos.             

            –No eres mi padre, deja de mandonearme. –A pesar de sus palabras, el menor obedeció de inmediato, era buena idea una ducha fría para calmarse, pero en cuanto llego al cuarto sintió sus piernas temblando, se tendió en la cama para descansar un poco, siendo casi imposible, removió su cuerpo, gimiendo adolorido por la necesidad, apretando su vientre bajo. Metió su diestra a sus pantalones y apretó su miembro, masajeando, no le ayudaría demasiado y lo sabía, pero el calor estaba haciendo estragos en su cuerpo.

Los minutos pasaron, terminando en su propia mano, haciendo un estrago sobre su vientre bajo y podía notar la lubricación entre sus nalgas gotear de forma abundante, bajando por sus piernas. Gimió agudo, tirando sus pantalones hacía arriba, correcto, necesitaba una ducha.

            –Hidan vine a…–La voz de Kakuzu se enganchó en su garganta al ver al menor en la cama tendido, manchando con semen en su vientre bajo, sonrojado y despeinado, respirando agitado. Los ojos lilas parecieron tintinear entre vergüenza y necesidad, apretó los puños contra las mantas.

            –Mierda…–Murmuró Kakuzu, caminando sin pensarlo, acercándose hacía el menor, tocando su mejilla caliente y solo al tacto el este se removió, frotando sus labios contra la palma del moreno.

            –Ahm…–El menor gimió mirando a sus ojos–Kakuzu…–Volvió a gemir, removiéndose en la cama.
El mayor estaba seguro que para que Hidan a esas alturas no rogara por ser follado por cualquier era porque realmente estaba complicado con su condición de ser omega. –Duele…–Murmuró intentando pedir ayuda de algún modo.

            –Mierda, Hidan. –Susurró sintiendo su propio miembro despertar, aquello estaba fuera de su control, su sexo dolía en sus pantalones y se sentó tocando el vientre desnudo del menor, paseando su pulgar sobre el semen y tiró suavemente los pantalones del menor hacía abajo.

            –¡Duele! –Volvió a removerse inquieto en la cama, moviendo sus caderas cuando los dedos gruesos se pasearon por todos lados, separando sus piernas, dejándole un poco expuesto, notando como los dedos paseaba entre sus nalgas, frotando la humedad y empujando los dedos, acariciando su entrada una y otra vez, sacándole mas gemidos y protestas.

Empujó los dedos dentro del menor, provocando que este por unos segundos se quedara sin aire y gimiera largo y agudo, empujándose mas contra aquellos dedos.  

            –Mi-Mierda…Mierda…–Murmuró el alvino cuando las yemas suaves de los dedos del mayor rozaron su punto dulce una y otra vez, sin detenerse, empujando mas y mas. Movió sus caderas sin pensar, empujándose a sí mismo contra los dedos, gimiendo acelerado hasta que luces destellaron contra sus ojos al cerrarlos, todo su cuerpo se estremeció, manchando nuevamente su vientre con semen, sin siquiera haberse tocado a sí mismo.

Kakuzu se paró en silencio, su ceño parecía molesto y el menor no pudo apartar su vista de la erección en sus pantalones, no debería haberlo deseado, su interior se apretó ante la idea del miembro follandole y gimió nuevamente.

            –Eso debería tranquilizarte, dúchate. –Pidió antes de salir del cuarto, había tomado todo su autocontrol no tocar mas al menor, no follarle contra el colchón hasta olvida su propio nombre. Pero no podía, sabía que no debí, fue hasta el baño a tomar una ducha fría y solucionar su problema en sus pantalones.

Tras alrededor de una hora, Kakuzu estaba limpio y vestido con su pulcro traje negro con corbata roja, tocó la puerta del menor, sin atreverse a entrar otra vez sin golpear.

            –Si…–La voz se escuchó en voz baja y al abrir, Hidan estaba vestido, sentado sobre la cama, aparentemente recién duchado. –Necesito la inyección. –Volvió a repetir, impaciente. –Si bien Kakuzu le había calmado demasiado /Cosa que no admitiría jamás/ su cuerpo no dolía, pero seguía sintiendo el calor en su interior.

            –Vamos a salir, luego veremos que hacer contigo y los supresores, ahora debemos ir a firmar algunas cosas y no confio en ti para dejarte solo. –El menor hizo una clara mueca pero le siguió, esperando tener el momento para escapar.
Una vez fuera de casa, Kakuzu había abierto la puerta trasera y Hidan en un movimiento rápido espero correr, pero antes de correr un metro, su muñeca había sido tomada.

            –No lo intentes. –La voz resonó en molestia y fue empujado al automóvil, gruñó enojado y se acomodó.

            –Deja de tratarme como un mocoso, soy adulto, que falten unos meses no me hace mas o menos “adulto” –Dijo intentando salirse, comenzaba a odiar las puertas de seguridad para niños.         

            –Deja de comportarte como uno. –Respondió dando por finalizada la charla, el ambiente fue incomodo, Hidan aun olía dulce, aún estaba en su celo e ignorarlo era complejo. Tras llegar a la cede de protección sacó a Hidan de la muñeca, pasando hasta la oficina principal, donde se encontraba Konan, la directora de la organización, junto a Pain.

            –Hidan, espera fuera. –Pidió la mujer con una calida sonrisa. –Luego hablaremos contigo. –Explicó y el menor se acercó mas a Kakuzu, tomando con su mano la muñeca, como si se negara a salir sin era con él.

            –Mocoso, quedate fuera unos segundos, luego voy por ti. –Pidió empujando su espalda baja para que saliera de la oficina.

            –Parece confiar en ti, leí tu correo y lo que sucedió con Kizame, hablamos con él, no volverá a pasar, sobre tomar cargo a Hidan y quien lo hará, estamos todos con casos especiales por ahora, Konan es la mas adecuada, pero tiene por protección a dos gemelos, no puedo pedirle mas y por otro lado, leyendo el expediente de Hidan hay vacios desde que cumplió 14 años hasta ahora, ningún control en hospital, no asiste e ningún tipo de escuela, realmente él no esta en el sistema. –Dijo Pain mientras miraba de reojo su portátil.

            –Según leímos, su madre murió cuando él era pequeño en un accidente automovilístico, su padre murió cuando tenía 14 por sobredosis de drogas, Hidan se fue en ese mismo momento y no se le pudo encontrar hasta literalmente ahora. –Siguió Konan. –Sabemos que el chico seguro tiene mas problemas, que necesita seguramente un psicólogo y mucha ayuda, sobre todo siendo omega, no te lo pediríamos si no fuera necesario Kakuzu.

            –Soy un alfa, no sé cuanto podré controlarme. –Interrumpió el moreno.

            –Lo sabemos, pero con las inyecciones debería controlar su celo…

            –No lo hacen, le inyecté ayer y hoy esta como si no hubiese tomado nada.

            –Llévale a la clínica cuando termine su celo, por ahora, por favor, hazlo como nuestro amigo. –Pidió la mujer con su mejor sonrisa.

            –Correcto, los papeles–Dijo Pain extendiendo una carpeta. –Ya sabes donde firmar.

            –Idiota. –Dijo Kakuzu con una suave sonrisa, amaba a sus compañeros, de hecho, los consideraba amigos y hasta familia. –No he dicho que si. –Murmuró, pero ya estaba firmando.

            –Ajá, no puedes contra nosotros. –Dijo la mujer con un guiño y se despidió con la mano, al salir, sintió su sangre hervir al ver a Hidan siendo prácticamente intimidado por Kizame, el cual le hablaba de cerca, mientras el menor estaba pegado a la pared como si su vida dependiera de algo.

            –Aléjate del crío. –Pidió con voz dura.

            –Solo hablamos. –Dijo sonriente y saludó con su mano para luego separarse. –Nos estamos viendo, Hidan. –Comentó antes de irse y perderse en una de las puertas del pasillo.

            –¿Te hizo algo? ¿Dijo algo? –Preguntó el mayor, caminando y sostuvo el rostro de Hidan, acariciando su rostro.

            –No…–Susurró mirando a sus ojos, notando como sus pupilas se dilataban, era claro que mentía, pero sabía que presionarlo no ayudaría.

            –Volvamos a casa, compraré otra inyección para ti. –Dijo comenzando a caminar, sería un camino largo hasta casa, sería aun mas, meses largos cuidados al mocoso ese.

En el auto, Hidan pareció retorcerse igual que el primer día, gemía y maldecía en voz baja, pudo ver por el espejo retrovisor que estaba aun sudando y pequeñas lagrimas corrían por sus mejillas.

            –Necesito…–Murmuró el menor mientras se apretaba el vientre con ambas manos, gimoteando ante el calor y el deseo casi doloroso, su vista estaba nublada de placer y mordió sus labios, recordando el dolor de sus primeros celos, cuando su padre le había encerrado por días sin comer ni beber, ahora se sentía similar, a pesar de haber comido y bebido, acostumbrar a tomar tantos supresores como fuera necesario, sin importar lo dañino que esto fuera.

Había luchado contra su celo por años, pero el aroma al mayor le hizo sentir peor, Kakuzu olía demasiado bien, masculino, protector, a pesar de que odiaba a los alfas, comenzaba a desear que Kakuzu le tocara mas, como lo había hecho en la mañana. Es mi celo, todo esto…Solo es mi celo, no lo deseo…Odio todo esto…Pensó, mordisqueando sus labios.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).