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Sasuke entre los carrizos por LaMueRtHeSitHa

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Sasuke entre los carrizos

“Seremos jóvenes por siempre”

Por LaMueRtHeSitHa

 

Polvo lunar en tu pecho,

Estrellas en tus ojos,

Eres un niño del cosmos,

Viajero del espacio.

 

 

 

Faltaban sólo unos minutos para que tocaran el timbre de salida. En el salón de clases el maestro Kakashi, un joven con canas prematuras y con cubre bocas, terminaba de dar las últimas indicaciones para la tarea. Unos garabateaban en sus cuadernos fingiendo apuntar, otros escribían mensajes de texto desde sus teléfonos de forma indetectable para el ojo experto, un rubio de brillantes ojos azules se distraía viendo la ciudad palpitante por la ventana y el único que estaba atento a la clase era un joven de cabellos oscuros con luces azules al sol.

Este chico tenía de nombre Sasuke Uchiha. Era un estudiante modelo con una vida común y corriente. Tenía amigos, chicas detrás de él, se esforzaba por sacar las mejores calificaciones y de mejor amigo tenía al rubio, anteriormente mencionado, sentándose delante de él.

Entonces a Tenten se le cayó su bolígrafo y Naruto, con velocidad, se inclinó para pasárselo, a lo que ella le agradeció por cortesía. Kakashi vio con determinación a Kiba y sin pensarlo mucho arrojó su plumón contra él. Lo había descubierto escribiendo en su móvil. El maestro estuvo a punto de alzarle la voz para castigarle, pero sonó el timbre, dando fin a las clases.

 

—Ya empezó el descanso de primavera. —exaltó Ino.

—Te perdono esta vez, Inuzuka. —no tenía ganas de llenar el formulario de amonestación, él tenía planes y también disfrutaría de su descanso.

 

Algunos alumnos se fueron juntos para arreglar los últimos detalles de su viaje a una cabaña en la playa durante ese primer fin de semana.

 

—Llevaré mi guitarra para conquistar un par de chicas. —mencionó Kiba con seguridad.

—Sólo no desafines, por piedad. —mencionó Chouji comiendo unas frituras

 

En una intersección Sasuke y Naruto se despidieron de ellos para continuar su camino a sus casas. Al momento de estar solos el azabache de inmediato le preguntó cuándo empezaría a hacer la tarea. Siendo responsable sabía cuándo acarrear al otro para que no bajara su promedio. Ambos deseaban ir a la misma universidad.

 

—Mmm… no sé ¿el último viernes?

—No te va a dar tiempo hacer los cincuenta ejercicios de aritmética.

—Soy muy rápido, claro que podré.

—¿Y con el ensayo de “Renacimiento”? —de Kenzaburo Oe

—De una sentada

—¿Y con la investigación de Ibiki? —entonces el de marquitas rió nervioso. Sí era mucha tarea. —Después del viaje te quiero en mi casa.

—Sí, sí. Nos vemos mañana, tonto. —exclamó el rubio cuando se dividieron sus caminos.

 

No es que a Sasuke le molestara hacer la tarea solo, pero él sabía que había dudas que Naruto sabía contestar y viceversa.

Llegó a su casa siendo recibido por un eco. Ya estaba acostumbrado a la soledad. Pasó por el altar familiar y como cada viernes lo limpió mostrando respeto a sus padres. Ellos habían muerto en un accidente cuando él tenía tres años. No los extrañaba por ausencia de recuerdos.

A quién en definitiva extrañaba era a su hermano Itachi, quien trabajaba como ingeniero automotriz en Alemania. Razón por la que sólo podía verlo en navidad o en año nuevo; y hasta eso: había veces en que ni así podía verlo.

A la mañana siguiente salió con ropa veraniega, una playera a rayas azul marino con unos pesqueros blancos, junto con una mochila dónde llevaba su traje de baño, toalla, bloqueador, gafas de sol y un par de mudas.

En lugar de ir a la estación fue a casa del rubio, donde fue recibido con amabilidad por la madre de este, una mujer hermosa y de larga cabellera pelirroja; ella trató de contener su risa dejándolo pasar en silencio a la alcoba de su hijo, quien dormía a pierna suelta. Naruto acostumbraba a dormir hasta tarde los fines de semana y su última conexión lo confirmaba.

Sasuke lo observó un momento pensando cómo sacarlo de la cama. No era la primera vez que lo levantaba y le gustaba utilizar distintos métodos. Fue al baño y tomó un aspersor que tenían para las plantas. Tomó su celular y lo llamó por teléfono.

 

—¿Qué pasó, tonto? —contestó Naruto sin querer abrir los ojos

—Ya voy a tu casa, idiota ¿ya estás listo?

—Desde ayer, te estás tardando.

—Ok, en unos rato llego. —Sasuke colgó, el otro sólo se cubrió más con su cobertor para  siguir durmiendo. El de piel nívea tomó el cobertor y se lo quitó con brusquedad, para después mojarlo en el rostro con el aspersor fastidiándolo por mentirle.

—Todavía es muy temprano —mencionó Naruto en calzoncillos secándose la cara con la almohada. —y estamos a menos de cinco minutos de la estación.

—Y aun así no haz preparado tu maleta.

—Es sábado, y son vacaciones. —exclamó quejoso sacándolo de su habitación para que no le molestara más.

 

En la cocina la madre pelirroja le dio a Sasuke un desayuno sencillo junto con un té.

 

—Por favor ponle bloqueador solar del 100. No me gusta verlo adolorido por las quemaduras de sol. Que ni se puede sentar a gusto.

—Sí, señora.

—Y que se ponga el aceite para el cabello. La sal del mar le abre las puntas de su cabello y se le ve como paja.

—Claro que sí.

—Y vigila que coma bien…

—Nada de ramen instantáneo —interrumpió el azabache. Ya sabía las advertencias de Kushina. A lo que ella le sonrió y le entregó un gran paquete de comida para ambos.

 

Ambos salieron de la casa despidiéndose de la pelirroja agitando su mano con una sonrisa. Naruto no dejaba de hablar de lo emocionado que estaba con una playera blanca y un short anaranjado, a juego con la gorra que traía y unos lentes oscuros que le sentaban bien.

 

—¡Ya ves! ¿Para esto querías ser puntual? No ha llegado nadie. —y es que hasta la estación estaba vacía.

—Tranquilo, no tardarán. —mencionó con una sonrisa pretenciosa entregándole una soda que acababa de sacar de una máquina. Sabía que le molestaba a su mejor amigo ser los únicos por su puntualidad, pero sabía sobrellevarlo, le gustaba hacerlo. Era la única persona con la que podía ponerse blando.

 

Cuando llegó el último de sus compañeros, después de casi una hora, se subieron al tren que los llevaría hasta el puerto, donde continuaron a pie entre risas y carcajadas hasta llegar a la cabaña, donde les esperaba Sai con los brazos abiertos.

La cabaña era lujosa, grande y recién remodelada. Lugar que no hubiera sido posible conseguir si no fuera porque le pertenecía a la familia de Sai. La condición fue que fueran pocos, y para los padres de este que fueran Sasuke, Naruto, Ino, Sakura, Tenten, Kiba, Shikamaru, Hinata, Neji y Chouji era poco, aunque tuvieran que compartir habitación entre algunos. Después de que la mayoría se instalaron, el dueño del lugar llamó a todos.

 

—Vean lo que conseguí. —y abrió el refrigerador de doble puerta mostrando docenas y docenas de latas de cerveza

—Wow ¿cómo las conseguiste? —exclamó Kiba tomando sin pensar una de ellas. Los padres de Sai eran generosos por prestarles la cabaña, pero era demasiado, e incluso imprudente.

—Mi hermano las consiguió. Dice que así las cosas serán más divertidas. —contestó con una de sus falsas sonrisas.

 

Sasuke no sintió la necesidad de tomar, pero la presión social lo obligó a tomar un par de cervezas. Admitió que era relajante y al recordar las barbaridades que hacían algunos en las redes sociales le hizo mantenerse a raya.

Las chicas tomaban un bronceado, los chicos competían entre ellos en la alberca. Disfrutando de su juventud con los rayos delicados de primavera, la mejor forma gastar sus vacaciones.

Naruto, con su traje de baño naranja, no dejaba de ser el centro de atención. Sus acrobacias y ganar en cada competencia de luchas acuáticas le mostraba como superior. Era el alma de la fiesta por naturaleza. Entonces notó a su compañera Sakura, una chica delgada de cabellos rozados recogidos en una trenza con un bikini sencillo y verde, observar con duda a Sasuke. De inmediato fue hacia ella para preguntarle que le pasaba. Debía apoyarla.

Sakura se sentía menos ante la presencia de Sasuke. Él era tan gallardo, enigmático y misterioso; dejando su ser como una simple maraña de inseguridades ¿cómo ella podría tener la atención de alguien como él?

Naruto le sonrió y le ánimo para hablarle. Ella le sonrió en agradecimiento, fue por otra cerveza y se sentó bajo la palapa dónde se encontraba el azabache observando el mar. En la escuela apenas si se atrevía a saludarlo, pero con el valor del alcohol, sentía que podría coquetearle con libertad.

Recibir esa atención le hizo sentir única. Ella estaba hecha para estar con él, verle sonreír, acompañarle, pero en esta ocasión era diferente. Era como si fueran almas gemelas. No podría estar más sin él. Era quien le daba sentido a su vida. Planeando a futuro su amor de verano, sus abrazo en otoño, su beso bajo el muérdago y su Valentín en un ciclo sin fin.

El atardecer llegó y entre todos se decidieron a encender una fogata en la arena mientras cantaban en un improvisado karaoke con la guitarra. Parecían las vacaciones que recordarían por el resto de sus días.

Conforme las constelaciones fueron rotando algunos jóvenes se retiraron a descansar. Y Naruto, antes de marcharse, le guiñó el ojo a Sakura, mostrándole su apoyo. Cuando la luna estaba cerca de llegar a su punto más alto quedaban pocos junto a la leña, incluyendo a Sakura y Sasuke. El mayor sentía la insistencia de ella por permanecer juntos, pero él sólo quería descansar. Para él había sido un día agotador por la presencia de ella. Cuando Sasuke se despidió, la de cabellos rosados insistió en acompañarlo.

Dentro de la cabaña, al estar por separarse para ir a sus respectivas habitaciones Sakura le insinuó ir al balcón para observar las estrellas y él le mostró su negativa con claridad. Pero ella no aceptó esto y lo acorraló contra la pared. Todo lo que ella deseaba era un beso como tesoro para decir que su verano había sido de ensueño y sin pensarlo se alzó e inclinó hasta alcanzar sus labios y besarlo suavemente, transmitiendo sus intenciones.

Sasuke la separó nervioso. Antes había besado a otras chicas, pero no en ese nivel. Pero algo le incomodaba. Desde hacía tiempo se había preguntado sobre sus sentimientos hacia las chicas y se había mantenido al margen, pero con esto en definitiva no le atraía. Se excusó con una mentira cualquiera y se marchó a su habitación cerrando con seguro. Por encender la luz despertó a Naruto, quien al verlo consternado, se preocupó por él.

 

—Sasuke, ¿qué pasa? —el mencionado le vio afligido y se sentó junto a él en la cama.

—Es que no sé…—y el moreno se quedó callado por miedo

—¿Qué no sabes?

—Sabes nunca he entendido a las chicas. —y Sasuke se mantuvo en silencio acomodando sus pensamientos. —Cuando besaste a la chica del campamento, ¿sabías que te gustaba?

—Era sencillo

—¿Cómo? —y el rubio permaneció en silencio sin entender la situación.

—Era una chica y yo un chico. —como si estuviera hablando con manzanitas.

—Pero esto —refiriéndose hacía sus preferencias. —es más complicado. —Entonces Naruto lo tomó del hombro tranquilizándolo.

 

Naruto siempre había estado ahí para él. Apoyándolo, escuchándolo y para sacarle una carcajada de vez en cuando. Estaba enamorado del rubio revoltoso, de eso no tenía duda, pero eso no lo hacía homosexual, ¿o sí?

Sasuke, negándose  a entrar en una crisis existencial, se puso a ordenar sus prioridades: sabía que su amistad era única, pero ¿hasta qué punto? Su deseo de quererlo, de estar con él y ver por su bienestar ¿hasta qué punto llegaba?

 

—Naruto, eres él único para mí.

—Siempre estaré para todo lo que te pase. —contestó con una de sus sonrisas animadas, derritiendo el corazón de Sasuke.

—Te quiero. —y el azabache le tomó de las manos

—Yo también.

—No, no como amigos. —desconcertando al rubio, quien le cuestionó con la mirada

—¿Cómo? —Sasuke no supo si lo que hacía era por iniciativa propia o por los restos de alcohol. Valiente se inclinó hacia él y con manos temblorosas tomó su rostro para besarlo. Naruto se quedó helado, sin poder corresponder.

—No estoy programado para esto. Lo siento, Sasuke. —mencionó el rubio con una sonrisa nerviosa

—Tonto, este no es momento para bromear. —¡se estaba confesando después de todo!

—No estoy bromeando.

 

Naruto, yendo en contra para lo que estaba hecho, fue por Sasuke intentando besarle, pero se quedó a centímetros del azabache, sin llegar a tocarlo. El rubio vio hacia abajo derrotado. No podía hacer eso.

Viéndose rechazado Sasuke, tomó la primera playera que encontró y salió del cuarto. Su amigo intentó detenerlo, pero como su objetivo era responder el beso de Sasuke la puerta se cerró.

Sasuke iba camino a la sala cuando las luces parpadearon con rapidez y las cosas se comenzaron a mover por si solas asustándolo. ¡¿Qué diablos estaba pasando?! Temeroso y triste salió viendo asombrado como el mismo cielo se comportaba inusual: oscilaba su tonalidad como si estuviera por empezar una tormenta, pero sin una nube que le amparase. Corrió fuera de los terrenos de la cabaña. Sentía su corazón ir a mil por hora, sus sentimientos atorados entre sus lagrimales. El único que podría ayudarlo había sido el causante de su estado. Al llegar a la estación tomó aire recapacitando, pero al ver sus palmas multiplicadas como Shiva  no quiso buscar explicación.

Desesperado, sin dinero ni teléfono llamó impaciente a cualquier transporte. Siendo afortunado encontró un taxi que lo llevó hasta su hogar. Le cobraría el monte Fuji, pero le pagaría con el dinero de emergencia que guardaba Itachi en el altar familiar.

Entró a su casa con una llave extra que escondía entre las plantas. Pero en lugar de silencio fue recibido por un delicioso aroma a comida y con la luz de la cocina encendida. Aunque fuera de madrugada era hora de comer en el estómago de Itachi. Cuando el de coleta vio Sasuke le sonrió deseándole la bienvenida, pero al verlo al verlo aturdido se limpió sus manos con un trapo y de inmediato abrazó a su hermanito.

 

—¿Qué pasó? —mencionó el mayor. Esto fue suficiente para despedazar a Sasuke, quién cayó en sus brazos en lágrimas. Itachi no deseó lastimar a su amado hermanito y le reconfortó sin exigir más explicaciones. Cuando las lágrimas se secaron y el menor estuvo listo para exponer su sentir, Naruto apareció en la cocina exigiendo aire en sus pulmones

—Itachi, perdón. No supe que hacer, mi código no sirve de nada para esta situación. Yo sólo… —el de mirada azulina sólo quería arreglar lo que había arruinado, esa era su labor después de todo, pero después de mucho sin sentido, Itachi se hartó

—Guarda silencio. —ordenó el de coleta

—Pero es que Sasuke no se siente bien, esta… —desobedeció el rubio

—Desaparece. —y al ordenar esto Naruto se desvaneció como una columna de humo. Sasuke se distanció de Itachi desconcertado. Ningún ser humano era capaz de eso.

—Itachi, creo que lo empeoraste. —mencionó Sasuke, cayendo desmayado.

Notas finales:

Hola gente bonita!! :D

Espero que le haya gustado tanto como para mí escribirlo.

Sé que tengo unos cuantos fics pendientes, pero es que me di cuenta que este practicamente ya lo tenía escrito a mano con todo y final. Además de que no es muy largo, va a durar otro capítulo o dos por mucho.

Se agradecen los reviews de antemano

 

Buenos días, tardes, noches o lo que se les antoje ;D

 

Atte.

La Muerthesitha n.n*


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