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Gema gitana. por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Agradezco a quienes con paciencia siguen esta historia, muchas gracias por leer y un saludo especial para:


Altarf_27

y

lpluni777

Muchas gracias por sus bonitos reviews en los capítulos anteriores.

Sin más que desearles que disfruten la lectura, paso a dejarles el cap 8 :)

Capítulo VIII. "Sentencia"

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El escritor Milo de Escorpio iba y venía por lo largo y ancho de la sala principal, le preocupaba mucho que sus padres estuviesen fuera a esas horas. También se encontraba muy molesto porque el motivo por el que los mayores decidieron ponerse en peligro estando en la calle casi a la media noche, era ese chico del grupo de gitanos que vio bailar en la plaza, que al parecer con unas cuantas veces que se le acercó a su papá Dégel, se ganó su cariño y preocupación.

En verdad que Milo no entendía el por qué de la actitud del peli-verde para con ese chico, pero por su parte él no podía hacer lo mismo. Reconocía que Camus era increíblemente bello, aún así el griego estaba decidido a no confiar en él ya que era gitano y esta gente no tenía muy buena fama que digamos.

—Maldita la hora en que ayudé a que papá fuera a esa plaza a ver las presentaciones de esos gitanos… —masculló con coraje antes de ver por milésima vez el reloj clásico sobre la chimenea.

Con cada movimiento de la aguja segundera la desesperación del joven aumentaba haciéndole maquinar un montón de cosas que podrían pasar a sus padres, veloz se encaminó hasta la amplia ventana donde corrió un poco la cortina para tratar de ver algún indicio de que los mayores llegaban pero nada.

—Espero que vuelvan con bien —susurró alejándose de la ventana para dejarse caer ahora en uno de los sofás.

—Joven Milo debería ir a descansar, estoy segura de que sus padres no tardarán en venir —le dijo Dariella llegando con una pequeña charola en sus manos.

Milo suspiró sin verla.

—No puedo ir a dormir sabiendo que mis padres están afuera Dariella…

La mujer le regaló una sonrisa comprensiva y amorosa al joven hombre al mismo tiempo que colocaba la bandeja sobre la mesa de centro al frente de Milo, ésta contenía una humeante taza de café que el chico no pudo evitar oler.

—Tómese este café joven, lo relajará un poco. Así podrá esperar a sus padres aunque quizás estén por llegar —le dijo entregándoselo en las manos.

—Te lo agradezco Ella —le sonrió con gratitud—, creo que es lo que necesito —tomó la taza con calma llenando de nueva cuenta sus pulmones del agradable aroma antes de sorber un poco.

—Si necesita algo más, no dude en llamarme joven —asintió sonriente.

—Gracias —respondió Milo agradecido cuando separó la porcelana de sus labios.

La mujer se retiró dejándolo solo con sus pensamientos, y la vista hundida en la negrura de la bebida caliente, suspiró. Cuando volvió de España no se imaginó que las cosas tomarían el rumbo que estaban llevando ahora con la presencia de Camus, Milo no podía pensar en el chico sin molestarse porque ese niño incluso estaba ocasionando discusiones entre sus padres, algo que no hubo ocurrido en todos los años que llevaban de casados.

—Si ese tal Camus arruina el matrimonio de mis padres, me aseguraré de que su vida sea un infierno —susurró ronco del enojo y la mirada afilada.

El griego no pensaba permitir que un auténtico desconocido destruyera la felicidad y el amor que había entre Kardia y Dégel.

- ’ -

—¡Sobre mi cadáver tendrás a mi hijo, me has entendido!

La discusión entre Shaina, Albiore y Surt cada vez se hacía más escandalosa ocasionando que las demás personas que aún deambulaban en la plaza, se acercaran hasta ese pequeño bosque para saber que pasaba. Entre ellos los hijos menores de la pareja, Isaac e Hyoga que miraban sorprendidos como su padre enfrentaba fúrico al pelirrojo mientras que su madre exclamaba improperios con notable ira.

También otra pareja se vio en la obligación de acercarse al centro de la disputa ya que era su hijo el que estaba allí con golpes en el rostro y bastante maltratado.

—¡¿Pero qué pasa aquí?! —preguntaba la voz de la nueva mujer en escena acercándose veloz al de cabellos rojizos— ¡Surt por los dioses, por qué estás así! —se volteó sorprendida y molesta hacia la peli-verde— ¡¿Shaina, qué les pasa a ti y a tu esposo?! ¡Mira como han dejado a mi hijo!

—Madre no te metas en esto —dijo Surt de modo tajante.

—¡No le hables así a tu madre! —llegó un hombre pelirrojo de rostro severo— Albiore, ¿me puedes explicar por qué están atacando a Surt? —habló con tono serio, el hombre trataba de mantener algo de compostura.

Albiore y Shaina miraba con odio mal disimulado a Surt que estaba siendo revisado por su madre.

—Mime, tu hijo ha cometido un acto demasiado bajo hasta para él. ¡A forzado a mi hijo Camus quitándole su beso blanco! Y todavía exige que le entregue su mano… —respondió con la rabia contenida.

—¡¿Qué?! ¡Eso no puede ser verdad! —reprochó la mujer con enojo.

—¡Es la verdad Marín! —le debatió Shaina con las manos como puños— Y no es sólo eso no, lo hemos encontrado aquí mismo persiguiendo a nuestro hijo. ¡Tu hijo pretendía someter a Camus a su fuerza!

—¡¿Someter?! —se alarmó Mime volteando a ver molesto a Surt.

—¡Eso es mentira papá! —Surt no pensaba dejar que lo expusieran sin hacer algo para evitarlo— ¡Camus lo quiso, él siempre está coqueteandome y al yo responderle me pidió que nos viéramos hoy aquí después de las presentaciones y yo accedí!

—¡Mientes! —Albiore estaba como una fiera— ¡Camus es un muchacho decente, a diferencia tuya que te la pasas arrinconando a chicos y chicas por igual! —lo señaló.

—¡Surt no sería capaz de eso! —Marín no quería creer lo que la otra pareja decía del pelirrojo.

—Es capaz de eso y de mucho más Marín, créeme.

Shaina se sentía destrozada por dentro, le dolía tanto saber que por culpa de ese condenado pelirrojo su amado Camus tuvo que huir.

—Ellos dicen eso porque no quieren entregar a Camus para que lo despose al ser yo el dueño de su beso blanco, pero ustedes saben que eso debe cumplirse, son las leyes de nuestra gente o de lo contrario ustedes tendrán que largarse de nuestra comunidad —sonrió con malicia.

—No tan rápido —una mujer un tanto mayor se abrió paso entre las personas que presenciaban aquella discusión, interrumpiendo lo que Surt decía—, es verdad lo que dice este muchachito —señaló al pelirrojo— pero parece que está olvidando una última opción. Si el joven que ha sido besado por él no quiere ser su esposo, su familia debe separarse de nosotros, o por el contrario, el chico debe irse para siempre y renunciar a ser un gitano.

Los murmullos de las personas comenzaron, y un rubio y un peli-verde temieron por su hermano mayor. La mujer era uno de los miembros más antiguos dentro de esa comunidad de gitanos, así que ella mejor que nadie sabía de esos asuntos.

—Cornelia —le habló Shaina con la voz rota, la nombrada volteó a verla—, Camus ya ha huido, aproveché que Albiore le daba a ese mocoso su merecido y le di instrucciones a Camie para que se fuera y él lo prefirió mil veces antes de dejarse desposar por ese…

—¡¿Cómo qué se ha ido?! —Surt estaba que se lo llevaba el diablo del enojo— ¡Él es mío, como dejaste que se fuera! —le gritó a Shaina sin poderse acercar ya que Marín lo sostenía con fuerza.

—Tú no le podrás hacer daño, él ahora a dejado de ser un gitano por lo que ese “compromiso” queda anulado, Camus ya no está obligado a ser tu esposo, niño tonto —concluyó con enojo y cierto alivio la de cabellos verdes.

—Siendo ese el caso entonces no hay nada que tengas que seguir reclamando niño —Cornelia miró severa a Surt—, deja de incordiar a los padres de ese pobre muchacho a quien has forzado a escapar. Pues ellos no te deben nada a ti más que el dolor de perder a su hijo. Lo lamento Shaina —se giró a ésta— a veces nuestras leyes y tradiciones son demasiado injustas… —negó con pesadumbre dándose media vuelta.

Sin más que decir la mujer mayor se comenzó a retirar del lugar y con ella de a poco los demás gitanos que veían a Shaina y Albiore con tristeza. Sin poder articular una palabra más, la atormentada mujer cayó de rodillas al suelo forrado de hojas, cubriendo su rostro con las manos dejando escapar su tristeza y frustración en un amargo llanto que fue acompañado por el de Albiore. El rubio se hincó junto a su esposa para abrazarla y acompañarla en sentimiento.

Él no supo cuando fue que Camus se había ido pero aunque fuese duro, sentía que era lo correcto y ahora, sólo le quedaba pedir a los dioses por el bienestar de su amado hijo a donde quiera que fuera. Mime y Marín no sabían que decir, simplemente veían como ahora a la pena de la otra pareja se unía la de los hijos menores de éstos quienes fueron cada uno acogido por los brazos de sus padres.

Surt había cometido una falta enorme y Mime conociendo a su propio hijo, podía creer que fuera capaz de lo que los otros dos le expusieron y mucho más…

Mas detrás de unos árboles una mirada celeste veía todo con bastante diversión, el saber que la persona que más odiaba en el sitio se había largado le llenaba de regocijo, y una sonrisa afloró en sus humectados labios.

—Parece que después de todo no tuve que mover un sólo dedo para sacar a Camus del camino, pero no fui testigo de su sufrimiento aunque eso tiene solución —sonrió con perversidad antes de perderse entre las sombras de los árboles donde se ocultaba.

Debía idear un plan, el que Camus ya no estuviese allí no significaba que lo fuera a dejar en paz.

- ’ -

Poco faltaba para que llegaran a casa, Kardia manejaba con mil y un ideas en la mente mientras que Dégel venía en la parte trasera, usando sus piernas como almohada para Camus a quien cubrió con su abrigo. Por el retrovisor el griego miraba con seriedad como su esposo admiraba el rostro del dormido muchacho, no sabía que creer pero le preocupaba la fijación que Dégel desarrolló por ese niño. Suspiró sin decir nada volviendo a enfocar su atención en el camino, esperando que Milo no fuera a interrogarlos por llevar a Camus a su hogar en lugar de llevarlo con sus padres de nuevo.

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El sonido de un coche aparcando afuera de la casona sacó a Milo de sus pensamientos, miró el reloj antes de ponerse de pie de su asiento, las 12 con 30 minutos le decían las agujas y él quiso constatar que en verdad fueran sus padres llegando por fin así que fue a la ventana para asegurarse.

Su rostro se relajó al ver que en efecto era el auto de su padre. Kardia bajó del vehículo pero Milo se extrañó al ver que no abría la puerta del copiloto donde Dégel siempre se sentaba, sino que esta vez fue a la puerta trasera donde parecía estar batallando con alguna situación.

El escritor con un presentimiento extraño se alejó de la ventana para ir hasta la puerta por la que salió al encuentro de los mayores pero lo que vio no le había pasado por la cabeza, dejándolo sorprendido y con un sentimiento de enojo creciendo en su interior.

Kardia sacó un cuerpo en sus brazos desde los asientos de atrás, al principio Milo creyó que era Dégel pero esas vestimentas las recordaba bien, y su creencia se confirmó al ver al francés mayor salir al final. Los más grandes miraron al joven griego sin saber muy bien que iban a decirle.

—Me alegra que hayan vuelto sanos y salvos—bajó los escalones que lo separaban de la pareja.

Kardia miró a Dégel como diciéndole que Milo no se sentía cómodo con el gitano, pero el galo no hizo mayor gesto que acercarse al de cabellos azules más bajo.

—No era necesario que nos esperaras hijo —le sonrió besándolo en la frente—, ya estamos aquí.

—Y no vienen solos… —frunció el entrecejo mirando al chico dormido en brazos de su padre— ¿Por qué han traído a este tipo a la casa?

Dégel miró con tristeza a su esposo.

—Te dije que esto podría pasar, mi cielo —negó el médico caminando hacia el interior de la casona, dejando a su hijo con el de cabellera verde.

—Milo hijo, la preocupación que sentía por ese joven no fue en vano, tu padre y yo lo encontramos cuando se desmayó en una acera y no podíamos dejarlo allí. Él estaba solo y demasiado lejos de su hogar.

Dégel se explicaba pero Milo cruzó sus brazos cada vez más molesto.

—¿Por qué no lo llevaron de vuelta a la plaza entonces? Su familia hubiese sabido que hacer —reprochó.

—No sé si lo creas pero tengo el presentimiento de que llevarlo con su familia ahora es un error. Por eso le pedí a Kardia que lo trajéramos a casa, quizás algo le ha ocurrido. Hijo, en verdad quiero ayudar a ese muchacho.

—Bien, si no querías regresarlo entonces lo hubieran llevado a un hospital y ya —Milo estaba realmente molesto.

Sentía que Camus sólo iba a provocarle problemas a Dégel, y eso era algo que el galo no merecía.

—Milo por favor compréndeme, ese niño tiene algo… No sé que es pero siento que es mi deber ayudarlo y mientras pueda lo voy a hacer. Vamos a esperar a que despierte para que pueda decirnos que le ha pasado y por qué estaba tan lejos de su gente.

—Papá pero no sabes si ha escapado por algún robo o algo, es un gitano y ellos son así.

—¡Milo! —exclamó sorprendido pero la emoción cambió a enojo— No puedo creer que te apresures a juzgar a alguien sólo por su cultura, tú mejor que nadie debe saber que no se juzga un libro por su portada. Y te puedo asegurar que Camus no ha hecho nada malo, algo le han hecho a él más bien y te parezca o no yo voy a ayudarlo —suavizó sus facciones para después suspirar—. Milo, eres mi hijo y te amo, eso nunca va a cambiar, pero tienes que aprender a abrir más tu corazón…

Dégel se sentía un poco decepcionado de Milo por la actitud que estaba tomando frente a su intención y deseo de ayudar a Camus, aún así estaba decidido a apoyar al hermoso peli-turquesa en todo lo que le fuera posible.

Milo por su lado miraba entrar al de ojos violáceos a la casa, no quería a Camus cerca de su papá, no negaría que el chico en verdad lo atraía como un imán, pero eso no significaba que la desconfianza que le tenía desapareciera, por el contrario Milo pensaba que Camus tuvo que estar escapando de algo para alejarse tanto de su gente y a esas horas de la noche.

—No sé qué es lo que escondes Camus, pero si te quedas aquí, voy a hacer de tus días un tormento hasta que te largues.

Sin muchas opciones entró también a la casa, viendo como el de largos cabellos verdes llegaba al final de las escaleras perdiéndose en el pasillo superior posiblemente para ir a acomodar al gitano en una de las habitaciones hasta que despertara.

Notas finales:

Gracias por leer, nos leemos el próximo martes, sigan bell@s <3


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