Tira los recuerdos
Ya he renunciado a todo lo que te di
Perdieron el sentido para mí
Ahora, desaparece
Cuando decían que el tiempo lo curaba todo, tenían razón.
Había pasado un año y medio desde que su relación con MinHo se había terminado, y poco más de un año desde que MinHo se había casado. Perdió la cuenta exacta de los meses en el noveno mes, y eso era bueno.
Estaba avanzando.
Tomó la taza de leche con chocolate y la llevó consigo hacia la ventana, sentándose en la silla. El cielo estaba oscuro, y desde su piso podía ver a las personas caminar por la calle. Poco después de su ruptura había cambiado de departamento, mudándose a uno más pequeño, pero más cómodo. Lo tomó como un nuevo comienzo, aunque el dolor de haber sido dejado todavía lo atormentaba.
Hubo noches en que no pudo dormir, días que se le hicieron eternos, y pensamientos tristes, pero logró superarlo.
No obstante, MinHo no se lo ponía fácil.
El menor había continuado llamándolo, alegando que necesitaba de él y un montón de cosas más que JongHyun no quería creer porque, si lo hacía, regresaría a sus brazos. Él siempre lo rechazaba, le continuaba diciendo que eso no podía ser, que no podía estar con alguien temeroso de ser aceptado. El alto pareció entender, pero un día antes de casarse lo llamó.
—No puedo hacerlo —confesó, llorando—. No podré amarla como te amo a ti.
Eso quebró el corazón de JongHyun, pero debía ser fuerte.
—Mañana te casarás, MinHo. Es tu deber como el heredero del emporio Choi. Diste tu palabra —finalizó, con la voz quebrada.
—Pero…
—No hay pero que valga, no ahora. No puedes dejar a la pobre chica en el altar.
MinHo se había casado, y JongHyun había avanzado.
Estaba ocupando su mente en cualquier cosa que le apareciera: libros, películas, exposiciones, pintura, fotografía, e incluso un viaje con sus amigos. El tiempo hizo lo suyo, y sacó a MinHo de su mente y de su corazón.
Y, cuando parecía haber estado curado, el menor lo había llamado de nuevo.
—Te extraño.
JongHyun no podía seguir en esa situación así que tan solo colgó.
Las estaciones cambiaron, y con aquellas que se iban, también los recuerdos y los sentimientos. Para cuando pasó un año, JongHyun se sentía ligero, sin nada que lo atara al pasado y lo detuviera del futuro.
Había olvidado a MinHo.
La sensación de saber que no dependía emocionalmente de nadie, que las cosas iban por el rumbo correcto, era maravillosa, tranquilizante.
Tenía paz.
Y no la reemplazaría con nada en el mundo, ni un mal amor.
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Debido a que la historia necesita un mínimo de 500 palabras para ser publicada, esta parte está siendo añadida para completar el número indicado.
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