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Los amores de Itachi Uchiha por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto. Este trabajo es de fans para fans. 

Notas del capitulo:

Así está la cosa. 

Recordé que en cinco semanas es el cumpleaños de Itachi y, como tenía mucho tiempo sin escribir cosas cortas, se me ocurrió hacer un one-shot por semana hasta que llegue el 9 de junio. 

Las historias llevan un orden cronológico (la primera es donde Itachi es más pequeño y va creciendo) y están en el universo de Naruto, pero no tienen relación entre sí ni se vinculan de ninguna manera. Así que si quieren leer todas las historias o solo esperar a alguna pareja que les agrade, son bienvenidos.

Ya tengo una idea de cuáles serán las parejas que estarán en estas historias, pero como siempre, estoy abierta a sugerencias. Con suerte, las parejas que pensemos serán las mismas, pero si no, quizás pueda mover cosas aquí y allá o de plano usarlas en alguna otra historia. 

Espero que les guste.

 

A Sasuke le gustaba dibujar más que cualquier cosa en el mundo. Más que ver televisión, más que jugar a la pelota y, ciertamente, más que comer los vegetales que le servía su madre.

Podía pasar horas enteras frente a hojas de papel y cuadernos, delineando animales, objetos y personas. Procuraba concentrarse antes de trazar cualquier cosa; le gustaba tener el objetivo en mente y visualizar el resultado final por adelantado.

Su color favorito era el azul. Le gustaba dibujar con él más que con los otros crayones  porque era más bonito que el amarillo, el anaranjado o el café, y era más vistoso que el negro o el verde. Su único competidor era el rojo.

Pasaba horas decidiendo y trazando. Que si un árbol por aquí, que si flores por allá, que si un ninja ataca a otro en medio de la villa mientras se atraviesa una mariposa morada… Todas las historias cabían en su caja de crayones, al menos hasta que su madre colocaba sus dibujos en el refrigerador, a la vista de todo aquel que entrara a la cocina.

— ¿Hoy qué estás dibujando, cariño? —, preguntó Mikoto un día, al ver a su hijo menor particularmente entregado a su actividad en la mesa del comedor.

— Es secreto, mamá.

— ¿Entonces no me lo dirás? —, dijo juguetonamente la mujer, que sabía que el niño le revelaría el misterio de un momento a otro.

—No, por eso es un secreto.

Y no se lo dijo. Ni se lo diría a nadie antes de tenerlo listo.



A Itachi le gustaban los dibujos que hacía Sasuke más de lo que cualquier otro niño de su edad disfrutaría de las ‘obras de arte’ de sus compañeros de juego. No lo entusiasmaban más que entrenar con sus kunais, leer la historia de la villa o salir a jugar con otros chicos, pero definitivamente los trazos de su hermano menor eran algo que atesoraba.

Sasuke solía regalarle dibujos a Itachi y, de cuando en cuando, con las pocas letras que sabía escribir armaba palabras para él. Sin embargo, desde hacía unos cuantos días no había recibido ninguno. Ni un sol radiante, ni nubes, ni un plato de ramen o un león-pterodáctilo ni nada.

Se preguntaba si su hermano había cambiado de pasatiempo, pero era difícil que lo hubiera hecho sin que nadie en la casa se percatara. A Sasuke le gustaba mucho comentar todas sus actividades.

— ¡Nii-san, Nii-san! ¡Qué bueno que llegaste!

El entusiasmo del niño sorprendió un poco a Itachi. No solía recibir esas muestras de euforia nunca, y menos cuando regresaba de entrenar.

— ¡Nii-san! Hice algo para ti.

Las piernas regordetas de Sasuke andaban a toda prisa, mientras uno de sus brazos permanecía detrás de su espalda. Itachi se agachó un poco para ver a su hermano a los ojos.

— Gracias, Sasuke. ¿Qué es?

— No te lo puedo dar si no estamos en un escondite secreto.

Itachi se abstuvo de decirle que todos los escondites son, en inicio, secretos. En lugar de eso, buscó la aprobación de su madre con los ojos. Ella sonrió y se encogió de hombros antes de decirles que la cena estaría lista en una hora.

Sasuke tomó los dedos de Itachi con la mano que tenía libre y lo jaló lejos de la estancia.

— Toma, Nii-san, lo hice para ti.

El pequeño le dio las hojas en la mano.

— Gracias, Sasuke, son muchos dibujos.

— No son dibujos, es una historia. Es lo que te quiero decir…

Itachi sonrió, aunque por dentro le estaba fastidiando un poco la secrecía. Comenzó a hojearlos. Tenían a dos niños azules haciendo diferentes actividades: correr, bailar, entrenar o comer. Hasta ahí, todo normal. Supo que se trataba de Sasuke y de él por lo que parecía ser la insignia de su clan y sus peinados. Sin embargo, le llamó la atención que unas páginas después ambos se tomaban de las manos o se besaban.

— Sasuke, ¿qué es este dibujo?

— Somos tú y yo, Nii-san. Nos estamos dando un beso, así como los que se dan mamá y papá.

Las mejillas de Itachi se tornaron color cereza, pero sus ojos se quedaron fijos en su hermano menor. No sabía si quería escuchar una respuesta más contundente o correr a contarle a su madre lo que estaba pasando.

El más chico puso sus brazos en jarras y rodó los ojos, como quien está harto de explicar obviedades.

— Mamá me dijo que está bien y que es normal. Que cuando dos personas se quieren con todo su corazón y quieren estar juntos, se besan.

Itachi digirió la respuesta unos segundos.

— Pero eso solo pasa cuando no son personas de la misma familia, Sasuke.

El pequeño se quedó pensando unos momentos antes de responder.

— Mamá y papá son primos; y los abuelos tenían el mismo papá.  

— Pero…

Itachi intentaba decir algo coherente, pero no sabía qué. Supuso que Sasuke tenía razón en ese punto; el clan Uchiha estaba conformado en su mayor parte por gente que se casaba con sus parientes. Así había sido desde mucho antes de que él naciera y seguiría así para siempre, porque eso era lo que los hacía tan fuertes, según su padre.

A pesar de eso, sentía que había un error en el plan.

Sasuke lo miraba con curiosidad, esperando a que le diera una respuesta. Pero Itachi no se movía. De pronto, una sensación de desengaño golpeó al niño.

— ¿No me quieres, Nii-san? ¿No quieres estar conmigo?

Sin esperar la respuesta, Sasuke se echó a correr a su habitación. Itachi se quedó petrificado.




Mientras ayudaba a su madre a poner los platos para la cena, Itachi pensaba en su hermano. Esperaba que ya se le hubiera pasado el berrinche por lo de los dibujos y que no se volviera a tocar el tema del beso.

No había querido hablar con su madre; ella era quien le había dicho a Sasuke que estaba bien que dos personas que se querían, se besaran. Le daba un poco de vergüenza cuestionar sus enseñanzas. Pero tenía dudas: ¿estaba bien si eran hermanos?, ¿si eran hombres?

Sintió pesado el estómago.

— Mamá—, preguntó tímidamente para captar la atención de Mikoto. — ¿Está bien que las personas se besen?

— Si ambas lo desean, sí, querido. Está bien y es normal, ¿por qué?

— Por nada… Solo tenía curiosidad.




Durante la cena escuchó atento a su padre, que relataba su discusión con el Hokage por unas cuestiones de seguridad pública. A Itachi le gustaban las historias de Fugaku; siempre aprendía con ellas. Pero esa noche ni siquiera se sentía a gusto escuchando; más bien intentaba evitar a su hermano.

Del otro lado de la mesa, Sasuke removía sus vegetales de un lado a otro del plato, mientras su madre lo instaba a comer.

— ¡Sasuke Uchiha, ya basta! O te acabas esos vegetales ahora mismo o te vas a tu habitación—, Fugaku explotó de pronto, asustando a sus dos hijos. Mikoto miró a su marido con ojos de reprobación, pero no dijo nada.

Itachi tragó grueso. Odiaba cuando su padre los regañaba de súbito, en general cuando le alzaba la voz a Sasuke.

— Padre, ¿puedo hablar con mi hermano a solas? —, intervino. Fugaku elevó la ceja  y gruñó que podría hacerlo después de comer, pero él insistió. — Me gustaría hacerlo ahora, creo que sé por qué no quiere cenar.

Sasuke miraba la escena sin saber qué hacer. Itachi le sonrió para tranquilizarlo.  

— Mamá, ¿puedo ir con Itachi? Solo serán unos minutos—, pidió.

Mikoto vio a su marido, que tomó la palabra.

— De acuerdo, pero cuando vuelvan se terminarán todos los vegetales o mañana no habrá televisión.

Los niños asintieron y se levantaron de la mesa a toda prisa. Itachi condujo a su hermano al jardín en silencio.

— Sasuke, ¿estás molesto todavía?

— ¿Por qué no me quieres, Nii-san?

— ¿Qué? No seas tonto. Yo te quiero muchísimo.

— Entonces, ¿por qué no quieres que nos besemos? Podríamos ser novios y todo.

Itachi sintió los colores subirle al rostro nuevamente, pero se mantuvo lo más tranquilo posible. ¿Novios? Estaba seguro de que Sasuke no entendía nada sobre el tema y que a sus padres no les agradaría nada.

— No creo que debamos ser novios, Sasuke.

El menor se cruzó de brazos. Era la segunda vez en el día que su hermano le cortaba las alas.

— ¿Por qué?

— Porque somos hermanos, que es mejor que ser novios—. Itachi suspiró aliviado al ver que su hermano aprobaba la respuesta que le había dado. Suspiró antes de proseguir —… y tampoco estoy seguro de que los hermanos se besen, pero si los dos estamos de acuerdo dice mamá que es normal.

— ¿Entonces sí nos podemos besar, porque nos queremos mucho?

Sasuke estaba entusiasmado. Itachi lo instó a mantener la voz baja para que nadie se diera cuenta.

— Sí, pero solo si no le dices a nadie.

Sasuke refunfuñó un poco, pero accedió. Luego, se paró frente a su hermano y frunció los labios, haciendo evidente el ademán de beso. Itachi hizo lo mismo, aunque sentía el corazón latiéndole a toda prisa. Sus labios tocaron los del niño suavemente y ambos se quedaron inmóviles durante un par de segundos.

Los besos eran tibios y húmedos, distintos a como Itachi se los había imaginado. Se sentían bien. Además, estar así con su hermano hacía que se le calentara el pecho… ¿Sería igual para los adultos? Luego le preguntaría a su madre.

Sasuke se separó de él momentos después, sin saber muy bien qué hacer después de unir sus labios con los de su hermano. Se notaba contento.

— Nii-san, te quiero… Tu beso me hizo sentir cosquillas en el estómago.

Itachi sonrió.

— El tuyo me hizo sentir que me crecía el corazón, Sasuke.

— ¿Podemos repetirlo?

— Sí, pero otro día… Tenemos que volver a la mesa.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 

Gracias por leer y por comentar la historia.

 

Por cierto, ya que están aquí, me gustaría que le echaran un ojo a mi nueva historia larga Mascotas. Es un SasuNaru, con ItaGaa y otras parejas.

Un abrazo. 

c. 


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