Llevaba algunas semanas hablando con Azul, aunque no la había vuelto a ver, nos escribíamos por chat muy seguido.
Era una chica muy agradable, bastante linda y muy tierna.
Ese día me invitó a un concierto, y acepté porque no tenía nada mejor que hacer y sinceramente quería verla, así que me encontraba en mi habitación buscando qué ponerme.
“Por Afrodita no te pongas el vestido verde” Ruego, pero por supuesto no me escucho y me pongo el maldito vestido verde, no se me ve tan bien como yo pensaba, pero es demasiado tarde para arrepentirme cuando estoy saliendo de casa.
Me encuentro con Azul en el zócalo y ella me mira de una forma especial, en ese momento no pude notarlo, pero lo notaba ahora, yo le gustaba.
-Hola -saludo al llegar -te ves muy bien -digo al mirar mejor su atuendo. Pantalon negro entubado, botas estilo militar y una chaqueta de mezclilla encima de una blusa guinda y una gargantilla negra con una paloma como dije.
-Gracias -se sonroja un poco -Tú te ves muy guapa -”Oh nena, no tenías que mentir” me deja caminar delante de ella y la veo mirarme de pies a cabeza soltando un suspiro bajo. Casi imperceptible. No estaba mintiendo, realmente lo creía.
Caminamos un poco hasta llegar al sitio donde sería el concierto, yo estaba distraída viendo todo alrededor, a la gente, el escenario, mirando hacia donde se suponía saldrían los músicos. Y no pude ver cómo ella me miraba sólo a mí.
Las luces se apagaron, los músicos fueron saliendo iluminandose uno a uno en el escenario y comenzaron a tocar. Azul dejó de mirarme entonces y disfrutó el concierto, entonces comencé a observarla yo.
La miro cantar con todas sus fuerzas y de pronto es como si el sonido de su voz se desprendiera aparte de todo el ruido que hay alrededor, es un sonido agradable y sé lo que estoy a punto de hacer.
Me acerco más a ella, pongo una mano en su hombro y otra en su mejilla para que me mire y sin detenerme a pensar la beso. Ella se sorprende un poco pero no tarda en corresponderme, la música suena estruendosa a nuestro alrededor, la gente está eufórica y canta dejando sus gargantas en ello. En mi mundo solo estamos ella y yo.
Nos separamos un poco y ella sonríe. Luego vuelve a cantar, esta vez más fuerte y más animada, yo me uno a ella y aunque mi voz no es tan buena como la de ella, simplemente canto como si no hubiera nadie.
Al cambio de grupo nos alejamos un poco del escenario para buscar bebidas.
-Entonces… ¿seré una más de tus conquistas? -pregunta ella directa como siempre.
-Oh nena, yo no tengo conquistas -respondo con una sonrisa. Ella levanta una ceja, y me mira como si conociera todo mi pasado con solo verme a los ojos.
-Puedes ser tú mi conquista, siendo así -responde coqueta, se acerca y me planta un beso corto pero lento.
-Puedes intentarlo aunque no aseguro que lo conseguirás -digo juguetona, me atrae, pero de ahí a enamorarme lo veía muy lejos.
- Con su gusto, me gustaría intentarlo. -ella intenta darme otro beso pero yo me aparto. Hay que dejar las cosas claras antes de que nada más suceda.
-Escucha, ya te lo había comentado, pero hablo en serio cuando digo que no tengo conquistas, lo que busco no es nada sentimental, ni romántico, simplemente… diversión, pasarla bien ambas -por sus ojos cruza un brillo de duda, pero al instante se convierte en decisión.
-Lo sé, lo supe desde el primer día -toma su bebida de la barra y da media vuelta, aunque sé que no se está marchando verla de nuevo darme la espalda le da un tirón a mi pecho.
-Entonces… ¿no quieres? -Le pregunto siguiéndola.
-Puedo intentarlo, pero nunca he estado en una relación así… -se sincera -siempre han sido relaciones en las que se suponía había “amor” pero tampoco es que terminaran muy bien, así que… ¿por qué no intentarlo? -se encoge de hombros y se detiene a mirarme de frente. La chica frente a ella sonríe satisfecha. Pero yo solo miro sus ojitos brillosos y deseo con todo mi corazón que las cosas puedan ser diferentes esta vez.