Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Y TODO POR IDIOTA LO PERDÍ por Akiko Hayako

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

    En casa las cosas a veces se ponen demasiado silenciosas, y es raro y se siente un frío que parece no venir de ningún lado. A veces son demasiado ruidosas y entonces el aire se vuelve imposible de respirar.

    Mamá siempre dijo que amaba con el alma a papá. Papá siempre dijo que quería a mamá con todo su ser.

Pero cuando mi madre abortó espontáneamente al que sería su segundo hijo… a veces las cosas se volvían demasiado difíciles.

   Mamá a veces no podía controlarse, a veces se olvidaba de lo sucedido y buscaba a Braulio… mi nonato hermano. Papá a veces se desesperaba al no saber controlar la situación. 

   Y aunque yo quería salir corriendo de todo eso, me quedaba y trataba de ayudar a mi mamá. Porque a pesar de todo, ella nunca se olvidó de mí, siempre preparaba deliciosas comidas, que hacía con todo el amor del mundo, pero a veces… a veces me regañaba porque no le ponía un lugar en la mesa a mi hermano.

-Nena, falta un lugar, no, ya, déjalo, yo lo pongo. Ve a llamar a tu papá y a tu hermano para que vengan a comer. 

   Trataba de sonar amable pero su voz siempre reflejaba esa molestia porque yo siempre “olvidaba” poner un lugar en la mesa.  

   Una ola alcanza mis pies y me hice regresar a la realidad. 

   Recuerdo con exactitud este día, una semana después de haber acordado con Azul el tipo de relación que llevaríamos. No quería ver este día de nuevo así que escapé a la bahía. No necesitaba verme cometiendo los mismos errores otra vez, al menos no hoy.

   Hoy mi madre sufrió uno de sus ataques, yo estaba con ella cuando sucedió, pero no pude hacer nada, comenzó a preguntar dónde estaba Braulio, le dije que estaba con sus amigos, normalmente eso bastaba pero ella no pareció entenderlo.

 -No me mientas Malva, dime dónde está tu hermano -me dijo comenzando a molestarse.

-Está en casa de su amigo, dijo que volvería tarde, no le va a pasar nada mamá -contesté con calma, como tantas otras veces había hecho.

-Malva, ya basta por Dios, tu hermano está en peligro ¿verdad? Tu padre te dijo que no me dijeras nada para no preocuparme pero una madre sabe cuando sus hijos están mal, tengo que ir a verlo -sonaba histérica, estaba furiosa conmigo por mentirle, tomó su bolsa y sus llaves y se dispuso a salir. 

-Mamá ¿a dónde vas? ¡espera! -la seguí alarmada.

-¿A dónde va a ser? Al hospital, a buscar a tu hermano, tengo que saber que está bien -no se detuvo, siguió caminando a paso rápido.

-No lo vas a encontrar ahí, mamá ¡espera! 

-Tú regresa a la casa, no quiero que te pase nada a ti, regresa por favor- al decir esto me tomó el rostro entre sus manos y habló con los ojos cristalizados, se giró rápidamente y cruzó la calle sin mirar.

-¡Mamá! -grité al ver un carro que se acercaba, el coche golpeó a mi madre en la cadera haciéndola caer, afortunadamente el carro no iba a alta velocidad y frenó a tiempo para no pasarle encima, pero al menos un golpe y un buen susto si nos llevamos. 

   El chofer del auto se bajó inmediatamente llamando a una ambulancia al tiempo que no dejaba de pedir disculpas, traté de decirle que se calmara, que no era nada grave, aunque más bien era para no ponerme nerviosa yo, mi madre se desmayó y estaba bastante asustada.

  La ambulancia llegó y me subí detrás de la camilla en la que subieron a mi mamá. estaba bien lo sé, solo iban a hacerle radiografías para asegurarse que no se hubiera roto nada.

  Asi que ahí estaba yo, junto a mi madre inconsciente, en el hospital, esperando que nos dijeran que podíamos irnos… o no. Llamé a papá para informarle y dijo que llegaría de inmediato. 

   Miré a mi mamá mientras dormía, seguí sus facciones con la mirada, se veía más joven de lo que era, había sido una mujer fuerte toda su vida, independiente y autosuficiente, me partía el alma no poder hacer nada por ella como ella lo había hecho por mí, cuándo ella siempre me escuchó, siempre fue mi confidente, mi mejor amiga, cuando le conté de mi orientación me abrazó muy fuerte, tan fuerte que dolía, tan fuerte que quemaba, y ese dolor y ese calor, fueron mi fuerza para seguir adelante, para luchar por ser feliz. Me ama con todo su corazón, y me lo ha demostrado cada día de mi vida, en este momento estoy extrañándola demasiado, lo que resulta irónico ya que estoy aquí para no ver ese sufrimiento de nuevo.

   Cuando despertó parecía asustada, movió los ojos rápidamente mirando todo, luego dejó la vista en las luces blancas y se tranquilizó, sus ojos se cristalizaron y volteó a verme. 

-Perdóname, perdóname hija -dijo tomando mi mano y comenzando a llorar. -No sé qué me pasó, yo solo quería… ver a Braulio -su llanto se intensificó -pero sé que eso nunca ha sido, ni será posible. Por favor, perdóname. -tome su mano con ambas manos, y le di un beso en la frente.

-No tienes que disculparte por nada mamá, a mi también me habría gustado verlo -sonreí pero las lágrimas se me escaparon de los ojos. 

-Algún día, cuándo el señor nos llame, podremos reunirnos con él -dijo llena de fé.

-Cuando llegue mi hora no creo que sea el señor -señalé al techo -quién me llame -me reí de mi intento de broma.

-¿Pero qué dices? Todos somos hijos de Dios y a todos nos ama por igual, sin importar nada más -respondió con su mirada llena de amor y ternura, con mirada de mamá. La abracé porque no podía hacer ni decir nada más. 

-Yo también quiero un abrazo -reconocí la voz de mi papá y las lágrimas se me arremolinaron en la garganta nuevamente. Extendí mis brazos hacia él y se acercó a abrazarnos, dejando un beso en la frente de ambas. -¿Vamos a casa? -preguntó después de unos momentos.

-Vamos a casa -respondimos mamá y yo.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).