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Y TODO POR IDIOTA LO PERDÍ por Akiko Hayako

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      No sé en qué momento Azul se enamoró de mí, realmente nunca entendí qué era lo que ella vió en mi, y ahora, al vivirlo todo de nuevo y ver cómo siempre lo arruinaba con ella, lo entendía aún menos. 

      Solo quería entender un poco del cómo ella me veía, así que esta noche me encuentro en el bar donde ella trabaja, la observo moverse de un lado a otro. Esta noche hemos quedado para vernos más tarde, yo llegaré al terminar los pendientes que tengo en el trabajo. 

       La miro esperarme, se ve feliz y emocionada.

-¿Te pasó algo bueno? -pregunta Marlo, su compañero de trabajo. 

-No, ¿Por? -pregunta ella con una sonrisa.

-Pareces más animada de lo normal, y… Dios… ¿no te duele la cara de tanto sonreír? -Blue le avienta el trapo con el que limpia la barra.

-Déjame, hoy viene mi novia -woooo…. no éramos novias, aunque debo admitir que escucharla decirlo me hizo sentir bien, feliz, plena, como si mi propósito en esta vida estuviera cumplido. 

-Ahhh ya, eso lo explica todo, estás radiante, la cautivarás -le guiña un ojo y da media vuelta.

-Lo sé, tonto -dice ella antes de que él se marche a coquetear con… ¿su jefe? Estoy confundida, primero le dice que somos novias, y luego él va a coquetearle a un hombre… pero ¡si ella me dijo que él gustaba de ella!

      Si de algo me he dado cuenta en estos meses en el limbo, es que mi pequeña amada no es tan inocente como había creído siempre, ni tan ingenua.

      Ella continúa con sus ocupaciones sin dejar de sonreír un solo momento. Comienzo a preguntarme si en verdad no le dolerá la cara.

      Dos horas después de no quitarle la vista de encima yo solo me siento más enamorada, lo mismo que me siento tonta porque nunca la había mirado con tanta atención, en estas dos horas siento que he conocido más expresiones que en los meses que estuvimos juntas.

      Y creo que a ella ya comienzan a dolerle los músculos de la cara porque hace muecas extrañas, aunque no deja de verse demasiado linda. De pronto recibe un mensaje que la hace borrar la sonrisa que tanto amo. Sé de inmediato de qué se trata.  Le cancelé la cita porque mi amiga había llegado a casa llorando y ebria. O al menos, ese fue el pretexto que le puse. 

      Ella se sienta toda desilusionada y su ánimo cae por completo, pero en cuanto ve a su amigo acercarse de nuevo ella sonríe.

      Me marcho del lugar, no quiero verla así y saber que no puedo hacer nada al respecto. Me paso la noche deambulando por las calles hasta que llego a la playa, y me siento a mirar las olas, es algo que siempre me ha relajado. A la mañana siguiente vuelvo a casa, cansada tanto física como emocionalmente. 

      Ése fin de semana habría una fiesta, de una vecina que solía celebrar su cumpleaños a lo grande. Le mando un mensaje a Blue para invitarla. 

“Lo siento, tengo un compromiso familiar.” 

       Es su simple respuesta, le digo que será a la próxima. Pero en el fondo siento que me está evitando, y no la culpo.

       Mientras mi yo de este tiempo sale a trabajar yo me quedo en cama todo el día, pensando sobre cómo puedo regresar a mi tiempo. Ni siquiera sé cómo llegué aqui, ¿Cómo irme?

↫   ⚢ ↬ 

        Busco en el armario algo para ponerme pero no encuentro nada sencillo pero elegante, nada que se vea bonito pero no extravagante. Necesito algo que resalte mis partes favorables y oculte las no tan favorables… pero no hay nada. 

        Me rindo, y me decido por un pescador de mezclilla, un chaleco y una corbata azul celeste con botas de tacón alto. Por Afrodita… entonces es así como me veía… no tan bien como creí en ese momento.

        Mi madre me llama desde la sala.

-¡Malva! Es hora de irnos. -me pongo a la carrera unos pendientes negros y salgo. 

-Estoy lista -digo saliendo de la casa. 

        Caminamos un par de cuadras hasta el enorme jardín de mi vecina donde han arreglado para acomodar 5 mesas redondas y una rectangular, la de honor.

        Nos acomodan en una de las mesas cerca a la fuente de Adonis y justo frente a Azul.

        Me sorprende encontrarla allí. Ella aun no me ve, y no sé si ir a saludarla, puede que aún esté molesta conmigo.

        Entonces voltea y se para, la miro embobada.

        Viste una blusa blanca con un bordado de flores de colores en la parte superior, los hombros finos y delgados descubiertos, una falda amplia, negra a las rodillas el cabello corto se lo onduló y como adorno lleva una rosa roja deteniendole el pelo detrás de la oreja. Se ve hermosa, más hermosa que nunca. No puedo dejar de mirarla y ella se da cuenta de eso. Al verme le dice algo a la que supongo es su madre y comienza a caminar, pienso por un momento que irá a donde estoy. Pero se marcha en dirección contraria.

-Má, voy al baño –digo levantándome de mi lugar y sigo a Azul. Entra en la casa como si nada; espero a que salga, la fiesta es afuera, no quiero que piensen que me quiero robar algo.

        Al poco rato alguien choca conmigo.

-Disculpe –dice una voz conocida, volteo y tengo a una hermosa Azul frente a mi.

-Hola –saludo – entonces ¿eres familiar de los Ortega? –pregunto y ella parece nerviosa.

-Si, ¿Te parece si hablamos después? – dice mirando alrededor.

-¿Qué pasa? ¿Sigues molesta por lo de la otra noche? Lo lamento en serio…

-No, no es eso –me interrumpe ella –mi madre no sabe acerca de mi, ya sabes –dice moviendo las manos nerviosamente intentando explicarse y lo entiendo.

-Ah ya… lo siento, entonces… hablamos después.

-Oye –me llama antes de que me vaya- no me lo tomes a mal, ella no es muy tolerante  -quiero tomarla de las manos para tranquilizarla, decirle que la entiendo y que no hay problema, pero temo que alguien nos vea.

-Está bien, no te preocupes. –le digo y regreso a la mesa con mis padres.

        Paso el resto de la fiesta sentada en mi lugar, solo observándola porque está cautivadora. Ella evita todo lo posible mirarme de vuelta pero a veces, el instinto la traiciona y me mira por una milésima de segundo antes de volver a fijar su atención a cualquier otra parte que no sea yo.

        La fiesta se va animando de a poco, conforme va cayendo la noche más personas se paran a bailar y algunos más a beber. Yo solo la miro.

        Antes de la medianoche ella y sus padres se marchan. De pronto la fiesta me parece aburrida y quiero irme a casa. Mis padres se divierten en la pista de baile, no me di cuenta en qué momento se pararon a bailar. Me acerco a ellos.

-¿Se divierten? –les pregunto mientras trato de seguirles el paso, pero esas canciones son más de su época. Ellos me dicen que si, así que opté por dejarlos disfrutar.

-Vuelvo a la casa, estoy muerta – les digo, me dicen que me vaya con cuidado y me despido de ellos.

        Al llegar a casa le envío un mensaje a Blue.

                    “Te veías hermosa hoy”

         Al segundo siguiente recibo una llamada suya.

-Hola –digo al contestar.

-Hola –responde ella, nos quedamos en silencio por un momento –lamento lo de esta tarde.

-No te preocupes por eso, de verdad que lo entiendo, sé que no es fácil e imagino que menos si tus padres son cerrados en esos temas. – Trato de tranquilizarla y hacerle ver que no estoy molesta, además no tendría por qué.

-Lo es, mis padres son muy difíciles y no aceptan que se toquen este tipo de temas en casa, por Dios, que la homosexualidad no es nada del otro mundo.

-lo sé… pero sabes, pasando a temas más agradables, lucías fabulosa hoy, no podía dejar de mirarte –confieso sin recatos.

-Ja gracias –ríe nerviosa. –Tú también lucías genial, aunque no pude mirarte tanto como me hubiera gustado.

-Ya habrá otra oportunidad –respondo simplemente, no suelo tener charlas profundas con ninguna de las chicas que había frecuentado. No quería crear esa atmósfera de confianza que hay en una relación como tal, pero con ella siempre fue diferente, ni siquiera era necesario tener temas serios, hablábamos por horas de cualquier tontería; yo solo me engañé a mi misma diciéndome que solo me atraía físicamente y que nada lo haría distinto al resto de mis relaciones, qué estúpida e inmadura me comporté en ese entonces.

 


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