Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The sky never lies por Gumin7

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

        Había dicho cosas muy raras y tenía el presentimiento de que lo que habían hecho tenía una explicación, aunque pareciera una tontería. Algo como saciarse con otra persona no debería tener más razones que el propio placer, sentimientos aparte, pero ese caso era diferente; estaba seguro.
 
        —Tal vez deberíamos hablar de lo que ha pasado.
 
 
        —Debería ser yo quien te pidiera explicaciones a ti —replicó Yo-ka sin siquiera mirarlo, haciendo que se sorprendiera y se quedara unos segundos en silencio.
 
        —¿Y eso por qué? A ver —preguntó al fin, cruzándose de brazos. Era imposible que el vocalista lograra que la responsabilidad recayera sobre él.
 
        Yo-ka se volvió a mirarlo como si le estuviera vacilando, negando con la cabeza.
 
        —Entonces vas a hacer como si nada hubiera pasado. Me vas a echar a mí la culpa y a tomarme por loco. ¿Tanto asco te ha dado?
 
        No entendía nada; no entendía qué era lo que Yo-ka podría saber que él no. Lo único que pudo tener claro fue el malestar que le hizo sentir la palabra «asco».
 
        —No, Yo-ka, no me ha dado asco. La verdad... es que me ha gustado —reconoció, viendo un atisbo de sorpresa y agrado en la expresión del otro—. Pero quiero saber por qué lo has hecho. Ha sido tan de repente.
 
        La expresión de Yo-ka volvió a cambiar a una de horror; enfado; y sobre todo decepción.
 
        —Yo soy el que quiere saber por qué tú estás haciendo esto.
 
        —¿Qué es lo que estoy haciendo, por dios? —volvió a preguntar, ya nervioso con la situación, tratando de rebuscar en su mente lo que pudiera estar diciendo el vocal.
 
        —¿Sabes? Ya está, ya no voy a hablar más de esto. Se acabó el problema. Desde ahora nada ha pasado entre nosotros y punto —sentenció Yo-ka, sintiéndose humillado y obligado a seguirle el rollo al guitarrista, pues él no quería invalidar nada de lo que había ocurrido.
 
        —No se trata de eso, Yo-ka. ¿Por qué siempre tienes que exagerarlo todo hasta ese punto? 
 
        —¿Exagerarlo? —se acercó a Kei, mirándolo fijamente como si acabara de cometer un crimen grave, dándole un empujón para apartarlo de su camino—. ¿Cómo te sentirías tú? —sin decir nada más, se encerró en el baño con su neceser, dispuesto a quedarse ahí el tiempo que hiciera falta hasta que se le pasaran las ganas de matar a su amigo.
 
        Kei se quedó en el sitio, habiéndose apoyado en la pared para no perder el equilibrio, procesando todo lo que acababa de pasar. Yo-ka estaba actuando de forma demasiado exagerada para lo que había pasado. ¿Qué tenía de malo preguntar? Sin duda, algo más le pasaba a su amigo; algo que ya no estaba dispuesto a decirle. Conociéndole, no era de esas personas a las que se les pasaban los enfados dejando al tiempo actuar. Tenía que hacer algo que lograra sacarle una sonrisa y derrumbar sus muros en ese momento de debilidad. 
 
        Unos golpecitos en la puerta de la habitación interrumpieron sus pensamientos, seguidos de la voz de Tatsuya tras esta.
 
        —Kei, Yo-ka, ¿estáis ya listos? Nos vamos a comer.
 
        Kei puso los ojos en blanco y abrió la puerta, encontrándose a Tatsuya seguido de Shoya, ambos cambiados de ropa y más arreglados que cuando se separaron en recepción.
 
        —¿Aún estás así? —se quejó el bajista—. ¿Cuánto os falta?
 
        —Esta es mi ropa para salir. Es Yo-ka el que está en el baño; metedle prisa a él y de camino a ver si averiguáis qué le pasa —espetó saliendo de la habitación y adelantándose a la recepción, donde ya se encontraban los miembros del staff.
 
         Yo-ka no tardó demasiado en salir, habiéndose aseado un poco y cambiado de ropa. Al ver a Kei en recepción, resopló, molesto por la actitud que este parecía tener después de su pequeña discusión. Sus miradas se cruzaron durante unos segundos. ¿Tal vez el guitarrista recapacitaría? Pensaba mientras salían del hotel, ignorando las palabras de sus guías y simplemente dejándose llevar.
 
        —Yo lo que quiero es ir a comer a un buen sitio. Según mi lista, el primer plato a probar es el cangrejo peludo de Shanghái. Dicen que lo más típico de aquí —decía Tatsuya, mirando un folio desdoblado que había sacado de su bolsillo.
 
        —Es uno de los típicos, sí —respondió el guía con un marcado acento chino, animado al ver al muchacho tan entusiasta—. Yo me encargaré de que os alimentéis con lo mejor de la ciudad.
 
        Tatsuya hizo un gesto de victoria, haciendo reír a Shoya. Durante la pequeña excursión por la zona, ambos estuvieron animados e interesados en cada calle que iban pisando, emocionados por estar fuera de Japón por una vez. Yo-ka y Kei, sin embargo, iban más distraídos. Pocas veces habían tenido momentos de tensión como aquel, y cada vez que se daba la situación, siempre lo habían solucionado enseguida, pero aquella vez parecía ser diferente. La confusión y el enfado se había transformado en vergüenza, y no sabían que era peor. A pesar de todo, no intentaron hablar en todo el día, hasta que llegó la noche, y con esta las ganas de relajarse y beber un poco.
 
        El guía los acompañó hasta un pequeño y acogedor bar donde podrían tener cierta intimidad al fondo de este, suponiendo que querrían disfrutar en grupo. Les hizo el favor de pedirles bebida en su idioma natal, quedándose con ellos hasta que estuvieron servidos, y les indicó la dirección hacia el hotel para cuando quisieran volver, ya que no quedaba lejos.
 
        —Os he pedido baijiu. Se trata de uno de los licores más consumidos del mundo y es muy típico aquí en China. Es un licor de celebración; en este caso me gustaría daros la bienvenida al país con este. Tened cuidado, porque su graduación es alta.
 
        Una vez advertidos, los chicos se despidieron del muchacho y se relajaron entre ellos, dejando que les sirvieran y brindando animados.
 
        —Por nosotros y por lo que nos queda por hacer aquí —dijo Yo-ka levantando su pequeño vasito tradicional, secundado por el resto. Los cuatro bebieron de un sorbo, jadeando y cerrando los ojos con fuerza antes de reír.
 
        —Pues sí que está fuerte. Yo que pensaba que sería como el sake —dijo Tatsuya, sirviendo más a los cuatro vasos.
 
        —Algo me dice que aquí nada va a ser como en Japón —intervino Kei, mirando el licor que nuevamente llenaba su vaso. 
 
        —En fin, por fin estamos solos y podemos hablar tranquilamente. ¿Nos vais a contar ya qué os pasa? —preguntó Shoya mirando medio en broma medio en serio a Kei y Yo-ka, quienes intercambiaron miradas incómodas.
 
        —No nos pasa nada. ¿Qué te pasa a ti? —dijo Kei, encogiéndose de hombros, bebiendo otro pequeño sorbo, esta vez con cuidado.
 
        —¿Y por qué lleváis todo el día con cara de estar oliendo mierda? Os conozco, y solo os ponéis así cuando os peleáis. Aunque hoy está durando más que de costumbre.
 
        Yo-ka entrecerró los ojos, resoplando de forma cansina y evitando mirar a Shoya directamente, pues era cierto que ya se conocían tan bien como para poder leerse las expresiones. Pensó de nuevo en las palabras de Kei en la habitación del hotel y quiso restarles importancia, pero la realidad era que la tenían, y mucha.
 
        —A veces los amigos se pelean y tardan en reconciliarse —dijo al fin, encogiéndose de hombros.
 
        Kei miró al vocal extrañado. Había confiado en que durante el día Yo-ka hubiera reflexionado y se le hubiera pasado el mosqueo, pero aquellas palabras le confirmaron todo lo contrario.
 
        —No estamos peleados, ¿o sí? —preguntó, rozando su vaso con los labios como si estuviera a punto de beber, queriendo asegurarse.
 
        El vocal le echó una mirada profunda, dejándolo sin palabras. ¿De verdad estaba enfadado por algo que no había hecho? Sin duda Yo-ka se estaba equivocando con algo; haciéndose ideas erróneas, ya que, por más que lo intentara, no lograba verle el sentido a su enfado, lo cuál le hizo frustrarse y molestarse de nuevo con él.
 
        —Muy bien, como tú quieras —sentenció, terminando su vaso de un trago, tratando de disimular su expresión por lo fuerte que era el licor.
 
        Yo-ka, al verle, hizo lo mismo, convirtiendo ese momento sin darse cuenta en una especie de competición para ver quién se enfadaba más y quién bebía más a consecuencia. Shoya y Tatsuya, por su parte, se habían dado cuenta de esto y miraban a los dos sin querer intervenir.
 
        —Te apuesto dos mil yenes a que Yo-ka cae antes —le susurró Shoya al batería, quien se mordió el labio inferior, pensativo.
 
        —Hecho.
 
 
(*≧∀≦*)
 
 
        —Mira que eres idiota. Nos dijeron que el licor estaba asqueroso... No, espera, creo que nos dijeron que estaba fuerte —balbuceó Kei riendo mientras llevaba a Yo-ka casi a rastras apoyado sobre sus hombros—. ¡Pero no más fuerte que yo!
 
        —Ya, subid a la habitación a dormir la mona —ordenó Shoya divertido, doblando los billetes que le había dado Tatsuya y guardándolos en su billetera con expresión de triunfo. Tal y como había previsto, el vocal había caído primero en su inmensa borrachera y Kei lo llevaba hacia el ascensor para subir a sus habitaciones, aunque no mucho más lúcido que él.
 
        —Sí, sí, hasta mañana —se despidió el guitarrista de los otros dos antes de que las puertas del cubículo se cerraran.
 
        Se hizo un silencio incómodo entre ambos, solo interrumpido por el cutre hilo musical que sonaba desde el pequeño altavoz. Yo-ka no había dicho nada desde que el licor había conseguido tumbarlo sobre la mesa del bar, pero estaba despierto y miraba a Kei como si hubiera atropellado a su perro. En cuanto las puertas se abrieron, ambos salieron tambaleándose y llegaron en el mismo silencio a la habitación, tardando un par de minutos en encontrar la llave y acertar con esta en la ranura. Yo-ka se soltó y caminó despacio hasta su cama, sentándose en esta y mirando a su amigo con el ceño fruncido.
 
        —Si quieres decirme algo, dímelo ahora —dijo Kei al notar su mirada, buscando su pijama en la maleta.
 
        —Yo ya no tengo nada más que decir. Eres tú el que tiene que hablar —replicó como un crío.
 
        El rubio resopló y se sentó también en su cama, quedando frente a frente con el otro.
 
        —Yo-ka, hiciste lo que hiciste en avión, usando como excusa que ya había pasado antes —«cosa que puedo asegurarte que es falsa», pensó, sin querer decirlo en voz alta para evitar más problemas—, y te enfadaste porque no reaccioné como quisiste.
 
        —No es una excusa, Kei... ¡Te estoy diciendo que es real! —alzó la voz, apretando las sábanas con las manos a ambos lados de sus muslos—. No es que no reaccionaras como yo quería, es que jamás me imaginé esta misma reacción. Y menos viniendo de ti, Kei.
 
        Kei lo observó con detenimiento. No se había parado a pensar que tal vez su amigo solo quería llamar su atención. Entre ambos siempre había existido una relación especial y siempre cabía la posibilidad de que el vocalista quisiera experimentar con esta, pensándolo de forma abierta.
 
        —Está bien, Yo-ka, tranquilízate.
 
        Se levantó y se sentó a su lado, pasando un brazo sobre sus hombros. Yo-ka siempre había sido una de las personas más importantes de su vida y le resultaba imposible enfadarse con él, y menos cuando sus intenciones no eran malas. Al principio había pensado que le estaba ocultando algo, pero en ese momento vio claro que no era así. En un momento como ese sabía que tenía que estar a su lado y quería estarlo.
 
 
(((o(*゚▽゚*)o)))♡
 
 
        Se estiró en la cama en cuanto fue consciente a través de sus párpados de la luz del día que ya inundaba la habitación, abriendo los ojos y parpadeando un par de veces para acostumbrarse. Al ver que no estaba en su habitación, dio un pequeño respingo, y es que jamás se acostumbraba a no despertarse en su casa. Al ver a Yo-ka durmiendo en la cama de al lado, suspiró y se incorporó, levantándose de la cama y abriendo la ventana para salir a la pequeña terraza del hotel cajetilla de tabaco en mano. Se tomó su tiempo para encender un cigarrillo entre sus labios y darle una larga calada, apoyándose en la barandilla y disfrutando de las vistas de la ciudad.
 
        No habían pasado tres minutos cuando sintió un delgado cuerpo apoyarse en su espalda y unos brazos rodear su cintura, haciéndole sonreír.
 
        —Te has levantado de buen humor, ¿no? —dijo, ladeándose para mirar al vocalista. Este le sonreía directamente y eso le hizo sentir una agradable paz en su interior. Yo-ka tenía unos rasgos hermosos. Tanto que hasta los ojos hinchados de haberse despertado hacía poco le hacían atractivo a su manera.
 
        —Pues sí, la verdad. Al final he dormido bien —dijo robándole una calada de su cigarro al otro.
 
        —Me alegro —respondió, dejando que esta fumara a placer de su cigarro.
 
        Se miraron durante unos segundos, relajados, disfrutando de la suave brisa que corría y movía sus cortas melenas. Despacio pero con decisión, Yo-ka se acercó y ladeó su cabeza un poco hasta llegar a los labios ajenos, besando estos dulcemente, sin prisa ni movimientos bruscos. Kei abrió mucho los ojos al verse en esa situación, sin saber realmente qué hacer. No se vio capaz de apartarlo, así que simplemente se dejó hacer hasta que se separó con una leve sonrisa. Por su parte, su expresión era seria, sin poder expresar nada.
 
        —Me encantan tus labios, Kei —susurró el vocalista, sin alejarse mucho de su rostro—. Y cómo me follaste anoche... Dios, desconocía esa faceta tuya.
 
        Al escuchar esas palabras, sintió que se mareaba por un momento, aferrándose de espaldas a la barandilla. Trató de poner en orden sus pensamientos. No, anoche no había tenido sexo con nadie, y menos con Yo-ka. Quiso pensar que le estaba gastando una broma pesada, pero la expresión del otro era completamente sincera. ¿Qué le pasaba?
 
        —¿Qué... qué estás diciendo, Yo-ka?
 
        El nombrado borró su sonrisa y se alejó un poco, buscando algún rastro de broma en el rostro de su amigo, pero no parecía estar bromeando. 
 
        —Pues... anoche... —quiso hablar, pero no le salieron más palabras.
 
        —Yo-ka, anoche no hicimos nada. Tú y yo no... en fin, ya sabes. Nunca —dijo con cuidado, pues el vocal parecía estar a punto de tener un ataque.
 
        De nuevo, ambos se quedaron en silencio durante unos segundos, mirándose, hasta que Yo-ka finalmente explotó.
 
        —Otra vez... Kei —susurró, alejándose más y apretando los puños—. ¡¿Otra vez me vas a dejar por tonto?!
 
        No se movió del sitio, tratando de pensar la mejor forma de salir de esa situación sin resultar herido, pues Yo-ka parecía a punto de estamparle uno de sus puños en la cara.
 
        —Yo-ka, escúchame, no tiene sentido lo que dices. Tú estabas en tu cama y yo en la mía. Por dios, recapacita.
 
        El vocalista quiso hablar de nuevo, probablemente para soltar algún improperio, pero se escucharon unos golpecitos en la puerta de la habitación seguidos de la voz de Tatsuya.
 
        —Chicos, ¿estáis despiertos ya? Tenemos que ir a prepararnos para el concierto.
 
        Se quedaron en silencio unos segundos, mirándose directamente, hasta que Yo-ka bufó como si fuera un jabalí rabioso.
 
        —Esta no te la perdono, Kei. Te juro que de mí te acuerdas —amenazó antes de volver a entrar, dejando a Kei solo y confuso en la terraza, con el cigarro ya completamente consumido entre sus dedos.
 
        Los golpes en la puerta eran insistentes, pero Yo-ka no parecía tener intención de abrir, pues enseguida se había encerrado en el baño. Caminó lentamente por la habitación, aún medio en shock, y abrió la puerta, encontrándose a sus dos amigos, quienes se sorprendieron cuando el rubio los recibió aún en pijama y con un extraño silencio.
 
        —Kei, ¿va todo bien? —preguntó Shoya al ver al otro pálido y con cara de haber visto a un fantasma.
 
        El nombrado negó lentamente con la cabeza, procesando aún todo lo que acababa de escuchar. Se aseguró echando una mirada de que Yo-ka seguía en el baño; de que estaba fuera de peligro de ser asesinado frente a los otros dos. Finalmente, logró susurrar en voz baja, lo suficientemente audible para que solo Shoya y Tatsuya lo escucharan.
 
        —Creo... creo que Yo-ka se está volviendo loco.
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).