La apuesta estaba establecida por parte de los dos jovenes que por sus deseos egoístas no les importaba a quienes lastimar con sus jueguitos, su falta de escrúpulos les provocaba satisfacerse con el dolor ajeno que ellos mismos provocaban con malicia.
—Para mi apuesta tendré que irme unas semanas de casa así que no me extrañes demasiado querido hermanito. —Aclaraba Sebastian cuando se separaron un poco veía como el joven rubio aspiraba por su nariz un polvo blanco de la cruz de un rosario que siempre cargaba como pulsera en la muñeca de su brazo izquierdo, pues nadie sospecharía que este objeto religioso escondiera su pequeña adicción.
—¿Por qué?
—¿Quién crees que irá a pasar el resto de sus vacaciones con mi tía?
—¿Este Ciel?
—Exacto... Es mi oportunidad perfecta. ¿No crees? —Le respondía con cierta emoción.
—Bastante conveniente... Todo se vale.
—¿Y tú tienes algún proyecto? No creo que solo estés esperanzado al mío para divertirte.
—Me conoces muy bien... También tengo mi proyecto pero el mío es más para ser compensado en el dulce placer de la venganza.
Sebastian se sentaba en uno de los cómodos sillones del salón donde estaban, expectante por la explicación del proyecto de venganza de su hermanastro que se sentaba a su lado le enseñaba la pantalla de su celular con la foto de un joven.
—¿Ves a este idiota? —Le cuestionaba enseñando la foto quien quería vengarse.
—Se ve algo tonto pero está bonito... ¿Qué te hizo este pobre idiota?
—Sabes como me gustaba este Claude hace dos meses ¿Verdad?
—Bueno lo recuerdo un poco pero a ti te gusta todo lo que tiene pene así que no sé cuando es que de verdad te gusta alguien.
—Claude me gustaba en serio, tanto como para hacerle sexo oral cuando me lo pedía.
—Y tú que no lo disfrutabas —Le insinuaba burlón, el otro solo lo miraba mal de reojo— ¿Y te vas a vengar de él por qué te lo quitó? Eso es algo patético viniendo de ti y me sorprende un poco.
—En si ni siquiera me lo quitó... El idiota de Claude me dejó dándome la excusa de que alguien más le gustaba.
—Oh ya veo... Eso debió doler. —Se le burlaba descaradamente al darse cuenta que al parecer su frívolo hermanastro tenía algo de sentimientos.
—No te burles idiota, ni siquiera te he contado lo peor es que este niño ni siquiera quiere a Claude. Son amigos y no pasan de eso.
—Así que lo que tratas de decir es que tu Claude anda de perro tras este "idiota" y este "idiota" se da el lujo de despreciar su amor cuando tu lo quieres para ti. Bastante patética tu situación.
—Ya no me importa Claude solo quiero enseñarle que nadie me hace a un lado.
—Muy triste tu historia pero ¿Cuál es el punto en esto? ¿Cómo vas a vengarte?
Alois sonreía ante su pregunta y se sentaba sobre sus piernas para provocarlo, como le encantaba jugar con Sebastian de esta forma, amaba sentirse deseado por ese motivo fue un golpe doloroso a su ego cuando Claude lo hizo a un lado por alguien más, un idiota mojigato que ni siquiera sabía besar. Eso le llenaba de coraje y celos. Cual niño caprichoso no le gustaba que le quitaran lo que consideraba suyo aunque en realidad no le pertenecía.
—Este niño será mi pupilo, va a entrar recién a nuestra escuela así que quién mejor para instruirlo en la vida social de aquí... Pues yo... Claro que el no sabe quien soy yo.
—Bastante conveniente... Y perverso. —Murmuraba Sebastian al ver el brillo especial que destellaba la mirada maliciosa del rubio.
—Quiero que me ayudes con eso. —Le hacia un puchero mientras pedía su ayuda a la vez que sobre sus piernas no dejaba de moverse lento pero con firmeza para convencerlo.
—Ya decía que algo querías cuando te pusiste sobre mis piernas... —Con un gesto le reprochaba divertido sin desaprovechar la oportunidad lo manoseaba al mismo ritmo que el se retorcía sobre el. — Pero aclaro que cadáveres no oculto.
—No lo voy a matar. Aunque quisiera... Solo quiero que lo seduzcas, que inicie su vida sexual contigo, hazlo experimentar con su cuerpo cuando Claude se entere ya no lo querrá nadie quiere algo ya usado.
—Si por eso mismo Claude no te quiere a ti... —Le dijo burlón pero solo sintió una firme bofetada en su mejilla derecha viendo como Alois enojado se bajaba de sus piernas.
—¡Eres un completo idiota! —Le gritaba mientras se alejaba dejando a Sebastian con la mejilla media enrojecida.
—Supongo que ya no quieres mi ayuda.
Con un tono sarcástico hablaba consigo mismo al verlo que se alejaba con prisa, tomando la susodicha revista de nuevo en sus manos miraba el artículo donde aparecía su próxima victima, páginas en la que estaba plasmada una foto del hermoso joven, rozando su dedo en esa imagen sonreía perverso mientras murmuraba un tenue "Serás todo mío niño bonito".