Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

***Como las Olas del Mar*** por Kikyome

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

-Mi padre tenía otros planes para mí, así que sencillamente me dejé llevar, he hecho lo que se supone se esperaba de mi, siempre he hecho lo que se supone debo hacer, mi vida es buena, es tranquila y no hay nada fuera de lo normal, así que no tengo nada de que arrepentirme...ni nada que lamentar-  Las palabras que salían de su boca tenían un claro y doble significado que muy a su pesar Nico debía entender.

-Aunque tu vida no es mala, yo no pienso que sea buena- tocó unas cuantas notas más en aquel piano antes de cerrarlo y quedarse ahí de espaldas a Esteban.

-no amas a nadie...y al parecer no quieres ver que hay alguien a tu lado que está dispuesto a amarte....a pesar de lo que puedan decir los demás...hay alguien que quiere estar a tu lado...hay alguien que quiere que estés a su lado...sentirte por las mañanas y las noches...alguien que iría en contra de todo lo establecido sólo por verte sonreír...solo por verte sonreír para él...- Se atrevió a sujetarlo con una mano temblorosa del borde de la camisa, mientras volteaba tímidamente...

 

 

No podía dormir, definitivamente no podía.

Conciliar el sueño le era ridículamente difícil considerando el silencio que reinaba en esa habitación, y en toda la casa,  a pesar de que sabía que cruzando el pasillo estaba la habitación de Esteban y de que junto a esa estaba la de Fausto el hecho era que no conseguía tranquilizarse, decidió bajar al baño siendo lo más sigiloso posible, no quería toparse con nadie, eso incluía a Esteban a su padre o a Fausto, en especial a Fausto.

Al llegar a la sala se percató de un pequeño detalle, nunca nadie le dijo donde estaba el baño, valla problema, podría esperar a la mañana, pero recordó la expresión de Esteban cuando su madre le comentó que sería lindo desayunar en familia.

-¿Qué tan difícil puede ser encontrar un baño?- Se preguntó y comenzó a abrir puerta tras puerta hasta que dio con la puerta al sótano, por algún extraño motivo en realidad pensó que el baño podía estar ahí abajo, aunque al llegar se olvidó por completo de por qué había bajado.

Se encontró con un amplio cuarto, muy bien iluminado y para nada desordenado, parecía estar lleno de cosas que estaban cubiertas por mantas blancas, como era bastante entrada la madrugada no pensó en realidad que alguien pudiese despertar e ir a buscarlo y más todavía dar con él, por lo que se dejó llevar y revisó debajo de cada manta, encontró un lienzo a medio terminar, después encontró un piano y no se resistió a tocarlo, él sabía muy poco de música, pero era divertido tocar sin que nadie te diga que lo hacías mal, así que no iba a desaprovechar esa oportunidad.

 

-Ese sonido...- Esteban despertó exaltado, en realidad hacía pocos minutos que había logrado conciliar el sueño y ahora el sonido del piano que sabía estaba en el sótano lo despertó, aunque en realidad el ruido era casi inaudible, para él retumbaba como si estuviese junto al instrumento.

Bajó hasta el sótano donde lo que más temía pasó, era Nico, ahí, solo, a su entera disposición, ahora podría hablar con él.

-Nícolas- Llamó la atención del pequeño, a lo que vio como este se tensaba por completo.

-Soy yo, Esteban- Tranquilizó mientras se acercaba despacio.

-Ah, hola Esteban me sorprendiste, no te escuché entrar- Se excusó mientras seguía tocando el piano.

-Claro que no me oíste, estabas muy concentrado en tu concierto privado, ja ja ja- Se sentó junto a Nico en el banquillo y comenzó a tocar una melodía popular de navidad.

-Valla, no sabía que supieras tocar el piano Esteban- 

-No sé, solo memoricé las notas de esta canción, de hecho, este piano es de mi mamá, ella nos daba clases a Fausto y a mi cuando éramos pequeños, pero yo a diferencia de mi hermano, nunca dominé este arte, me dediqué a perfeccionar otro, que creo que ya descubriste- Rió mientras miraba el lienzo descubierto en la otra esquina del cuarto y se paró para ir hasta allí y buscar su paleta y unos cuantos colores, todo estaba tal cuál lo había dejado cuando se fue de esa casa para entrar a la policía.

-Si te gusta tanto pintar ¿Por qué no estudiaste arte o algo por el estilo?- Preguntó Nico sin dejar de admirar la forma en que Esteban parecía brillar cada vez que posaba el pincel sobre el lienzo.

-Mi padre tenía otros planes para mí, así que sencillamente me dejé llevar, de todos modos no me va mal, he hecho lo que se supone se esperaba de mi, siempre he sido un buen hijo, no el mejor, pero siempre he hecho lo que se supone debo hacer, no soy tan exitosos como mi padre quisiera, pero mi vida es buena, es tranquila y no hay nada fuera de lo normal, así que no tengo nada de que arrepentirme...ni nada que lamentar- Las palabras que salían de su boca tenían un claro y doble significado que muy a su pesar Nico debía entender.

 

Y así era, con cada palabra Nico entendía a la perfección lo que Esteban le quería decir, pero ¿por qué? ¿A caso no era suficiente aquella experiencia que ambos habían vivido?

-Sin embargo...- Continuó Nico, sabiendo que lo que pudiera decir en ese momento podría cambiar totalmente su relación con Esteban. -Aunque tu vida no es mala, yo no pienso que sea buena- tocó unas cuantas notas más en aquel piano antes de cerrarlo y quedarse ahí de espaldas a Esteban.

-¿Qué quieres decir?- Le preguntó Esteban dejando sus pinturas mientras se alejaba un poco para buscar otro pincel.

-Que...quiero decir que...si no haces lo que haces porque sea lo que te gusta hacer...entonces en realidad no vives por ti mismo sino por alguien más...sin importar cuan importante sea esa persona....no puedes vivir la vida que alguien más elije para ti...sino la que tu mismo quieras vivir....- Concluyó  de manera tajante y con un tono de voz que podría convencer a cualquiera que él sabía más de la vida que ningún otro ser humano.

-Eso es cierto, sin embargo yo elegí vivir esta vida...pude ir contra la corriente...contra las reglas de la sociedad pero decidí entonces que no lo haría...que sería alguien más...sólo una persona normal- Maldición,  pero de qué diablos estaban hablando ya no lo entendía...y al parecer ninguno de esos pinceles le daría la solución.

-Además...no amas a nadie...y al parecer no quieres ver que hay alguien a tu lado que está dispuesto a amarte....a pesar de lo que puedan decir los demás...hay alguien que quiere estar a tu lado...hay alguien que quiere que estés a su lado...sentirte por las mañanas y las noches...alguien que iría en contra de todo lo establecido sólo por verte sonreír...solo por verte sonreír para él...- Se atrevió a sujetarlo con una mano temblorosa del borde de la camisa, mientras volteaba tímidamente y centraba su mirada en aquel bello lienzo, era una campiña, todo se veía pacífico, todo era hermoso, al menos eso quería creer él.

-.............................................será mejor que volvamos a nuestros cuartos....por cierto, si lo que buscabas era el baño.....está pasando el recibidor a la derecha la 2da puerta...hasta mañana Nícolas- Salió casi corriendo de aquel lugar y no se detuvo hasta que logró llegar a su habitación y cerró la puerta con bastante fuerza, se quedó arrimado ahí por unos segundos hasta caer y quedar sentado abrazando sus piernas y con la respiración muy agitada, si hubiera tenido un espejo podría haber visto que sus mejillas estaban tan sonrojadas como nunca las había sentido.

-¿Pero qué he hecho con ese pobre niño? Lo he arrastrado a la confusión....y ahora...y ahora...ya no sé que hacer- Enterró el rostro entre sus manos y sin notarlo comenzó a llorar como no recordaba nunca haberlo hecho, se sentía terriblemente mal por saber que Nico sentía aquello que era “anormal” y hacia él que tanto había hecho por alejar precisamente esa confusión de su mente, y ahora todo había resultado de esa manera tan desastrosa, tendría que hacer algo de inmediato.

 

-¿Cómo puedes hacer esto conmigo Esteban?....lo que siento no es anormal....sólo es...sólo es amor.... ¿es que acaso estaré destinado a ser siempre infeliz? La primera persona de quien me enamoro y me trata de esta manera.... ¿Por qué Esteban, por qué?- Salió corriendo sin importarle haber tropezado con aquel hermoso cuadro a medio pintar que quedó en el suelo desprotegido.

Se dirigió al baño para lavar su rostro y tratar de volver a dormir, no había nada que pudiera hacerse, tal vez por la mañana Esteban lo habría meditado mejor y le daría una respuesta diferente.

-Valla, mi hermanito te dijo que no ¿verdad?- La voz de Fausto, quien había despertado al escuchar el estruendo que hizo su hermano al pasar corriendo minutos atrás, retumbó en el pequeño cuarto y justo en el momento en que levantaba su pequeño rostro aun sollozante, Nico pudo ver como aquel hombre ponía seguro a la puerta.

-No sé de que hablas- Trató de negar mirando hacia otro lado.

-A mi no me engañas, si no es lo que acabo de decir entonces dime ¿Por qué lloras pequeño?- Tomó con firmeza su rostro y lo levantó en su dirección para ver como un par de gotas saladas resbalaban impertinentes por aquella piel blanca.

-Tuve una pesadilla horrible donde mi madre moría- Dijo bastante serio y sin siquiera pestañear, se sentía mal por decir algo como eso, pero si en verdad Fausto sospechaba que sentía algo por Esteban podría querer lastimarlo también.

-Ya veo- Con que facilidad mentía, era increíble, por eso le gustaba tanto y por eso no dejaría que nadie más lo tuviera, él era solo para el.

-Ven conmigo- Lo tomó del brazo y lo llevó fuera de la casa, hasta el patio trasero, que más parecía un jardín, había algunos árboles, uno en especial le llamó la atención, su tronco era inusualmente grueso para ser un sauce llorón y sus ramas caían como cortinas que parecían tan suaves al tacto, era perfecto. Fausto se sentó apoyando su espalda contra el árbol  y sentando a Nico en su regazo lo abrazó muy fuerte.

-Te amo Nícolas...no quiero que lo olvides nunca por favor...- Llevó el rostro de Nícolas junto a su pecho y continuó. -Siempre he hecho lo que se ha esperado de mi, siempre obedeciendo a mi madre y siguiendo el camino que mi padre me ha impuesto, a pesar de mis esfuerzos no logro hacerlo feliz...solía pensar que por esa razón yo tampoco era feliz, pero cuando te conocí me tomó poco descubrir lo que estaba mal en mi vida...- Bajó su rostro hasta poder besar la cabellera azabache del pequeño que sólo se aferraba al cuerpo del mayor y escuchaba impávido aquellas palabras que quisiera estar escuchando de otra persona.

-Después de probar tus labios y verme reflejado en tus ojos, descubrí que lo que había logrado hasta ese momento no era nada comparado con la alegría de poder verte dormir a mi lado, al principio traté de negarme a lo que ya estaba arraigado de manera perpetua en mi pecho...pero no pude...y tampoco quiero poder...quiero ir en contra de todo lo establecido, sin importar lo que pueda pasar conmigo, quiero saberte sólo mío el resto de los días de mi vida...y quisiera que tu sintieras lo mismo por mí...sin embargo no puedo obligarte a nada...sé que estas enamorado de mi hermano...- Sintió tensarse el pequeño cuerpo y sólo sonrió mentalmente. -No me importa...me duele sí....pero no me importa lo que yo siento por ti va más allá de cualquier cosa conocida, por eso quiero que seas feliz aunque eso me parta el corazón en miles de pedazos, si puedo verte sonreír...seré feliz...-

-Gracias Fausto....yo te aprecio mucho en verdad...pero...- Todo lo que había dicho aquel hombre le había conmovido hasta tal punto que ahora no sabía que hacer, por un lado él amaba a Esteban, pero el no le correspondía, y ahora Fausto lo amaba de manera tierna y pura, le expresaba un amor como el que él mismo le había expresado a Esteban...y ahora estaba a punto de hacer lo mismo que había hecho Esteban con él al decirle que no lo amaba....pero ¿era eso lo correcto? Si Esteban no le quería y Fausto sí, ¿no sería lo mejor quedarse con Fausto y olvidarse de Esteban? Sí sería lo mejor, pero no era lo que él quería, qué difícil era complacer al corazón.

-Fausto....-Quiso decir algo más, pero las lágrimas le ganaron el juego y comenzó a llorar, esta vez de manera desconsolada y sin poder evitarlo, se abrazó nuevamente al cuerpo que se le ofrecía y dejó salir todo el dolor que llevaba por dentro.

 

Fausto lo abrazó de manera protectora, masajeó su espalda hasta poder estrechar más aquel pequeño cuerpo y escucharlo gemir un poco por la acción, enterró su rostro en su cuello y buscó chupar con pasión.

-No....- Fue lo único que pudo decir Nico al percibir las terceras intenciones de Fausto.

-...sin embargo....si vas a cambiarme por mi hermano...al menos déjame quedarme con un recuerdo para toda la vida...sólo eso te pido Nícolas- Su voz suplicante mientras comenzaba a desvestir y a recorrer aquel cuerpo como si nunca lo hubiese sentido antes, cuando en realidad se sabía cada porción de piel de memoria porque era en lo único en lo que podía pensar noche y día.

-No...por favor...Fausto...ahora no...no aquí...estamos frente a la ventana del cuarto de tu hermano....no por favor- Casi al borde de la desesperación de no poder hacer nada por evitarlo, sin embargo para su sorpresa se detuvo sin darle más problemas.

-¿Cómo puedes ser tan cruel siendo aun tan pequeño? ¿Cómo puedes dominar mi pensamiento siendo tan inexperto? ¿Cómo es que no puedo sacarte de mis pensamientos aunque seas un hombre? Aunque...es precisamente por todo eso....porque me haces hacer cosas que nunca pensé....eres el hombre que amo Nícolas...-Con su mirada verde esmeralda atravesó el interior del pequeño y lo vio estremecerse.....eso era suficiente al menos por hoy. -Mejor ve a dormir, mañana será un día agitado, mi madre probablemente insistirá en llevarte a recorrer toda la ciudad- Sonrió y se marchó por donde había venido como si nada hubiera pasado.

Nícolas en cambio no podía si quiera ponerse en pie, estaba ahí aun anonadado por toda la sucesión de eventos, sentía su corazón palpitar sin ritmo y de manera acelerada, como si la respiración le faltara y un dolor en su pecho comenzó a manifestarse, sólo pudo tocarse ahí en su corazón mientras todo su cuerpo se estremecía sin control y al mismo tiempo su garganta se cerraba....tenía un ataque y ahora lo único que quería era cerrar los ojos y no volver a despertar nunca más.

 

**********************************************************************

  

-¿Cuál es la situación?- Preguntó Esteban al llegar, aparentemente tarde porque todo un escuadrón ya estaba ahí, incluyendo a los bomberos.

-Recibimos la llamada de una enfermera reportando al fugitivo 027 tratando de acabar con un testigo, en cuanto llegamos se desató el fuego en la habitación que ha sido identificada como la del joven Rick Chang- Informó el capitán de policía.

-¿Esa es la enfermera?- Preguntó mirando a la joven que pasaba en camilla y con un respirador.

-Si, estaba en la habitación inconciente y con una hemorragia leve, inhaló demasiado humo-

-¿Y el testigo?- Se inquietó Esteban.

-No hay señales de él, creemos que el fugitivo lo tomó como rehén-

-Capitán venga a ver esto por favor- Interrumpió la conversación un policía.

-Con su permiso inspector- Se disculpó y se retiró.

 

Esteban decidió dar unas cuantas vueltas por los alrededores del hospital, además había visto el carro de los amigos de Nícolas llegar así que no quería tener que estar respondiendo preguntas, fue a chequear la parte trasera del hospital, pero no  halló nada útil, estaba a punto de perder el temple.

-Nada ¿verdad? Tu hermano sigue siendo muy hábil en lo que concierne a este tipo de cosas- La voz neutral de Nico sólo logró asustar de muerte a Esteban, quien por instinto había llevado su mano hacia su pistola.

-No deberías estar por aquí....él aún puede andar por los alrededores- Regañó Esteban, mientras fingía que el pedazo de chicle pegado al suelo era lo más interesante del mundo.

-Comprendo...- Dio unos cuantos pasos para regresar por donde había venido, de hecho él tampoco esperaba que Esteban estuviera en ese lugar, eso sólo le convencía más de que ellos debían estar juntos, con este ultimo pensamiento se detuvo. -Sin embargo Esteban, no creo que vallas a descubrir mucho quedándote ahí, a menos claro, de que el chicle que estás analizando sea un testigo potencial-

-A veces las cosas más insignificantes nos revelan grandes verdades que no habíamos querido ver- Esteban se sintió derrotado así que decidió que si Nícolas no iba a salir de ahí él sí lo haría.

-Pues...siendo ese el caso...- Fue hasta el lugar donde estaba el chicle y se acuclilló frene a él, espero un momento para ver si Esteban se quedaba, y claro que así lo hizo porque aún recordaba lo curioso que era. -Dime algo cosa insignificante... ¿Por qué este hombre no se da cuenta de lo mucho que lo amo? O mejor dicho ¿Por qué no se da cuenta de lo mucho que él también siente por mi?- Sonrió para si mismo al imaginar la cara que tendría Esteban al escuchar eso.

-Tonto-

-Ah ¿pero sigues ahí?- Fingió sorprenderse.

-No, ya me voy- El castaño dio media vuelta, pero antes de poder dar el primer paso sintió como un brazo le obligaba a voltear y se encontró con un Nícolas que recostó de inmediato su cabeza en su hombro. -Nícolas...- Susurró en un tono de voz severo, pero a la vez melancólico.

-Aun recuerdo la primera vez que me besaste, fue muy dulce, siento tanto lo que ha pasado, pero no he podido borrarte de mi memoria....aun así, te alegrará saber que no voy a insistir, nadie puede obligar a otra persona a vivir la vida que no quiere, y si tu quieres seguir sin mi es tu decisión, yo sólo puedo resignarme y esperar a que algún día te des cuenta del error que cometes, no por no querer estar conmigo, sino por no escuchar lo que tu corazón te grita y que yo puedo escuchar porque mi corazón grita lo mismo...mejor me voy antes de que el melancolismo  me gane el juego...adiós Esteban....y te deseo mucha suerte...- Aspiró por última vez el aroma de aquel hombre que le quitaba el sueño y deseó guardar ese olor por el resto de sus días, soltó lentamente su brazo y se separó sin levantar el rostro, lo prefería así.

-¿Es en serio?- Preguntó casi sin saber por qué, no recibió más respuesta que una última mirada, Nícolas solo levantó su rostro para observarlo una última vez, dejaría tatuada en su memoria aquel hermoso rostro, aquellos ojos verdes que le recordaban a los campos de aquel pueblo donde había tenido la suerte y la desgracia de conocerlo y esperaba que él también recordara su rostro por el resto de sus días, como una maldición de esas que te dejan una huella en el corazón porque así al menos estarían unidos por ese lazo que es el dolor de amar a alguien a quien no puedes tener, al pensar en eso rió un poco, empezaba a sonar como Fausto, tras un par de segundos que parecieron eternos para ambos, Nícolas continuó su camino sin voltear a ver a un destrozado Esteban, ya no seguiría detrás de un sueño, ya no podía morir cada día al despertar y no encontrarlo a su lado, nunca dejaría de amarlo y sabía que tarde o temprano eso lo conduciría a la locura, pero por ahora así es como quería vivir.

 

Aquellos ojos negros, tan brillantes como los lagos cristalinos, seguían siendo tan puros como la primera vez que los vio, ¿Cómo era posible eso? Esteban tuvo el irresistible deseo de detenerlo, de estrecharlo en su pecho y de jamás dejarlo escapar, pero no lo hizo, una vez más como siempre en toda su vida, dejaría lo que más amaba por lo que era correcto...¿amaba? en verdad había pensado en eso.....no...no lo había hecho...al menos eso sería lo que repetiría cada vez que aquel rostro celestial se apareciera en sus sueños, como cada noche desde hace 5 años....solo repetiría que no era lo correcto.

 

-Tonto, mi hermano realmente es un tonto, ¿no piensas igual  Rick?- Mantuvo aquella fuerte presión en la boca del joven mientras observaba desde lejos aquel delicioso espectáculo, su querido Nico se había dado por vencido, después de tantos años había comprendido que el único que iba a amarlo como él necesitaba era él, finalmente el momento que había estado esperando había llegado.

 

-Nico que susto, ¿Cómo se te ocurre desaparecer así como así con ese loco suelto por los alrededores?- Un golpe en la nuca del moreno le hizo quejarse, para luego disculparse y tratar de sonreír de manera decente para guardar las apariencias, como habían salido casi de inmediato pues todos habían llegado al hospital al mismo tiempo, así que ahora las chicas eran regañadas por sus preocupados novios, menos Karla quién seguía pendiente de aquel callejón hasta que lo que ella pensaba salía de ahí, con una carita de pocos amigos y un dolor reflejado en sus ojos que sólo un ciego no vería.

-Tú mejor quédate callada, que tampoco deberías haber venido a este lugar- Reclamó Luís  a su adorada chica.

-¿Srta. Chang?- Preguntó un oficial cortando el ambiente de reclamos de los adolescentes.

-¿Si?- Contestó Karla un tanto sorprendida.

-Un fugitivo entró hoy al hospital,  creemos que fue el mismo hombre que dejó en coma a su hermano y que precisamente vino a terminar con él- Reportó el oficial con una cara de seriedad única, posiblemente temiendo la reacción histérica de la hermana, pero todo lo contrario Karla parecía muy calmada. -¿Me escuchó?- Preguntó temiendo tener que volver a repetir todo.

-Pero por supuesto que lo escuché, pero no se preocupe, ya lo sabía, ahora lo único que quiero es que me lleven con mi hermano para poder asegurarme de que sigue completo- Concluyó Karla de lo más serena y hasta sonriente.

-De hecho Srta. .....-Antes de que pudiera continuar con las malas noticias sintió aliviado la mano del inspector y con solo un segundo de intercambiar miradas comprendió que se había salvado de tener que dar las malas noticias.

-Lo siento mucho...Fausto se llevó a tu hermano- Dijo directamente y sin rodeos.

-..........- Ahora si que Karla se mostró preocupada, no gritó ni dijo nada, sólo se puso pálida y hubiera terminado en el suelo si no fuera porque Nícolas la sujetó de inmediato y la llevó hasta el carro para que descanse, dejando a las chicas encargadas de su cuidado.

-¿Qué forma de dar las noticias es esa?- Alejandro estaba de pésimo humor, ya le caía mal ese sujeto, estaba de malas por lo de su hermana y la forma en que parecía no importarle lo que pudiera pasarle a Karla era la gota que derramó el vaso.

-De seguro no intentarás golpearme con tantos policías rodeando el lugar- Señaló Esteban de lo más tranquilo y sin moverse un centímetro, claro que si por él hubiera sido ya se hubiera marchado lejos de ese lugar para no tener que verle la cara a ese chico, ni a él ni a nadie que pudiera recordarle a Nícolas.

-Lo más seguro es que sí, no sabes la clase de estupideces que estos chicos son capaces de hacer por sus amigos- Sonrió Nico de manera adorable mirando a Alejandro y convenciéndolo de que no valía la pena.

-Sabes que es cuestión de segundos ¿verdad?- preguntó sin mirar directamente al castaño.

-No entiendo a que te refieres- Contestó de aquella manera neutral, simplemente fingiría que hablaba con cualquier persona menos con él, así era mejor para los dos.

Antes de que Nico pudiera contestar lo vio, un carro había dado la vuelta de manera muy violenta en la esquina del hospital y ahora se dirigía desenfrenadamente a la salida más cercana, al segundo de pasar frente a Nico y Esteban, del auto salió volando un ladrillo que fue a estrellarse justo en el parabrisas del bonito deportivo de Esteban, claro que eso era preferible a que le hubiera impactado en toda la cabeza, cosa que casi sucede si no es por los ágiles reflejos de Nico, que sin dudarlo se lanzó sobre él para alejarlo de la línea de peligro, por unos segundo se quedó ahí hasta que escuchó que el auto se alejaba mientras unos cuantos policías subían a sus patrullas para seguir al sospechoso, al segundo de voltear a ver si Esteban estaba herido, el castaño tenía una expresión de sorpresa, nostalgia y dolor única que hubiera arrancado un suspiro de cualquiera, pero no de el nuevo Nícolas que no supo hacer nada mejor que levantarse sin siquiera pestañear y mirarle seriamente.

-Quita esa cara de idiota que no te sienta- Le dijo de manera burlona.

-Tonto- Fue lo único que pudo responder el inspector mientras trataba de ocultar aquel delicioso sonrojo que para nada pasó desapercibido.

-Inspector hay una nota- Informó el capitán con la nota en sus manos esperando a que Esteban dejara de jugar a damisela en peligro y fuera a cumplir su trabajo.

 

Tras varios minutos de suspenso Esteban suspiró y les dio algunas órdenes a sus hombres quienes se desplegaron rápidamente, quedando sólo el capitán y él.

-Nícolas- Llamo Esteban con voz autoritaria al ver que el chico parecía más altivo que de costumbre.

-Dígame Inspector- Se burló Nico.

-Fausto...él quiere hacer un intercambio, ofrece dejar con vida a Rick si tú vuelves con él, no exige nada más- Dijo de manera seria a sabiendas de la reacción negativa de Nico.

-¿Indica un sitio para el intercambio?- Quiso saber el moreno sin siquiera inmutarse.

-Si, la estación central a las 5 de la mañana, dice que él llevará los boletos- Respondió el capitán al ver que el Inspector se había quedado en blanco ante esa reacción tan natural.

-No pensarás ir ¿verdad?- Se exaltó Esteban tomando a Nico de los hombros.

-Pero claro que voy, ¿por qué no ir con quien bien me quiere en vez de estar detrás de quien sólo me desprecia?- Refutó el moreno desviando su mirada oscura al suelo con cierto dejo de tristeza por lo que había dicho.

-...después de tanto huir, ahora te darás por vencido ¿así sin más?- Esteban estaba un poco desilusionado por la actitud del pequeño, ¿es que a caso no se daba cuenta de que  lo de Fausto no era amor sino enfermedad? Él lo sabía de sobra porque conocía la diferencia entre amor y enfermedad......claro que eso jamás se lo diría a Nícolas porque él si lo amaba bien.

-Desde mi punto de vista Rick es un inocente que no tiene nadad que ver, si puedo liberarlo habré hecho por primera vez en mi vida algo bueno, tal vez así se me perdonen mis faltas- Su rostro melancólico era extrañamente adornado con una sonrisa escueta y muy vacía que solo le hacía sentir a Esteban que ese chico estaba muriendo y era por su culpa, si tan sólo su madre pudiera ayudarlo.

-Entonces me marcho señores...-Nícolas dio media vuelta para dirigirse hacia la estación donde sellaría su destino, pero fue detenido por un imponente brazo que lo hizo volver el rostro y encontrarse de frente a unos ojos verdes que ya no brillaban como él los recordaba.

-No irás solo, yo te escoltaré todo el tiempo hasta que estemos seguros de que Rick esté a salvo, no queremos más muertes, así que andando- Acto seguido lo arrastró hasta una patrulla y lo subió del lado del copiloto, al parecer esa sería una larga madrugada.

 Continuará...

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).