-Venimos a hablar con Fausto Johns- Señaló con firmeza y algo de neutralidad Luis, quien había tenido que dar la cara porque los demás denotaban demasiado odio, además de querer romperle la cara a Fausto porque él ya se las había roto a ellos.
-Lo siento, pero no pueden pasar a menos de que sean familiares o el abogado del Señor Johns- Dijo el oficial viendo de manera desconfiada al grupo de jovenzuelos.
-Disculpe yo vengo del departamento de la fiscalía, soy practicante y me fue asignado el caso del Señor Johns- Interrumpió Karla, quien era licenciada en Jurisprudencia y ya se había imaginado que los muchachos irían para allá, también se imaginó que no tendrían ningún buen pretexto para entrar.
-Muy bien, Ud. puede pasar, pero estas personas no tienen permiso, lo siento- Volvió a negarles el oficial el acceso a los demás.
-Si, bien, ellos vienen conmigo, me imagino que Ud. está al tanto de la actitud un tanto violenta de mi cliente, así que por eso la fiscalía me ha asignado estos guardaespaldas informales, y las señoritas son secretarias y analistas psiquiátricas para comprobar el estado mental de mi cliente- Concluyó con tanta firmeza que hasta parecía que ella misma se lo creía.
-...este…supongo que está bien, si son enviados de la fiscalía y psiquiatras, pueden pasar- Accedió un tanto inseguro pero sin más remedio. Les guió hasta la celda del susodicho, que se encontraba recostado de espaldas a los barrotes, aparentemente dormía.
-Eh disculpe, ¿y los guardias que se suponen deben custodiar al preso, y vigilar por si las cosas se ponen peligrosas?- Preguntó Karla, al ver que en todo el pasillo de celdas no había nadie vigilando a los reclusos.
-¿Guardias?, lo siento, es el turno de la noche así que no hay guardias a esta hora, además para eso trae usted a los guardaespaldas ¿no?- Preguntó el guardia.
-Ah si claro, los guardaespaldas, bueno, de todos modos esté pendiente, ¿escuchó?- Le recriminó Fransua.
-Si claro señorita, no se preocupe- Le dijo el guardia mientras daba media vuelta y se marchaba por donde había venido después de dejar a los chicos con aquel hombre peligroso y con la puerta abierta.
-Oye tú, despierta, necesitamos hablar contigo- Le dijo Joy al tiempo que le daba una patadita en la espalda.
-¿Estás loco o qué? Nos puede matar- Susurró Scarlett para que aquel monstruo no le oyese.
-No pasa nada, de seguro le sedaron o algo para que no causara problemas- Tranquilizó Alejandro.
-Eso no lo sabemos- Contradijo Elena.
-Ya basta de tanto ruido, déjenme dormir o les parto la cara a todos- Masculló Fausto por lo bajo, pero igual provocó que todos dieran un paso hacia la pared alejándose de él lo más posible, la amenaza les había llegado, especialmente a Alejandro Joy y Damián, que eran los que ya habían probado sus golpes, y sabían que no eran cosa que alguien quisiera repetir.
-Disculpe señor Johns, en verdad necesitamos hablar con Ud. si fuera tan amable de concedernos unos minutos de su valioso tiempo estoy segura de que....- Karla no pudo terminar debido a un gruñido de insatisfacción por parte del afectado que procedió a levantarse muy a su pesar para ver a la dueña de aquella molesta voz.
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-Buenos días Nico- Saludó jovial como de costumbre Esteban al llegar a la casa y ver a Nícolas sentado en las escaleras con la cabeza entre las manos con cara de preocupación.
-Ah, buenos días Esteban, ¿Cómo te fue en tu ronda nocturna?- Fingió tranquilidad, la verdad no había pegado los ojos sino hasta hace dos horas y mientras soñaba en lo único que podía pensar era en aquel encuentro con Fausto, en su cuerpo desnudo tan cerca del suyo, en el breve pero maravilloso encuentro de sus miembros, en sentirse poseído por ese hombre tan soberbio, altivo, varonil, y que pareció, aunque fuere por solo un instante profesarle un amor verdadero, como el que le había mostrado Mike.
-Me fue bien, pero parece que tú tuviste una noche de perros, estás todo ojeroso, aunque sigues siendo un encanto, ¿dime a qué hora llegó mi hermano?- Preguntó Esteban sentándose a un lado de Nico mientras le pasaba el brazo por el hombro y le acurrucaba en su pecho para hacerle sentir seguro y que pudiese hablar con tranquilidad.
-Llegó a las 2, pero no se encontraba tan mal como de costumbre- Excusó a Fausto con voz temblorosa.
-Si, claro, tú no mientes, haber de nuevo, ¿Qué pasó anoche Nico?- Esta vez preguntó mirándole directo a los ojos.
-Yo...bueno...tengo que irme, mi mamá quiere que la ayude con las compras- Gritó mientras se separaba bruscamente de aquel pecho y corría escaleras arriba dejando a un muy aturdido Esteban.
-Muy bien Fausto, ¿Qué pasó anoche para que Nícolas esté tan nervioso? Preguntó con un golpe en la mesa, dejando a un lado los formalismos o la delicadeza.
-Auch, no vez que tengo una cruda de los demonios, podrías al menos ser más considerado con tu hermanito- Le rogó Fausto dándole la espalda para esconderse debajo de las mantas.
-Una vez más, ¿Qué pasó aquí anoche Fausto? No creo que por el simple hecho de verte borracho Nico esté tan intranquilo.- Concluyó a sabiendas que de hecho tal vez algún comentario de su hermano en estado alcohólico le pudiera afectar a Nícolas.
-Que no pasó nada, yo llegué, él me lanzó las llaves, yo entré, me di una ducha y me acosté a dormir, cosa que me gustaría seguir haciendo si a ti no te molesta- Contestó cansado de las interrogantes de su hermanito.
-Bueno, solo recuerda que Nícolas es muy sensible acerca de “aquel” tema, y que no quiero que se lo menciones.- Se dirigió a la salida, pero se detuvo a darle un último aviso a su hermano. –Recuerda que hoy por la noche vamos a tratar “nuevamente” de conseguirle novia a Nico-
-¿Pero para qué? Siempre terminamos paseando los tres, él sencillamente se rehúsa, no creo que debas presionarlo si él no quiere, podría ser contraproducente- Le recordó Fausto.
-Ya sé, pero no quiero que todas esas experiencias que me contó su madre vayan a hacerle creer que él es homosexual, tú sabes que a su edad es muy importante la orientación sexual y todas esas cosas- Le respondió muy preocupado Esteban, en verdad tenía miedo por la actitud del pequeño hacia las mujeres.
-Sí claro, pero ahora déjame dormir ya en la noche veremos como hacemos-
-Si está bien- El castaño salió resignado a que no le iba a sacar ni una palabra a su hermano, probablemente sólo eran ideas suyas, sería mejor dejarlo pasar y concentrarse en los planes de esa noche.
-Por fin, pensé que nunca se marcharía, con que sí, había olvidado “aquel” tema, con razón su reacción, pero en verdad ese niño es muy lindo, no, más que lindo, es precioso, no culpo a esos hombres por haberse fijado en él, es un encanto, yo mismo no pude dejar de pensar en su cuerpo, estremeciéndose junto al mío, sus labios finos y sonrojados, sus ojos negros como la noche, su cabello sedoso y perfumado, su excitación....no, no debería, mejor me duermo- Terminó por decir Fausto mientras cerraba los ojos y una leve sonrisa se dibujaba en su cara.
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-Haber, ¿Qué parte de “déjenme dormir o les parto la cara a todos” no entendieron?- Preguntó Fausto con tono molesto y sarcástico, mientras se daba la vuelta para mirar a todos y en especial a la dueña de aquella vocecita que no le permitía seguir durmiendo.
-...este...señor Johns con todo respeto, nosotros vinimos a que nos aclare unas cosas, si fuera tan amable- Dijo Karla con un poco de miedo que se vio reflejado en sus palabras titubeantes.
-Con que aclaraciones, no me digan que quieren saber por qué les partí las caras- Sonrió sobriamente mientras se acomodaba nuevamente y hacía sonar sus nudillos y miraba a sus tres victimas dándoles a entender que no había olvidado sus caras.
-No es eso- Aclaró Damián
-¿Cuál es tu relación con nuestro amigo?- Terminó por preguntar de una buena vez y de mala gana Alejandro
-Ah, eso- Masculló Fausto con una deliciosa sonrisa que lo hacía lucir por un momento como una persona normal.
-No eso no- Interrumpió Karla con una mirada de asesina que dirigió a Alejandro.
-Entonces ¿Qué?- Preguntó un tanto desilusionado Fausto
-Queremos saber como conoció a Nícolas- Agregó Dilan.
-Bueno, es una historia larga, si tienen tiempo se las cuento con mucho gusto- Fausto parecía deleitado con la idea de que los amigos de su dulce niño supieran lo que había en su pasado.
-Tenemos tiempo- Afirmó Luis, mientras se acomodaba seguido por los demás.
-Pues bien, todo empezó...-
Continuará...