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***Como las Olas del Mar*** por Kikyome

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Notas del capitulo: .........................
Capítulo 9                   “Alimento para Peces”  

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-Hasta que volvieron-

-Ah si…hola Esteban-Saludó el pequeño de manera apagada y casi robótica.

-¿Qué pasa con ese saludo? ¿No te da gusto verme?- Esteban levantó una ceja intrigado.

-No, no es eso, sino que estoy un poco cansado- Se excusó Nícolas.

-¿Qué estuvieron haciendo para que estés tan cansado?-

-¡Nada! Nada- Nícolas se sonrojó con tan solo recordar por un segundo lo que había pasado, después de salir de aquella cueva, habían regresado a la tienda y ahí lo volvieron a hacer de manera diferente y aún más placentera, se sentía extraño ahora que veía de frente a Esteban, cuando sus ojos de un verde tan puro lo miraban, un extraño e irreprimible sentimiento de culpabilidad le apretaba el corazón y quería decirle todo lo que había pasado, que lo sentía, que se arrepentía ¿se arrepentía? En verdad quisiera no haberlo hecho, pero ¿Por qué? Le gustaba Fausto y se sentía bien a su lado, en especial porque se parecía a Mike, pero al ver a Esteban todo eso pasaba a segundo plano, todo era tan diferente, se sentía sucio, reprobable, quería que Esteban fuera aquel que le diera felicidad, quería que él le abrasase por las noches y le brindara todo su cariño, le dijera aquellas palabras tan reconfortantes, estar junto a Fausto era una forma de tener a Esteban más cerca, una forma retorcida, pero para situaciones desesperadas medidas desesperadas, y eso era aquello, una situación desesperada, Nícolas no podía concebir querer tanto a una persona que en realidad solo le veía como un hermano menor, si tan solo hubiera una manera de hacerle saber lo mucho que lo quería sin que le rechazara.

-Tonto, no te pongas así por una simple pregunta- Fausto acomodó la palma de su mano sobre el cabello negro en una leve caricia para transmitirle tranquilidad, habían acordado no decir nada a nadie, más bien él había convencido al pequeño para que no dijese nada por miedo a que Esteban le rechazara, sabía del gran cariño que Nícolas le profesaba a Esteban, de hecho cuando habían vuelto a la tienda un  poco antes de llegar al clímax le había escuchado murmurar su nombre entre gemido y gemido “Esteban por favor” había dicho sin darse cuenta, en ese momento se enfureció pero lo dejó pasar, ya tendría tiempo más adelante para trabajar en el pequeño, “su pequeño” pensando en eso se relamió inconscientemente los labios, acto que Esteban no pasó desapercibido.

-¿Qué fue eso?- Preguntó de inmediato el castaño sintiendo un extraño nerviosismo en la boca de su estómago.

-Ah nada, es que tengo hambre- Se disculpó Fausto sonriendo de manera inocente.

-¿Pues que no comieron nada?- Esteban levantó el rostro sombrío de Nico y apartó disimuladamente la mano de su hermano, pudo observar en aquellos ojos negros la oscuridad de un secreto, pero solo sonrió y se apartó de él, era mejor no preguntar nada.

-Bueno...no exactamente- A cada pregunta de Esteban Nícolas  sentía que algo en su interior se desgarraba, pero no diría nada, no hasta saber si había al menos una esperanza de que Esteban le aceptara con su pasado y con lo que pintaba su futuro.

-Lo que pasa es que traté de enseñarle a este crío a pescar pero aparentemente no es bueno en eso, así que tuvimos que comer algunas frutas y vallas silvestres...y tú sabes cómo es mi apetito...así que espero que lo que sea que vallas a cocinar logre saciar mi hambre- Fausto entró en la casa como si nada, Nico sin embargo mantenía una expresión preocupada.

“¿Por qué lo hiciste?”

 

-¿Ah?- Nico abrió sus ojitos oscuros con sorpresa y volteó a mirar a Esteban, este lo contemplaba de manera tranquila y expectante sin comprender el por qué de la expresión en su tierno rostro.

-Dije: ¿Por qué no entras? Tu mamá debe estar esperándote- Esteban sonrió mientras le despojaba de su mochila y se adelantaba subiendo él primero las escaleras.

-Lo siento- Susurró para sí mismo deseando escuchar una respuesta afirmativa de aquel que se alejaba, sin embargo no hubo tal, dejó salir un suspiro de su pecho y se preparó para ver a la cara a su madre, ella siempre veía más allá de lo que él quisiera, así que debía estar listo para cualquier cosa.

 

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-¿Crees que valla a hablar?- Preguntó en un susurro prácticamente inaudible el rubio, mientras pegaba más su oído a la puerta.

-No si sabe que nos escondemos en este closet, así que cállate Alejandro- Le recriminó Elena.

-¿Por qué mejor no se callan los dos? – Sugirió amablemente Joy.

-Sshh- Fue lo único que dijo Damián.

Tras unos cuantos quejidos por el descontento general de tener que estar junto con los abrigos y demás artefactos dentro de aquel cuartito hubo un silencio general al escuchar, o mejor dicho al no escuchar a nadie hablando en el exterior, por un momento pasó por la mente de todos que Nícolas los había escuchado y ahora se disponía a abrir la puerta del closet, pero luego de un minuto aproximadamente de tensión y suspenso, seguido por la voz calmada de Luis se dieron cuenta de que no era nada de eso, y se decidieron por fin a guardar silencio.

 

-Si sientes que no puedes, es mejor que no te esfuerces- Le reconfortó Luis colocando su brazo sobre el hombro de Nícolas para darle seguridad.

-Está bien, es difícil porque nunca le he contado esto a nadie, pero debo hacerlo-

-No Nico, no estás en la obligación de contarnos nada si no quieres- Karla estaba aparentemente arrepentida de haber planeado aquello, ya no quería saber, si le afectaba tanto debía ser porque era doloroso, o al menos lo había sido, y ya no quería ver a su amigo sufrir.

-Si, mejor lo dejamos para cuando te sientas mejor, acabas de salir del hospital- Fransua comprendió la intención de Karla y le pareció que lo mejor era apoyarla.

-En serio está bien- solo me gustaría esperar a que los demás llegaran para no tener que repetirlo o escuchar a alguien repitiéndolo- Nícolas tomó asiento en un diván estratégicamente acomodado cerca de un closet.

-Eh yo no creo que ellos regresen pronto porque...- Antes de que Dilan pudiera terminar de hablar el sonido insistente y molesto de un celular perteneciente a Scarlett llamó la atención de todos en la sala alegremente decorada con globos y serpentinas como si de fiesta infantil se tratase.

-Sorry- Se disculpó mientras atendía la llamada.

-Ajá soy yo-

-.....................-

-Ya veo, ¿están todos bien?-

-.....................-

-De acuerdo yo les digo-

-...................-

-Otro para ti, nos vemos- Scarlett colgó y miró a todos con cierto nerviosismo y como si fuera a dar una lección oral para la que no había estudiado, aspiró profundamente y dijo: -Era Joy, dice que de regreso para acá con las bebidas, Alejandro se puso a discutir con un policía, al parecer Elena andaba sin papeles y quisieron llevárselos presos por posesión de alcohol con una menor o algo así-

-¿No deberíamos ir a ayudarlos?- Preguntó preocupado Nícolas.

-No es necesario, me dijo Joy que están bien, ahora solo tratan de demostrar que Alejandro no está loco y el policía lo tiene caminando por una línea recta imaginaria mientras Alejandro discute con el policía que si la línea recta es imaginaria, porque no lo podía ser también la rectitud de la línea o algo parecido, así que dijeron que comencemos sin ellos porque va para largo- Scarlett sonrió al ver que Nícolas parecía convencido de la mentira.

-Bueno...Como sabrán yo soy extranjero, nací en el país del norte, mi madre fue la que siempre cuidó de mí, ella no trabajaba, ese era el deber de mi padre, no recuerdo mucho de él, solo por fotos y vagas memorias, él murió cuando yo tenía...-pareció hacer memoria – Si, tenía 7 años cuando lo del accidente pasó, al quedar mi madre viuda se vio forzada a dejar las comodidades de las que habíamos gozado siendo la familia de un empresario, por un tiempo el dinero que nos había dejado mi padre nos ayudó, aún así mi madre decidió mudarse a un sitio más pequeño y acogedor que la gran mansión en donde viví hasta ese momento, en la misma ciudad en un barrio tranquilo, era una casa lo suficientemente grande como para nosotros dos, además consiguió un empleo como oficinista y nuestra vida dio un giro de 180 grados...-una nueva pausa, seguida por un hondo suspiro, parecía más que necesitaba coger valor para decir lo que seguía y era solo el principio –Mi padre tenía muchos conocidos y amigos, uno de ellos y el más cercano a la familia era Mike Thompson, desde que puedo recordar él siempre estaba junto a mi padre, eran socios, siempre se portó amable con mi madre y conmigo...conmigo tuvo un trato especial, yo era muy pequeño entonces como para entenderlo, siempre tuve en alta estima a Mike, era mi mejor amigo, me llevaba a jugar, siempre me regalaba lo que quería en mi cumpleaños, me defendía de los castigos de mi padre cuando hacía alguna travesura, y después de que él murió, prácticamente tomó su lugar, mi madre no siempre podía ir por mi a la escuela así que Mike lo hacía, cuando tenía juntas de improvisto, Mike siempre estaba disponible para cuidarme a cualquier hora cualquier día de la semana, podíamos pasar horas hablando sin descanso y nunca parecía suficiente.-

-Valla nunca te lo había escuchado nombrar, de seguro fue una gran influencia para ti- Comentó casualmente Fransua.

-Podrías decirlo así, la verdad es que aunque yo lo veía como un hermano mayor, él me veía de una manera muy diferente- Nícolas cerró los ojos y rememoró por instantes cortos su vida pasada, aquella que prometió nunca volver a sacar del baúl de su memoria.

-¿A qué te refieres Níco?- Preguntó con un tanto de miedo Karla por la respuesta que podría recibir.

-Pues verán, una vez que se ganó mi confianza Mike intentó abusar de mí- Dijo con una sonrisa extrañamente calmada adornando su rostro que aún seguía mostrando los parpados cerrados.

-¿Qué?- Karla saltó de su asiento, aquella sonrisa más falsa que un billete de tres dólares le sacaba de casillas, Luis la obligó a sentarse negando con la mirada, Fransua se había quedado con los ojos muy abiertos y Scarlett se había llevado las manos a la boca para detener un pequeño grito de admiración por aquello que habían escuchado.

Más esfuerzos tuvieron que hacer los que estaban dentro del closet.

-Pero eso no fue lo importante ¿verdad?- Interrumpió la conmoción Dilan, quien con serena quietud parecía no haberle afectado la noticia.

-No, lo importante era que en cierto modo yo se lo permití, permití que tomara control de mi, en cierto modo creo que me gustaba, y por eso...- Cerró los puños con fuerza sintiéndose incapaz de terminar aquella oración. Todos parecieron comprender y dejaron que continuara sin más interrupciones.

-Cuando mi mamá lo supo nos cambiamos de ciudad, pero Mike siempre terminaba encontrándonos, hasta que mi madre decidió salir del país para ver si de una buena vez nos librábamos de él, yo no tenía conciencia de nada, solo sabía que se me estaba prohibido mencionar su nombre y que debía olvidar lo que había pasado en mi cumpleaños número 10, así fue como llegamos a aquel pueblo en la sierra de este país, ahí conocí a Esteban, yo tenía 13 años en ese entonces-

-Algo nos contó Esteban de cómo se conocieron cuando estábamos en el hospital-

-De seguro les mintió Luis, Esteban sería incapaz de contar algo como nuestro primer encuentro- Aseveró con pesadez Nícolas.

-Sabía que nos había mentido- Dilan mostraba aquella mueca vencedora que siempre lucía cuando tenía la razón.

-La verdad, el primer día que llegamos al pueblo yo salí a dar una vuelta y me encontré con un tipo que me llevó a un prostíbulo, donde estuvo a punto de abusar de mi, pero entonces llegó la policía y se llevó a todos presos, uno de esos policías era Esteban, pero a diferencia del resto, él fue amable conmigo y me cuido hasta que mi madre fue por mía a la estación- Nícolas calló, interrogando con la mirada los rostros de sus amigos y finalmente se detuvo ante la mirada llena de compasión y tristeza de Karla.

-Es muy...parecido a lo que nos dijo- Contestó Karla a la pregunta de Níco.

-Lo imaginé, supongo que él se guardó ese detalle, en fin después de aquello me convertí en un muy buen amigo de Esteban salíamos juntos y siempre trataba de conseguirme novia, en ese momento no lo sabía, pero mi mamá le había contado a Esteban lo que había pasado con Mike y le había pedido que me ayudara con cualquier “desorden” que yo pudiera tener, unas semanas después Fausto llegó al pueblo, él parecía ser un hombre serio y correcto, aparentemente no sé juzgar a las personas, siempre creí que Esteban sería incapaz de rechazarme y lo hizo, creí que Fausto me protegería y se convirtió en mi pesadilla, creí que mi madre siempre estaría para darme consuelo y me dio la espalda...-

  

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Subió las escaleras con un poco de miedo tratando de que no se notara, Esteban iba delante suyo hablando a cerca de lo que había hecho mientras ellos no estaban.

-Tal vez podamos repetirlo el próximo fin de semana- Sugirió alegremente.

-Ah, claro- Dijo ausente el pequeño.

Esteban paró a unos cuantos metros de la puerta y se viró para quedar de frente a Nícolas, este no lo miraba como era su costumbre, aquellos ojitos negros trataban de evitar sus ojos verdes, se agachó para poder tomarlo por los hombros y besar su cabello de manera dulce, luego volvió a ver un brillo de esperanza y tristeza en esos ojos, sonrió un poco y se levantó.

-Sabes que puedes confiar en mí, te quiero Nícolas-

El pequeño corazón de Nico dio un brinco y sus mejillas no pudieron evitar teñirse de un rojo encantador.

-No te pongas así, eres como un hermano para mi y por eso te quiero, así que si tienes un problema y crees que no puedes confiar en nadie, búscame, siempre podrás contar conmigo, para lo que sea- Vio con satisfacción que una sonrisa se apoderaba de aquel inocente rostro y se despidió al escuchar el grito de su hermano desde la casa vecina.

-Mejor me voy, no sabes como se pone cuando tiene hambre- Rió un poco ante su propio comentario.

-Si, gracias Esteban...por todo-

-No hay de que pequeño, nos vemos luego, hoy tengo la noche libre, ¿Por qué no salimos a algún lado-

-Yo te aviso, no sé si mi mamá me dará permiso-

-Está bien-

Esteban bajó las escaleras de manera rápida y no fue sino hasta cuando se escuchó el sonido de la puerta de la calle cerrarse que Nícolas soltó el aire contenido y cambió totalmente su expresión, ¿Por qué como a un hermano? ¿Por qué no podía verlo como él quería que lo viera? Había logrado captar la atención de Fausto, pero no de Esteban, ¿Sería que Mike se equivocó al decir que podía llamar la atención de cualquiera?, ¿Por qué le pasaba eso? No era normal, era...no vale la pena.

Entró al cuarto pobremente iluminado y encontró a su madre dormida en un incómodo sillón con un libro entre sus manos, parecía haber estado llorando, pero no sabía el por qué. Con dulzura besó su mejilla para despertarla, ella así lo hizo de manera lenta, y al verle ahí parado junto a ella se sobresaltó sobremanera, su pequeño parecía atormentado por alguna clase de dolor incierto y en el instante en que lo vio se odió por ser tan débil y no poder ayudarle, si tan solo...ya no vale la pena.

-Amor- Dijo secándose un par de lágrimas traidoras que habían escapado en aquel segundo, delatando lo que afligía su corazón.

-Mamá ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?- Preguntó ocultando su tristeza con preocupación.

-Nada cariño, es solo que...este libro es muy triste y me he quedado leyendo lo toda la noche, pero dime Níco, ¿Cuándo has regresado?- Preguntó cambiando el tema de la discusión y dirigiéndose a la cocina para preparar un buen desayuno.

-Apenas hace unos minutos, y la verdad lo único que quiero es dormir- Mintió el pequeño frotándose un ojo con pereza.

-Pero entonces ¿no vas a comer nada?- Preguntó la mujer que ya estaba moviendo platos y prendiendo la cocina eléctrica.

-No mamá, tal vez más tarde, ahora solo quiero acostarme en mi cama- Nícolas se retiró a su habitación después de darle un beso en la frente a su madre.

  

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-Necesitamos hablar-

-No tenemos nada de qué hablar, ya te lo he dicho-

-No estoy dispuesto a aceptar esa respuesta-

-No me interesa lo que estés o no estés dispuesto a aceptar, Nícolas es mío y de nadie más, es solo que él no se ha dado cuenta, ¿Por qué no lo entiendes?-

-Estás enfermo, necesitas ayuda, ¿Por qué no quieres aceptar mi ayuda hermano?-

-Te equivocas, lo que pasa es que tú quieres quitarme a Nícolas, no sé que le hiciste, pero el te prefiere, siempre te ha preferido...mejor márchate Esteban-

-Fausto...lo siento...pero solo quiero ayudarte hermano...sabes que te quiero a pesar de todo- Esteban se acerco por detrás para abrazar a su hermano y recordarle lo mucho que lo quería, sin embargo Fausto se volteo bruscamente y terminó forzando un beso enfermizo que le revolvió el estómago a su hermano y cuando por fin pudo liberarse se alejó con brusquedad hasta chocar con la pared de la habitación del hotel, mirando fijamente a Fausto distinguió la luz de la locura en sus ojos verde oscuro, trató de recuperar el aliento y salió sin despedirse, solo podía pensar en lo que tuvo que pasar Nícolas esos dos meses que estuvieron juntos hasta que por fin todo salió a la luz aquella terrible noche.

 

-Hermano aún no lo entiendes, Nícolas te ama más que a su propia libertad, por eso hace 5 años hizo lo que hizo, en ese entonces no quise aceptar que una vez más me habías ganado, pero ahora tengo una segunda oportunidad de ser feliz con él y no permitiré que nadie me quite lo que es mío, ni si quiera tú hermano, Esteban deberás aprender que si no tomas las oportunidades que la vida te da, alguien más tomará la oportunidad, mejor que no te metas en mi camino, no quisiera que fueras alimento de peces.

 

Continuará...


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