Todo había sido preparado con anticipación, en un plan bastante bien calculado.
Aquella noche de sábado, Izuku y Shoto habían acordado en hacerlo por primera vez desde que eran pareja, poco más de un año, desde que el chico de la quemadura en la cara confesó sus sentimientos con tanta sinceridad y firmeza que hizo a Izuku darse cuenta que, en efecto, él también lo amaba.
Avergonzado, sacó de una bolsa de plástico una caja de condones y una pequeña botella de lubricante de sabor y olor vainilla. Incluso en la soledad de su pequeño departamento, aquellos objetos lo hicieron sentir lascivo; como si estuviera cometiendo alguna clase de pecado impuro.
Respiró y se relajó. Faltaba poco más de dos horas para que Shoto llegara y aún faltaba mucho por hacer.
Decidió sin demasiados rodeos que lo primero que haría sería tomarse un ducha, aunque ya lo había hecho pocas horas antes, pero lo último que quería era oler mal en una noche tan especial.
Mientras movía las llaves de la regadera intentando hacer que el agua estuviera en un punto mayor a tibio pero sin ser demasiado caliente, reflexionaba si un poco de olor corporal no vendría mal, después de todo recordó que en una ocasión leyó sobre algo que le parecía anti higiénico pero curioso y probablemente cierto: en una página de un libro, se afirmaba que los animales se atraían por olores cargados de hormonas.
Se olió. Olía a desodorante dulce, parecido al de los adolescentes.
Hizo una nota mental: "comprar desodorantes y perfumes de adulto".
Tenía 26 años. Trabajo común en una oficina, nueve horas diarias, dos días libres a la semana. Quizás era el tipo menos interesante del que Shoto Todoroki, un profesor de física que ganó un poco de prestigio por un trabajo con fluidos no newtonianos.
Lo conocía por una amiga en común, Momo Yaoyorozu quien era una clase de "jefa" para Izuku.
Toco su cara mientras un poco de vapor humedecía el ambiente. Nada de vello y esas nada atractivas pecas que se extendían hasta sus hombros y un poco más allá.
Le dio vergüenza. Sería la primera vez que Shoto lo vería sin camisa. ¿Sentiría asco por esas imperfecciones? Apostó por un sí y decidió que lo harían en la oscuridad, sin ninguna clase de luz.
Estaba tenso, nervioso y dudaba. ¿Quería hacerlo? Claro. Deseaba a Shoto de esa manera, él lo sabía y sin embargo, tenía miedo... ¿a qué? Era muy probable que temiera al dolor de, bueno, su primera vez.
En eso, se dio cuenta de un detalle; todo este tiempo dio por sentado que Shoto sería el activo. ¿Y si Todoroki no lo quería así? Los nervios crecieron mientras enjabonaba su pecho, ¿estaría bien con el tamaño de su amigo? ¿¡Era lo suficientemente grande!? ¡Tenía que convencer a Shoto de ser él el activo! ¡No! ¡Le dolería!
Un dilema que no pudo resolver durante su ducha y que no le abandonó mientras se arreglaba, y que de hecho tampoco se fue mientras cocinaba la cena. Menos de una hora de la llegada de Shoto, sentía demasiadas cosas pero ninguna de ellas era "excitación".
Todoroki llegó diez minutos después de la hora acordada, en su brazo llevaba una bolsa con dos botellas de vino dulce, y como siempre se veía muy atractivo y elegante.
Lo primero que le dijo a Izuku era lo bien que se veía con su cabello rizado peinado hacia atrás, lo bien que olía la cena y los problemas que se ahorrarían si vivieran juntos.
Agradeció por los primeros dos cumplidos e ignoró lo último con un simple "todavía no".
Izuku se puso más tenso al verlo tan tranquilo, sereno. ¿Quizás se le había olvidado que aquel día lo harían?
Discretamente, mencionó el tema como si no quisiera hacerlo pues habló con demasiadas palabras clave.
Por un instante, Todoroki no parecía entenderle pero al verlo un poco agobiado entendió que hablaba de hacerlo.
-¿Tan pronto quieres pasar a eso? Aun no he comido el postre.- había eufemismo en su afirmación, pero Izuku lo obvió.
-Pensé que... bueno, te habías olvidado de eso...- una risa burlona, ahogada con un trago de vino, salió de Shoto.
-¿Cómo crees que lo olvidaría? Es lo único en lo que he pensado estos días, desde que lo hablamos la otra noche.- Izuku trató de explicarle el porqué dedujo que lo olvidó, pero no tenía caso. Ahora parecía un pervertido, lujurioso y hereje... ¿esa era la palabra que buscaba? Ni siquiera eso le importó y ahogó sus penas con un trozo de pescado.
Izuku era débil con el alcohol. Sólo tres copas de vino fueron suficientes para dejarlo confundido. Con ayuda de Shoto fue llevado a la habitación; los platos sucios serían problema del Izuku del futuro, se dijo.
Se recostó en la cama, y Shoto se sentí junto con él, tranquilo pero con una leve sonrisa en todo momento. Se siguieron viendo un rato sin decir nada e Izuku comenzó a reírse, seguido de Shoto quien no entendía el porqué se estaba riendo pero eso mismo le hacía gracia a él.
-¿Estás nervioso?-Dijo Shoto.
-¿Yo? ¡Qué va! Estoy muy excitado...-mentía pero no quería decepcionar a Todoroki. Se sentó y se acercó a Shoto.
Se besaron. Ya lo habían hecho infinidad de veces pero esta vez se sentía diferente. Pasó de un beso lento a uno más rápido y fogoso.
Shoto se aflojó la camisa, abriendo los primeros dos botones.
Izuku, quien antes estaba a la izquierda de él, se movió un poco colocándose justo en la pierna de él mientras con los brazos cruzados alrededor del cuello de Shoto le decía sin palabras que no dejara de besarlo.
Sin darse cuenta, ambos estaban sin camisas, y Shoto jugaba con la espalda pecosa de Izuku provocando unos leves escalofríos en él; e Izuku lo tomaba de los hombros con firmeza sin dejar de besarlo en ningún momento.
Pero Shoto fue quien habló. Era obvio que él llevaría las riendas en este asunto.
-¿Qué quieres hacer?-Discretamente le preguntó por las posiciones con las que jugarían. Izuku casi le rogó al instante que "él iría abajo". Su preocupación por no satisfacer a Shoto era más grande que su miedo al dolor.
Se dio por satisfecho con aquello y ahora jugó con el cuello de Izuku, besándolo con cierta ternura. Le gustó ese sentimiento y con su mano en el cabello rojo y blanco de su novio, lo presionó un poco más en su cuello como si de una invitación a ser más rudo se tratara. La ternura se trasformó en besos más agresivos que casi le pudieron haber dejado marca pero se contuvo. El lunes Izuku debía trabajar y no quería causarle problemas.
El calor aumentó. Izuku buscó en el colchón el control remoto del aire acondicionado para aumentar el aire frío.
Continuaron un poco explorando sus cuerpos. El primero en desprenderse de sus pantalones fue Izuku. Un simple boxer briefs azul oscuro fue su elección para aquella noche.
En contra, cuando Shoto se desnudó se quedó en un más sensual bóxer corto de color negro.
No estaba por completo oscuro pues la luz del pasillo entraba en la habitación dejandole ver a Izuku que su novio estaba demasiado animado. Lo bien se que sintió con aquellos juegos eróticos se destruyó cuando reflexionó que lo harían.
Todos sus miedos volvieron y colapsó cuando Shoto se acercó con un pequeño contacto, un frote entre ellos, logrando sentir en su propio miembro lo animado que Todoroki se encontraba.
Se separó de él, cruzando al otro lado de la cama. Sentado en la orilla, pedía para sus adentros un respiro.
-¿Qué ocurre?- Todoroki sonaba preocupado.
-¿Qué? ¡ah! ¡no, no, no es nada! Es sólo que...-buscó sobre el mueble de noche, y en los cajones de este.- compré un lubricante. El de la tienda dijo que era muy bueno, la mejor marca que vendía...-Estaba nervioso.
-No quieres hacerlo, ¿verdad?
-¿¡Estás loco!? Estoy emocionado, no puedo esperar. Hasta compré condones. La caja sólo tiene tres, ¿crees que con esos se...serán suficientes?-Se esforzaba por sonar entusiasmado. Seguía buscando por toda la habitación aquellos objetos. No podía rendirse y decepcionar a Shoto. Debía hacerlo. No quería que él lo dejara sólo por aquello.
-Basta.-Se levantó y lo detuvo, tomándolo del brazo.- está bien si no quieres seguir.
-¡No me trates como un niño, Todoroki! ¡Soy un adulto y quiero hacerlo contigo...!-Midoriya se calló cuando lo tomó de las manos.
-Tus manos aun tiemblan cuando estás nervioso...-y en efecto, sus manos estaban temblando.
-Idiota, es porque el aire está demasiado...-lloró. Más bien, era un pequeño sollozo. Se abrazó a él, su pecho desnudo era demasiado cálido y reconfortante.
Ambos se sentaron al filo de la cama y hablaron un largo rato sobre la odisea de Izuku en la sex-shop y de cómo estaba seguro que una anciana lo vio mal al salir de ahí.
Todoroki lo consolaba al mismo tiempo que lo acariciaba, con su brazo cruzando su cuello.
-No me odias, ¿cierto?
-Claro que no. Si aún no estás listo te esperaré hasta que lo estés. No necesito tener sexo contigo para saber que te amo.- Cubrió los ojos de Izuku con su mano y lo besó en la coronilla. Era el gesto más sincero de amor que él podía ofrecerle al pecoso cada vez que este estaba preocupado por algo.
-Lamento todo esto.
-No te preocupes, estamos bien y eso es lo que importa. A todo esto, ¿de verdad es comestible?- preguntó mientras le enseñaba el lubricante.
-¡No te lo comas!-Ordenó pero era demasiado tarde, Todoroki ya había lubricado su dedo con aquella sustancia transparente que parecía miel de maple.
-Sabe a Natilla de Vainilla.
-Esa era la idea, tonto.-Le sonreía.
-¿Aún conservas aquel pijama mío?
-Sí, debe estar en el armario. ¿Ya te quieres dormir?
-No, es sólo que aquí comienza a hacer un poco de frío.
-Déjame buscarla, enciende la T.v. y busca algo interesante que ver.
-¿Harás palomitas de maíz?-Le preguntó mientras obedecía la indicación.
-Está bien...-Aceptó, dándole el pijama y dirigiéndose a la cocina.