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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola!

 

Narra Sean

(Hechos que pasaron poco tiempo después de que Iván anunciara que el nuevo injerto estaba disponible)

-Después de que lo revises con calma, debes firmar aquí, aquí y en la parte final de esta hoja-dijo el enfermero Johann mientras señalaba cada hoja de los documentos que me había entregado-En este apartado coloca la fecha del día de hoy y también rellena este formulario con todos tus datos-tomó entre sus dedos las dos últimas hojas que venían en el documento-¿Tienes alguna duda?-di un vistazo a las dos hojas que después soltó y negué sin apartar mi mirada del formulario que me había indicado. Era un formulario personal bastante extenso

-No, todo está bien-regresé al principio del documento y empecé a leer el primer párrafo. Ambos nos quedamos en silencio.

Nos encontrábamos en la oficina del enfermero que, a juzgar por el otro escritorio que había a nuestro lado, parecía que era un lugar compartido. Él estaba sentado detrás de su escritorio y yo enfrente de él.

Era un espacio bastante profesional, pero había ciertas cosas que daban el toque indiscutible de la personalidad que tenía el dueño del escritorio que estábamos utilizando; como aquellos post-it apilados que iban desde el color blanco hasta un verde muy llamativo. También tenía algunos portarretratos en los que se veían dos perros de raza pequeña y al lado había otra fotografía de lo que parecían ser eran sus padres. Sobre su escritorio también había unas cuantas figuras de bronce, una era de un elefante a cuerpo completo y otra de la cabeza de un caballo.

Mientras cambiaba de hoja, observé de reojo al enfermero y lo encontré observándome.

Él sonrió

-Qué bueno que por fin van a dar de alta a Daniel ¿Verdad?-sonreí con sutileza

-Sí…-mi atención regresó en un santiamén a la lectura de los documentos.

Lo que tenía en mis manos era justo lo que el enfermero estaba diciéndome. Daniel iba a ser dado de alta en poco tiempo y yo estaba encargándome de llevar a cabo todo el proceso administrativo que consistía en firmas, datos personales míos y de Daniel, información de contacto, indicaciones generales e indicaciones particulares. También venían incluidos todos los resultados médicos de la gran cantidad de pruebas y exámenes que le habían realizado; eso último era lo que más predominaba en todo el documento al igual que las indicaciones particulares, las cuales eran aquellos cuidados médicos que debían realizarse a Daniel diariamente en el nuevo lugar en donde iba a continuar recuperándose.

Después de aquella plática que tuve con el doctor Iván, en la que abordamos temas como el nuevo injerto de piel que estaba disponible y algunas recomendaciones personales, tuvimos varios otros encuentros en los que el tema principal siempre fue Daniel y su recuperación. Platicamos sobre lo que podría suceder después del alta y también obtuve otras recomendaciones importantes que estaban centradas en el cuidado de Daniel una vez se marchara del hospital.

 

Escena Retrospectiva (Flash Back)

1 mes atrás

-¿Vas a llevarlo de regreso a Rusia?-Iván preguntó antes de darle una calada a su cigarro-No podrá viajar a menos de que sea por medio de otro avión sanitario…-

-No-liberé el humo del cigarro que yo llevaba a la mitad-He adquirido una propiedad aquí-

-¿Cómo la conseguiste?-dio otra calada corta-Ese tipo de trámites no son muy comunes en este país-liberó el humo mientras hablaba

-¿Es correcto preguntárselo a alguien como yo?-elevé ambas cejas y sonreí mientras observaba cómo el fuego iba consumiendo la estructura cilíndrica del cigarro. Iván no comentó nada y ambos nos dedicamos en terminar nuestros respectivos cigarros. Había sido grato descubrir que compartíamos gustos en la misma marca de cigarros.

Nos encontrábamos en una de las muchas áreas verdes que había en el hospital, hace poco habíamos estado en su oficina, pero fue él quien me invitó a “tomar un poco de aire fresco”.

Aire que ahora se veía contaminado por nuestro vicio

-Alemania es un buen lugar para vivir-apagó su cigarro sobre la tapa de un bote de basura que había a su lado-Y va a convenirles para continuar con el tratamiento-sonrió-Sería muy complicado explicar todo el asunto a otro hospital ¿No?-con mi visión periférica conseguí darme cuenta de que Iván me observaba, tal vez con la intención de que le mencionara algo, pero preferí no hacerlo. En cuestión de segundos su mirada regresó al frente-¿En dónde está ubicada?-di otra calada a mi cigarro

-Seguí algunas sugerencias que Johann me dio y me parece que elegí un buen lugar-

-¿Le pediste una sugerencia?-

-No-di la última calada a mi cigarro-Hace tiempo él me encontró leyendo algunos folletos de bienes raíces y…-elevé ambos hombros-Empezó a hablar demasiado-Iván se rió

-Ese muchacho…-continuó sonriendo-Siempre encuentra la manera de ayudar a los demás-estuve de acuerdo.

Johann era alguien extrovertido, pero sabía medir la cantidad de palabras que les decía a las personas; lo sabía porque de vez en cuando lo observaba a lo lejos cuando coincidíamos en algunos pasillos y él se detenía para hablar con algunos de sus compañeros o con familiares. También era capaz de saber cómo decir las cosas porque contaba con demasiada empatía y se notaba que le gustaba de sobremanera su trabajo.

Me había tomado un tiempo para leer todo el informe que hizo sobre sus propias investigaciones que llevó a cabo en la sangre de Daniel y por supuesto que me intrigué por los resultados tan acertados que obtuvo. Lo investigué y no encontré nada en lo que tuviera que mantenerme atento; solo era alguien enfocado en sus estudios. Con sus casi 30 años, ya tenía bastante información académica en internet a su nombre. Tenía artículos publicados que acumulaban varios cientos de leídas y su tesis sobre la alimentación había sido citada más de 230 veces.

Me tomé la libertad de leer alguno que otro artículo y cuando lo investigué con mis métodos, lo encontré totalmente limpio; él no estaba involucrado en algo “extraño”.

Por supuesto que saber todo lo anterior no me convencía de nada así que mientras él mantuviera contacto con Daniel y conmigo, iba a tenerlo bajo una vigilancia no severa porque por ahora, tenía muchas cosas en las que debía enfocar mi atención

-Me platicó de las mejores zonas para vivir y días después cuando me preguntó sobre la zona por la que me había decidido, me consiguió toda la información de lo que iba a tener a mi alcance-

-¿Qué zona es?-

-Moosach-apagué mi cigarro y tiré la colilla en el bote de basura

-Te mueves por el anillo Georg y evitas cruzar el centro de la ciudad para llegar al hospital-Iván asintió varias veces-Es una buena elección-asentí.

Tanto la nueva propiedad como lo que había en los alrededores, contaban con las características requeridas que Johann me había recomendado para la recuperación de Daniel fuera del hospital. Aparte de lo que él me había mencionado, yo también busqué recomendaciones para no dejar ningún cabo sin atar.

Nos quedamos en silencio y observé a mi alrededor sin encontrar algo que llamara mi atención

-¿Has conseguido intercambiar más palabras con Daniel?-Iván me preguntó justo después de que una ambulancia pasara cerca de nosotros con las sirenas encendidas. La seguí con la mirada mientras daba su recorrido por el interior del hospital hasta que llegó a la salida

-Nada-me vi tentado en sacar otro cigarro, pero decidí descansar un poco de él porque apenas iban a dar las 3 de la tarde y ya llevaba 7 cigarros desde las seis y media de la mañana. El primero fue justo después de que terminé de bañarme

-Inténtalo un poco más porque cuando Johann y yo lo atendemos, normalmente lo encontramos dormido-sonrió de lado y mi mirada regresó al frente-A veces hemos tenido que despertarlo para hacerle algunas preguntas de rutina, pero incluso así solo nos escucha por un momento y nos ignora-

Hace algunas semanas atrás, Daniel había sido transferido a una habitación normal. Él ya no iba a ser atendido en un cuarto de urgencias porque el nuevo injerto llevaba una muy buena recuperación, así que Iván, Johann y el grupo de especialistas que atendían a Daniel, estuvieron de acuerdo en que era momento de cambiarlo de habitación para continuar con la recuperación. Claro que Iván y Johann se encargaron de asegurarme que era una buena decisión y que continuarían las revisiones junto al monitoreo para evitar alguna infección u otro problema con el resto de las heridas.

En el nuevo cuarto solo podían ingresar Johann junto a otras 2 enfermeras, Iván, quien iba cada 3 días y yo, que visitaba a Daniel todos los días durante las tardes

-Dentro de poco van a empezar los trámites administrativos que deberás revisar y firmar para arreglar el asunto del alta en Daniel ¿De acuerdo?-Iván mencionó después de un largo silencio-Me parece que Johann también se hará cargo de todo ese asunto-se levantó de la banca que habíamos estado ocupando mientras fumábamos; guardó sus manos dentro de los bolsillos de su bata y empezó a caminar de regreso al edificio principal del hospital. Le seguí-¿Has revisado las cuestiones que te mencioné en nuestras anteriores reuniones?-me preguntó sin dejar de ver hacia el frente.

Recordaba cada una de nuestras pláticas porque siempre que mencionaba a Daniel, existía algo de interés que debía tomar en cuenta. La mayoría de mis notas mentales se encontraban inclinadas hacia el cuidado que Daniel debía recibir una vez que fuera dado de alta y entre esos cuidados, se mencionaba la contratación de un fisioterapeuta.

Daniel estaba cerca de cumplir los 5 meses de hospitalización y debido a esa cantidad de tiempo, se habían desencadenado varios problemas por el encamamiento prolongado.

Una dificultad era la debilidad muscular y la rigidez articular que se generaba por el movimiento inexistente al que era sometido. Johann me había comentado que a pesar de que Daniel recibió uno que otro tratamiento muscular periódico, solo lo pudo recibir en las piernas porque de la cadera hacia arriba, era más complicado intentar moverlo debido a sus heridas.

Por esa razón y otras, cuando Daniel recibiera el alta, debía contar con asistencia médica a domicilio porque todavía no iba a ser capaz de tomar ni siquiera una cuchara entre sus dedos. Cuando le mencioné a Iván que yo podía hacerme cargo, él desertó mi “optimismo” y dijo que lo mejor era que, en un principio, un profesional realizara el tratamiento

-Pregunté en la administración del hospital-le contesté mientras seguía su lento caminar-Me explicaron que el hospital podría comunicarme con uno o yo era libre de buscar una agencia de atención médica a domicilio-Iván se detuvo

-Voy a prepararte una lista con mis recomendaciones. Revisa los perfiles y contacta al que más te convenza-me observó-¿Has revisado el resto de recomendaciones?-me detuve frente a él

-Cada una de ellas-le aseguré e Iván asintió.

Ambos continuamos con nuestro camino hacia el interior del hospital.

Fin Escena Retrospectiva (Flash Back)

Terminé de leer los documentos oficiales del alta de Daniel y empecé a firmarlos en donde el enfermero me había indicado momentos antes

-¿Eso es todo?-pregunté al hacer la última firma en el documento

-Administrativamente y por parte del hospital, sí-Johann recibió el documento. Acomodó un poco más las hojas y después las colocó a su lado-¿Has pensado en lo que te mencioné hace unos días?-entrelazó sus dedos sobre el escritorio y lo observé con atención

-Sí-recargué mi espalda en el respaldo de la silla-Es la mejor opción ¿No?-elevé ambas cejas, pero de inmediato regresaron a la normalidad-Has llevado el tratamiento de Daniel desde el principio y creo que lo que me propusiste es… lo preferible-

-Así es-se aclaró la garganta-Entonces debemos arreglar algunas cosas más como fijar los horarios-asentí mientras lo veía sacar una pequeña libreta de un cajón de su escritorio. Parecía ser una agenda. Escribió algunas cosas que no tuve interés en leer a la distancia para saber de lo que se trataba porque presentía que él mismo me lo iba a decir-Puedo ofrecer los servicios de enfermería en los días lunes, miércoles, viernes y sábado-continuó escribiendo y después deslizó su libreta hacia mí para que revisara su contenido-Revisa los horarios y dime que te parecen-

Revisé los datos y me encontré con las horas que Johann tenía disponibles para realizar los cuidados pertinentes a Daniel cuando fuera dado de alta.

Los servicios que Johann me estaba mencionando los había platicado anteriormente con una trabajadora social del departamento de recursos humanos que tenía el hospital; ella me había puesto al tanto de todo el proceso administrativo del alta. En total eran cuatro temas a los que debía prestar atención, una era la documentación oficial del alta, otra era el servicio de asistencia sanitaria del que Johann iba a encargarse, el tema del fisioterapeuta y por último las citas médicas periódicas con Iván.

La parte administrativa estaba completa al igual que las citas médicas a domicilio que iba a llevar a cabo Iván, esas las había arreglado directamente con él y quedamos en una visita cada 20 días para revisar el estado general de Daniel después del alta

-¿Son dos horas durante la mañana y dos horas más en la tarde?-pregunté para afirmar lo que estaba escrito en la agenda del enfermero. Se la regresé en cuanto los datos quedaron grabados en mi mente

-Esperaba que fueran más horas o más días, pero también tengo otras actividades que debo atender aquí-tomó su agenda, hizo más anotaciones y volvió a guardarla-Poco a poco iré enseñándote algunas cosas que podrás realizar por tu cuenta, pero hay otras aún más personales que debo tratar directamente con Daniel para preservar su dignidad e integridad-ambos nos observamos-También debemos darle descanso-asentí-Tomando en cuenta las visitas del fisioterapeuta y del doctor Iván, tendremos consideración al espacio personal de ambos-sonrió-Dar el alta siempre es más agotador tanto para la familia como para el personal encargado en casos específicos-asintió varias veces-¿Tienes alguna duda?-negué-Por ahora creo que es todo lo que podemos examinar. Durante el alta, conforme pasen los días, haremos algunas modificaciones-volvió a sonreír con más empeño-Y esperemos que sean modificaciones positivas ¿No es así?-asentí-Bueno…-alargó la palabra-Es todo por hoy-se levantó de su lugar y lo imité-Nos vemos-extendió su mano hacia mí y se la tomé.

Ambos nos despedimos y por fin me vi libre.

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Caminé casi en piloto automático por los pasillos del hospital. Ya ni siquiera el personal me detenía para hacerme preguntas del porqué me encontraba ahí o si buscaba algún lugar o habitación en concreto. Me conocían, aunque jamás había cruzado más de dos palabras con el personal; ellos sabían todos los movimientos que hacía en ese lugar porque ya era parte de mi rutina el llegar siempre a la misma hora para dirigirme a la misma habitación.

Mi visita duraba alrededor de una hora y media así que también me marchaba a la misma hora, pero había días, como hoy, en los que me encontraba con Johann o con Iván y ambos se empeñaban en querer intercambiar palabras conmigo, pero casi siempre terminaba con las conversaciones cuando veía que sus comentarios no me llevaban a ninguna parte o no revisábamos temas que involucraran a Daniel.

Me coloqué frente a la habitación de Daniel y, como también era rutina y una regla del hospital, toqué 3 veces a la puerta para saber si había alguien en el interior.

Si nadie se asomaba, yo podía ingresar.

Esperé con paciencia y después tomé la manija para ingresar.

Esa nueva habitación era un poco más pequeña que la de urgencias, pero la decoración era mucho más acogedora gracias a los colores claros que había en las paredes, el piso y porque a un lado de la cama, en donde Daniel reposaba, había un mueble de madera en donde se encontraba un tablero con los botones que controlaban la posición de la cama y con los que se obtenía contacto directo con las enfermeras en caso de alguna emergencia; también se incluían los botones para ajustar la iluminación y la temperatura de la habitación. En frente de la cama había un sillón color verde pistache que yo no había utilizado porque siempre tomaba asiento en el sofá individual que estaba ubicado a un metro de la cama.

También, como era de esperarse, la habitación contaba con una cámara que estaba bien colocada en una esquina. La visión de la cámara seguramente abarcaba desde la puerta hasta la ventana que había en la habitación, ventana que estaba prohibido abrir por el momento

-Hola Daniel-saludé como ya era mi costumbre, aunque no recibiera una respuesta. Cerré la puerta a mis espaldas y me acerqué al pequeño buró que había a su lado. Sobre él había dos cosas, una era el gel antibacterial que debía untarme cada que entraba y la otra era un florero con una rosa artificial de color amarillo que el enfermero Johann había colocado sin que yo, ni nadie más se lo pidiera. Por supuesto que le pregunté del porqué había colocado esa rosa y dijo que, si bien no se permitían las rosas naturales en la habitación, principalmente porque no sabían si Daniel podría ser alérgico, me aseguró que una rosa artificial debidamente esterilizada no causaría ningún perjuicio.

La rosa significaba la alegría de vivir y el optimismo. El tono amarillo simbolizaba la energía que se deseaba dar a la persona que se le regalaba.

No le di las gracias directamente a Johann por aquel detalle, pero se lo agradecía mentalmente cada que, durante mi visita, mi visión se enfocaba en la flor. Le daba un toque agradable a la estancia.

Antes de hacer o tocar algo de la habitación, fui al baño para lavar mis manos con jabón neutro, las sequé y regresé para untarme minuciosamente el gel antibacterial mientras observaba a Daniel.

Se encontraba dormido.

Su posición era igual a la de todos los días; acostado boca arriba con dos almohadas a sus lados que les otorgaban el soporte necesario a sus antebrazos. Hace poco le habían retirado la mascarilla de oxígeno, pero mantenían un tanque de oxígeno en la habitación en caso de alguna emergencia que podría presentarse en cualquier momento. Daniel vestía ropa de algodón que no le perjudicaba para nada en el tratamiento de sus heridas, el único material diferente que sobresalía era un gorro de lana naranja que me habían permitido colocarle porque su cabeza se encontraba totalmente afeitada. Las heridas de esa zona habían mejorado y solo se esperaba a que el cabello creciera poco a poco, pero como no recibía las vitaminas suficientes, el crecimiento era demasiado lento y, además, escaso.

Exhalé mientras abría un cajón del mueble de madera para sacar el libro que hace poco había traído porque disfrutaba leerle a Daniel a pesar de que él no fuera consciente de esa acción; ajusté un poco la iluminación y la temperatura de la habitación para después tomar asiento en el sofá. Me aclaré la garganta y empecé a leerle justo en donde me había quedado el día anterior:

-Pero, ¿Por qué está prohibido? -preguntó el Salvaje. El Interventor se encogió de hombros. -Porque es antiguo; ésta es la razón principal. Aquí las cosas antiguas no nos son útiles. - ¿Aunque sean bellas? -Especialmente cuando son bellas. La belleza ejerce una atracción, y nosotros no queremos que la gente se sienta atraída por cosas antiguas. Queremos que les gusten las nuevas…

Cerré el libro y lo coloqué por un momento sobre mi regazo. Recargué mi espalda en el respaldo del sofá y observé a Daniel. Su respiración era pausada y tranquila, me hipnotizaba con tan solo ver aquellos movimientos que parecían simples, pero anunciaba la vida que todavía continuaba presente en su cuerpo.

Tenía la boca entreabierta y de vez en cuando hacía movimientos involuntarios como querer cerrarla o un ligero temblor que desaparecía en un santiamén.

Lo observé desde sus pies hasta el gorro de lana. Su delgadez extrema persistía, pero por la manta que tenía encima no se le notaba; solo sus brazos y su rostro eran los que indicaban esa señal de debilidad. Su rostro se veía demacrado y la ojera que había bajo el ojo que no era cubierto por un parche blanco como el otro, parecía más un hematoma…

Liberé el aire que estaba reteniendo con demasiada fuerza hasta el punto de provocar que mi mandíbula se tensara. Sentí emerger mis poderes sin “razón aparente”. Volví a inhalar una buena cantidad de aire y después la exhalé con calma.

Solo con ver a Daniel postrado en esa cama me provocaba hervir de rabia y empezar a formular una gran cantidad de planes, ideas, estrategias, métodos, conspiraciones o artimañas que me ayudarían en dar con los responsables de una vez por todas, pero sabía que debía controlarme porque todo se estaba manejando a su debido tiempo y solo debía esperar a ver los resultados de lo que estaba trabajando junto a los demás

-Es cuestión de tiempo…-murmuré y mis pensamientos estuvieron a punto de continuar, pero un sonido, uno muy leve, consiguió captar mi atención. Observé con los ojos entrecerrados hacia Daniel, pero no encontré ningún cambio. Aguardé un momento observando a Daniel y a las máquinas que lo monitoreaban, pero ese sonido no volvió a generarse.

Decidí levantarme del sofá y me acerqué un poco a su cama. Con la mirada detallé su rostro como muchos otros días lo había hecho, pero no encontré ningún cambio. Exhalé y me acerqué a la ventana; hice a un lado la cortina blanca para observar hacia el exterior. Intenté encontrar algún movimiento fuera de lo convencional, pero no lo hubo.

Me entretuve observando el atardecer y a unos cuantos doctores teniendo un pequeño descanso de sus actividades en uno de los jardines hasta que di un último vistazo a todo lo que nos rodeaba y después me decidí por volver a tomar asiento en el sofá y continuar con la lectura:

-Más arriba, en las diez plantas sucesivas destinadas a dormitorios, los niños y niñas que todavía eran lo bastante pequeños para necesitar una siesta, se hallaban tan atareados como todo el mundo…-

De nuevo bajé el libro porque ese sonido volvió a surgir. Observé a Daniel y lo encontré con su boca entreabierta, pero en un ángulo diferente de hace un momento. Mis ojos se entrecerraron y cuando el sonido volvió a aparecer, me di cuenta de que había provenido de él. De inmediato me acerqué y encontré el rostro de Daniel con una expresión de inquietud; sus cejas se habían deformado y su boca se había abierto un poco más de lo habitual, pero continuaba con su ojo sano cerrado.

Esperé a otra acción de su parte hasta que llegó en forma de jadeos consecutivos. De inmediato le coloqué la mascarilla de oxígeno que colgaba a su lado y giré la llave del tanque de oxígeno

-Tranquilo…-le sostuve la mascarilla mientras cambiaba un poco la posición de la cama para que quedara más enderezado. Daniel poco a poco fue regulando los jadeos y cuando se calmó, empezó a toser. Fue momento de retirarle la mascarilla-Daniel-lo llamé y cerré la llave del tanque-Daniel-me incliné hacia él y encontré lágrimas en su mejilla-Estás bien-le dije intentando no tocarlo-Todo está bien-tosió otro poco más y su ojo sano se entreabrió.

Me observó durante unos cuantos segundos para después volver a cerrarlo. Sus lágrimas continuaron brotando hasta que lo vi pasar saliva con mucha dificultad

-Te…-su voz se distorsionó-En… en… contraron…-mencionó con un tono de voz muy bajo

-No Daniel-me senté a su lado cuidando en no tocar su antebrazo-Estas a salvo y yo también lo estoy-

-No…-volvió a entreabrir su ojo-No…-las lágrimas continuaron brotándole.

¿Qué?

Acaso… ¿Daniel todavía creía que estaba encerrado en el laboratorio?

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer <3


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