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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola! <3

 

Narra Daniel

La televisión estaba encendida, se encontraba casi en frente de mí y me parecía que su luz era demasiado intensa a pesar de que todas las lámparas de la sala estaban encendidas.

Veía la televisión, sabía que estaba ahí, pero no podía escuchar lo que los personajes se decían entre sí. Tampoco podía mantener mi vista fija en la pantalla porque mis ojos se movían, casi involuntariamente, hacia la puerta de cristal que daba al jardín.

Las cortinas, que normalmente cubrían la vista hacia el exterior, llevaban todo el día acomodadas de forma en que me permitían ver el jardín en su totalidad.

Esa tarde Johann y yo habíamos comido en la sala y, justo como me estaba pasando en esos momentos, no pude prestar atención a lo que me decía porque no escuchaba su voz. Solo fingía que lo escuchaba, pero en realidad, tampoco me interesaba hacerlo.

Últimamente me estaba dando cuenta de que Johann, en verdad hablaba mucho.

Hablaba de muchas cosas que ahora, no les encontraba ningún sentido. ¿Por qué me platicaba sobre los platillos y las costumbres más conocidas de Alemania? ¿Por qué me platicaba sobre cómo eran los alemanes?

¿No se daba cuenta de que tal vez nunca iba a poder comer algo de lo que mencionaba? ¿Johann no sabía que tal vez yo nunca iba a conocer a más alemanes?

No le veía sentido y empezaba a desinteresarme de esos temas. Me aburrían. Me aburría y me fastidiaba escucharlo hablar.

Ya no me interesaba conocer más datos interesantes. No con la misma intensidad con la que antes me interesaban…

Noté un movimiento a mi lado y me encontré con Tom. Él estaba riendo por lo que decían en la película, al parecer, se trataba de una película de comedia. Ni siquiera sabía eso.

Tom volteó a verme mientras reía y me decía algo. Yo asentí y le sonreí. Él regresó su atención a la película e intenté concentrarme en ella porque tal vez, solo talvez, si le prestaba atención, podría dejar de pensar en cosas innecesarias y sin sentido.

Pero no lo conseguí.

No conseguí escuchar las voces y no le encontré ningún sentido a las acciones de los personajes.

Me removí sobre el sofá y cerré mis ojos.

A pesar de que me había despertado cerca de las 2 de la tarde, continuaba sintiéndome cansado.

¿Por qué?

¿Por qué me sentía tan cansado si durante todo el día me había movido casi nada? Era lo mismo de todos los días…

-¿Dany?-escuché la voz de Tom llamándome. Entreabrí mis ojos y me lo encontré de pie y frente a mí. Volví a removerme sobre el sofá mientras Tom volvía a tomar asiento a mi lado. Noté que la televisión estaba apagada

-¿Y la película?-estiré mis brazos hacie el frente

-Terminó hace 10 minutos-sonrió-Te perdiste el final, fue todo un caos-se carcajeó e intenté sonreírle, pero sentí tiesos los músculos de mi rostro. Tom empezó a platicarme el final que, al parecer, me había perdido porque me quedé dormido en algún momento…-¿Dany?-

-¿He?-parpadeé. Tom me observó en silencio y yo evité su mirada-¿Qué decías?-intenté atraer su atención a otra cosa que no fuera yo

-Te decía que Sean y los demás ya se tardaron-revisó su celular-Espero que no se les olvide comprar los bollos que vi la otra vez. En serio quiero probarlos-¿Dijo bollos?-Y no te preocupes Dany, me aseguraré de guardarte uno sin que los demás se enteren-cerró un ojo y guardó su celular para empezar a estirarse mientras creaba ruidos que parecían quejidos-¿Vemos otra película?-tomó el control de la televisión para volver a encenderla y empezó a revisar cada canal

-Tengo sueño-dije mientras empezaba a levantarme del sofá para regresar a mi habitación. Afortunadamente ya podía caminar más gracias a la bota ortopédica, pero ya no le veía mucho sentido si lo único que caminaba era de mi habitación hacia la sala o la cocina-Voy a mi habitación-dije cuando por fin me puse de pie

-Pero Dany…-Tom alargó la última letra-Hoy te levantaste hasta las dos de la tarde-hizo un puchero-Me aburrí como una ostra durante toda la mañana-¿Una ostra?-¿Por qué tienes sueño si ya dormiste mucho?-Tom, literalmente, se desparramó sobre el sofá

-No lo sé-murmuré y empecé a caminar rumbo a mi habitación. Quería estar solo porque estar con Tom me irritaba. Se movía mucho y, al igual que Johann, hablaba mucho. Por suerte Johann se había ido justo después de que terminamos de comer, así que solo debía soportar a Tom y no a ambos.

Antes podía soportar un poco más esas acciones por parte de Tom, pero ahora, simplemente no tenía ganas de aguantarlo y me fastidiaban un poco más que antes.

Tom continuó quejándose y hablando de otras cosas más mientras me seguía rumbo a mi habitación, pero cuando llegamos a la puerta, ingresé y rápidamente la cerré con seguro porque quería estar solo.

Tom dijo más cosas pese a que había cerrado la puerta, pero lo ignoré mientras tomaba asiento en el borde de mi cama para después dejarme caer de espaldas sobre el colchón. Obervé el techo de la habitación esperando a que el sueño me ganara, pero eso no sucedió porque en su lugar, mi mente empezó a divagar. Era algo que cada vez controlaba menos.

Empecé a pensar en lo que había pasado hace una semana debido a que continuaba “molestándome”.

¿Por qué a pesar de que había querido salir desde hace mucho tiempo, no pude bajar del automóvil?

Había dicho que tenía frío, pero la verdad era que no lo tenía. Al contrario, me había gustado mucho sentirlo en mi rostro y “oler” la frescura. Me hizo sentir bien y relajado. A pesar de todo ello, no pude dar un paso. Mi cuerpo se había paralizado y tuve miedo.

Mucho miedo.

¿De qué?

Aún no lo descubría y tal vez por eso no conseguía dejar de recrear, una y otra y otra vez, ese momento dentro de mi cabeza.

Evité ver el rostro de Sean mientras regresábamos a casa, pero hubo un instante, en que nuestras miradas se encontraron gracias al retrovisor y me sentí fatal. Él me había llevado hasta ese lugar y no dijo nada cuando pedí que regresáramos, solo lo aceptó y pensar en ello me hacía sentir mal. Culpable.­

Otro tema que continuaba repitiéndose vorazmente, en mis pensamientos, era la discusión que había tenido con Sean. Me arrepentía de las palabras que le dije. Me arrepentía. Y no sabía cómo debía disculparme porque ni siquiera podía verlo a los ojos. Cuando le dije que solo me ponía excusas para no salir, lo dije porque en verdad estaba enojado, pero después, fue como si no pudiera controlar mis pensamientos, mis palabras… a mí por completo.

Las palabras brotaron por sí solas y aunque quise arreglarlo porque me arrepentí en ese preciso instante, mi propio llanto me lo impidió.

Lloré por lo que le había dicho porque en realidad, no quise hacerlo.

Sabía que Sean se esforzaba en sus investigaciones y con mis palabras… sentí que no le estaba dando el mérito a ese esfuerzo.

Mi vista se empañó por las lágrimas que empezaron a brotar. Me enderecé y de inmediato retiré las lágrimas que continuaban brotando sin que pudiera controlarlas. Recordé la mirada de Sean a través del retrovisor y empecé a llorar aún más.

Me sentí como un inútil que no podía disculparse y que solo se la pasaba llorando

-¿Dany? ¿Estás bien?-escuché a Tom a través de la puerta-Dany… sabes que puedes platicarme lo que sea que te esté molestando-un gimoteo se me escapó cuando escuché las palabras de Tom-Me quedaré aquí ¿Si?-continué intentando detener las lágrimas y cuando la cantidad disminuyó, me dediqué en quitarme la bota ortopédica y volví a recostarme sobre mi cama.

En silencio y evitando que mis gimoteos se me escaparan, mi llanto continuó.

Estaba comentiendo muchos errores.

Johann y Sean se esforzaban en mi cuidado y yo no podía hacer nada bien. Me había caído y ahora ya no tenía hambre.

¿Era una mala persona?

¿Por qué empezaba a sentirme tan vacío? No le veía ningún sentido a todo lo que diariamente hacía. Despertar para volver a pensar en los errores que había cometido, levantarme para simplemente no poder moverme, salir de mi habitación para después no querer pasar más tiempo con Tom o con los demás, comer para después provocarme asco.

El único lugar que empezaba a considerar como seguro, era mi habitación. Estando dentro de ella no tenía que escuchar a Johann o a Tom, no tenía que fingir que no me dolía la espalda o las piernas por estar sentado frente al televisor durante varias horas, no tenía que hablar, no tenía que recibir miradas de preocupación por parte de Lucy o de Maxim o de James o de Claudio… o de Sean.

Era un gran tonto.

Todo lo que había frente a mí se veía oscuro. No podía ver más allá de mis dedos.

No podía concentrarme.

Me sentía perdido y confundido.

Sentía que yo no debía estar en ese lugar, pero tampoco sabía hacia dónde debía ir.

A pesar de que todos mis días eran iguales, comenzaba a tener incertidumbre sobre el día de mañana. ¿Iba a caerme de nuevo? ¿Iba a vomitar la comida? ¿Iba a llorar frente a Sean?

¿Iba a gritar hasta que mis pulmones se secaran?

No.

No iba a caerme si no me levantaba de la cama.

No iba a vomitar la comida si no la comía.

No iba a llorar frente a Sean si no lo veía a los ojos.

No iba a gritar porque no sentía mis pulmones.

No sentía mis manos, ni mi cabeza, ni mis pies. Me encontraba flotando con todas las partes de mi cuerpo volando a mi alrededor sin que yo consiguiera alcanzarlas, pero sabía que en cualquier momento podría caer y darme un golpe muy fuerte, por eso no intentaba tomar las partes de mi cuerpo que, al verme quieto, se burlaban de mí.

¿Qué es lo que me estaba pasando?

“De seguro va a volverse aburrido jugar Monopoly toda la vida”

Toda la vida.

¿Qué era toda la vida?

¿Qué era la vida?

Abrí abruptamente mis ojos al escuchar un fuerte golpe que me hizo sobresaltar

-Perdón Dany, es que no respondías y…-primero vi a Tom que estaba de pie a un lado de la puerta de mi habitación

-¿Por qué pusiste el seguro?-después vi a Sean acercándose a mí. Su tono de voz, la manera en que me habló y su forma de acercarse a mí, me hizo enfurecer en menos de un instante-Respóndeme-Sean me tomó de los antebrazos

-¡Suéltame!-cerré los ojos y empecé a forcejear para intentar liberarme. No quería que me tocara. No quería a Sean cerca de mí-¡Suéltame!-repetí

-Daniel, tranquilízate…-conseguí liberar un brazo y abrí mis ojos

-¡Déjame en paz!-quise empujar a Sean con todas mis fuerzas, pero mi puño libre, que estaba igual de débil que el otro, no consiguió estrellarse contra su pecho y en su lugar, perdí el equilibrio al mismo tiempo en que Sean me soltaba del otro brazo.

Desde mi cama, me fui de bruces contra el piso.

Las muñecas y mis manos me dolieron como nunca antes. Me quejé y quise llorar, pero sentí el roce de Sean en uno de mis antebrazos

-¡No me toques!-mis lágrimas se borraron de inmediato para darle paso a la furia irrazonable que continuaba dentro de mi cuerpo

-Daniel…-de nuevo sentí la mano de Sean tomando mi antebrazo

-¡No me toques!-grité con más fuerza y empecé a llorar-No me toques…-rogué sin dejar de llorar-No me toques-murmuré.

A pesar de que lo pedí, Sean me tomó del antebrazo. Quiso levantarme por completo, pero aunque continuaba llorando, evité que me moviera de más, así que solo consiguió dejarme sentado en el piso.

Todo el tiempo mantuve mi rostro inclinado hacia abajo. No quería que me viera llorar, pero no pude evitar hacerlo con fuerza.

Mi llanto tuvo tal intensidad que terminó doliéndome el pecho y la garganta.

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Narra Johann

-Puedes quitarte los calcetines, el pasto no está húmedo así que no te pasará nada-animé a Daniel en cuanto vi que observaba con detenimiento el pasto que nos rodeaba. Sin decir nada, tomó asiento en una silla de madera que contaba con un cojín mullido y, con esfuerzos sobrehumanos, se desprendió de los calcetines.

Su tobillo vendado quedó a la vista.

Se levantó, dejó los calcetines sobre el asiento y caminó lentamente hacia el pasto del jardín.

Cuando los rayos débiles del sol se encontraron con Daniel, él suspiró profundamente; llenó sus pulmones con aire limpio y fresco. No pude ver bien su expresión porque me encontraba detrás de él, pero noté cuando sus hombros se relajaron.

Esa mañana había llegado con la misma idea de proponerle que desayunáramos en el jardín porque el clima estaba excelente, y me sorprendió cuando su respuesta inmediata fue “sí”

-Johann-giré y me encontré con Sean. Él observó a Daniel, quien continuaba dándonos la espalda, pero su mirada regresó casi de inmediato a mí-Voy a salir-asentí y Sean le dio una última mirada a Daniel antes de alejarse por completo.

Mi atención regresó a Daniel y lo encontré aún de espaldas a mí, pero con los hombros caídos.

No sabía muy bien qué es lo que había pasado entre ambos, pero si antes no me había dado cuenta de lo cercanos que eran, ahora eso me parecía imposible. No se hablaban, no se miraban, ninguno pasaba más de 1 minuto en la misma habitación cuando el otro llegaba.

Incluso estaba seguro de que podía ver la tensión que se generaba a su alrededor.

Lo que sí sabía era que días atrás Daniel había tenido otra caída. Sean no me dio más detalles del porqué Daniel se cayó, pero se encargó de explicarme que llamó a Otis para que revisara a Daniel y aunque la caída fue de más altura que la anterior, no hubo daños que lamentar.

Observé a Daniel en silencio, él no se movió durante algunos minutos hasta que suspiró profundamente y dio media vuelta

-¿Vamos a desayunar?-preguntó mientras continuaba observando con suma atención el pasto que se colaba entre los dedos de sus pies

-Sí, voy por las frutas-le sonreí-Ve sentándote sobre la manta-le indiqué. Esa manta color azul claro la había colocado sobre el pasto instantes después de que Daniel aceptó desayunar en el jardín.

El plan era sentarnos sobre ella para disfrutar del clima mientras desayunábamos.

Vi a Daniel hincarse lentamente sobre la manta y tuve el impulso de ayudarlo, pero preferí no hacerlo por la reacción que había tenido el día de ayer.

Antes, yo lo ayudaba a levantarse de la cama, después, él empezó a dejarme con la mano extendida. Pero ayer le ofrecí mi mano esperando a que la dejara extendida, como de costumbre, pero no me esperé que con su muñeca vendada me diera un golpe para que apartara mi mano.

Y entre dientes dijo “Yo puedo solo”

El golpe no me había dolido porque en realidad, llevaba nada de fuerza, pero su acción consiguió dejarme confundido durante algunos segundos en los que él se levantó de la cama y entró al baño.

Si antes la actitud de Daniel era apática, ahora se le sumaba el mal humor.

Su estado anímico parecía descontrolado, así que decidí mantenerme al margen.

No terminé de ver cómo Daniel se acomodaba sobre la manta e ingresé a la casa rumbo a la cocina. Coloqué en una charola las 4 manzanas hervidas junto a un vaso grande lleno de zumo y regresé al jardín. 

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-¿En qué piensas? ¿Te gusta el clima?-observé a Daniel. Él asintió sin mencionar nada más y continuó bebiendo su zumo. Ya se había terminado 2 manzanas así que no insistí más.

Dejó a un lado el vaso y se recostó por completo sobre la manta. Yo no estaba acostado a su lado porque el uniforme que llevaba ese día era blanco, así que debía cuidarlo aún más de las manchas que el pasto podría crear, pero eso no impidió que colocara la silla de madera acojinada a un lado de la manta.

Daniel suspiró y lo noté realmente cómodo y a gusto recibiendo los rayos del sol

-¿Sabías que los rayos del sol proporcionan vitamina D?-Daniel entreabrió uno de sus ojos y me observó, pero continuó sin mencionar nada, así que fui yo quien continuó-Los rayos de sol, aunque estén débiles como ahora, incrementan la sensación de bienestar-sonreí mientras cerraba mis ojos-Tomar el sol durante 10 o 15 minutos incluso ayuda a fortalecer los huesos-me removí sobre la silla-Es increíble lo que la naturaleza nos regala ¿Verdad?-

-No siento ninguna mejoría-Daniel murmuró después de unos segundos

-Dale tiempo-sonreí

-¿Cuánto?-

-¿He?-mi sonrisa se esfumó, entreabrí mis ojos para ver a Daniel-¿A qué te refieres?-

-¿Cuánto tiempo necesito para tener la sensación de bienestar?-él también entreabrió sus ojos, pero después observó hacia el cielo

-No lo sé…-negué levemente-Pero mientras tanto ¿Por qué no disfrutas de éste momento? El presente es más valioso que el pasado y el futuro-volví a sonreírle, pero Daniel se mostró confundido

-Últimamente…-noté que mordía su labio inferior. Su mirada descendió un poco del cielo para colocarla en las copas de los pinos que había justo frente a nosotros-He pensado que de verdad quiero recuperarme, pero no puedo y…-pasó saliva-Y no lo sé, tal vez no vale la pena recuperarme-sus ojos se cristalizaron en un santiamén-No voy a poder-volteó a verme y en cuanto una lágrima se desbordó, Daniel se enderezó para retirarla por completo con ayuda de una venda que envolvía su muñeca-Perdón, lo siento-sonrió con pena-No quise…-continuó retirando las lágrimas-Desde hace poco no puedo controlarlas-volvió a sonreír con pena y después, aunque tenía sus ojos rojos, inhaló una buena cantidad de aire y empezó a pasar sus dedos sobre el pasto que quedaba a su alcance.

Daniel guardó silencio y tuve la impresión de que ahora estaba distante, de mí y del lugar en donde nos encontrábamos.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! <3


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