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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola! <3

 

 

Narra Emil

-Hola Daniel, buenas tardes-saludé mientras tomaba asiento frente a él

-Hola-también se acomodó sobre su sofá

-¿Cómo estuvieron tus días de descanso?-anoté la fecha en mi libreta y le di toda mi atención.

Llevaba puesto un pijama blanco, un gorro azul y sus pies eran resguardados por calcetines negros. El clima no estaba tan mal como otros días, pero continuaba haciendo frío pese a que el sol brillaba.

Hice una nueva acotación en mi libreta: No más pijamas. Lo había meditado varios días y concluí que Daniel debía empezar a vestirse como si fuera a salir, aunque no lo hiciera. Comenzaríamos a trabajar con algunos aspectos exteriores para mantenerlo más motivado en la nueva etapa de la terapia

-Creo que bien-elevó ambos hombros-He terminado mis comidas y estuve pasando tiempo con Lucy y Tomás-asentí-También dormí bien-

En la última sesión que tuvimos hace una semana, le había pedido que se tomara un tiempo para descansar. Le aconsejé que practicara los ejercicios de respiración e intentara convivir con Lucy y Tomás, con quienes había hablado días atrás para pedirles que lo visitaran más en la medida de lo posible.

Les había pedido que sus visitas fueran más, pero de menos tiempo. Por ejemplo, si visitaban a Daniel dos días seguidos, cada visita tendría una duración de 1 o dos horas, no más.

Les sugería que pasaran el tiempo comiendo juntos porque era una buena estrategia. Además de que se obtenían dos beneficios, comían y convivían al mismo tiempo.

Daniel sí podía aspirar a ser una persona más sociable, pero actualmente se cansaba rápido al tener que convivir con varias personas y tener que platicar debido a que no estaba acostumbrado a ese tipo de “agitación”. Nuestro cerebro recibe mucha información al estar con varias personas a nuestro alrededor y, además de recibir esa información, se encarga de transformarla y procesarla de una manera vertiginosa para, tal vez formular alguna pregunta o, para hacer un comentario. Por supuesto que también debía estar atento de escuchar la plática junto a los diversos puntos de vista que suelen existir en una plática.

Eran muchos los procesos y las personas que no estaban acostumbradas a lidiar con ello o que no lo disfrutaban, les parecía agotador el tener que reunirse con más personas. ¿La mejor forma para solucionarlo? Era ponerlo en práctica y poco a poco el cerebro cumpliría su función de una “esponja”. Se amoldaría a las diversas situaciones y tendría una mejor capacidad de respuesta.

Personalidades existían en abundancia, pero el ser humano, por naturaleza, era un ser sociable y que, además, necesita socializar para mantenerse saludable.

Era bueno pasar el tiempo con más personas, pero siempre existía un límite y era ese límite el que debíamos cuidar en Daniel para que su semana de descanso rindiera frutos.

Y al parecer, había funcionado

-El descanso se te nota en el rostro-mencioné-Te ves más relajado-asintió-Me alegro de que te estés tomando un tiempo para descansar y recobrar energías. Ya te había explicado que a partir de ésta sesión va a ser necesario que descanses apropiadamente-de nuevo asintió-Dime Daniel ¿Has estado haciendo lo que te aconsejé desde un principio?-

-Me dijiste muchas cosas…-dudó. Le sonreí

-Así es-tuve que concretar mis palabras-Sé que has practicado los ejercicios de respiración, pero me interesa saber si has practicado la escritura de tus emociones-

-Ah…-lo pensó durante unos segundos-Sí. Sí lo he hecho-se removió sobre el sofá y, con nerviosismo, mordió su labio inferior

-¿Y te ha servido escribir lo que piensas y lo que sientes?-escuchando mi propia pregunta, sentí un poco forzada nuestra plática.

Daniel estaba nervioso y ya me lo esperaba porque me había asegurado de hacerlo entender que ésta sesión y las siguientes, iban a ser completamente diferentes a las anteriores.

Era un parteaguas muy importante en su terapia

-Creo que sí…-pensó durante unos segundos y esperé a que continuara-Me gusta hacerlo… pero ésta semana no escribí mucho-sus ojos se entrecerraron con preocupación-¿Hice mal?-

-No le veo ningún problema. Era tu semana de descanso-recalqué y sus hombros se relajaron un poco. Aclaré mi garganta-Estoy hablando de éste tema porque desde un principio te aseguré que yo jamás iba a pedirte que me platicaras sobre los que escribieras, pero en ésta única ocasión me gustaría saber lo que escribiste durante la semana-busqué algún signo de desaprobación en sus movimientos, pero no lo hubo. Continué-Me interesa saber lo que escribiste porque te encontrabas descansando y, pese a que tal vez estabas pensando en la nueva sesión…-Daniel asintió varias veces-Sé que intentaste calmarte y no preocuparte-Daniel volvió a asentir

-Cada que ese pensamiento sobre la nueva sesión quería aparecer, me decía a mí mismo “No pienses en eso, no pienses en eso”-repitió con los ojos cerrados y después los abrió-Intentaba pensar en otra cosa para distraerme y no estresarme-

-¡Es un gran avance!-celebré-Hiciste uso de la técnica Mindfulness que te enseñé hace tiempo-Daniel asintió con notable orgullo. Y sí era algo de admirarse, pero… -Cuando recordaste ese momento, tus puños se cerraron-dio un vistazo a sus manos, las cuales, aún continuaban en puño-Aún te estás forzando y la técnica no se trata de forzarte a ti mismo-dije-La técnica debe hacerte sentir relajado antes, durante y después de que la practicas. Relaja la mandíbula, relaja tus hombros y respira a profundidad un par de veces-haciendo uso de mis manos, simulé la respiración que Daniel debía seguir-Inhala por la nariz y exhala por la boca-hicimos varias respiraciones-¿Te sientes mejor?-

-Sí, estoy mejor-

-Bien. Entonces ¿Podrías compartirme algo sobre tus escritos?-regresé al punto de interés

-Sí. Claro…-Daniel se levantó del sofá y caminó, a paso lento, hacia un mueble que había al lado de su cama. Me aseguré de no perder detalle de sus movimientos.

Lo vi sacar dos libretas en las que, a simple vista, se notaban las hojas maltratadas. Se percibía el uso continuo que se le daba a esas libretas…

¿Por qué tenía dos libretas?

Las dudas no tardaron en llegar a mi cabeza.

Daniel retornó al sofá. Se sentó en posición de flor de loto con ambas libretas sobre sus piernas

-¿Leo lo que escribí ésta semana?-

-Por favor-pedí.

Daniel revisó las portadas de las dos libretas, una era de color azul y otra era verde. Abrió la que se veía menos descuidada. Se aclaró la garganta y empezó a leer

-Hoy, Sean me regaló chocolates-me observó de reojo y asentí para incitarlo a continuar leyendo. De nuevo se aclaró la garganta-Ambos los comimos y me gustaron mucho. No me lo esperaba porque Lucy y Tom son los que me regalan de vez en cuando algunos chocolates. A veces, lo hacen cada semana y solo en algunas ocasiones Lucy me regaló unos y al día siguiente Tom me regaló otros. La mayoría son chocolates en barra-su mirada regresó a mí-Hice un dibujo-dijo mientras daba vuelta a su libreta y con su dedo índice me señaló hacia una esquina de la hoja en donde se apreciaba el dibujo de una barra de chocolate.

El dibujo estaba hecho a lápiz y era sencillo, pero tenía algunos detalles como las típicas divisiones que existen en las barras de chocolate

-¿Fue tu idea la de agregar un dibujo?-pregunté con mucho interés porque no me lo esperaba

-Si…-volvió a dar vuelta a su libreta y apreció su propio dibujo-Estaba comiendo un chocolate mientras escribía y se me ocurrió-relamió sus labios-Y también guardo algunas envolturas por sus colores o porque el chocolate me gustó mucho-dio vuelta a la hoja-Las hojas huelen a chocolate -

Sonreí.

Al parecer, Daniel tenía algunos trucos bajo la manga y, sin que él se diera cuenta, su lado creativo empezaba a surgir.

Esos eran los frutos de la terapia

-¿Puedo ver las envolturas?-

-No son muchas las que tengo…-murmuró mientras empezaba a pasar varias hojas entre su libreta hasta dar con una en la que resaltaron los colores de las envolturas.

Daniel empezó a mostrármelas mientras me enseñaba sus favoritas, las cuales, eran los chocolates que más le habían gustado.

Lo observé con detenimiento.

Tiempo atrás, el perfil de un coleccionista era de personas maníacas, obsesivas o narcisistas, pero mientras Daniel me mostraba su colección, no percibí ninguna reacción negativa como exaltación o un estado eufórico preocupante. Él estaba tranquilo y orgulloso de su silencioso pasatiempo.

El coleccionismo, después de muchos estudios, ya era considerado como una actividad beneficiosa. Por ejemplo, ofrece relajación y satisfacción. Además de que otorga un orden mental e incentiva la curiosidad.

Tal vez pondría en duda la manera un poco “descuidada” en que las tenía guardadas, pero sabiendo que Daniel no contaba con dinero propio para, tal vez, conseguir paquetes plásticos o un marco para cada envoltura, era un rasgo que podía dejarse de lado. Otro aspecto que apaciguaba mi duda era la forma en que Daniel tomaba cada envoltura, lo hacía como algo preciado. Algo valioso para él.

Y ese esmero no podía catalogarse como descuido

-¿Sean sabe que guardas las envolturas?-pregunté justo después de que Daniel regresara a su lugar la última envoltura

-¿Eh?-volteó a verme-Oh, no-negó levemente

-¿Por qué? ¿No quieres mostrarle la colección?-

-Humm-se removió sobre el sofá-No lo sé-elevó ambos hombros-No había pensado en mostrársela-

Asentí. Lo comprendía.

Me la había mostrado a mí porque yo se lo había preguntado.

Esa acción me reafirmaba que Daniel era alguien reservado. Él no hablaría sobre sus gustos o pasatiempos si nadie se lo preguntaba. Él no era de los que daban el primer paso.

Si alguien quería conocerlo, debía aproximarse y tomar la iniciativa

-¿Y por qué tienes dos libretas?-pregunté-¿Qué guardas en la otra?-

-Son más notas y otros dibujos-saqué una conclusión a gran velocidad

-Quieres decir que… ¿Empezaste otra libreta porque se te habían terminado las hojas de la otra?-interrogué sin ocultar mi asombro

-Sí. Le pedí otra a Sean cuando se me acabó la primera-

-Desde el primer día que te aconsejé que escribieras sobre lo que sentías ¿Lo has estado haciendo continuamente?-Daniel asintió

-Los primeros días no sabía qué escribir, pero después empecé a escribir lo que se me venía a la mente-no cabía en mi asombro-A veces dejo de escribir porque la muñeca me duele o porque la hoja se termina-me asombré aún más.

Al parecer, cuando Daniel se dedicaba a escribir, entraba en un estado conocido como Flow. Él deja fluir sus pensamientos mientras su mano va plasmando cada palabra.

¿Qué tendría escrito en su libreta?

Sería excelente el que yo leyera cada uno de sus pensamientos, pero no podía abusar de su confianza. Además de que Daniel también tenía derecho a mantener su privacidad

-Has estado haciendo muchas cosas, Daniel-sonreí-Veo que sigues mis consejos y que también has trabajado por tu cuenta-

-Me he sentido mejor gracias a la terapia-nuestras miradas se encontraron-Aún… hay cosas que pasan por mi mente y que no entiendo, pero si me preocupan y las escribo, me relajo y me siento mejor-

-Esa es una acción de autocuidado-recalqué-Ya eres consciente de tus pensamientos y eso es un gran avance-sonrió levemente-¿Has leído tus primeros apuntes?-

Daniel dudó durante algunos segundos

-No-respondió-Nunca lo había pensado-al parecer, mis palabras fueron reveladoras para él-¿Debería hacerlo?-

-Sería como una retroalimentación-dije-Si lees tus primeros apuntes, vas a recordar cómo te sentías antes y empezarás a comparar la manera en que ahora te sientes ¿No crees que sería interesante?-asintió varias veces-Si lo haces, podrás ver tu propio avance al paso de los días-su boca se entreabrió y sus manos tomaron la libreta que se encontraba totalmente llena

-Sí… es buena idea-murmuró

-¿Por qué no lees algo ahora?-incentivé porque en verdad me daba curiosidad saber más sobre sus escritos. La mente de Daniel era un gran enigma-Intenta hacerlo al azar-sugerí

-Bien…-abrió la libreta en las primeras hojas y empezó a leer-Emil es mi psicoterapeuta. No lo conocía y por varios días creí que no servía de nada hablar con él, pero desde hace 5 minutos que terminó la sesión, he pensado que en verdad me entiende. Me escucha. Creo que sí le importo. Sí le importa que yo esté bien. Yo no estoy seguro de lo que debo hacer, pero hablar con Emil y escucharlo, aunque a veces no lo entienda ni un poco, me hace sentir mejor-relamió sus labios y su mirada se elevó, insegura

-¿Continúas pensando así de mí?-con mucha timidez, asintió. Le sonreí-Tienes razón. No nos conocíamos, pero poco a poco hemos conseguido volvernos cercanos ¿No es así?-de nuevo asintió-Y el objetivo de ésta terapia es que tengas una vida de calidad-puntualicé-He sido parte de tu progreso y además de la satisfacción que encuentro como tu terapeuta, te considero una persona cercana a mí. Si tú estás bien, yo también lo estaré. Y si tú dudas, buscaré la manera de apoyarte-su timidez incrementó-Tal vez… conforme avancemos en éstas nuevas sesiones puede que llegues a pensar que no quiero tu bienestar, pero, Daniel-llamé aún más su atención-Créeme. Quiero que te recuperes y que estés sano mentalmente. No lo pongas en duda-asintió y procedí a reacomodarme sobre mi silla. Aclaré mi garganta-¿Estás listo para continuar con la terapia? Haremos esto juntos-sus cejas denotaron preocupación. Mordió su labio inferior y su mirada dudó, pero al final, asintió-Relájate, primero haremos algunas respiraciones y después empezaré a realizarte un par de preguntas-dije.

Pasamos varios minutos haciendo respiraciones profundas y la nueva fase dio inicio

-Sesiones atrás ya te había comentado tu diagnóstico-dije y Daniel asintió-¿Recuerdas cuál es?-relamió sus labios; signo indiscutible de sus nervios

-Trastorno por estrés postraumático-asentí

-Después de un evento traumático, el cuerpo produce hormonas y químicos que desequilibran el estado mental-expliqué-Y lo habitual es que el cuerpo se recupere y regrese a niveles normales, pero en tu caso, tu cuerpo sigue creando éstas hormonas de estrés y por ello se derivó el trastorno-asintió-Los métodos que existen para tratar éste trastorno son las técnicas de relajación que ya hemos practicado y que tú has aprendido. También, ya eres parte activa de tu terapia y has platicado conmigo sobre tus preocupaciones ya sea en pensamientos o en tu forma de comportarte-de nuevo asintió-En la última sesión te platiqué sobre la evitación que estás teniendo respecto al problema que te aqueja desde hace varios meses-pasó saliva-Es necesario que hagamos un recuento sobre lo que hemos platicado a lo largo de toda la terapia-sus cejas mostraron confusión

-Ya lo hemos hecho ¿No?-murmuró

-Me refiero al recuento de tus memorias-se removió sobre el sofá y me aclaré la garganta-Me queda claro que primero viviste en un laboratorio junto a Sean hasta que ambos escaparon y llegaron a la fábrica-Daniel asintió-Después, por el peligro de ser encontrados se movieron a otro lugar-de nuevo, asintió-¿Qué sucedió después?-

De nuevo, se removió sobre el sofá.

Me pareció muy rápido, pero su cambio fue notable.

Lo noté incómodo en su burbuja.

Incómodo en su lugar seguro.

Su subconsciente presentía peligro

-¿Daniel?-interrumpí sus pensamientos. Su atención regresó a mí-Contesta, por favor-dudó durante algunos segundos. Su mirada se movió de un lado a otro con notable nerviosismo y preocupación.

Se sentía asechado y expuesto, pero él no comprendía el porqué. Se notaba

-Eh…-titubeó-Me atraparon-murmuró

-Correcto-asentí-¿Qué sucedió después?-casi inconscientemente, una de sus manos fue hacia su cabeza

-Me golpearon en la cabeza y… sentí mucho dolor en todo mi cuerpo-para ese momento, Daniel ya no me estaba viendo. Su mirada se mantenía fija en un punto del piso de su habitación.

Ni siquiera parpadeaba

-¿Después?-pregunté y de nuevo pasó saliva

-Después…-sus ojos se entrecerraron-Desperté y vi a Iván-asentí.

Lo confirmaba.

Daniel no recordaba el tiempo que vivió en el otro laboratorio, en donde lo estudiaron y en el laboratorio de la zona cero, en donde lo torturaron.

No recordaba el tiempo en donde sufrió el trauma

-Después de que despertarte y viste a Iván ¿Qué pasó?-

-Empecé a vivir aquí, con Sean-asentí

-Respira profundamente-le recordé y él exhaló abruptamente-Recuerda siempre respirar, Daniel-puntualicé.

Asintió y empezó a realizar ejercicios de respiración.

Recargué mi espalda en el respaldo de la silla y lo observé a detalle. Aún no se veía alterado, pero eso estaba a punto de cambiar con la primera pregunta de todas las que le aguardaban.

La primera pregunta iba a generarle un gran cambio; en lo físico y en lo mental.

Daniel continuó haciendo el trabajo de respiraciones y su mirada se encontró con la mía

-¿Mejor?-elevé ambas cejas

-Si… no sé por qué se me olvidó controlar mi respiración-asentí

-Daniel-obtuve su atención-Las heridas que tienes en tu cabeza ¿Las obtuviste por el golpe que recibiste?-lo pensó durante algunos segundos

-Si…-murmuró-¿Si?-dudó y sus dedos volvieron a buscar las cicatrices.

Era momento de sacar a relucir esas memorias que continuaban perjudicándolo.

Era tiempo de exponerlas

-Te pido que te sientes correctamente-indiqué.

Sin mencionar nada, Daniel descruzó sus piernas, dejó a un lado las libretas y recargó su espalda en el respaldo del sofá

-Coloca tus manos sobre el reposabrazos-lo hizo-Ahora, cierra los ojos-con lentitud, obedeció-Realiza varias respiraciones profundas-lo observé en silencio-Ahora, sé consciente de cada parte de tu cuerpo. Comienza por los dedos de tus pies…-continué dándole más indicaciones hasta que su rostro se encontró totalmente relajado.

Sus hombros también se relajaron al igual que su cuello y espalda.

Lo había analizado durante mucho tiempo y me había decidido en intentar el método de la hipnosis. Lo había examinado a detalle. Daniel siempre se encontraba en estado de alerta, pero como había aprendido muy rápido los procesos de relajación, la sugestión podría estar de mi lado

-De ahora en adelante, solo enfócate en lo que mi voz te dice y en mi mano sosteniendo la tuya-procedí a tomarlo de la mano. Le di un leve apretón para establecer que yo estaba ahí, junto a él. Con ese pequeño contacto, entre la realidad y sus recuerdos, mantendría a Daniel bajo control y él se sentiría seguro-Ahora, recuerda el momento en que te capturaron ¿Quién más está con nosotros?-

Utilicé el “nosotros” porque quería hacerle creer a la mente de Daniel que yo había estado junto a él y junto a Lucy, quien había sido la última persona que estuvo con Daniel antes de que lo capturaran, por lo tanto, ella era nuestra única conexión con él antes de que bloqueara sus recuerdos.

Pero una vez que Lucy saliera de “escena” yo continuaría junto a Daniel, tomándolo de la mano.

Iba a acompañarlo en ese importante viaje a su subconsciente

-Con Lucy-murmuró y asentí.

La mente de Daniel ya estaba ubicada en el lugar donde empezaba todo

-¿Qué estamos haciendo?-su ceja se frunció y su boca se entreabrió.

La sugestión estaba funcionando

-Intentamos escapar…-susurró y esperé unos cuantos segundos para continuar

-¿Y ahora? ¿Qué sucede?-

-Golpearon a Lucy-sujeté con un poco más de fuerza su mano. Ese era el último recuerdo que Lucy me había platicado y ahora yo debía continuar junto a Daniel

-Yo no veo nada, pero continúo junto a ti-le aseguré-¿Qué está pasando?-repetí. Necesitaba que Daniel me narrara desde su perspectiva

-Nos atraparon-respondió con hilo de voz

-No te preocupes, estoy a tu lado-le aseguré y Daniel, en medio de la hipnosis, asintió-Dime ¿Qué ves?-

-Estamos en un automóvil junto a otros-susurró e hizo varias expresiones que me resultaron difíciles de evaluar-Alguien está gritando…-continuó-No veo nada-su cabeza, con movimientos lentos, se meció ligeramente-No veo nada…-repitió

-Inténtalo-incentivé y Daniel negó por un instante

-Escucho unas hélices-dijo, repentinamente

-¿Puedes ver algo?-interrogué y él negó

-No… pero escucho personas a nuestro alrededor-su entrecejo se frunció-Ya puedo ver… todavía hay personas a nuestro alrededor…-narró-Estamos caminado y alguien habla, pero no entiendo lo que dice-esperé con paciencia. Daniel continuó haciendo muecas

-Dime Daniel ¿Qué ves?-

-Nuestra ropa se está quemando…-susurró y sus ojos se entreabrieron para, finalmente, dejar salir unas cuantas lágrimas que, silenciosamente, se deslizaron por sus mejillas-Está ardiendo frente a nosotros mientras tenemos frío-

-¿Por qué estás llorando, Daniel?-

-Estamos tristes-asentí.

Con eso era más que suficiente para la sesión

-Daniel, estoy a tu lado-le recordé-Abre los ojos y voltea a veme-

Era momento de que regresara al presente.

Con lentitud, Daniel abrió sus ojos y volteó a verme. Sus pestañas estaban llenas de lágrimas y su esclerótica estaba roja.

Se veía agotado

-Emil…-murmuró mientras me observaba-Me siento triste-las lágrimas reanudaron su escape y Daniel empezó a llorar en silencio

-Aquí estoy-me levanté de la silla y lo abracé.

Él también me abrazó a mí.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!

Ya nos encontramos en la recta final de la temporada <3

Nos leemos.


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