Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No debo decir mentiras por Whitekaat

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Para más historias visiten mi perfil en wattpad: https://www.wattpad.com/user/JEllioot

 

CAPÍTULO XII

 

— Tú celular lleva toda la mañana vibrando. Podrías dignarte a contestar al menos — Su cabello revuelto, y sus ojos cansados lo hacían lucir más molesto que de costumbre, Jioh quiso reírse pero no era buena idea en esa situación.

— Es Fá, no quiero hablarle — 

El dios del vino griego quizás lo bendijo esa mañana sin sentir esa sensación de embriaguez, sin dolor de cabeza, sin sueño y hasta se sentía más descansado que nunca cómo sí un peso de encima se hubiese ido la noche anterior.

— Phrae está desde ayer en la noche preguntando por ti —

— ¿Qué quiere saber? —

— ¿Por qué no le preguntas tú mismo? No soy el mediador jurídico de ustedes dos —

— Tim...— intentó su voz de ruego sin obtener afecto alguno.

— Tim, nada. Toma ese celular y responde —

— Si mamá— terminó respondiendo rodando los ojos viendo como su amigo se acurrucaba una vez más para volver a dormir.

Vio en su pantalla cuatro llamadas perdidas y un total de diez notificaciones en el chat que compartían, Jioh no tenía que adivinar mucho sobre que se trataba, estaba seguro que trataban sobre por qué no respondía sus mensajes, sobre que lo esperó en casa para hablar pero que no apareció y sobre porque no le contaba que había ocurrido con él en la tarde.

Jioh se sentía acorralado y una de las razones por la que estaba ahí en la casa de Tim era esa misma, para escapar de su mejor amigo. No quería hablar sobre lo que le ocurrió en la tarde, no sabía cómo explicar que se había marchado enojado con él y vuelto un par de minutos después buscando consuelo y protección, no tenía una mentira convincente que no lo hiciera quedar como un loco, además a ello se le sumaba que tampoco quería involucrar a Fá en el episodio que tuvo con Krist, Jioh prefería mantener a sus amigos al margen de esa situación, sentía que él tenía que ser capaz de arreglar sólo ese problema en particular o se transformaría en algo mayor cada vez que viera al imbécil de cabello desteñido.

Y tal como lo presagió los mensajes fueron descritos tal como lo pensó, agregando además emojis de rostros enojados entre cada frase, y antes de que tratara de llamarlo una vez y trajera con eso la furia de Tim escribió un escueto "no quiero hablar ahora" y terminó apretando el icono de modo avión para evitar cualquier réplica o molestia.

— Me preguntó a mi si habías dicho algo... — la voz de Tim resonó en la habitación.

— ¿Que le dijiste? — preguntó temeroso.

— Que sí, pero que sólo tú sabes si hablaras de eso con él o no ¿Le dirás? —

— No quiero hacerlo, y no encuentro ninguna mentira válida —

— No hay mentira válida para eso, Jioh. Sabes que no te obligaré a tomar ninguna decisión, pero necesito que no tomes a la ligera lo que te pasó. — Un escalofrío recorrió su piel cuando esa charla trajo consigo las imágenes del día anterior, eso y una repentinas nauseas que no podías ser adjudicadas a la cerveza.

— Lo sé, y gracias por no decir nada aún, Tim —

— ¿Le dirás lo otro también? —

— ¿Que otro? — preguntó confundido, tratando de adivinar que era eso otro a lo que el pelinegro se refería.

— Lo que pasó con el "desconocido." — Un mareo volvió con mayor intensidad y un temblor intensificado en todo su cuerpo seguido de la frase mental "mierda, no" repetido en un bucle infinito en su cabeza.

— Tim, olvida lo que sea que te haya comentado. Eso ni siquiera debí haberlo dicho, fue algo que pasó y ya. Una simple tontería —

— Anoche me dijiste que fue diferente a lo que te pasó ayer en la tarde, pero nunca me respondiste si fue mejor o peor...— El castaño rojizo sentía su corazón palpitar en nerviosismo sus manos estaban frías pero a la vez húmedas su personalidad nerviosa se hacía relucir en todo su esplendor sobre todo ahora viéndose descubierto por su incapacidad de guardar un secreto.

— Por favor Tim, no...—suplicó.

— Jioh... — el silencio estaba instalado dentro de la habitación hasta se habían dejado de escuchar los autos que pasaban por fuera para unirse al incómodo momento.

— Tim, no quiero hablar de eso porque no quiero creer que sea un tema relevante, es algo que ya pasó, que Fá no sabe y en eso se quedará, en una anécdota que quizás contaré en el brindis de su boda — esas eran sus últimas palabras que buscaban dar por zanjado el tema.

— Está bien — rezongó el pelinegro antes de volver a girarse para intentar dormir una vez más.

La mañana continuó con Tim retomando su sueño, y Jioh ordenando el lugar donde durmió, una nota de despedida en la mesa de noche y la caminata bajo el abrazante sol de mediodía que amenaza con terminar la deshidratación que había comenzado la noche anterior de bebidas, excesos y secretos revelados. Jioh debía tener muy en mente que la próxima vez que saliera con Tim no podría bajar la guardia, en el fondo agradecía no haber hablado nada sobre la relación o no relación que compartía su mejor amigo y Alice, porque ese era otro problema que lo rodeaba que en cualquier momento saldría a la luz y esperaba que no fuese desde su boca.

Tomar un taxi hasta su casa no fue difícil, encontrar a un taxista que no tuviese un cara de pocos amigos era una tarea casi imposible en la ciudad, el automóvil olía a cigarrillo, a perfume masculino demasiado fuerte para su gusto, la alfombra del piso estaba algo pegajosa y para aumentar la mala suerte de ese día, el calor se sentía peor dentro del vehículo y la manilla para bajar la ventana no servía.

Jioh rezó a cada dios que conocía para no toparse con ninguna congestión vehicular en su camino.

Gran parte de su viaje se basó en intentar no caer dormido, una batalla ardua que perdía cada ciertos minutos despertando de golpe para ver si es que se había pasado o no de su destino. Su estómago comenzó a gruñir de hambre mientras más avanzaba recordando que no había tomado desayuno y esperaba desde el fondo de su alma que Nick se hubiese apiadado de al menos dejarle algo de pan para comer al llegar.

Su largo viaje de cuarenta minutos terminó con el chofer ignorándolo al despedirse, con el sol quemando sus cabellos y una sensación de desfallecimiento por el hambre y por la necesidad de beber algún líquido lo más pronto posible, sólo la poca dignidad que le quedaba lo obligaba seguir caminando sin arrastrar lo pies y apoyarse de las paredes; los diez minutos de caminata desde el paradero hasta su casa se les hicieron horas en que no avanzaba y la frustración por no poder resolver sus problemas sin la necesidad de salir una noche para embriagarse le estaba pasando la cuenta.

"No beberé más" se prometió a si mismo sabiendo que era un promesa muy difícil de cumplir.

La seguidilla de acciones que tomó al llegar a su casa fue la misma la que planeó desde el momento que se bajó del taxi, quitarse sus zapatos, tirar su mochila en el sofá, beber un vaso de agua hasta hartarse y beber un segundo por si acaso. Su siguiente paso era darse una merecida ducha y permitiéndose en ese momento arrastrar sus pies por el pasillo y por las escaleras fue quitándose la parte superior de su vestimenta para que cuando llegara a su habitación abriera su armario, tomara su toalla, un cambio de ropa y se diera aquel anhelado baño.

Lo que le siguió no lo esperó, no estaba para nada en su plan, nadie podría esperar que al abrir tu closet salieran un par de brazos y te arrastrarán hasta dejarte adentro y cuando quisieras gritar preso del miedo y la sorpresa una mano tapara tu boca imposibilitando que de tu garganta salieran sonidos. Jioh en medio de su casi infarto pensó que quizás el monstruo que vivía dentro del closet que veía cuando era niño quizás siempre fue real y esperó años para finalmente atacarlo como ahora, eso o que ladrones habían ingresado a su casa.

— Ji, soy yo no grites — Esa voz la tenía pegada a su oídio susurrándole con burla, su corazón amenazaba con salirse de su pecho rompiendo un par de costillas en el camino.

Lo odiaba, Phrae no sabía lo mucho que su mejor amigo lo odiaba en ese momento.

— Eres un imbécil — pronunció cuando la mano abandonó el contacto con sus labios tratando de controlar su respiración y el temblor de su voz. No tenía fuerzas para golpearlo, al sentir que su vida no corría peligro su cuerpo volvió a tener esa misma sensación de desvanecimiento que sintió al caminar a casa y si el más alto no lo tuviese agarrado probablemente sus rodillas ya estarían en el suelo.

— Phrae, de verdad no sé si siempre has sido así de idiota o con la edad tu nivel ha ido aumentando — suspiró resignado ya sin ganas de ni siquiera debatir o pelear.

— Lo siento, no se suponía que te recibiría así, pero escuché la puerta, entré en pánico, pensé que arrastrarte hasta acá para que no pudieras huir era buena idea y me escondí —

— Definitivamente tu nivel está aumentando. — sus cabellos castaños cobrizos terminó apoyada en el pecho del otro sintiendo su calor.

— Ji, perdón —

— Está bien pero si haces esto una vez más, la próxima podría morir —

— No por esto, fue muy divertido. Por todo lo que ha estado pasando, por ser egoísta, por no pensar en los demás, por imponerte cosas, por ser demasiado sobreprotector cuando sé que no lo necesitas, por ser un pésimo amigo y ni siquiera preguntarte que sientes por ese amigo nuevo tuyo. — Jioh no habló, sólo permitió que el más alto siguiera hablando.

— Ayer cuando llegaste temblando y llorando después de que te fuiste molesto, no sabía que hacer más que abrazarte, no sabía que podría haberte pasado y es porque siento que ya no sé nada y no sólo de ti, también de Tim y Lisa. También me disculparé con ellos pero quería empezar contigo porque eres con quien me he portado peor — Jioh no pudo evitar esbozar esa sonrisa, tampoco hundirse lo más que podía en los brazos de Phrae dejándose envolver por esa sensación de calma que el otro le transmitía.

— No te recomiendo que uses la misma técnica de esconderte en el closet con ellos — pronunció el más bajo logrando una risa del otro.

— Es como cuando éramos pequeños y nos escondíamos aquí de Nick. Antes se sentía menos estrecho eso si. —

— Claro mediamos apenas un metro —

— No has cambiado mucho que digamos, Ji —

— No arruines el momento, estaba a punto de aceptar tus disculpas —

— Lo siento, duende...— sus fuerzas se sentía renovadas por lo tuvo la fuerza necesaria de dirigir un pequeño golpe al estómago de quien lo estaba ofendiendo.

— ¡Oye, eso duele! —

— Esa era la idea, bien... ¿Vas a salir del closet conmigo o prefieres seguir aquí? — pronunció con un tono de burla.

— Ambas opciones suenan a una proposición—

Entre la oscuridad del pequeño espacio, entre sus chaquetas y camisas podía notar la mirada oscura de Phrae, sonriéndole con burla y picardía asegurándole que probablemente se venía alguna otra de sus estupideces.

Jioh sintió el aliento tibio cerca de su cara por la proximidad en la que habían estado durante todo ese tiempo pero que ahora se hacía más consciente; más consciente del poco espacio entre ellos, de la desnudez de su torso que mantenía contacto con piel y ropa ajena. Una de las manos fue a parar a un costado de su cadera apretando la piel de aquella zona pellizcando suavemente.

— Está algo más gordito ¿No? — Phrae y sus pésimas ideas volvían a relucir ganándose el profundo odio del más bajo.

— Cállate — Sabía que sus labios habían formado un puchero por la cara de diversión que el otro le estaba dando.

— Pero... creo que es tu trasero el que creció —

Un escalofrío recorrió toda la espina dorsal de Jioh provocando que diera un salto frente al repentino contacto, aquella mano ya no pellizcaba la misma zona, no, ahora el idiota de su mejor amigo creía que era buena idea estar encerrados en un armario, con poca luz y más aún ahora tocando con su mano libremente su trasero.

— ¡Fá! — reclamó buscando apartar su mano mientras el otro mantenía su fuerza mientras comenzaba reírse.

Jioh comenzó a forcejear, la sensación de su piel rozándose con el otro, de su pecho frotando la tela estimulaba aquella porción circular de color rosa que rebosaba en terminaciones nerviosas, y por sobre todo el calor que sentía en su cuerpo estaba aumentando.

Jioh lo empujó el pecho del contrario con sus manos, logrando zafarse del firme agarre en el que estaba sometido, uno que buscó volver a su posición pero que el chico más bajo repelió con otro empujón, el armario era demasiado pequeño para llevar a cabo una pelea de empujones con libertad, demasiado pequeño para mantener una distancia prudente y cuando esta aumentó el cuerpo de Jioh empujó las puertas abriéndolas de golpe provocando la pérdida del equilibrio y como única fuente de salvación que encontró en ese instante eligió tomar el brazo del otro castaño y se ancló a él.

Pero esa era una caída que no podía ser evitada y en esos pequeños segundo en que perdía el equilibrio y con su agarre al brazo de su mejor amigo Jioh pensó "esto no me lo llevaré solo".

Su espalda dio con el piso en un ruido sordo que expulsó parte del oxígeno que sus pulmones guardaba, su trasero dolía, el muslo donde había golpeado la rodilla de Phrae dolía, sus labios dolía al impactarse contra sus propios dientes y la boca de su amigo y por sobre todo su cabeza por el impacto contra el frío suelo.

Sintió un sabor metálico adentrarse a su boca, pero el dolor de su nuca evitaba que se preocupara de cualquier malestar que sintiera o cualquier cosa que estuviese alrededor, se quejó, e incluso sus ojos se humedecieron hasta el punto de soltar un lágrima involuntaria que cayó por la comisura de sus ojos, de su boca salió un quejido de dolor al momento que tocó el suelo y continuó hasta segundos después de la fuerte sacudida.

Jioh sintió al instante la respiración de Phrae sobre su rostro y su mano que viajaba hasta detrás de su nuca usándola como un cojín dando un suave masaje circular que trataba de aplacar su dolor.

— ¡Que mierda...! — La voz alta retumbó en la habitación. Su hermano había llegado en un pésimo momento.

El menor podía imaginarse lo que su hermano mayor podía estar imaginándose, él sin una camiseta, con sus ojos llorosos, con sus manos sobre el pecho de Phrae, quejándose y además con el labio roto, era una escena demasiado sacada de contexto que de seguro Nick no pensaría en analizarlo detenidamente.

Jioh sintió el peso y la cercanía de Phrae alejarse de él y sabía de sobra que eso era una muy buena señal y dejando de lado todo lo adolorido que se sentía por su cuerpo por el golpe sostuvo con sus manos uno de los brazos de Nick antes que se lanzara contra su mejor amigo a golpearlo.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).