Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Agosto por BocaDeSerpiente

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sábado.

Harry se despierta por un almohadazo en la cabeza, de un atacante que decide no darse a conocer. Ahoga un grito, se sienta de un salto y recibe otro golpe directo en la frente, contra la parte de abajo de la litera superior.

Se deja caer hacia atrás, de nuevo sobre el colchón, con un lloriqueo.

—…si queremos llegar esta noche —Decía la voz de Draco, más alerta que cualquiera de los dos chicos que respondían con débiles quejidos y balbuceos somnolientos. ¿Qué hora sería?—, tenemos que salir ahora. Ya. De inmediato. Muévanse.

Alcanza a distinguir a Ron, mascullando improperios hacia Malfoy de camino al baño, donde cierra con un portazo que le gana varios quejidos del otro chico, pero él supuso que no era tan intencional como pareció, porque cuando su amigo andaba en ese estado, tenía menos cuidado de lo normal al moverse. No le habría sorprendido descubrir más tarde que se golpeó con el lavabo o se resbaló en la ducha.

—Tú no vas a conducir a mi bebé —Aclara Blaise, desde algún punto en el cuarto que no alcanza a ver en ese ángulo. Sonaba tan amenazador como podía alguien que era interrumpido al final de su oración por un bostezo.

—¿Y quién lo hará, sino? —Le espeta Draco, a cambio. Por el ruido del desliz de la ropa y el sonido sordo de una maleta contra el piso, da por hecho que se está cambiando, y por su salud mental, opta por mantener los ojos puestos en el techo. Algunas imágenes, por mucho que quisiera verlas, es mejor no tenerlas grabadas en la mente. No si prefería ser capaz de seguir viéndolo a los ojos por el resto de sus días—. Estás medio dormido y yo tengo toda una vida por delante, que no quiero arriesgar porque el conductor no puede mantener los ojos abiertos.

—¡Tu último auto terminó en un jodido lago!

—¡Yo no lo conducía cuando pasó!

Los dos continúan su discusión hasta que Ron está de vuelta, preguntando por el desayuno, y Blaise toma el turno del baño. Estaba seguro de que Draco le había lanzado otro paquete de galletas al chico, porque el pelirrojo guardó silencio a partir de ese momento.

—Hey, tú —Harry se retuerce en el colchón, quitándose las mantas de encima, y parpadea, luchando por enfocarlo sin los lentes. Él se los ofrecía y tuvo que sentarse para recibirlos—, límpiate la saliva y prepárate para salir. Aquí —Señala su cara, con la nariz arrugada en señal de asco, y se aleja antes de que pueda dedicarle una mirada desagradable. Sólo reacciona para lanzarle una almohada, que Draco esquiva echándose hacia un lado, y por la que le muestra el dedo del medio.

Sólo por si acaso, Harry se toca las comisuras de la boca después. Oh, no,  tenía que pasar por el baño también antes de partir.

Siente que las mejillas le arden cuando se apresura a levantarse y empuja a Blaise, que recién salía del cuarto contiguo, para entrar. Lo último que escucha, al cerrar la puerta tras él, es la risa mal disimulada de Draco.

Si ese idiota no le gustase tanto-

No, no iba a pensar en ello. El día anterior al viaje, mientras empacaba y se preguntaba cómo soportaría otro par de días tan cerca de él, debió ser la cuarta o quinta vez que se prometió no tratar ese asunto, no resolverlo, no darle vueltas. Aquello no le traería más que problemas.

Le lleva varios minutos considerar que está presentable, a su manera. A pesar de que probó con el peine, y luego con los dedos, no consiguió desenredarse el cabello, y terminó por arrastrar los pies de vuelta a la habitación, cabizbajo, para ayudar a Ron a recoger lo que todavía estaba regado por el lugar.

Cuando le pregunta por los otros dos, él le suelta un:

—Malfoy está pagando la segunda parte del precio total del cuarto con la tarjeta de papi, Blas le monta guardia a su bebé para que ninguno de nosotros lo conduzca —Y al alzar una ceja por las últimas palabras, su mejor amigo no hace más que encogerse de hombros—. A mí no me preguntes. Muchas veces no sé qué tienen esos dos en la cabeza.

Bueno, Blaise te tiene a ti rondando su cabeza todo el día, pensó. Draco era el verdadero misterio entre ellos, si alguien se lo preguntaba.

Juntos, cargaron lo poco que sacaron del auto la noche anterior con su llegada, y se dirigieron por los angostos pasillos hacia la recepción, donde no encontraron a nadie más que la dueña, quien los despidió con entusiasmo. Ron se ganó otro par de galletas caseras de cortesía, por los halagos a la receta, y parecía más que satisfecho con el intercambio cuando alcanzaron el vehículo.

—Haz lo que te dé la gana —Draco tenía el entrecejo fruncido, de ese modo que advertía de un posible estallido de mal humor que estaba próximo a desatarse, cuando realizó un gesto vago con su mano y pasó desde el asiento delantero a los de atrás. Estaba seguro de que era la única persona del mundo que llevaba a cabo ese cambio con tanto cuidado y gracilidad—, pero no me vengas con tus quejas si chocas después.

—Maldición, no voy a chocar con nada, estoy despierto. Despierto, ¿ves? —Insistía Blaise, palmeándose las mejillas.

Harry no podía decir que estuviese convencido de lo que decía, pero optó por no meterse en medio. Si esos dos discutían, ni siquiera los padres de los cuatro habrían sido capaces de frenarlos.

Mira a Ron, con una cuestión silenciosa, que él le responde al abrir la puerta del copiloto y sentarse junto a Blaise, con una sonrisa distraída. Le toca pasar hacia la parte de atrás y empujar a Draco hacia un lado, para hacerse un espacio. El chico, malcriado como nadie más puede serlo, se recarga en el extremo opuesto de la cabina y extiende las piernas sobre las suyas, ocupando de un costado al otro.

—¿Y esto qué? —Señala sus piernas. El vehículo se había puesto en marcha, Ron hablaba sin cesar y a Blaise se le mejoraba el humor considerablemente de repente, sólo por oírlo. Era tan obvio.

Draco no hace más que encogerse de hombros. Se pone los audífonos y los lentes, y no se molesta en decir nada durante los primeros kilómetros del día. Bien, se le pasaría en algún momento. Harry se consideraba un experto en tratar con su mal humor; sólo tenía que dejar que lo superase por sí mismo.

No siempre funcionaba, claro. Por suerte, alrededor de hora y media después de haberse puesto en marcha, Draco retira sus piernas, se mueve más cerca, y apoya la cabeza en su hombro.

Cada músculo de su cuerpo, uno a uno, se tensa en respuesta. Traga en seco, fingiendo que no se daba cuenta de la sacudida de su estómago, el latido que su corazón se saltaba, ni el aroma suave a canela que desprendía el cabello rubio que tan cerca le quedó del rostro

—¿Ahora qué? —Balbuceaba, encogiéndose un poco, sin notarlo.

—Te uso de almohada —Le contesta, con obviedad, acurrucándose más contra él, y Harry contiene la respiración, porque juraba que uno se podía morir de un ataque de nervios en situaciones así—, quédate quieto.

No soy una almohada.

Percibe la ligera vibración de su risa silenciosa, cuando lo rodea con un brazo y se relaja por completo contra él. Harry estaba a punto de entrar en pánico; no sabía ni a dónde mirar.

—Draco-

Por favor —Canturrea, con ese tono lastimero que no utiliza para nada más que manipular a la gente. Y sabía lo bien que funcionaba.

Harry cedió. Tras un rato, se permite recargar la cabeza contra la suya, y decide que la mejor manera de evitar que el corazón se le escapase del pecho, como parecía estar por hacer, era concentrarse en la música de la emisora.

La siguiente parada del día ocurre a mitad de la mañana, cuando Ron convence al conductor de detenerse en una tienda para abastecerse de más 'provisiones'. Harry sacude un poco al chico que está recostado en él, sólo para que este emitiese un quejido bajo y le dijese que llevaba despierto todo el rato que se sintió al borde de un colapso, sin atreverse a moverlo, para que durmiese más.

A veces lo odiaba tanto.

—Nos detuvimos, ¿quieres ir por algo?

Draco niega y vuelven a sumirse en el silencio. No decide si tiene más ganas de gritarle que ya deje de usarlo como almohada, o de rodearle los hombros con un brazo.

—Voy a cambiar la música —Murmura contra su cabeza, en parte, como excusa, pero también porque Queen lo va a volver loco de seguir así. Sólo entonces Draco se endereza con un bufido, retirándose los lentes. Puede sentir su mirada fija mientras se estira hacia los asientos delanteros para llegar a la radio.

Está concentrado en dar con alguna canción que lo tranquilice, cuando halla una que lo obliga a contener la risa, y Draco le sujeta la muñeca para detener su ademán de seguir cambiándolas. Él eleva una ceja al girarse. El chico se ha acercado también, de modo que ambos están detrás del asiento de copiloto.

—Oh, no, espera. Tienes que dejar esa, sólo será un momento.

—¿Dacing Queen? —Él imita su gesto de levantar la ceja, retándolo, y Harry ya no puede evitar la carcajada que se le escapa—. Dime que no es en serio, no voy a poner ABBA por ti. Es que ni siquiera tiene- ¿cómo conoces ABBA?

—Mi nana las escuchaba todo el tiempo —Harry no sale de su estupefacción al ver que empieza a mover la cabeza al ritmo de la melodía, apretando los labios, como si tuviese que hacer un esfuerzo por no emocionarse más de la cuenta.

—¿Te la sabes?

Cree que la mirada que le dirige es para que se calle, y le toma unos segundos percatarse de que lo rodea para tomar una de las botellas del piso, las mismas que Ron usaba de micrófono la tarde anterior. Vuelve a ahogar la risa, con dificultad.

—No te creo, no te la sabes —Draco tiene esa expresión que ponía cuando competían en la cancha del instituto, y está claro que no piensa dejarlo pasar.

Young and sweet / Only seventeen —Lo está haciendo, de verdad lo está haciendo. Y además se sabe la coreografía—. Dancing queen / Feelthe beat from the tambourine—Harry se queda sin respiración cuando le guiña, y luego se echa a reír, cubriéndose la boca en vano—. You can dance / You can jive / Having the time of your life / Oohsee that girl / Watch that scene / Dig in the dancing queen / Dig in the dancing queen.

De alguna manera que debería ser imposible, consigue lucir como si le fuese natural hacerlo al sacudir la cabeza y los hombros igual que las cantantes originales, sin que las acciones le desarreglen el cabello. A Harry le duele el estómago de tanto reír, y cuando la canción llega a su final, empieza a aplaudir.

La melodía que le sigue le resulta vagamente familiar. La manera en que una sonrisa le ilumina el rostro a Draco, le advierte de lo que está por ocurrir, unos segundos antes de que comience, otra vez.

don't want to talk / About the things we've gone through / Though it's hurting me / Now it's history / I've played all my cards —Su expresión de teatral lamento es tan real que Harry casi se siente mal por seguir carcajeándose, pero no consigue recuperar el aliento ni detenerse—. Andthat's what you've done too / Nothing more to say / No more ace to play.

De verdad no lo podía creer. No dejó de aplaudir hasta que terminó, con una inclinación dramática, que le recordaba a la de las actrices del teatro del centro de la ciudad.

—Espera, espera. Escuché a mi mamá cantar esta un par de veces, seguro la conoces mejor que esas…¿por qué Blas tiene discos de ABBA completos en su auto? —Se interrumpe para preguntarle, mientras busca la canción.

—Probablemente las recuerda de cuando mi nana también lo cuidaba —Él se encoge de hombros cuando le dedica una mirada inquisitiva—; muchas veces su madre no podía ir a buscarlo, el chófer nos recogía a los dos y lo dejaban en mi casa toda la tarde. O la noche incluso. Es-

Calla de pronto al escuchar la intro de la canción.

—No- —Ahoga un grito, dando un pequeño brinco en el asiento, y Harry vuelve a levantar las cejas—, oh, vamos, no me veas así, ¡es la canción de Sophie! ¡Sophie y su sexy, sexy prometido!

—¿Te parece atractivo el actor?

—¿A quién no? Ese hombre tendría que ser considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad —Draco se ríe y alza la botella-micrófono, para comenzar—. wasn't jealous before we met —Harry empieza a negar cuando él lo codea, apremiándole a seguirle el juego.

—No, no- tengo dignidad, ¿sabes? —Contiene la risa al ver su puchero, aunque por supuesto que no basta para detenerlo. No cuando aquella coreografía también se la sabe.

Now every woman I see is a potential threat / And I'm possessiveit isn't nice —Le ofrece la botella-micrófono, y él se muerde el labio y termina por soltar un bufido de risa.

You've heard me saying that smoking was my only vice —No, definitivamente no le salía igual. El rostro comienza a arderle y se queja por lo bajo, negándose; Draco sujeta su brazo y lo jala para que continúe, y si no se hubiese visto tan feliz y relajado, como nunca podía estar frente a otras personas, no hubiese hecho el ridículo de ese modo para mantenerlo asíBut now it isn't true / Now everything is new / And all I'velearned has overturned / I beg of youDon't go wasting your emotion...

—¿Quién está cantando Lay all your love on me y por qué no me invitaron?

Harry gritó. Literalmente. Dio un brinco y la botella-micrófono se le resbaló de entre los dedos, cayéndose en el espacio entre los asientos con un ruido sordo.

Blaise regresaba al auto con una bolsa de bocadillos, que abandonó en uno de los asientos delanteros, al tiempo que Ron alternaba la mirada entre uno y el otro. Podía haber calificado de admirable la forma en que Draco vació su rostro de emoción al distinguirlos, sino hubiese formado un pequeño puchero después, en el momento que el chico se estiraba sobre la cabina trasera del vehículo.

—Draco Lucius Malfoy —Suelta, con un aire solemne, llevándose una mano al pecho, justo sobre el corazón—, ¿me estás siendo infiel musicalmente? ¡Acabas de cantar nuestra canción con alguien más, con Harry, de entre todas las personas!

—Oh, mon coeur—Musita en respuesta. Harry tenía un pequeño problema con Draco Malfoy hablando en el idioma materno de su familia, que terminaba en estremecimientos y una mente en blanco—, sabes que tú siempre serás especial para mí. Eres como mi Sophie. Conflictos existenciales con quién es tu padre y todo incluido.

Él hace una expresión de indignación que sólo puede resultarles cómica, cuando Draco se arrodilla en el asiento y se levanta para pasarle los brazos por el cuello.

—Estabas cantando nuestra canción con otro —Insiste Blaise, con falsos lamentos.

—Sólo fue la primera parte. Harry empezó —El aludido le da un golpe sin fuerza en el costado, que le quita el aire y lo hace doblarse. Mientras lo regañaba y empujaba contra el asiento, Blaise aguantaba la risa.

—¿…a Blas le gusta Malfoy? —Pregunta Ron, de pronto, todavía de pie junto al auto y con expresión de estar perdido. Los tres se giran a la vez hacia él, distintos grados de incredulidad dibujándose en sus rostros. Su mejor amigo no debió captar el punto, porque siguió, arrugando el entrecejo:— ¿están saliendo o algo así? —Y tras una breve pausa, abre los ojos de sobremanera y observa a Blaise— ¿eres gay también?

Draco aún estaba meneando la cabeza cuando los otros dos estuvieron sentados y el auto volvía a ponerse en marcha. Blaise lucía como si no estuviese seguro de qué manera reaccionar, y Ron se quejaba de que ninguno le diese una respuesta, motivo por el que miró hacia él por encima del hombro.

—Oye, compañero, ¿qué…?

—La verdad es que Harry y yo  estamos saliendo. Terminé con Blas hace años —Declara Draco, de pronto. Blaise eleva las cejas y le da una rápida ojeada a través del retrovisor, y Harry boquea, más consciente de lo que le gustaría admitir del brazo que le rodeó los hombros, cuando el chico lo pegó a su costado.

Ron emite un débil "oh", tan aturdido por la 'noticia' que se da la vuelta en el asiento, centrándose en el camino, y sólo tras algunos segundos, se inclina hacia un lado y susurra al conductor del grupo:

—¿Tú sabías que estaban saliendo?

Harry se palmea la frente. No tuvo idea de qué le respondió Blaise, pero por el tono bajo y suave en que lo hizo, podía asegurar que, como de costumbre, el comportamiento Weasley no estaba más allá de los límites de su paciencia.

—Creo que se le quemó la última neurona que tenía intentando entender lo que dije…

Traga en seco al recordar la posición en que están. Apartarse requería que se zafase de su agarre de forma brusca, porque no le permitía escabullirse de otro modo, o que lo empujase desde un costado.

—Ya puedes soltarme —Atina a murmurar, bajando la mirada. A Draco le lleva unos momentos alejarse.

Siguieron el trayecto en silencio, hasta que a Ron se le ocurrió volver a girar y cuestionarles si era en serio que salían. Cuando le explicaron que no (Harry al menos, Draco se limitó a sonreír de manera sugestiva), hizo una expresión pensativa, y luego preguntó si Malfoy había salido alguna vez con Blaise.

Ahí volvieron a callarse durante unos instantes. Harry, al igual que su mejor amigo, vieron uno y luego al otro con la boca abierta.

—Bien, puede que una vez- o algunas veces- —Blaise gesticula con una mano, después carraspea, se acomoda en el asiento y coloca ambas, de nuevo, en el volante—. Es una larga historia.

Ron se cruzó de brazos, se hundió en su asiento, y mantuvo el ceño fruncido hasta la siguiente parada del día, donde exigió con voz de niño malcriado, un cambio de puesto. Harry volvió a compartir la parte de atrás con él, y Draco reemplazó al copiloto, manteniendo a Blaise distraído con una charla en voz baja.

Se detuvieron un par de horas después del mediodía para conseguir el almuerzo de un local perdido en medio de la nada. Comieron sin hablar más de lo justo y se vieron forzados a limpiar bien, bajo la atenta supervisión de un obsesivo Blaise que se negaba a dejar una sola migaja en su nuevo auto.

Para la tarde, el asunto de las canciones y las relaciones estaba en el olvido, la música volvía a llenar el vehículo, y se estacionaron en otra posada.

—Dos horas para el comienzo de la fiesta, cuarenta minutos de camino. Necesito casi una hora para estar listo y-

—¿Qué tanto puedes hacer, como para necesitar una hora? —Ron lo interrumpe, cuando los cuatro bajaban del auto y sacaban las maletas y bolsos. Draco se mueve los lentes, lo justo para que sus ojos queden a la vista, y darle una despectiva mirada de pies a cabeza.

—A algunos nos gusta bañarnos y arreglarnos, Comadreja.

Él se limita a mostrarle el dedo del medio cuando Draco le pasa por un lado, arrastrando una de sus maletas enormes, para entrar al edificio.

—Tienes suerte de que no te explicó sus procedimientos de belleza —Menciona Blaise, colgándose del hombro su bolso y el de Ron, sin preguntarle al respecto—, o nos pasaríamos el resto del fin de semana aquí.

—Y ninguno quiere escuchar eso —Le sigue Harry, caminando detrás de él cuando avanzaron hacia adentro.

Draco ya estaba ocupando el baño, la puerta cerrada con seguro, cuando llegaron al cuarto reservado. Ellos arrojaron los bolsos en lugares al azar y se dedicaron a hablar y bromear, lanzándose prendas que sacaban de su equipaje y comentando sobre la fiesta privada para la que tenían entradas.

Harry volvió a revivir esa experiencia preocupante para su salud de que el corazón le latiese más rápido de repente, cuando vio que Draco regresaba a la habitación. Se había quitado la gomina que le mantenía el cabello echado hacia atrás y en su lugar, por lo que le caía, libre y lacio, por los bordes del rostro y en las orejas, e iba vestido de negro y gris. Al avanzar, dejaba una estela de colonia que le daban ganas de inhalar profundo y quedarse ahí, maravillado.

Tomó una de las almohadas de su cama, la colocó sobre su cabeza y presionó encima de su rostro, ahogando un grito contra la tela y el relleno dentro de esta. En esa posición, percibió el movimiento a su alrededor, a medida que los otros dos chicos se terminaban de alistar, y permaneció así, ya vestido e intentando recuperar la compostura, hasta que sintió el peso extra que hundía la orilla de su cama temporal.

Al echar la almohada hacia un lado, descubrió que Draco estaba ajustándose unos botines a su lado, por razones incomprensibles, dado que cada uno tenía su cama esa vez y el espacio entre las cuatro era suficiente para no sentirse sofocados por el resto.

—Draco —Lo llama, en un murmullo, tras un rato de consideración silenciosa. Él no se giró, pero emitió un vago sonido para hacerle saber que lo escuchaba—, ¿saliste con Blas?

Se arrepiente de haberlo preguntando tan pronto como lo pronuncia. Aprieta los párpados y se recuerda su promesa de no pensar en ese asunto, y a punto de volver a esconderse detrás de la relativa seguridad de la almohada, siente el cambio de posición en el borde del colchón y el susurro que es su respuesta.

—No, tonto, nunca salí con Blas.

—Pero dijeron- —Vacila, entreabriendo los ojos. Él se había colocado de lado, por lo que lo veía cuando hablaba, y Harry se avergonzó sin motivo aparente—, sonaba como si- ya sabes.

—No fuimos pareja. Son cosas muy distintas —Draco frunce los labios y se encoge de hombros—. Además, lo has visto. Besaría el suelo que Weasley pisa, si él se lo pide —Añade, con una sonrisa burlona, que Harry no puede hacer más que devolver, pese a la incómoda sensación que le queda en el pecho.

Una vez que los cuatro estuvieron listos, salieron de la posada rumbo a una estación de transporte público (Blaise se negaba a juntar fiestas, alcohol y su auto nuevo), y esperaron por algunos minutos.

Más tarde, Harry no podría decir que hubiese sido un comienzo diferente a cualquier otra fiesta a la que hubiesen ido. Un lugar amplio, que se hacía más reducido por la cantidad de personas presentes, la música a un volumen excesivo, las bebidas.

Ron estaba de un inusual mal humor, negándose a abandonar la barra y pasando de una botella a la otra. Su ceño fruncido no distinguía entre amigos o desconocidos. Blaise se dividía entre intentar animarlo, buscarle otra bebida, y hacer un ademán sigiloso de quitarle la que ya tenía, para que no se fuese a embriagar más de la cuenta, y casi daba lástima la manera en que le sonreía al invitarlo a bailar y recibía una respuesta huraña y negativa.

Draco, lo que no era nada diferente de lo normal tampoco, se había perdido de vista poco después de llegar. Al rato, lo localizó cerca del extremo opuesto de la barra, girando el rostro para apartarse de un chico mayor que intentó besarlo. Cuando regresó con ellos, tenía una cerveza en la mano y una expresión de absoluto desagrado, que daba un poco de miedo.

—¿Y tú qué? —Le espetó Blaise, nada más ver que se acercaba.

—"¿Sabes? Nunca me han interesado los hombres, pero tú eres tan lindo. Uno podría pensar que pareces una chica desde lejos" —Imitó una voz extraña, prácticamente escupiendo las palabras, y sacudió la cabeza con un bufido exasperado al terminar. Era la única respuesta que necesitaban. Draco odiaba que lo comparasen con una mujer, en cualquier sentido.

Pronto Harry sería arrastrado por una chica entusiasta que se acercó a los cuatro por su cuenta, y se encontraría en la pista de baile, con la cabeza ligeramente embotada por el alcohol y esa inevitable sensación de que algo iba muy, muy mal, que se intensificó cuando unos labios presionaron la comisura de su boca, por pura suerte, cuando un movimiento en falso arruinó su trayectoria. Boqueó, balbuceó, y consiguió escabullirse a trompicones.

Sabía que tenía que olvidar ese tema. Sabía que no debía considerarlo y hacerse un problema con ello.

Pero lo suyo no era buscar en alguien más lo que sólo quería con una persona, por muy idiota, despistada, o testaruda que esta fuese.

Dio algunos empujones y recibió tantos otros, alguien estuvo a punto de volcar una bebida sobre él, estaba seguro de haber perdido la suya en algún momento. Fue una casualidad que alcanzase la salida de emergencias hacia la escalera de incendios y la ráfaga de aire que le dio, nada más poner un pie fuera de ese ambiente de calor húmedo y aromas fuertes, despejase su mente de inmediato.

Si no hubiese tropezado con él, jamás habría caído en cuenta de su presencia.

Al recibir el impacto, reconoce la voz de Draco, con ese tono que reserva para los quejidos cuando se pone de malas, y Harry tiene que trastabillar para no perder el equilibrio al apartarse, hasta que su espalda golpea la pared junto a la salida.

El chico está sentado en el borde de la plataforma que da hacia las escaleras, las piernas balanceándose en el aire, un brazo flexionado sobre una de las barras que sostienen la estructura. La botella junto a él yace vacía.

Tiene que parpadear y centrarse para formar las palabras.

—¿Qué haces aquí? —Al ver que no da ninguna señal negativa frente a su compañía, sin pensarlo, se sienta a un lado, imitando su postura— ¿no conseguiste a nadie interesante dentro?

La insinuación que él mismo hace duele. De cierto modo, está acostumbrado a esa ligera y latiente punzada en el pecho, así que se limita a carraspear y fingir que nada ocurre.

—Te estaba buscando.

Ya que no hay respuesta inmediata, Draco lo observa. Harry hace lo mismo por unos segundos.

—Estaba bailando —Se excusa, vacilante. Le cuesta darse cuenta, a través de la poca luz del lateral del edificio, de que rueda los ojos.

—Sí —Le replica, apretando los dientes—, lo noté.

No sabe bien qué debería sentir respecto a que lo hubiese visto. No era como si tuviese que pedir perdón por algo, así que no podía explicarse la repentina sensación de culpa.

Era obvio, por la forma en que Draco se desaparecía siempre en esas situaciones y regresaba tras otro encuentro, que él no lo sentía de la misma manera. Y se trataba de una realización demasiado cruel para una mente afectada por el alcohol, tan cerca de la madrugada.

—¿Pensaste que estaría afuera? —Inquiere, cuando el silencio se ha hecho pesado en exceso. La respuesta se demora unos segundos más de lo necesario.

—Quería tomar aire, y los vi.

Harry frunce el ceño cuando él apunta hacia abajo.

—¿Qué vis…?

Podría haber gritado. Tal vez lo hizo.

Estaba claro que alguien sí disfrutaba de la fiesta y había logrado un avance interesante. En el lateral del edificio, bajo la escalera de incendios, Blaise mantenía a Ron acorralado contra una de las paredes, en un enredo de extremidades, que terminaba con que el segundo prácticamente era alzado por el otro. Si se concentraba lo suficiente y apartaba los otros ruidos de su mente, incluso se notaban los sonidos húmedos y leves jadeos entre cada beso. Y no, él no necesitaba notarlos.

Draco se rio cuando lo vio arrugar la nariz y enderezarse, para no tener que observar más esa escena. Se aclaró la garganta.

—Eso- sí, ahm- bien por ellos, ¿no? —Intentó sonreír. Su acompañante volvió a encogerse de hombros.

—Tuve un momento de shock, luego me di cuenta de que esto puede traernos muchos problemas mañana. Y después decidí que eso era asunto suyo, no mío —Con un gesto vago, le restó importancia—. Pero ya no quise volver adentro, solo.

No tendrías que volver solo, pensó, pero se mordió el labio inferior y lo sopesó un poco mejor.

—Bueno, pues…—Una pausa. Asintió para sí mismo, diciéndose que tenía que ser más valiente—. La verdad es que ellos no nos necesitan justo ahora.

Él le facilitó el trabajo al acomodarse de lado y preguntar:

—¿Entonces qué propones?

Harry sonrió.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).