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Particularmente no. por AleChun

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Notas del fanfic:

Fua, no se, en realidad no se, como llegue aqui, ha pasado mas de un año desde que escribo algo, asi que yo misma estoy sorprendida, mi vida es un poco mierda asi que crei que jamas volveria a escribir, quiero pero no puedo, pero tal parece que no. 

La carne es debil.

Mi mente tambien.

En fin, estoy feliz por escribir esto. Tengo que decirlo, enloqueci de ansiedad y me drogue con mucho rock, literal mi cabeza revento y escribi esto, para empezar no tiene sentido, en serio, asi que igual y no se si alguien lo entienda, si lo hacen bien, y si no, pues no. Esta historia es mas que todo un capricho  y un lapsus mio. Esta historia tambien es para Alma, mi jodida parabatai, Iwa chan y todos los adjetivos de -mejor amiga- que exista. No me soporta pero aun asi esta ahi y me escucha, es mi batman la muy mala. Y yo soy algo asi como el chicle que esta en su zapato. 

Para ti, por tu cumpleaños del año pasado, se que han pasado 9 meses, pero igual aqui esta. 

Notas del capitulo:

HOLA.

ADIOS.

Particularmente a Furihata, si alguien le llegase a preguntar, o cuestionar, o incluso amenazar para que el pudiese hablar sobre el tema, le valdría una mierda, que es, relativamente lo que siempre  ha pensado. Porque el hecho es simple, el a Seijuuro no le gusta.

Pero a él sí.

A Furihata le gusta.

Pero a Seijuuro no.

Así que por eso prefería no hablar del tema.

— ¿Y qué te ha dicho el?

— ¿Quién él?

—Pues Akashi kun—Kuroko se colocó a un lado de su casillero— Creí que ambos serian sinceros respecto a ello.

Furihata prefería no hablar.

Era mejor así.

Kuroko le miro fijo. Furihata continúo en silencio. — Tú lo sabes—insistió Kuroko —le gustas a Akashi kun—repitió. A Furihata parecía llegarle las palabras pero a algún recóndito lugar de su cabeza en donde nadie pudiese ver, ni pretender darle ese discurso asqueroso de “sé cómo te sientes”.

Nadie lo sabe.

Por favor, no pretendas saberlo.

—Furihata kun

Estaba harto.

Kouki cerró su casillero de golpe y se echó su camiseta hacia atrás. Entendía que Kuroko era el que más sabia sobre la generación de los milagros, que por cierto, a Furihata el nombre siempre le pareció ridículo; de cualquier forma, Kuroko podía saberlo todo respecto a “ELLOS”, pero Kuroko no sabía nada respecto a él.

— Por cierto, Kuroko—Furihata quería darle un puñetazo, porque basta, hay que ser un maldito insensible para no darse cuenta, o pretender no saberlo— ¿Por qué mantienes esa loca idea de que a Akashi yo le gusto?—inspiro fuerte, llenándose de una energía invisible que no existía pero prefería pensar que si — ¿Por qué insistes en que hable con él?

Tetsuya pareció entender el sentido de sus preguntas.

Es que, muy a pesar de Furihata, Kuroko es un puta madre cuando quiere serlo.

—Porque  Akashi kun me lo ha pedido

Furihata quiso reír.

El problema era maso menos así.

A Furihata se le había volado un tornillo.

O eso fue lo que estuvo gritando Kagami después de la gran desgracia.

Las neuronas de Furihata habían hecho cortocircuito en el cumpleaños de Kuroko, según las palabras de Hyuga,  y producto de un poco de alcohol y un kilo de comida atorados en la boca de su estómago, a Kouki le pareció una grandiosa idea, el lanzarse a los brazos de Akashi y decirle que le parecía simpático, no simpático en el sentido físico, sino simpático en su cerebro, en su mente, en sus gustos, durante las noches solitarias de su habitación mientras el techo y el reloj apuntaban las dos de la mañana y él no podía dormir porque estaba pensando en Akashi sama.

Kouki le vomito en el suéter, producto de la emoción, mientras le gritaba: “Akashi san, usted me gusta, no puedo sacarlo de mi mente después de nuestro último  encuentro”; tal cual declaración cliché de manga shoujo, Aomine quise vomitar mientras le escuchaba.

Genial.

A Kouki le parecieron los momentos más mágicos y maravillosos de su vida, ambientados con colores y burbujas, cortesía del alcohol.

Pero a Akashi.

Según palabras de Hyuga, quien disfrutaba contando la misma tragedia una y otra vez.

Inicialmente pareció aguantar  un shock hipovolémico proveniente de la gran sorpresa y asco que sentía, no obstante, Akashi no podía flaquear, no era propio de él.

Así que Seijuuro sonrió.

Porque la etiqueta y los buenos modales estaban inmersos en su cultivada educación y buena cuna. Además él no era un borracho asqueroso, ni un adolescente hormonal y estúpido. Era un genio. Todo Seirin podía limpiar el piso por donde andaba.

—Lo siento, Furihata kun. —Seijuuro le empujo cortésmente. Kouki cayó de cara, y no por el empujón, sino por sus palabras. —Prefiero los de mi clase.

Todos guardaron silencio ante aquellas palabras.

Y por ese motivo tan detallado, es que Hyuga siempre terminaba con la misma frase una y otra vez: “Y Akashi tiene razón, pero eso no quita el hecho de que es una mierda”

Posterior a ello. A Furihata no se le volvió a ver después de un tiempo. Y cuando todo el mundo en Seirin había hecho un pacto de sangre para no preguntarle nada y no hablar sobre el tema, a Kagami pareció darle amnesia.

— ¿No crees que deberías pedirle disculpas, Furi? Digo, tu vomito le llego hasta los pantalones.

Kuroko no le hablo una semana después de eso.

Pero, para bien o para mal, las palabras de Kagami habían llegado a Furihata, así que siendo como era, algo imbécil e impulsivo, a Kouki no le pareció mala idea acompañar a Kuroko  a una de las reuniones de la generación de los milagros, con el único objetivo de bajar la cabeza y pedir disculpas para luego largarse y no volver a ver a Seijuuro.

Sin embargo.

El anfitrión de la casa donde se reunirían no se lo permitió.

“Supongo que Kise kun te ha tomado cariño”

Y una mierda.

Lo cierto es que, Kise quería observar un poco más de tiempo al chico que se  había declarado y vomitado, al mismo tiempo. —Furihatacchi es una cajita de sorpresas—sonrió, mientras le pasaba una copa de vino a Seijuuro—Creo que es tierno.

Akashi quiso vomitar esta vez.

—Tiene agallas—secundo Aomine

Furihata quería desmayarse.

Kuroko los miro a ambos y entonces lo supo—Son compatibles—susurro sin ánimos de que nadie le escuche en absoluto.

Kise sonrió.

El si le había escuchado.

—Bien—abrió otra botella de vino—que siga la fiesta—miro en dirección hacia Furihata y le guiño—Esta noche será solo tuya

Furihata no entendió

.

.

.

—Auch—las lágrimas de Kouki caían por sus mejillas hasta perderse en la pureza de las sabanas

— ¿Es tu primera vez con un hombre?—la cabeza de Furihata daba vueltas. Asintió en silencio. —Seré gentil.

—A-Akashi san—sollozo, sus dedos temblaron mientras trataba de sujetarse de la espalda de Akashi—C-Creí que no le gustaba—aguanto un gemido.

—No me gustas

—Entonces…

—Sexo—respondió quedo. Furihata quería vomitar de nuevo, la música del exterior retumbo, se sentía drogado. Akashi le beso con fuerza llevando una de sus manos a la altura de sus pezones—También soy un hombre—susurro junto a su boca—La carne es débil.

Kouki se quiso morir.

.

.

.

Y desde ahí, Furihata no quiso volver a saber nada mas de Akashi, ni de la generación de los milagros, ni nada que tuviese relación con ellos, particularmente, no se sentía engañado ni como una doncella en peligro, ni mucho menos decepcionado, después de todo, había sido consensuado. Era solo, que a él si le gustaba Akashi.

Pero a Akashi no.

Furihata se mordió los labios mientras caminaba hacia el exterior del gimnasio.

A Akashi no le gustaba.

Y Furihata se sentía vacío.

Tenía asco. No porque Akashi fuese una mierda, en palabras de Hyuga, o algo particular, en palabras de Kuroko, sino porque él estaba siendo cobarde al sentirse vacío y no hacer nada, en todos sus encuentros con Akashi, lo único que había hecho era lanzarse a la aventura pero jamás detenerse y darle la cara a Seijuuro, siempre estaba mirando al suelo y dejando que Akashi hiciese lo que le dé la gana. Las ganas de vomitar volvieron.

Maldita sea.

Corrió aún más rápido, se sentía complejo y raro, Akashi era raro y complejo.

Maldita sea.

Cayó al suelo.

Quería dar pelea. Quería decirle a Akashi que estaba mal en todo el sentido de la palabra, que estaba loco, que si Furihata era raro, Akashi lo era aún más. No podía aguantarlo más. Vinieron las arcadas de golpe y Furihata arrojo todo su almuerzo sobre el pasto del bonito jardín del club de agronomía.

—Furihata san…

Maldita sea.

— ¿Te encuentras bien-

Furihata golpeo el piso— ¡NO DIGAS NADA!—grito  con todas sus fuerzas. —Por favor Seijuuro san—a la mierda los buenos modales— ¡Solo cállate una puta vez!—escupió los rastros de vomito de su boca—Cierra la boca y no me hables

Akashi podía joderse por un segundo. No era un puto emperador, ni ninguna de esas mierdas que le decían. A Furihata nunca le pareció ridículo, pero ahora si, en estos momentos de angustia sí.

Seijuuro suspiro. Tenía una idea de lo que estaba pasando. Porque lo quiera o no, Akashi si era un genio. —Si me permites Furihata san—camino lento—he venido con el único propósito de encontrarme contigo y hablar por unos cuantos segundos.

Furihata apretó los puños y con la poca cordura que le quedaba se levantó adolorido. De cierta forma, era una aceptación tácita.

—Gracias—Seijuuro bajo la cabeza.

Kouki se sentía enfermo. Lo que sea que Akashi tenía que decirle, solo quería que lo diga de una vez para irse y nunca más volver.

—Quiero proponerte que iniciemos una relación seria. —Soltó sin más.

Furihata pensó que se estaba volviendo loco.

—He estado pensando en ello y…

—Espera—Furihata le interrumpió— ¿Qué estás diciendo? ¿Acaso tú?

—Me gustas Furihata san

Furihata no pudo evitar reírse.

—Debe ser una jodida broma

—Estoy siendo serio—repitió Akashi—No es ningún tipo de broma

Kouki dejo de reír, frunció el ceño y se acercó a Seijuuro—Pero tú me dijiste muchas veces que no te gustaba.

Akashi suspiro—Tenia vergüenza.

Furihata volvió a reír.

Akashi tuvo que esperar dos meses para escuchar el añorado “si”

 

 

Notas finales:

Por si acaso, como estaba con el calenton del momento ni siquiera lo revise pero bueno. 


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