<<<<<Recuerdo>>>>>
- Ban, llevamos demasiado tiempo aquí, ¿Por qué no podemos salir del armario? No puedo escuchar a mamá y papá.
- Eithanie, vamos a jugar un juego, ¿Si? Recuerda que mamá y papá me encargaron que no debíamos salir de aquí hasta que yo creyera que es... bueno salir, ¿Si?
- Pero hermano, no me gusta estar aquí, es demasiado pequeño el lugar... quiero ir afuera, jugar por el bosque como hacemos siempre.
- Vamos, pronto podremos salir y...
Aquella charla se vio interrumpida por objetos que se rompían y gritos de dos personas, los padres de los chicos, seguidos por risas, insultos y golpes que provenían de una habitación contigua.
Eran vampiros, los padres de los niños jamás les habían dicho al pequeño Eithan porque debían estar ahí encerrados, pero su hermano mayor lo sabía perfectamente. Durante mucho tiempo ellos habían estado huyendo de varios vampiros que los habían buscado por llevarse a la cría de una familia de hombres lobo, Ban.
Esa noche ambos niños permanecieron encerrados, escuchando cada ruido, grito, y súplica para que los dejaran en paz, alegando que no tenían a ese niño que ellos buscaban, pero nada fue escuchado, al cachorro no ser encontrado, la tortura para los cazadores fue larga hasta que la vida de ambos se extinguió. Una larga noche para ambos niños escuchando todo aquello.
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- Eithan... ¡Eithan! Despierta ya dormilón.
El joven cazador abrió los ojos repentinamente, había estado durmiendo y en vista de la pesadilla que había tenido, su corazón latía con rapidez.
- Ban... lo siento, me quedé dormido...
- Si, me di cuenta, veo que estos días fueron duros para ti, pero debes estar alerta cuando no esté en casa, sabes bien que aún no es seguro para nosotros en ningún lugar.
- Lo sé, lo siento. -Se disculpó bajando la cabeza, había sido descuidado en la guardia nocturna, pero fue algo que éste no pudo evitar, su hermano mayor lo hacía entrenar cada día, desde que amanecía hasta que anochecía, sabía que éste deseaba que fuera fuerte y deseaba serlo como su hermano, aún cuando le costara mucho.
- Bueno, no importa, escucha vamos a desayunar e iremos a la ciudad, hoy te daré el día libre, necesitas descansar y salir a disfrutar un poco, al fin de cuentas sólo eres un adolescente.
El joven lobo sonrió, y era de esperarse, él tenía 24 años mientras el pequeño cazador tenía apenas 17. Y aún cuando la estatura del menor fuera descomunal, para el otro siempre sería su "pequeño hermanito". Los hermanos rieron y se prepararon para salir, tenían un largo camino que recorrer hasta la ciudad, ya que vivían en una cabaña en medio del bosque, oculta de todas las personas y "otros".
La idea de ir a pasear traía distintos intereses para Ban, aunque éste saliera muy seguido, deseaba que su hermano conociera más la ciudad y el camino de regreso, para tener la seguridad de que si un día éste deseaba, pudiera salir sin él, por si un día el no pudiera regresar.
- Oye Ban, nunca me dijiste al final el motivo de que salgas tan seguido.- Tenía una mirada muy curiosa y es que llevaba meses en que salía todas las noches, volviendo siempre en la mañana justo para que ambos pudieran entrenar y eso le llamaba la atención.
- Bueno... eso es parte de lo que quería decirte y mostrarte.
El joven se quedó sorprendido, empezaba a creer que estaba trabajando en algún lugar, puesto que cada vez que volvía, traía mucho dinero o comida, o quizás... ¿Lo robaba? No, eso no era algo que su hermano haría.
El resto del camino se la pasaron callados hasta que llegaron a la ciudad. El pequeño Eithan observaba con gran asombro el cambio que éste había recibido, calles y negocios nuevos, incluso había música, personas disfrazadas y luces coloridas. Jamás en su vida había visto algo así, ya que la última vez que había estado en la ciudad fue aquella trágica noche en que sus padres habían muerto.
Por un momento una sensación de nostalgia invadió al adolescente, algo que su hermano mayor notó enseguida.
- Eithan, ¿Estás bien? ¿Quieres que nos vayamos a casa?
- ¿Eh? ¡No, no! Quiero ver que es lo que pasa en la ciudad, es raro que esté tan vivo... y... quiero saber también que deseabas mostrarme o decirme, a menos que esto fuera lo que querías que viera. -Comentó con una gran sonrisa, sabía que el mayor siempre tenía las mejores sorpresas.
- Bueno, en parte lo era pero...
Justo en ese momento una voz los interrumpió, haciendo que los hermanos se voltearan a ver de quien se trataba. Los ojos del menor se fijaron en aquella persona pálida que estaba detrás de ellos, ¿Quién era? ¿Y por qué se veía así? Hasta parecía un muerto por la tonalidad de su piel.
- Al fin llegaron.
- Oh, perdón si nos hemos tardado demasiado Leo, pero aquí traje a mi pequeño hermano, es a quien quería que conocieras.
- ¿Leo? Mmmh... Ban, ¿Él es un amigo tuyo? ¿Por qué nunca me habías dicho nada? -El joven estaba totalmente asombrado al saber que su hermano mayor conocía a esa persona, se veía como una persona muy seria y odiosa, pero quizás era sólo una mala primera impresión.
- S-si... es un amigo de hace tiempo, no te lo había dicho por nuestro entrenamiento, hemos estado demasiado concentrados en eso.
Sabía que éste estaba tratando de justificarse con aquellas palabras, una sensación de traición invadió todo su ser cuando esa tercera persona volvió a hablar.
- ¿Amigos? ¿Así es como me presentas? Veo que estos meses de ser tu pareja fueron bastante ligeros para ti.
El joven cazador parpadeó repetidas veces, esa persona que se había acercado sin más a ellos estaba diciendo que era la pareja de su hermano, aquel que estuvo toda la vida con él. Se sentía decepcionado de escuchar ello y que nunca hubiera sabido de la situación. ¿Por qué le había ocultado algo como eso? ¿Miedo o simplemente no creía que podría entenderlo?
Los observaba hablando, discutiendo sobre cómo debía haber sido la presentación para que Eithan no quedara tal como estaba en ese momento, en shock. Pero de cualquiera fuera la forma en que esa presentación se hubiera dado, la sensación de traición hubiera estado. Y en cuanto éstos dos se distrajeron, Eithan sólo se alejó, empezó a caminar tan lejos y rápido como podía, quizás en algún lugar podría relajarse y aclarar el desastre de su mente, la confusión que le provocaba ello. Por primera vez en mucho tiempo volvía a ese lugar y aquello pasaba.