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Delicioso aroma por 1827kratSN

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Reborn disfrutó de la timidez del primer beso, del roce tembloroso de esas manos que intentaron alejarlo, de los murmullos del alfa que intentaba no perder el juicio y razonaba con quien ya había perdido el sentido o al menos la vergüenza. Sonrió cuando notó la inexperiencia de aquel castañito que intentó conservar su cordura a pesar de que el auto se llenó de las feromonas de un omega en celo. Era adorable la forma en que intentaba negarse a lo inevitable.

 

—Dime que no has pensado en mí —casi gimió cuando logró sentarse en el regazo del chico.

—No lo…

—No me mientas —se quitó el saco mientras movía sus caderas al compás de sus latidos.

—No, no —Tsuna cerró los ojos y empujó el pecho del ajeno—, por favor. Necesito… respirar aire puro.

—Dime que no me usaste para masturbarte —soltó una risita maliciosa antes de arrojar su fedora hacia un lado.

—Yo no…

—Dime la verdad —susurró junto al oído ajeno antes de repasarlo lentamente con su lengua.

 

Y entonces, después de jugar un poco con la fuerza de voluntad de ese niño, esos ojos color chocolate se tornaron en una mirada casi salvaje, dominante, exquisita. Reborn estaba orgulloso porque despertó al animal que vivía dentro de aquel tímido castaño. Esas manos lo sujetaron con fuerza antes de que esos dientes mordieran su quijada con suavidad y esa lengua repasara sus labios con una lentitud casi delirante.

 

—Dilo —le ordenó.

—Eres la primera persona con la que he soñado —Tsuna sujetó las caderas del azabache para que dejaran de moverse—, cosas pasadas de tono —enrojeció por la vergüenza.

—Qué lindo.

—Y por eso —deslizó su nariz por el cuello del azabache quien tembló—. Debo huir.

 

Tsuna empujó a un lado al omega. Con una patada y una maniobra torpe, logró abrir la puerta y lanzarse fuera del auto. Dulce sabor a libertad. Tosió un par de veces antes de levantarse y dar dos pasos antes de caer de rodillas. Era joven, no podía controlar sus impulsos más básicos, y en esa ocasión casi delira con el gemido que el omega entonó para tentarlo. No quería mirar atrás, se aferraba al suelo como salvavidas, y gateó con prisa para esquivar al demonio. No podía sucumbir a esa malsana necesidad.

 

—Tsunayoshi —entonó Reborn con furia entremezclada con diversión.

—¡Ni siquiera sé tu nombre! —se giró para mirar. Grave error.

—Puedes venir y averiguarlo —sonrió mientras se levantaba la camisa, mostrando el abdomen plano y sutilmente delineado—. ¿No quieres? —elevó más la tela hasta mostrar uno de sus pezones ya duros y necesitados. Gimió suavemente.

—No —el castaño cerró los ojos y se levantó a duras penas—. No hoy.

—Vuelve aquí, cariño —rio bajito porque sabía que su voz era su mejor arma. Porque al igual que el alfa tenía su voz de mando, él tenía el poder de manipular a un alfa por medio de sus susurros y gemidos—. Ven a mí —siseó antes de repasar su abdomen con sus propios dedos.

—Oh no, no —Tsuna se cubrió los oídos—. No caeré.

—¿No quieres darles nombre a tus fantasías? —colocó un pie fuera del auto.

—No, no —negó mientras se obligaba a caminar—. No, jamás.

—Yo sé que lo quieres —salió del auto y rio bajito, dejó fluir sus feromonas sin control—. Dejaré la puerta abierta, alfa —gimió bajito.

 

No vio más. Mientras jadeaba, se dirigió a su casa. Como lo prometió, dejó la puerta abierta. Se dirigió a su sala para arrojarse al sofá y en este empezar a desvestirse para liberarse de su calor. Oh, gloriosa brisa que hizo a su piel erizarse. Y glorioso el sonido de su puerta al ser asegurada. Estaba consciente de su dominio y estrategias de seducción. Desde el inicio estuvo seguro de que aquel joven alfa no se resistiría a sus encantos naturales.

Reborn rio roncamente mientras se daba vuelta y veía el caminar dudoso de ese chico. Terminó de zafar el último botón de su camisa y la abrió para dejar al descubierto la mitad de su cuerpo. Respiró agitado y soltó un par de gemidos susurrantes antes de relamerse los labios. Se inclinó sobre el respaldo, abrió las piernas, y sin importarle nada empezó él mismo a masajear su hombría entre gemidos entonados y siseados. Soltó susurros que pronunciaban el nombre del castaño.

Gloriosa la mirada animal que captó la suya en cierto momento, y dulce fue el toque cálido de esa lengua en su cuello y de esos dedos en su cadera. Reborn sabía usar su celo, sus feromonas, y su voz endulzada como cántico de sirena. Y lo demostró cuando tuvo a aquel alfa causante de su más grande perdición, removiéndose tímidamente sobre él. Hundió sus dedos en las hebras castañas y tiró de estas para observarle haciendo aquella mueca de dolor, para después recompensarlo y besarlo con gula. Saboreó cada gruñido suave que aquel niño le dedicaba.

 

—Compensa mi frustración —murmuró sobre esos labios.

—Nada… fue mi culpa —se quejó cuando su labio inferior fue mordido con fuerza.

—Lo fue —la mirada penetrante de Reborn causó que el castaño se tensara—. Dilo… Di que fue tu culpa.

—Pero…

—Dilo, Tsunayoshi —elevó sus caderas suavemente para rozarse con descaro—. Dilo —susurró, repitiendo el movimiento y frotándose con la intimidad del castaño.

—Fue mi… culpa —cerró los ojos por la sensación en su parte baja.

—Buen niño —lo rodeó con sus brazos y sonrió—. Ahora tienes permiso de tocarme.

 

Aquellos dedos inexpertos repasaron su cuerpo con una suavidad y cariño que Reborn no había sentido antes. La lentitud con que esos labios y esa lengua exploraban su piel solo lograba desesperarlo. Pero lo disfrutó. Gozó con el roce de esa nariz en su vientre, los besos mariposa que despertaban fuego en su piel, esa boca que acunó su excitación y lo hizo eyacular tan gloriosamente en medio de un gemido agónico y fuerte. Apreció cada segundo en que su ropa fue desecha, y le sonrió al niño que se hallaba perdido entre la lujuria.

 

—Reborn —susurró en el oído del castaño—, repítelo.

—¿Es tu nombre? —murmuró apenas.

—Si me satisfaces en todo mi celo —sonrió—, no solo sabrás mi nombre completo.

—Es algo pasajero —se atrevió a criticar.

—Si yo quiero que sea algo permanente —Reborn miró directamente a esos ojos—, lo será.

 

Besos y mordidas. Susurros y gemidos altos. Gruñidos y gritos de placer. Le enseñó a ese niño sus zonas más sensibles, y a cambio, aquel castaño supo usar esos dedos grácilmente para hacerlo perder el juicio. La desesperación de aquel celo llegó cuando el falo del alfa surgió ante la nula tela, y Reborn tomó el control de aquello sin importarle que estuvieran en el tosco suelo de su sala. Él solo quería alivio, y más que eso, quería que ese niño en específico le otorgara aquel placer.

Había dominado a un alfa de clase alta.

Reborn se deleitaba con sus propias habilidades de seducción, porque había encontrado al sujeto de sus fantasías y lo había puesto de rodillas ante él. Su ego subió hasta el cielo y ahí se quedó a la par que sus orgasmos más dulces. Halló su mayor tesoro, y lo comprobó cuando tuvo jadeando a aquel alfa en el suelo, sumiso ante él, dispuesto a ser usado. Reborn estuvo demasiado satisfecho mientras murmuraba incoherencias y saltaba sobre el duro pene del que sería desde ese punto… su alfa. De nadie más.

Porque así lo decidió.

Todo en ese castaño lobo disfrazado de oveja sería suyo. Desde esa voz ronca que le susurraba al oído, de esas manos suaves que agarraban su cadera en medio de las embestidas, de cada esencia que brotara de ese cuerpo, de las miradas avergonzadas y deseosas, de esa voluntad digna de un buen líder…, y de esas manos que le prepararían siempre aquel café glorioso que calmaba no solo su sed, sino su lascivia.

Reborn Halló en Tsunayoshi Sawada, el alfa sumiso que gustaba de manipular y mimar en igual medida.

 

—Otra vez —ordenaba con su voz ronca.

Las veces que quieras, Reborn.

 

 

 

Notas finales:

Creo que tengo que desarrollar más esta relación, al menos un poquito. No sé. ¿Ustedes qué opinan?

Cambiando de tema.

¿Les gustó ese delicioso medio ambiguo? 7u7 … porque Krat quiso que sea de un nivel justo como para no poner advertencia de lemon. No sé.

Krat los ama~

Besitos~

 

PD:

Krat es de Ecuador, si hay alguien más de este país algo quebrado, le envío fuerzas. Porque saldremos adelante y nos haremos escuchar.

No más muertes. ¡No más represión!


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