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Mi Príncipe Omega por TidsoptimistMF

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Notas del capitulo:

Hola!!

Llegué antes con el capitulo, el cual espero que disfruten mucho :D

Son 15 paginas, es el capitulo más largo hasta ahora y aunque lo revisé más de una vez, puede ser que algo se me haya pasado por alto. Mil disculpas si hay algun error, la verdad no fue mi intencion u.u

Ahora, los dejo leer lo que todo esperaban: La Gran Batalla

Disfruten!!

 

 

La mañana era neblinosa, fría y gris.

Yuri miró por la ventana de su oficina la sombra de las casas que se desplegaban sobre su territorio, enfocándose en la batalla que se llevaría a cabo ese día.

Su espíritu estaba tranquilo. Después de regresar a su casa, había retomado su entrenamiento con Victor, con algunas modificaciones al inicio para que su cuerpo no sufriera de golpe la inclemencia del ejercicio después del celo, para luego ir tomando ritmo y forma hasta reforzar gran parte de los puntos en los que se sentía débil.

Sin embargo, aún con la conciencia en calma antes de la tormenta, había una pequeña parte que lograba irrumpir su habitual estoicismo.

La inquietud de que Jean tramara algo no lo dejaba del todo en paz. Sabía que Victor era capaz de defenderse, sólo esperaba que Jean no intentara una artimaña para usarlo en su contra.

Una cálida mano envolvió de repente la suya, haciéndolo regresar a la realidad.

De reojo miró la silueta de Victor, imponente a su lado. En su cuello portaba de nuevo el collar que lo impedía transformarse. Al ser un evento público y para evitar cualquier alboroto, el mismo Victor le había pedido usarla para la tranquilidad de su manada y de sus cercanos. Sólo cuando estaban solos y en la intimidad del cuarto, Victor le permitía que le sacara el collar.

Aunque Yuri confiaba plenamente en Victor, agradecía en cierta forma que intentara mantener la paz dentro de su colonia. Bien se sabe que el miedo y la ignorancia son dos cosas muy peligrosas y que juntas pueden generar grandes problemas si no se tiene cuidado.

Sobre todo cuando el ambiente se encontraba así de tenso.

- Líder, ya es hora

La voz de Phichit lo hizo desviar su mirada hacia su persona. Vestido de negro igual que él, Phichit se encontraba con su pelo peinado hacia atrás sin dejar que ningún mechón se cruzara en su campo de visión. Su mirada era seria y oscura.

Yuri podría decir que eran contadas las veces que lo había visto así de enfocado.

Sus ojos oscuros derrochaban frialdad y agudeza. Como una pantera, agazapado en la oscuridad esperando por su presa.

Tal como un beta debía comportarse, Phichit se encontraba listo y preparado para actuar apenas algo se saliera de control. Estaba mentalizado para ello.

Sabiendo que podía confiar plenamente en que su beta, Yuri asintió y pasó a dirigirse a la puerta de su despacho sin dar vuelta atrás. Estaba decidido a ganar y obtener la libertad de Victor y volvería con vida.

Por ningún motivo permitiría que Jean se saliera con la suya.

Por su parte, Victor se encontraba dividido. Perturbado. Nervioso.

A medida que avanzaban al lugar de encuentro, sentado en esa camioneta negra, no podía evitar que algo similar a la desesperación lo embargara.

En todos esos años, en donde más de una vez se había envuelto en situaciones de vida o muerte, jamás se había sentido tan inquieto como ahora. Confiaba en Yuri y en sus habilidades, no tenía duda de ello, pero…

Las memorias de su turbulento pasado y en las que Jean era parte no dejaban de atormentarlo.

Las pesadillas que lo habían abrumado los primeros años cuando había escapado de la manada, habían vuelto en los últimos días, azotando su férreo control forjado con los años. Pesadillas donde su hermano yacía muerto, él rodeado por ese charco carmín, pegajoso que lo tragaba y tironeaba a las profundidades de la locura misma, el pálido rostro de su hermano mutando al de Yuri…

Al final siempre despertaba sudando, sus brazos buscando con pánico el calor, el aroma de Yuri, su nariz abrigándose en su cuello, tratando de controlar su agitado corazón, que la angustia que oprimía su pecho se aliviara solo un poco.

Temor, puro y denso le agarrotaba todo el cuerpo y lo único que lo tranquilizaba en esos momentos era que tenía a Yuri en sus brazos, se enfocaba en su presente.

Pero ahora, su presente era distinto. Yuri no estaba en sus brazos y en unos minutos más estarían frente a él.

El hombre que le había arrebatado todo. Su hermano, su familia, su manada, y ahora estiraba sus garras a lo único que le quedaba. Su compañero.

Si de algo estaba seguro Victor, es que si llegaba a sucederle algo a Yuri perdería la cordura y ambas cosas lo aterrorizaban hasta los huesos.

Sin embargo, pese al torbellino que lo embargaba, la opresión en el pecho y sus terribles ganas de destruir algo, Victor se obligó a actuar y aparentar calma.

Inhaló con fuerza, se obligó a mirar el invernal paisaje que pasaba frente su ventana y hasta se puso a contar el número de árboles por el camino con tal de no pasarle sus inquietudes a Yuri.

Él debía enfocarse, no distraerse con sus estúpidas supersticiones y miedos.

Al llegar al lugar del encuentro, Yuri bajó de la camioneta y miró la gran construcción que había frente a él. Similar a un estadio, el lugar había albergado los más grandes enfrentamientos en la historia de su manada. Antiguamente era el lugar donde los cambiaformas aprendían a desarrollar sus habilidades como lobos, y donde una vez al mes se peleaban en busca de demostrar quién era el más fuerte.
Hoy en día las instalaciones se seguían usando para entrenar a los centinelas y era donde se llevaban a cabo las pruebas para ser parte de ellos.

El mismo Yuri tenía recuerdos de largas estadías en la Arena, entrenando sin descanso a la tierna edad de cinco años, tal vez antes.

Aún podía recordar el dolor de la arena ardiente sobre sus pies cuando corría en verano con los pies descalzos y las múltiples ampollas que le escocían durante la noche sin dejarlo dormir.

Yuri hizo una mueca y se obligó a dejar esos recuerdos a un lado.

Debía concentrarse en la pelea que vendría ahora.

Con Phichit a su costado derecho y Victor al izquierdo se encaminó hacia la entrada del recinto.

 

 

La luz del sol atravesaba tenuemente los restos de neblina que quedaban en el cielo, generando una luz clara y fría.

Yuri salió al encuentro de su contrincante con Victor y Phichit a su espalda mientras la multitud aclamaba su entrada en la arena. Al estar prácticamente toda su manada ahí presente, no era raro que lo alentaran.

Frente suyo, se acercaba Jean con su propia comitiva. Habían llegado el día anterior en una fría bienvenida que Yuri había preferido borrar de su memoria para enfocarse en la pelea de hoy.

Con paso seguro y confiado el hombre desprendía el aura de un ganador, quien sabe que la victoria la tiene dentro de su bolsillo.

Ese derrochar de confianza solo le indicaba a Yuri que debía irse con cuidado.

“Nunca subestimes a tu oponente”, esa era una de las primeras lecciones que su tío le había dado y que Yuri había grabado a fuego vivo en su cabeza.

Cuando llegaron al centro, Jean sonrió.

- Líder Katsuki- lo saludó con fanfarronería.

- Líder Leroy- fue la fría cortesía de Yuri al tiempo que sus ojos inspeccionaban a sus acompañantes.

Una mujer de cabello negro y con bonitas facciones se encontraba a su derecha y al otro lado un hombre de cabello rubio y ojos claros que despedía pura y avasalladora sensualidad.

Victor por su parte los reconoció de inmediato. La mujer joven era Isabella Yang, una de las tantas omegas de la manada que besaban el piso por donde Jean caminaba, con la única diferencia que ella había sido su amiga desde la infancia. No le sorprendía que ahora fuera su compañera, por el olor que percibía de ella era lo más probable que ya la hubiera reclamado. Por otro lado, el hombre era Christopher. Habían sido compañeros de entrenamiento y centinelas, por lo que verlo le trajo sentimientos encontrados, empezando por que ahora era el beta del bastardo que más odiaba en el mundo.

Sin embargo, tanto Victor y sobre todo Yuri, enfocaron su vista en lo más inusual de esa comitiva. Un joven lobo de pelaje dorado se encontraba amarrado a una cadena que portaba Jean con total orgullo, como si fuera una mascota que deseaba mostrar.

Era clara la indirecta de como esperaba llevarse a Victor si ganaba. Encadenado y gruñendo tal como ese lobo dorado.

-Tal como acordamos he venido a reclamar lo que me pertenece- habló Jean con seguridad- El traidor será llevado ante nuestra aldea para ser ejecutado.

- Te recuerdo que a quien llamas traidor es mi compañero. Por lo mismo te sugiero que controles tus palabras- aclaró Yuri.

Los ojos de Jean centellearon ligeramente al escucharlo y sin discreción se posaron en su cuello y luego en el de Victor.

-Ya veo- murmuró viendo ambas marcas- Supongo que era cuestión de tiempo para que reclamaras lo que era tuyo, ¿no es así Victor?. Con esto solo lograste que la separación sea más dolorosa

-Habla con mucha confianza, líder Leroy- habló esta vez Phichit, adelantándose a Yuri- Ya es hora de que el encuentro se dé inicio para declarar al verdadero ganador.

-Por supuesto- aceptó Jean alzando las manos en son de paz- No esperaría menos. Eso sí, antes de comenzar me gustaría hacer una pequeña solicitud.

Un escalofrío recorrió la piel de Yuri, podía sentir que esa petición no sería algo bueno.

De todas formas asintió  y Jean continuó.

- Ya que esta será una disputa entre líderes y donde nuestros puños serán nuestras armas, deseo pedir que el líder Katsuki utilice esto.- moviendo la mano a uno de los bolsillos de su chaqueta sacó una caja mediana de madera y se la extendió a Yuri – Es para que las condiciones sean…parejas

Yuri no hizo mueca alguna sin embargo tan pronto abrió la caja y vio su contenido, sintió que la bilis se le subía hasta la garganta.

Era repugnante.

Escuchó el chasquido reprobatorio por parte de Pichit y un gruñido bajo de Victor, y supo que debía detenerlo. En un segundo sus brazos se movieron uno a cada lado evitando que se fueran en contra de Jean.

-¡¿Cómo te atreves?!- bramó Phichit enfurecido.

Jean sólo sonrió con soberbia.

-Bien es sabido que el líder Katsuki tiene ciertas, habilidades, que podrían darle ventaja durante la pelea…

-Le aseguro que nunca fue mi intención el usarlas- aclaró Yuri, hablando antes de que Phichit dijera algo más.

- Por supuesto, no desconfío de su palabra, pero en una pelea uno se puede dejar llevar. ¿No es así Victor?

Una mortal y asesina mirada brilló en los fríos ojos azules de Victor, mientras sentía que se le hacía cada vez más difícil respirar.

Quería lanzarse directamente al cuello de Jean y descuartizarlo ahí mismo, sin embargo el sentir el suave tacto de la mano de Yuri sobre su brazo calmó su fiereza.

Yuri por su parte miró una vez más el contenido de la caja: un collar negro, idéntico al de Victor, para controlar sus habilidades cambiaformas.

Era un insulto directo a su ego.

Como líder, Yuri no podía aceptar tal solicitud, ya que daría la impresión que se está dejando controlar, casi someter, por el líder enemigo.

Era un signo de sumisión que Yuri no se podía permitir aceptar.

Pero por otro lado, tampoco podía negarse.

Podía ver por el brillo malicioso en los ojos de Jean, que si se negaba, cualquier movimiento durante la pelea, incluso su victoria podía ser puesta en duda y atribuirse a sus habilidades de cambiaformas.

En otras palabras Jean lo tenía acorralado.

Yuri sonrió para sus adentros.

No esperaba menos de Jean-Jacques Leroy.

Cerrando la caja, se la entregó a Jean.

- Como líder, agradezco su regalo y preocupación, sin embargo me veré en la obligación de devolverlo- habló sin dejar de mirar fijamente al hombre frente suyo, sin prestar atención a la cara de indignación que la mujer a su lado colocaba.

-Es una lástima- exclamó Jean con falso pesar- ¿Cómo espera entonces demostrar que esta será una batalla entre iguales?

Yuri sonrió. Tal como se lo imaginaba.

Sin decir palabra, se dio media vuelta, quedando al frente de Victor, quien lo miró con curiosidad.

Los ojos de los presentes se agrandaron en sorpresa, incluido Jean, cuando vieron que con total tranquilidad Yuri rodeaba con los brazos el cuello de Victor y retiraba el collar negro que él portaba.

- Como sabrá mi compañero es cambiaformas y este collar tiene la función de controlar sus habilidades- habló Yuri al tiempo que se giraba y le hacía frente a un boquiabierto Jean- Usaré esto para evitar cualquier malentendido

Dicho esto, Yuri se colocó el collar de Victor en su propio cuello, sintiendo al instante en su piel el cosquilleo de las pequeñas descargas que el objeto daba para mantenerlo bajo control, viviendo en carne propia lo que Victor debía sentir todo el día.

Cuando todo eso terminara, se preocuparía de deshacerse de ese collar para siempre.

- Ya es hora de que la pelea inicie- concluyó, su mirada desafiante ante aquel quien sería su contrincante.

Jean cerro la boca y recuperando su habitual soberbia, asintió.

Dándose media vuelta, Jean tironeó al lobo que tenía encadenado, obligándolo a caminar hacia el extremo que le correspondía. Su beta y su compañera le siguieron el paso mientras él masticaba con rabia el que sus planes no funcionaran como él esperaba.

Que Yuri liberara a Victor y tomara su collar no estaba entre sus planes.

- Debes admitir que ese omega tiene agallas- pronunció con apreciación Chris- Aceptó tu desafío, pero bajo sus propias condiciones.

Jean bufó. No necesitaba que su beta se lo dijera.

Miró el lobo que tenía encadenado. Tironeó las cadenas haciendo que los gruñidos del lobo pasaran a un lamentable quejido.

- Espero que tú al menos cumplas con tu parte.- le espetó, al tiempo que le entregaba la cadena a Isabella.- Encárgate de que “no escape

La joven mujer asintió con firmeza, aunque su mano tembló dubitativa al tomar la cadena. Para su suerte, Jean no logró percibir el movimiento.

 

Por otro lado Yuri se alistaba, con su compañero y beta mirándolo con una mortal expresión.

De repente, Phichit no pudo más con el frío silencio.

-¿Estás seguro de seguir con esto?- consultó mirando con especial atención el collar en el cuello, sus ojos queriendo quemar esa franja negra.

- Phichit no hagas preguntas que ya conoces la respuesta- contestó Yuri muy serio- Necesito que te enfoques en Victor, no en mí. Si Jean intenta algo para desconcentrarme va a ser utilizando a Victor como carnada- Sus ojos se enfocaron en los preocupados de Victor- No dejes que lo lastimen o mi batalla será en vano.

-Hablas como si no supiera cuidarme solo- contesto Victor al ser el foco de atención- Recuerda quien te estuvo entrenando estos días.

Una leve sonrisa se curvo en los labios de Yuri.

- En ese caso no debo preocuparme, al igual que tú tampoco debes hacerlo por mi

Victor sonrió de regreso, algo similar a la confianza brotando de sus labios.

- Pides lo imposible, Yuri- fue la frase que sonó en la cabeza del pelinegro, pronunciada por la voz aterciopelada de Victor.

Yuri no pronunció palabra y solo le mantuvo la vista a Victor unos segundos más antes de voltearse hacia la arena.

- Vuelve a salvo- pronunció esta vez Victor en voz audible para Phichit.

-Lo haré

Con esas últimas palabras Yuri se encaminó al encuentro de su contrincante, escuchando como a su alrededor se alzaban las voces del público expectante.

Toda la manada estaba ahí para apoyar a su líder y Yuri no los iba a defraudar.

Sus pies se hundían al caminar por la fría nieve. Inhaló profundo el espeso aroma proveniente de los pinos cercanos, mezclado con la humedad del aire. Movió su cuello haciéndolo crujir, ya más acostumbrado a las pequeñas descargas que cosquilleaban en su piel. Sus manos eran dos puños reteniendo y manteniendo el control ante lo que se venía. Habría deseado abrazar a Victor, poder sentir la cálida sensación de sus brazos rodeándole, entregándole mayor seguridad a lo que vendría…

Sin embargo, en vez de eso se abstuvo y mantuvo la fría distancia que las circunstancias permitían.

Por primera vez en mucho tiempo, Yuri se sentía falto de afecto y eso era algo que no podía permitirse como líder. Debía aprender rápidamente a cerrar ese sentimiento y no dejarlo crecer más o sino sería un problema para el futuro. Igual que una bola de nieve que crece sin detenerse hasta ser demasiado grande para destruir todo a su paso, incluido los grandes pilares que lo habían formado desde pequeño para ser un líder adecuado.

Tragando y dejando pasar toda esa frustración sentimental contenida, se enfocó en Jean. El hombre era más alto que él, pero eso no era problema. Su contextura por otra parte era lo que le preocupaba. La ropa negra que tenía puesta se ajustaba a su cuerpo de tal forma que dejaba ver sus anchos hombros y la fuerza de sus brazos.

El tipo podía ser un idiota y un maldito, pero tenía buena contextura física. Era alguien entrenado.

Hasta ese entonces, Otabek, que había estado al margen se acercó al centro en donde ellos estaban.

-Mi nombre es Otabek Altin, jefe de los centinelas de la manada Katsuki. Yo seré quien supervise la pelea entre el Líder Yuri Katsuki y Líder Jean Jacques Leroy por la custodia de Victor Nikiforov.- anunció con voz grave y potente.

El día anterior se había sorteado entre los hombres de Jean y los de Yuri quien sería el árbitro de la pelea, siendo para suerte de Yuri, Otabek. Yuri debía admitir que se había sentido muy aliviado cuando vio su nombre aparecer, ya que pese a su edad y juventud, Otabek era la madurez en persona y no conocía hombre más confiable y justo para presidir como juez en esa pelea.

Por algo es que también le había otorgado el puesto de jefe de los Centinelas.

- Las reglas son simples, el primero en caer inconsciente o solicitar verbalmente su derrota será el perdedor. No hay límite de tiempo ni tiempos de descanso…

Las reglas eran claras, esta no sólo era una pelea del más fuerte sino también de resistencia.

Miró a Jean por última vez.

- Que gane el mejor- fue lo último que pronunciaron ambos antes de que la pelea fuera iniciada oficialmente por Otabek.

Sintiendo la adrenalina correr por sus músculos, Yuri se puso en posición defensiva esperando el primer movimiento de Jean que no tardó en llegar. Un golpe certero a un costado de su abdomen que apenas pudo detener con el antebrazo.

Fuerte, poderosa y lo suficiente para hacer que su brazo lo resintiera. Jean iba con todo desde el principio. Estaba claro que su táctica era  terminar rápido el enfrentamiento y no desgastarse en el proceso.

Sin embargo, Yuri no se lo iba a dejar tan fácil.

Agachándose, dejó que su centro de gravedad bajara lo suficiente para entregar el siguiente impacto contra su abdomen, logrando que Jean se quedara sin aire. Con rapidez el hombre se movió hacia atrás dejando una separación suficiente que le diera tiempo para reponerse. Pese al certero golpe y la respiración agitada de Jean, este no tuvo problemas de mostrar una confiada sonrisa.

- Nada mal para ser un omega…-pronunció, recuperando la compostura.

Yuri volvió a su postura de batalla y no pronunció palabra. Si creía que lo iba a desconcentrar con su altanería, estaba muy equivocado. Expiró suave por la boca dejando que un pequeño vaho se formara por el contraste con el aire frío antes de volver a atacar.

Lo siguiente que sucedió fue demasiado rápido para ser seguido por un ojo poco entrenado, al estar ambos vestidos de negro era difícil seguir los hábiles y certeros golpes, menos medir la fuerza que imprimían a cada uno de ellos. Los movimientos, la agilidad para esquivarlos, para detenerlos, mostraba la altura de ambos contrincantes y verificaban porque tenían el título de líder.

Una patada certera de Jean envió a Yuri varios metros más allá, derrumbándolo en el suelo.

Victor apretó la mandíbula desde la distancia, sus puños ardiendo, exigiendo la sangre de aquel que acaba de lastimar a su compañero. Sentía como la electricidad recorría su cuerpo, sino se calmaba pronto, se convertiría en un lobo salvaje y eso era lo menos que necesitaba.

Inspiró con fuerza una y otra vez intentando calmarse pero era bastante difícil. Con cada inhalación que daba podía sentir con claridad el olor de la sangre de Yuri, el pequeño hilo de color carmín que corría por la comisura de su labio, lenta y peligrosamente hasta manchar la blanca nieve. Su lobo comenzó a rasguñar su ser exigiendo salir a la superficie, a proteger lo que era suyo, a no dejar que Jean lo arrebatara de su vida…a cobrar la sed de venganza que por tanto años había cargado.

Sus ojos brillaron con peligrosa intensidad, sin embargo a lo lejos pudo ver como Yuri alzaba la cabeza y le entregaba una mirada significativa.

Sus ojos oscuros lo miraban desde la lejanía con una intensidad que hizo a su lobo quedarse quieto y obedecer igual que un perro que es reprochado por su amo.

Victor sintió que podía respirar nuevamente con normalidad y se sorprendió del poder que Yuri había logrado obtener en tan poco tiempo para ejercer tal influencia en su autocontrol, aunque al mismo tiempo se sentía algo culpable, al igual que su lobo. Supuestamente Yuri debía enfocarse en la pelea, no en sus arranques de ira.

Por su parte, Yuri cortó drásticamente el contacto con Victor, teniendo que rodar en la nieve para evitar un golpe directo de Jean, quien había aprovechado al verlo distraído. Cualquier oportunidad era darse en bandeja de plata al alfa y Yuri sabía que se había salvado por poco.

Recobrando la compostura se lanzó hacia Jean. Ya había visto el rango de sus movimientos, el alcance de sus brazos y piernas y los movimientos que era capaz de hacer. Gracias al entrenamiento que había tenido con Victor, le había sido mucho más rápido y sencillo adquirir toda esa información en poco tiempo. Con eso mente ya tenía un patrón hecho en su cabeza para poder enfrentarlo derechamente con un plan.

Por lo orgulloso que era Jean, estaba seguro que no obtendría una palabra de derrota por parte de su boca ni en mil años, por lo que optó por la vía de dejarlo inconsciente, aunque esa última fuera igual de desgastante que la primera opción.

Con movimientos ágiles se acercó a Jean con la intención de desgastarlo con unos golpes más antes de entrar de lleno a dejarlo inconsciente, sin embargo, su aliento se detuvo en su boca cuando vio un brillo conocido en sus ojos. Sólo fue una milésima de segundo, pero fue lo suficiente para sentir un escalofrío antes de ver que Jean desaparecía de su campo de visión. Antes de que se diera cuenta tenía la respiración de Jean sobre su cuello y su puño dándole un fuerte golpe en las costillas haciendo sonar al menos una de ellas.

El dolor fue brutal y lo lanzó contra el piso, mientras sentía que se le dificultaba respirar. Conocía bastante bien ese dolor para saber que le había roto una costilla.

No había alcanzado a reponerse cuando Jean lo volvió a alcanzar asestándole dos golpes más, que Yuri apenas pudo detener y que lo lanzaron varios metros de distancia contra la fría nieve. Con solo caer en el gélido colchón blanco sintió como varios de sus huesos se contraían por el impacto.

Estaba en problemas.

Tan pronto el dolor estalló en su cuerpo pudo sentir al mismo tiempo la ira subiendo en su interior como lava ardiente. No necesitó voltearse para saber que toda esa ira venía de Victor. Pura y territorial, su enojo se arrastraba como garras a través de su vínculo y Yuri podía sentirlo en carne propia.

Y eso no era bueno.

No cuando el dolor de huesos rotos te acompañaba y estabas en medio de una batalla.

Yuri sabía que Victor confiaba en sus habilidades y en lo que le había enseñado, pero era claro que aún habían muchas cosas que debían resolver empezando por mantener la calma en situaciones como esta. Estaba bastante seguro que el hombre debía estar teniendo en ese momento una batalla mental con su lobo y sus instintos de cambiaformas, más ahora que no tenía el collar para controlarlo y tenía frente suyo a Jean, la persona de la que juró vengarse por diez largos años.

En ese momento, Yuri sintió que tal vez había sido demasiado optimista o muy ingenuo al pensar que su vínculo no era algo que podría afectarles. No en la batalla al menos. Ahora sabía que se había equivocado, no había medido el alcance de aquel vinculo. Tampoco es que se arrepintiera de él, pero le hubiera gustado saberlo antes de ir a batallar con Jean. Al menos así podrían haber pensado una forma de controlarlo.

Pero ya no lo habían hecho.

Concentrándose, Yuri empujó el dolor y la ira de Victor fuera de su mente antes de que su cuerpo reaccionara de forma instintiva e intentara sacar sus habilidades a flote. Si eso sucedía estaba perdido, ya que el collar se preocuparía de detenerlo y dejarlo inconsciente dándole la victoria automáticamente a Jean.

Lo único que tenía a su favor en ese momento eran los entrenamientos espartanos que había recibido de su tío Toujirou que lo habían forjado como el acero, lo suficiente para sentir que tenía la capacidad de lidiar con todo eso sin entrar en la desesperación.

Se enfocó en Jean que lo observaba con una calma inusitada, casi burlándose de su estado sintiendo que esa batalla ya la tenía ganada. Sus ojos del color de siempre o eso parecía.

Entre medio del dolor Yuri aún podía percibir un rasgo muy sutil en el iris del alfa que le decía que las cosas no estaban tan parejas como él había creído desde un principio.

-Sabes, es curioso ver como un líder tan amado y poderoso, puede caer tan fácilmente con solo unos golpes- comentó Jean con arrogancia, mirando su puño- Sólo tuve que imprimir un poquito más de fuerza para dejarte en este estado tan deplorable. Dime ¿Cómo puedes proteger a tu manada si te dejas tomar así?

Yuri respiró con dificultad ante toda respuesta, sin dejarse intimidar ni dudar un segundo de sus capacidades. Ni siquiera cuando Jean lo tomó del cuello elevándolo por los aires.

- Sabes voy a disfrutar mucho esto, Victor no es el único que ha estado buscando venganza todos estos años. Él mató a mi padre después de todo y ahora voy arrebatarle lo último que le queda, dejándolo sin nada.…

- Tú violaste… a… su hermano- pronunció Yuri con dificultad.

Jean sonrió.

- ¿Eso te dijo? En mi versión y la de mi manada, su hermano Alexei simplemente fue una zorra que se dedicó a coquetearme hasta que tuve que ceder y darle lo que quería. Después, él enloqueció y decidió quitarse la vida, yo no lo maté.- argumentó, el descaro brillando en sus ojos. Yuri tembló ante sus palabras, ante su mentira, ante el terrible descubrimiento hasta qué punto había manipulado la historia para que su manada no viera a través de ella la verdad y creyeran toda esa porquería – Ahora, te voy matar frente sus ojos para que sepa lo que significa ver morir lo que amas frente tuyo y sentirte impotente.- expresó, su mano apretando con más fuerza el cuello de Yuri- ¿Alguna última palabra?

Yuri inhaló, la falta de aire, el dolor, a un paso de perder el control, la cordura. Pero se contuvo, se mantuvo firme como un buen soldado, su estoica y fría mirada abriéndose paso en su rostro, sin alterarse, sin mostrar lo que sentía.

No podía caer. No podía quebrarse. En sus manos estaba la seguridad de su manada y de Victor. Si caía, si flaqueaba, ellos terminarían en las garras de Jean y eso era algo que no se iba a permitir.

Inspirando con dificultad junto un poco de aire para hablar.

- Tu ojo… esta rojo- expresó, su mirada fija en él. Jean sin parecer alterarse al verse descubierto.

- Vaya, vaya, es imposible mantener secretos ante ti, ¿no?. – acercándolo hasta su rostro, Jean apretó su cuello un poco más- Ya que pronto morirás y serás uno con la nieve, no me molesta en revelártelo. Tengo habilidades de cambiaformas, igual que tú, pero yo lo mantuve en secreto, es mi arma- los ojos de Yuri titilaron de sorpresa, abiertos ante tales palabras- Es una lástima tener que usarlas contigo, un omega, esperaba salir ileso y terminar esto más rápido, pero tú no me diste otra opción…

Yuri apretó los dientes con fuerza, controlando cualquier impulso de sacar la rabia que contenía. No era el desprecio en sus palabras lo que lo enfurecía, sino saber que el maldito lo había engañado. Había tenido un naipe bajo la manga todo este tiempo y él como un idiota se había dejado manipular. Estaba seguro que ni el mismo Victor lo sabía. Ahora entendía porque Jean había tomado todas las precauciones, incluido el collar. No sólo quería tener ventaja al inhabilitarlo, sino también se había preocupado de que la pelea fuera desigual desde el principio.

¡Era inaudito!

Sin embargo no tenía tiempo para enojarse por eso ya que estaba en aprietos mayores, y por aprietos se refería a la mano que Jean mantenía aferrada a su cuello y que nuevamente comenzaba a hacer presión disminuyendo cada vez más su capacidad de respirar. A lo lejos podía ver los ojos de Victor que lo miraban desorbitados, airosos, una marea descontrolada que amenazaba inundar todo si es que llegaba a morir, mientras que Phichit a su lado hacía lo posible por no lanzarse el mismo a la Arena a detener todo. Otabek por su parte mantenía su compostura, pero miraba atento ante cualquier movimiento o señal que Yuri pudiera darle para detener a Jean.

Yuri inspiró una vez más, lo mejor que pudo, haciendo caso omiso de la puntada en su costado derecho, dejando que el aire fluyera por todo su cuerpo y mente, limpiándolo y trayéndole toda la nostalgia de tiempos de antaño cuando era un niño e inspiraba de igual forma el aire invernal. Cuando rodaba en la nieve y hacía pequeñas batallas con bolas de nieve a hurtadillas con Phichit cuando su tío no los veía. El mismo aire que lo rodeó cuando se dejó abrazar por Victor.

Esa calidez…

Suspiró largo, sus músculos relajándose por última vez, sus ojos cerrándose siendo lo último en ver la victoriosa y maquiavélica sonrisa de Jean con sus dientes blancos resplandeciendo en una nubosa neblina.

Silencio. Quietud.

Y fue ahí que lo sintió, los dedos de Jean en su cuello soltando levemente el agarre producto del alivio. Un movimiento pequeño, inconsciente, que no duró más que unos segundos pero fue lo único que necesitó Yuri para juntar toda su energía en su pierna derecha y asestar un veloz y poderoso golpe en la nuca de Jean.

Raudo y letal como un guepardo, Yuri aprovechó el impulso para soltarse del agarre de un asombrado y atónito Jean. Lo rodeó con las piernas mientras caían al piso, quedando sus muslos alrededor del cuello de Jean, haciendo una llave implacable contra su contrincante en busca de dejarlo inconsciente.
Sólo cuando impactaron contra la nieve, Jean reaccionó e intentó quitarse de encima a Yuri, su mano enterrándose en su costado derecho intentando empeorar el estado de su costilla rota, tratando de infligirle el mayor dolor posible para que lo soltara, sin embargo Yuri resistió.

-¡Maldito… seas…!- pronunció con el poco aire que le quedaba, sus manos pasando a aferrarse a los muslos de Yuri intentando quitárselo, rasguñando y clavando hasta el punto de llegar a desgarrar en algunas parte la tela, dejando piel expuesta. Sus uñas se enterraron, haciéndolo sangrar, sin obtener ninguna liberación. Con lo último que le quedaba de aire, siseó el nombre del líder que lo había derrotado- Esto no quedara así…Yuri…

Sus ojos de color carmín, brillaron una vez más antes de quedarse en blanco. Las uñas dejaron de enterrarse en la carne y una fría palidez cubrió su rostro. Otabek se acercó a comprobar, pero era claro quién era el vencedor.

Mirando hacia el cielo y lanzando un largo suspiro, Yuri sintió que por primera vez en mucho tiempo podía respirar plenamente.

Una sonrisa adornó su rostro y lanzo un puño al cielo en forma de victoria justo cuando Otabek lo anunciaba como el ganador.

-El líder Leroy no puede continuar la batalla. Líder Katsuki es el vencedor.- anunció al tiempo que la multitud aclamaba de pie a su líder.

Con la adrenalina aun por las nubes ayudándolo a manejar el dolor, volteó para mirar a su compañero, a quien había salvado de un final tan cruel como la muerte. Sus ojos se enfocaron en el lugar donde supuestamente debía estar Victor, sin embargo no lo vio.

Su corazón se detuvo y sus ojos se abrieron llenos de real pánico cuando vio a Victor en el piso, rodando en la nieve mientras algo peludo y dorado lo atacaba.

Era el lobo que Jean había traído.

Sin perder un segundo, comenzó a moverse en dirección a Victor. Una nueva puntada cruzo su abdomen con sólo moverse, sin embargo se llevó la mano hacia el lugar afectado y continuó su camino. No podía dejar que tal bestia acabara con su compañero.

Por su parte Victor se encontraba forcejeando con el joven lobo que tenía anclados sus colmillos en su brazo. Había estado tan atento en la pelea de Yuri, que no se había percatado de la cercanía del lobo hasta que este se lanzó a atacarlo. Gracias a la vida que había llevado durante esos últimos años, había logrado responder rápidamente y evitar que clavara sus dientes en su cuello, sin embargo había tenido la suficiente potencia para desequilibrarlo y lanzarlo al piso.

Phichit había intentado quitárselo de encima, pero sólo había conseguido un gran zarpazo en su brazo, por lo que había optado por ir en busca de más centinelas para intentar controlar al animal.

Victor forcejeó con el animal, si sólo pudiera cambiar a su forma de lobo…

El animal le lanzó un zarpazo al rostro, tomándolo desprevenido. Sintió la sangre brotando de su mejilla junto con ardor. El olor a hierro inundo sus fosas nasales ya colapsadas; su nariz ya estaba llena hasta el tope con el olor a sangre de Yuri producto del combate y ahora mezclada con la suya, solo terminaba por aumentar su desagrado. Lo mareaba, lo enfurecía y hacía que nuevamente su lobo quisiera salir a defenderse.

Sin embargo sentía que exactamente eso era lo que ese lobo quería. Antes no se había percatado por estar su mente demasiado enfocada en Jean y en controlar su deseo de matarlo, pero ahora que tenía al animal encima suyo podía percibir que era un cambiaformas, como él. Pero no solamente eso, el olor que emanaba de él…aún con su nariz colapsada de olores podía percibir un rastro sutil que le era familiar, nostálgico.

Sin embargo, no tenía tiempo para detenerse en esos detalles, debía enfocarse en sacarse al lobo de encima, y pronto, si es que no quería terminar con más heridas o preocupando a Yuri.

Como pudo, tomó impulso e intentó poner al lobo contra el piso para aprisionarlo mejor, pero este se movió antes, soltando su brazo y fue directo a su cuello, una vez más intentando el letal ataque. Victor aprovechó ese instante para darle con su brazo bueno un puñetazo justo en el hocico, tirándolo hacia la nieve, permitiéndole salir de la prisión en la que estaba.

Levantándose y moviendo la cabeza, algo desorientado por el golpe, el lobo volvió a enfocar sus ojos turquesa en Victor. Volvió a gruñir ronco y bajo, totalmente amenazante. Sin embargo, pese a la brava apariencia que mostraba, sus piernas temblaban como si no pudieran mantener su propio peso, su respiración era pesada y parecía que no iba a soportar mucho más la pelea.

Victor pronto se dio cuenta que ese lobo era una representación muy cercana al estado en el que él había estado cuando fue acorralado por los centinelas de Yuri, con la diferencia que este lobo se veía aún más desnutrido. En ese estado era imposible tratar de razonar con él, estaba en modo de supervivencia, con sus últimas fuerzas estaba llevando a cabo su cometido.

Pero…¿Por qué en ese estado? ¿Por qué ese cambiaformas estaba con sus últimas energías tratando de matarlo?

Victor no lo entendía y menos aún al sentir su aroma que le era cada vez más nostálgico, haciendo brotar distintas emociones en su cuerpo, casi como si fuera un llamado a sus células a desgarrarse y transformarse en lobo para seguir esa batalla…

Desconcertado, Victor apenas captó cuando el lobo tomó una última bocanada de aire y se lanzó a atacarlo.

Lo había tomado desprevenido, apenas lograría defenderse cuando en eso escucho un silbido pasando por su costado.

Un segundo después el lobo soltó un quejido y cayó a la nieve con un golpe sordo.

Impactado, Victor volteó la cabeza hacia un lado y vio que Phichit había intervenido. Con un rifle en mano, le había disparado un dardo tranquilizante al lobo justo en un costado, haciendo que este cayera en el piso inconsciente, salvándole la vida a Victor.

- No me lo agradezcas- Fue todo lo que pronunció Phichit en tono serio, antes de hacer una seña para que los centinelas se acercaran para tomar al lobo con las debidas precauciones.

Pero Victor no estaba agradecido. No.

Quería gritarle a Phichit por intervenir de esa forma en su pelea. El dardo lo había sentido como si se lo hubieran enterrado a él, ver todo eso en tercera persona era ver el retrato de su pasado contra lo que él tuvo que sufrir como cambiaformas: anestesiado con dardos y con amarras como si fuera un monstruo.

La irracional y salvaje cólera lo invadió, su piel comenzó a cosquillear, sentía sus dientes alargarse al punto de formar sus colmillos. Su visión era roja, cargada de sangre y su objetivo era claro, destruir a quien se había entrometido.

No era racional, no era lógico, no tenía en consideración en donde estaba, ni cuál era el ambiente que lo rodeaba. Era una sensación que le recordaba su época de juventud, cuando no era capaz de controlarse y el instinto lo dominaba, pero en este caso era la situación completa.

Ese lobo había despertado sus más bajos y letales instintos.

Sus ojos estaban enfocados en su presa, sus músculos preparados para saltar y transformarse, el escozor recorriéndolo por completo como brasas ardientes como preámbulo a lo que se vendría, hasta que lo sintió.

Suave, refrescante, tal como un bálsamo que cubre las heridas, el tacto de la mano de Yuri sobre su mejilla, lo hizo bajar las revoluciones de sus instintos. Su mirada dejo de enfocarse en Phichit y pasó a fijarse solo en Yuri, frente suyo.

Sus ojos castaños, siempre tan firmes y estrictos, mostraban un brillo extraño, similar a la preocupación. Sus manos terminaron de rodear su rostro y lo obligaron a seguir mirándolo mientras sentía que se metía en su cabeza, su voz suave resonando, pero sin llegar a ser entendible del todo.

- Victor, detente- Fue la oración que finalmente pudo entender entre la bruma de su mente. La voz de Yuri fue clara y firme, pero a la vez cálida y dulce, una suave reprimenda ante su comportamiento.

Yuri en ese momento no estaba siendo el líder de la manada, ni tampoco su compañero.

Era simplemente Yuri siendo Yuri, sin sufijos ni presentaciones. Era su propia personalidad, la que solo salía a relucir cuando estaban los dos solos.

Con suavidad y calma, sus brazos lo fueron rodeando hasta que Victor apoyó su frente en su hombro, sintiendo poco a poco que la tensión que lo había embargado iba desvaneciéndose, hasta quedar igual que un muñeco de trapo sobre su compañero.

Sintiendo que toda ira lo desposeía y se iba en volutas de humo, Victor se dejó arropar por el suave aroma de Yuri y su calidez.

Se habría mantenido así por horas, de no ser porque el olor a sangre de Yuri volvió a inundar sus narinas recordándole que estaba herido. Separándose con suavidad, volvió a mirarlo a los ojos, encontrándose con la tranquila sonrisa de Yuri.

- Yuri tus he…

- Eres libre- lo interrumpió el moreno sin dejarlo terminar- Jean ya no es tu líder y tú vida te pertenece Victor.- le anunció con solemnidad, tal como esas palabras merecían ser pronunciadas-  Ven, hay que curarte tus heridas antes de que decidas que hacer de ahora en adelante.

Decir que Victor estaba impactado, era poco.

Nunca, ni en sus más locos sueños había imaginado que alguna vez sería libre, mucho menos que eso se cumpliría sin matar a Jean y cobrar venganza. Nunca pensó que las cosas se desarrollarían y darían el vuelco que habían dado, al punto que otro líder se enfrentara en su lugar y lo liberara.

No sabía que sentir, no podía ni siquiera identificar las emociones que pasaban por su cuerpo. Si estaba feliz, si estaba triste, decepcionado… ni una lograba adecuarse a lo que pasaba por su pecho.

Agradecimiento… si tal vez esa era la más cercana, o al menos eso era lo que sentía que debía expresarle a Yuri por todo lo que le había entregado, empezando por darle la esperanza de vivir.

Sus labios se movieron, su boca se abrió para pronunciar esa palabra que resumía todo en solo siete letras, cuando vio que el pálido rostro de Yuri desaparecía de su visión.

Sus ojos castaños se cerraron y en cámara lenta lo vio perder el equilibrio y desvanecerse en dirección al suelo.

Un grito ahogado y la cara de terror de Victor fue lo último que Yuri pudo ver antes de sentir que todo desparecía frente a él hasta quedar negro.

Notas finales:

Uff...debo decir que este capitulo fue intenso y largo, muchas emociones, muchas cosas en la cabeza de Yuri. Como dicen, no importa lo mucho que te prepares y mentalices, las cosas pueden dar un giro que nunca esperaste, y eso exactamente es lo que busqué con este capitulo.

Debo admitir, que con este capitulo nos estamos acercando al final de esta historia, lo que me genera muchos sentimientos encontrados ;.;

Espero que hayan disfrutado del capitulo y nos vemos en el proximo!!

Y como siempre muchas gracias por leer y comentar, son como un millar de corazones para mi, los amo!! <3

 


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