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Mi Príncipe Omega por TidsoptimistMF

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Notas del capitulo:

Hola!

Aqui les llego con el último capitulo, costó pero logre terminarlo a tiempo <3

Disfrutenlo!

 

Un desastre.

Esa era la palabra exacta que definía tal caos, desorden y humo.

Yuri podía ser un líder justo e implacable, luchar por los que quiere y tener habilidades de cambiaformas, pero definitivamente, no tenía ninguna habilidad en la cocina. Cero.

El humo negro que salía del horno se lo decía. Eso más la bandeja con su supuestas galletas. Montículos negros era en realidad lo que había sobre la bandeja de metal, montículos que supuestamente debían ser galletas con chispas de chocolate, pero que ahora eran uno solo con la bandeja, sin poder definir claramente que era metal, que era masa.

Por suerte Phichit se había encargado de alimentarlo cuando sus padres se habían mudado para dejarle la casa cuando asumió el puesto de líder, de otra forma habría muerto. Literal.

- ¡Oka-chan, llegamos!

La alegre y entusiasta voz lo sacó de sus cavilaciones y de su mirada insistente en las pobres galletas de carbón. Alzó la vista justo en el momento en que entró por la puerta su hijo, una sonrisa formándose en su rostro al verlo. Su pequeño Alex.

Nombrado en honor al hermano menor de Victor, Alexei, Alex era la versión miniatura de Yuri. Con seis años de edad, cabello oscuro y ojos caoba como los suyos, era una réplica exacta de su persona a esa edad, lo único que los diferenciaba era su personalidad entusiasta. Siempre en movimiento y con una sonrisa en la cara, su hijo corría por todas partes planeando alguna aventura o expedición. Ya había logrado liderar varias misiones en esos últimos años con los otros niños de la manada durante las Pascuas, la búsqueda de huevitos de chocolate alrededor de la aldea siendo todo un éxito cada año.

A su corta edad ya se había ganado el respeto de los niños y un promisorio futuro como líder.

Pero por ahora, para Yuri, Alex era simplemente su pequeño cachorro. Un cachorro cubierto de nieve, con la nariz roja y fría, una sonrisa radiante en su rostro. Y tras suyo venía su padre.

Imponente y orgulloso venía Victor, su sonrisa igual de satisfecha que la de su hijo, en su brazo cargando a una pequeña niña de cabello oscuro y ojos azules, Nanami, la menor de la familia.

- Parece que Oka-san estuvo cocinando- tarareó mientras dejaba a su hija en el suelo, para que fuera a saludar a Yuri- ¿Qué nos preparaste?

- Galletas, o al menos eso eran hace quince minutos atrás- respondió lo más digno que pudo, tomando a su hija en brazos, sus manos heladitas tocando su rostro para captar su atención.- No te rías- dijo rápidamente al ver la expresión que colocaba Victor.

Victor por su parte, se mordió el labio intentando contener la carcajada, los montículos humeantes haciendo la tarea titánica.

- Parece popo de perro

-¡Alex!

Victor estalló en una carcajada sin poder aguantarlo más, su risa resonando en la cocina, pequeñas lágrimas asomándose por la comisura de sus ojos, mientras Yuri trataba de contener la compostura lo más posible, sus galletas terminando de ser denigradas.

Carraspeando, Yuri tomó la mano de su hijo.

- Vamos, es mejor sacarte esa ropa húmeda antes que te enfermes mientras dejamos a tu padre ordenar todo

- ¿Eh? ¿Yo tendré que ordenar esto?- consultó Victor, mientras que Yuri le lanzaba una mirada asesina.

- Si

Sin posibilidad ya de negarse, Victor vio a su esposo desaparecer con sus dos pequeños mientras él tenía todo un desorden por delante. En serio, no entendía como alguien podía ser tan ordenado y pulcro en su vida cotidiana, pero en la cocina era un huracán. Parecía que el tornado Yuri había arrasado con todo intentando hacer una galletas, un lindo detalle, pero era claro que había fallado brutalmente. Por suerte, Victor se había hecho cargo de la cocina esos últimos años o sino…habría terminado con indigestión.

Amaba a Yuri, pero la cocina no era lo suyo.

- Popo de perro- murmuró aún divertido por la ocurrencia de su hijo mientras botaba las galletas al basurero y se disponía a tomar un cuchillo para raspar lo que se encontraba aún pegado en la superficie.

Con el cuchillo en mano, restos de carbón sobre sus dedos, una cocina desastrosa aún por delante, Victor aún seguía con una sonrisa en el rostro.

Siete años habían pasado desde que era oficialmente un hombre libre, siete años donde había disfrutado del calor de una familia, de la dicha de tener a su primer hijo en brazos y la vergonzosa necesidad de controlarse para no bañarlo en lágrimas de felicidad al sostenerlo. En esos años había pasado de alfa forajido y experto en ocultarse, a esconderse pobremente detrás de pequeños árboles para que su hija de tres años lo encontrara y su hijo lo atacara con bolas de nieve. A dejar que las lágrimas fluyeran libremente por su rostro al ver a su hijo transformase en un lobezno por primera vez, sus patitas marcando la nieve, Yuri sujetando su mano a su lado.

Años llenos de dicha, pero no exentos de preocupaciones. Empezando cuando se enteraron que Yuri estaba embarazado.

La palabra sorpresa se quedaba corta para describir lo que sintieron.

Aún podía recordar el rostro de Yuri, sus ojos abiertos, su cara blanca como el papel cuando el doctor les anunció que su cansancio era porque estaba embarazado de casi cinco meses, ellos sin haberse dado cuenta. En su defensa habían sido meses muy ajetreados, después de la pelea de Yuri con Jean, se habían visto con la cabeza llena de tantas cosas que no se percataron de los cambios. Yuri sobre todo se sintió terriblemente culpable, aún más cuando el doctor le dijo que le sorprendía que no hubiera tenido un aborto espontaneo teniendo en cuenta todo lo sucedido. Fue a partir de ahí que Yuri comenzó a tomar más cuidado de sí mismo, Victor preocupándose de que no se sobre esforzara, haciéndose cargo de cuidarlo correctamente.

Por suerte, su hijo había nacido sin complicaciones, sano y lleno de energía.

La suficiente para tenerlos siempre en vilo, corriendo más de una vez por alguna caída, Alex siendo demasiado inquieto para quedarse tranquilo y a salvo en casa. Por suerte, su hija Nanami era más sosegada, pero para su temor ya se estaba entusiasmando en seguir a su hermano mayor en sus aventuras, lo que podía transformarse en una dupla mortal para su pobre corazón.

- Y yo que pensé que escapar de mi manada había sido lo peor- pensó entre divertido y nostálgico.

Unos pasitos rápidos lo sacaron de su ensimismamiento. Una cabecita marrón apareció en su campo de visión junto a unos ojos caobas que apenas lograban asomarse por sobre el mesón, observándolo con atención.

- Oto-san vine ayudarte- fue su explicación, la cabeza de Alex alzándose un poco más sobre la mesada, sosteniéndose en punta de pies.

Victor lo miró divertido.

- ¿Tu madre te envía?

Él asintió efusivamente.

- Creo que se molestó por el comentario sobre las galletas, pero de verdad eran feas y olían raro

Victor sonrió. Era hora de que se pusiera el traje de buen papá y le explicara a su hijo que debía medir sus palabras, sobre todo cuando la otra persona hacía su mejor esfuerzo. Por mucho que pensara que fuera un desastre, debía controlar su honestidad para no herir los sentimientos de los otros, sobre todo el ego de su madre. Yuri podía ser un líder aguerrido, pero aún después de todos estos años, estaba aún lidiando con su lado omega, intentando aprender, a soltar, y Victor estaba seguro que había puesto la mejor de sus intenciones en hacer galletas, sobre todo porque mañana era Navidad y en ese último tiempo no había podido pasar mucho rato con sus hijos por los deberes como líder. Era su compensación y el resultado era un montón de carbón, su esposo e hijo burlándose de ello.

Sí, él también estaba en falta. Tendría que compensárselo esa noche, con creces.

Tal vez intentar hacer galletas juntos, mañana con los niños, podía funcionar. De hecho sonaba como un brillante plan que Victor se apresuró a colgar y pinchar con un alfiler en su mente como solución para aplacar la posible fría indiferencia con que Yuri lo atacaría. Tal vez podría agregar una salida con los niños al parque y una noche de mimos como puntos extras.

Con cada segundo que pasaba Victor se sentía más confiado de ese plan. Una navidad perfecta.

Pero eso era mañana. Ahora debía esforzarse en terminar de limpiar la cocina a tiempo y ponerse manos a la obra. Esa noche recibirían visitas. Para celebrar Nochebuena habían invitado a la familia, los padres de Yuri vendrían junto a su tío Toujirou y su esposa (si, increíblemente había una mujer que lo toleraba), y aunque los años aún no habían logrado limar todas las asperezas entre Toujirou y Victor, los dos hombres podían mantener las apariencias en víspera de Navidad. Además de la familia de Yuri, también vendría su hermano Yurio y Phichit junto a Seung-gil con sus pequeñas mellizas Naeun y Sarang.

Esa era una gran cantidad de gente y él debía cocinar para todos ellos.

Debía apurarse.

- Alex, lava los utensilios, mientras yo termino con esto, ¿de acuerdo?

Asintiendo, el niño corrió al lavaplatos, sus manos cargando un pisito para poder pararse en él y alcanzar los trastes.

 

***

 

Tres horas después, con la cocina limpia, el pavo en el horno, la mayoría de los acompañamientos listos y el postre en la nevera, Victor se encontraba dándole los últimos toques a su apariencia antes de salir del baño y encontrarse con su esposo. Parado en mitad de la habitación se encontraba Yuri, luchando con el botón del puño de su camisa.

Victor sonriendo se acercó, sus manos envolviendo su muñeca, Yuri sin alzar la mirada.

- No necesito ayuda- fue la cortante respuesta de Yuri, pero Victor ni se inmutó.

- ¿Sigues molesto?- consultó mientras abotonaba el botón, Yuri dejándose ayudar pese a sus palabras.

- No estoy molesto

- ¿Herido, tal vez?

Yuri alzó la mirada, sus ojos estrechándose.

- Son unas galletas Victor, no una pelea, ni un funeral.

Victor asintió comprensivamente, abrazándolo, el gesto siendo natural. Sus brazos se amoldaron  perfectamente en el cuerpo ajeno, sabiendo de memoria donde colocarse, como atraerlo a la posición justa para embriagarse tanto de su calor como su aroma. Tan pequeño y tan fuerte a la vez. Imponente y frágil.

Dos mitades unidas en un solo cuerpo.

- En ese caso, supongo que no te importara saber que hablé con Alex- murmuró contra su oído, sintiendo el pequeño temblor que recorría a su omega ante la cercanía- No era su intención dañarte, solo que…tus galletas lo impresionaron demasiado. Pienso que podemos intentarlo de nuevo mañana, todos juntos. A los niños les encantaría jugar con la masa y cuando estén listas podemos decorarlas…

- La cocina va a terminar hecha un desastre

- No importa, soy muy bueno limpiando – murmuró mordisqueando su oreja- ¿Qué dices príncipe?

Yuri suspiró y finalmente cedió, sus brazos rodeando el gran cuerpo de Victor, dejándose mimar.

- Eres demasiado bueno en todo

- Lo sé- tarareó Victor triunfal, Yuri se separó para mirarlo con una ceja alzada.

- Creo que acabo de alzar aún más tu ego

- Sólo un poco- aceptó Victor sonriendo, su gesto cambiando a uno más pervertido-Crees que tengamos tiempo para…

- ¡Oto-san! ¡Oka-san! ¡Ya están aquí! ¡Vi a los abuelos caminando hacia acá!

El torbellino Alex abrió entusiasmado la puerta, su pequeño cuerpo moviéndose inquieto de arriba abajo, saltando, mientras que Yuri y Victor daban por finalizada su sesión de mimos, la invitación de Victor quedando destruida por su hijo.

- Vamos a recibirlos- fue toda respuesta de Yuri, pero Victor lo vio sonreír. Parecía divertido de que sus planes hubieran quedado en suspenso, dejándolo con las ganas.

Victor tragó duro, esto se convertiría en una cruel revancha por parte del líder. Ya lo había aprendido con los años, no hagas enojar a Yuri, pero ahora había aprendido una más letal: No ofendas sus artes culinarias. Sobre todo sus galletas.

 

 

Eran cerca de las siete y media de la tarde, la mayoría de los invitados ya acomodados en la sala adornada con guirnaldas Navideñas y un gran pino que Victor y Yuri habían decorado junto a sus hijos.

Sentados en un sofá se encontraban Phichit y Seung-gil, estos hablando tranquilamente con los padres de Yuri mientras su hija Naeun, una pequeña muñeca de porcelana de piel pálida y ojos oscuros igual que su madre, jugaba tranquilamente con Nanami, apilando cubos, formando una torre. Por otro lado, su melliza Sarang, una enérgica niña de cuatro años de piel morena y ojos brillantes como los de su padre, reía entusiasmada mientras Alex la llevaba en su espalda, combatiendo a enemigos imaginarios. Demás estaba decir que Sarang era una firme admiradora de Alex y era su compañera en todas sus aventuras, algo que Yuri y Phichit miraban con nostalgia y les hacía pensar que ellos habrían hecho algo similar, de no ser porque pasaron más tiempo entrenando que jugando.

Algo que habían cambiado radicalmente con el transcurso de los años. Los entrenamientos seguían, pero no tan espartanos como los de su tío Toujirou, sino regulados según la edad. También habían quitado los castigos. No más varillazos, ni cualquier otro tipo de castigo físico o mental.

No era sano. Que ellos lo hubieran resistido era una cosa, pero no por eso expondrían a sus hijos a lo mismo. Y Victor se preocupaba de que así fuera.

Renegando la opción de trabajar como centinela y en busca de poder dedicarse a sus hijos, Victor pasó a encargarse del entrenamiento de los niños de la manada, incluido el de los futuros centinelas. Realizaba el plan de entrenamiento y aunque era un padre cariñoso, también era un severo instructor que impulsaba a los niños a ir a más y no rendirse, sobre todo con Alex.

En eso, el sonido del timbre alertó que había llegado la última visita que faltaba. Victor se apresuró a abrir la puerta, una amplia y cálida sonrisa adornando su rosto.

- ¡Yurio! ¡Bienvenido!- soltó abrazando a su hermano efusivamente tan pronto lo vio, sintiendo al instante como este se movía molesto.

Siendo un adolescente hecho y derecho de dieciséis años, era lógico que Yurio se viera incomodo por su exceso de cariño, aunque bueno, tampoco es que fuera muy distinto cuando era niño. Para él, Victor siempre encendería sus alarmas, era algo innato y que se lo habían grabado a fuego.

- ¡Ya suéltame!- se quejó, empujándolo- Me estoy congelando aquí, al menos déjame pasar

Ya libre de los brazos de Victor, Yurio entró a la tibia vivienda, Victor a punto de cerrar la puerta cuando sus ojos se posaron en un sorpresivo invitado más.

- Otabek, ¿Qué…

- Yo lo invité- lo cortó su hermano, sacándose la capucha que lo cubría, su cabello rubio dejándose ver- No me mires así, le dije a tu esposo que lo traería, ¿Tienes algún problema?

- No, ninguno- fue la estoica respuesta de Victor, la sonrisa tensa en su rostro mientras Otabek saludaba cortésmente.- Yuri, Yurio está aquí- terminó de anunciar, cerrando la puerta, con un poquito más de fuerza de la debida.

Tan pronto dijo esas palabras, las caras entusiasmadas de Sarang y Alex aparecieron por el pasillo, corriendo a saludar a Yurio, abrazándose cada uno a una pierna.

- ¡Tío Yurio, juega con nosotros!

-¡¿Qué?! ¡De ninguna manera! Ahora suéltense mocosos y déjenme caminar

Sin ofenderse, los niños hicieron todo lo contrario aferrándose más a las piernas de Yurio mientras este avanzaba gruñendo. Al final Otabek salió a su rescate y con un gran- ¡Otabek oni-san!- exclamado por Alex, Yurio se vio libre finalmente de los niños que corrieron a los brazos del Jefe de los centinelas.

Por su parte Victor veía toda la escena con cierto recelo, mientras que Yuri llegaba a su lado, con una ceja alzada al ver todo.

- No me dijiste que Otabek vendría- fue su pequeño reclamo al verlo a su lado.

- Se me olvidó

Victor frunció el ceño. Sabía que a Yuri no se le había olvidado, simplemente lo había omitido porque sabía que no le gustaría.

No tenía nada contra el hombre. Lo encontraba confiable, responsable y alguien muy respetable, pero lo único que no le gustaba de él era su estrecha amistad con su hermano Yurio, demasiado estrecha para su gusto. Sabía que gran parte de la razón por la que Yurio estaba ahí, como humano, gruñendo, hablando y compartiendo con otros, era por el arduo trabajo que había hecho Otabek. Él había cuidado a su hermano, lo había guiado y hasta ahora era el único que Yurio parecía escuchar sin maldecir de paso, y por lo mismo le estaba terriblemente agradecido.

Pero, si el GRAN PERO, no lo quería como compañero de su hermano. No aún.

Yurio tenía dieciséis, Otabek veinticinco. Nueve años de diferencia, que hacían que su interior se estremeciera y se preocupara demasiado, el recuerdo de su hermano Alexei demasiado vivido para permitirse dejar que su otro hermano, el único que le quedaba, pasara por lo mismo.

Sabía que era ruin comparar a Otabek con Jean, pero en su mente sobreprotectora, no podía evitar tensarse, temer.

Por suerte tenía a Yuri a su lado, su mano abrigando su puño ayudándolo a relajarse, a calmar su temperamento.

- Otabek es una buena persona y esto es solo una cena de Navidad- le recordó Yuri mirándolo a los ojos- Vamos, es hora de comer

Simples, sus palabras aliviaron la tensión que tenía en sus hombros mientras caminaban donde sus amigos y familiares.

La cena fue tranquila, o dentro de lo posible con los niños parloteando en un extremo tan bulliciosos como podían ser, Alex comiendo de todo mientras hablaba de su gran plan para atrapar esa noche a Santa Claus.

- Alex, cariño no hables con la boca llena, te puedes atorar- le recordó Yuri, Alex tragando por inercia el gran trozo de pavo que tenía en la boca antes de asentir hacía su madre.

- Tu chico tiene buen apetito- apuntó Toujirou, divertido- Eso es bueno, crecerá fuerte y se convertirá en un buen líder

Yuri frunció un poco el ceño.

- Es un niño aún Toujirou-san- le recordó amablemente Victor, cortando su pavo- Aún falta mucho y por ahora queremos que disfrute su infancia

- ¡Oh! Si, por supuesto- aceptó Toujirou, tomando su vino antes de continuar, con cierto aire despreocupado- Por cierto, ¿Cuántos años tiene ya? ¿Ocho?¿Nueve?. A esa edad Yuri era todo un luchador, sólo espero que su hijo siga sus mismo pasos…

- Tiene seis- aclaró Yuri, su voz siendo una cortés advertencia hacia su tío, que él no pareció apreciar.

- ¿Seis? Es grande para su edad, creí que era mayor. Es curioso que sea tan alto siendo omega…

- Victor es alto, es normal que Alex sacara esa característica

- Si, el que sea cambiaformas es un gran punto también. Hiciste bien tu trabajo lobo, sabía que podía contar contigo- Toujirou palmeó con energía la espalda de Victor, el cual se mantuvo estoico mientras que Yuri se limpiaba con una servilleta, las letales palabras apareciendo en su mente listas para poner a su tío en su lugar, cuando en eso su padre intervino.

- Toujirou deja a los chicos en paz. Victor ama a nuestro Yuri y sus hijos, mis nietos, son perfectos tal como están ahora. Así que, ¿Por qué no mejor me cuentas sobre esos nuevos planes que tienes en mente para presentar en el próximo Consejo?

Toujirou parpadeó, medio carraspeó y aprovechando la pregunta que su hermano le había lanzado como salvavidas para salir airoso de esa situación y no como un total palurdo, se lanzó de lleno a explicarle con detalle sus grandes planes, mientras que Yuri suspiraba más tranquilo, agradeciendo mentalmente a su padre y recordándose porqué había invitado a su tío a la comida.

Ah, sí. Porque supuestamente la Navidad es para estar en familia y quisiera o no, su padre estimaba a su hermano pequeño y pese a sus errores, Toujirou también había sido un pilar importante en la vida de Yuri.

La mano tibia de Victor rodeando la suya, fue suficiente para que Yuri terminara de destensarse y mirara a Victor, que le sonreía tranquilizador. Ellos estaban bien y sin importar lo que dijera su tío o el resto del mundo, ellos sabían que nada de eso podría cambiar el amor que se profesaban y que se preocupaban de construir cada día, como tampoco alterarían el amor hacia sus hijos.

Alex podía ser omega, pero su carácter era el de un líder innato y su enérgica personalidad era lo que lo hacía avanzar y esforzarse más que los demás. No porque se sintiera disminuido por ser omega, sino porque quería ser mejor, se esforzaba por motivación propia y eso no solo dejaba tranquilo a Yuri, sino también lo llenaba de orgullo.

Estaba seguro que su hijo sería alguien feliz, un buen hombre al crecer, al igual que su pequeña Nanami una linda señorita, carismática con sus seres cercanos como Victor y más circunspecta con los extraños, como él. 

Yuri sonrió ante el curso de sus pensamientos, sus ojos cruzándose con el mar calmo de Victor y supo que él pensaba igual.

No necesitó preguntarle por medio de su canal para saberlo.

- Oto-chan…

La pequeña y dulce vocecita de su hija irrumpió en su momento de miradas, la niña llegando a su lado extendiendo sus bracitos hacia Victor. Su hija tenía un serio poder sobre Victor y bastaba solo un gesto para que el fuerte alfa terminara a sus pies, como ahora, tomándola entre sus brazos para llenarle el rostro de besos antes de sentarla sobre su regazo.

Entendía que su hija tuviera mayor predilección por Victor, ya que pasaba más tiempo con él, pero ante otras cosas Nanami prefería ir con Yuri, como cuando se despertaba en mitad de la noche y caminaba hasta su habitación para meterse entre sus brazos y dormir pegadita a su pecho. Yuri simplemente la abrazaba y disfrutaba del momento de tener a su hija para sí, su pequeño momento para compartir.

- Por cierto, tengo un anuncio que darles- soltó de repente Phichit llamando la atención de todos, sus oscuros ojos brillando, mirando una vez más a Seung-gil a su lado quien asintió quedamente, antes de volver su vista a los presentes- Vamos a ser padres, otra vez.

- ¡Eso es grandioso!- los felicitó la madre de Yuri, sonriéndole contenta mientras el resto se incluía con felicitaciones y amplias sonrisas, Phichit siendo el más sonriente de todos, mientras que Seung-gil tenía un gesto más suave, pero igual de contento.

- Yo también tengo un anuncio- soltó de repente Yurio en medio de los festejos, captando la atención de los presentes- En Enero daré el examen para ser centinela. Si lo paso, Otabek dijo que me aceptaría como compañero

Esta vez el entusiasmo no fue el mismo.

El único que aplaudió fue Alex con una inocente sonrisa, feliz por su tío, sin darse cuenta del incomodo ambiente que se había formado.

Por su parte, Otabek tomó un trago de vino intentado que el trozo de pavo que estaba tragando justo un segundo antes del anuncio de Yurio, terminara de descender y no lo matara. Aunque seguramente si no moría por el pedazo de pavo, sería por el cuchillo que en ese momento Victor tenía en su mano, firmemente sujeto. Por suerte entre medio de ellos estaba el gran cuerpo de Toujirou y su esposa, sino ya habría terminado con un ojo menos.

En la mente de Otabek, él había imaginado pedírselo formalmente a Victor y a Yuri llegado el momento. Él era un hombre protocolar, a la antigua, sobre todo porque sabía lo importante que era Yurio para Victor y quería ser claro con el hombre y sus intenciones. Él estaba seguro de sus sentimientos, amaba a Yurio, pero también lo respetaba y quería que Victor viera con buenos ojos su relación, sobre todo que le quedara claro que él no pensaba tomar ventaja sobre su hermano pequeño.

 Pero…era claro que Yurio pensaba diferente.

Más impulsivo y sin protocolo, él decía lo que pensaba y si a la gente le gustaba o no, era problema de ellos, no el de él.

Miró por el rabillo del ojo a Yurio y lo vio pinchando con fuerza unas pobres papas antes de llevárselas a la boca, un pequeño sonrojo tiñendo sus mejillas haciéndolo ver adorable. Otabek suspiró, sabiendo que no podría enojarse con él y enfrentaría lo que se viniera. Incluido un feroz lobo siberiano.

- F-felicidades- pronunció finalmente la mamá de Yuri, igual que la vez anterior, dando paso a un tibio recibimiento y algunas frasecitas del tipo, “espero que apruebes tu examen”, “éxito” y “Tío Yurio es genial”, esa última dicha por Alex.

Por su parte, Yuri miró a su esposo que había estampado una sonrisa en su rostro, un tic bastante preocupante tiritando en su comisura. Lo único que lo mantenía en su lugar y no saltar contra Otabek, era su pequeña Nanami que se encontraba muy concentrada dividiendo los vegetales que quedaban en el plato con el tenedor de su padre.

- ¿Alguien quiere postre?- fue finalmente la sutil forma de Yuri para cambiar el ambiente antes de que esto se convirtiera en un cruenta comida familiar.

La sendas sonrisas de alivio que le dieron algunos fue suficiente para saber que la frase había tenido el efecto deseado y con la ayuda de su madre, porque a Victor era mejor no molestarlo, se dedicaron a retirar los platos.

 

***

 

Ya era tarde cuando Yuri terminó de acostar a sus hijos, los niños habían caído rendidos después del postre y la velada se había dado por terminada. Los últimos en irse fueron Yurio y Otabek, este último disculpándose antes de retirarse y acordando reunirse después de Navidad para hablar con más calma. Así Yuri tendría al menos un día para tranquilizar los nervios de Victor y evitar un asesinato.

Suspirando, juntó la puerta de la habitación de sus hijos y se fue a la suya propia, donde Victor caminaba a un lado a otro como león enjaulado.

Victor al verlo, se detuvo un segundo y luego volvió a caminar. Yuri podía sentir su ira aflorando. Después de todo esos años juntos ya habían aprendido a controlar las emociones para no verse afectados por el otro, pero eso no evitaba que pudiera percibir cierto cosquilleo, el vínculo formado restregándole en sus nervios el enojo de su compañero.

- ¡Nueve años!- soltó finalmente Victor cuando Yuri se acercó hasta él- Nueve años Yuri, Otabek es un adulto, ¿Cómo pudo dejar que esto pasara?, Yurio es solo un niño…

- Es un adolescente, Victor- susurró Yuri, sus brazos rodeándolo, dejando que el cuerpo de su tembloroso esposo cayera en sus brazos, su rostro hundiéndose en su cuello- Él ya creció y es normal que a esa edad busque a su compañero

- Si, lo sé- admitió aún oculto en la curvatura de su cuello- Pero no podría haber sido otra persona, alguien de su edad al menos, ¿Por qué Otabek?

Yuri alzó una ceja.

-¿De verdad crees que es mejor un adolescente hormonal que un adulto responsable para tu hermano?- preguntó incrédulo, sintiendo que Victor se encogía en sus brazos.

- Ese adulto responsable no nos dijo nada

- Bueno, tal vez esperaba a que estuvieran los resultados del examen de los centinelas, cuando Yurio estuviera cerca de cumplir los diecisiete y a ti no te diera un ataque

- ¡No tengo un ataque! – bufó Victor separándose, mirando directamente a Yuri que lo observaba con una ceja alzada y una sonrisa que apenas podía ocultar revoloteando en sus labios- Sólo estoy preocupado

- Y es normal. Sólo digo que le des una oportunidad. Conozco a Otabek desde que era un niño, he visto su potencial, como ha crecido y lo serio que es con cada decisión que toma, eso y por otras razones es que lo elegí como jefe de los centinelas cuando era tan joven. No fue su experiencia lo que me decidió a tomar esa decisión, sino su visión y confiabilidad. Y es por eso que puedo decir que Yurio está en excelentes manos. Él no es Jean, Victor.

Victor masticó su ira sabiendo que Yuri tenía razón.

 Cediendo de mala gana, aceptó.

- Bien, lo escucharé, pero si llega a tocar un pelo de mi hermano le voy arrancar la garganta

- Otabek será su compañero, debes dejarlo al menos que lo abrace

Victor murmuró algo y rumió unas cuantas maldiciones.

- Bien, abrazos. Pero si lo hace llorar o sufrir le arrancaré la garganta. 

Yuri aceptó ese punto. Con eso disminuía las posibilidades de que Otabek muriera a una temprana edad.

Victor por su parte volvió a hundir su nariz en el cuello de Yuri, dejando que su aroma lo tranquilizara como siempre. Sus manos comenzaron a recorrer la espalda bien formada de su omega y pronto todo el enojo que había tenido acumulado se fue drenando de su cuerpo mientras otras sensaciones mucho más placenteras se iban asentando, sus labios comenzando a besar la pálida piel que tanto le gustaba.

- Victor…-suspiró Yuri.

- Sabes que es inevitable para mi príncipe, haces que todos mis problemas se disuelvan con tan solo tu presencia, tu aroma es una droga para mí- murmuró entre besos hasta tomar en sus manos el rostro de Yuri y dar un corto beso en sus suaves labios- Además Phichit y Seung-gil me dieron una grandiosa idea…

Yuri frunció el ceño, mientras poco a poco sus ojos se fueron abriendo, sus mejillas sonrojándose.

- Olvídalo Victor- le dijo rápidamente antes de que el otro pudiera continuar su maravilloso plan-Nanami y Alex son más que suficientes

- Pero un tercero no estaría mal. Sólo piénsalo príncipe, serían el trío dinámico

- ¿Por qué siento que esto es una competencia contra Phichit? Cuando nacieron las mellizas también quisiste tener otro hijo…

- Y tu cediste

- Porque pensé que sería bueno para Alex tener un hermano con quien compartir y era un buen momento

- ¿Y ahora no lo es?- consultó Victor, volviendo pasear sus labios por su cuello, su lengua despertando todos los nervios de Yuri.- Alex es un excelente hermano mayor y Nanami cumplirá cuatro el próximo año, ¿Qué nos detiene?

- Eres irremediable, ¿lo sabías?

- Lo sé, ¿Aceptarás?

- Lo pensaré

Victor sonrió y sin poder esperar un segundo más asaltó su boca con pasión y dedicación, transmitiéndole todo lo que sentía, lo que Yuri provocaba en él y que las palabras y las acciones nunca podrían demostrar cuan profundo lo quería, lo deseaba y amaba.

Porque Yuri se había convertido en su todo.

Su Príncipe Omega.

 

 

 

Notas finales:

Con este capitulo me lleno de emociones al dar por finalizada esta historia. Espero que les haya gustado, realmente no podía terminar la historia sin la aparición de los pequeños cachorros de Yuri y Victor <3

Personalmente amé la personalidad de Alex y la pequeña Nanami. Como dato de interes Nanami significa siete mares, y como tiene los ojos azules, de ahí su nombre ;)

En cuanto a las mellizas, Sarang y Naeun, me encantan esos nombres y creo que van muy bien con ellas. Me inspire en una imagen que vi en internet, la versión femenina de Seung-gil y Phichit, lo que me llevó a hacer que tuvieran mellizas XDD

Ahora, un Gran Anuncio!!

Escribiré la historia de Otabek y Yurio :)

Después de darle muchas vueltas, decidí que al menos debía escribir como se conocieron (en parte fue por eso que me demoré en subir el anterior capitulo, tenía que estar segura de que no hubieran problemas para escribir la historia de estos dos). Pienso que sera una historia corta, más enfocada en su relación y no con tanta acción, pero que merece ser contada de todas formas. Si están interesados la estaré subiendo más o menos la segunda semana de Enero para que la puedan leer (es que la que próxima semana va a ser un caos XDD)

Espero que disfruten de la Navidad con su familia y tengan un lindo Año Nuevo!

Muchas gracias por el apoyo y los comentarios, saben que sin ustedes esta historia no habría sido lo mismo, asi que infinitas gracias por su cariño <3 <3

Mil besos y nos vemos en Enero <3

 

PD: Para quienes les interese, un pequeño anuncio de utilidad publica. Ademas de escribir sobre YOI, escribo sobre Kpop, principalmente sobre EXO y proximamente sobre ATEEZ, un nuevo grupo que llamó mucho mi atención en Halloween y que terminó de engancharme con su presentación en los MAMA. Si no los conocen, se los recomiendo ;)

También le dejo mi cuenta de Wattpad por si les interesa: LINK


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