“Porque maté a su líder”
La boca de Yuri se abrió en silencioso asombro, las palabras dichas por Victor cayendo por su propio peso en medio de la tormentosa noche.
Yuri había sido entrenado tanto para las batallas como en oratoria, se le había educado para ser astuto, ágil de mente y entregar respuestas asertivas según la ocasión, sin embargo en ese momento…
En ese instante, Yuri estaba en blanco.
Por alguna razón no podía encontrar, no podía articular ninguna palabra que pudiera aplacar lo dicho por Victor.
Ni siquiera preguntas. Nada.
No había nada que decir, ni tampoco nada más que hacer.
Y como le habían enseñado, a veces el silencio era más poderoso que las simples palabras.
En mudo acuerdo, apenas mirándose a los ojos, ambos se levantaron de la fría nieve. Sin cruzar miradas y dejándose llevar por la situación y por el silencio, comenzaron su retorno a la casa de Yuri, el único sonido siendo el de sus pies caminando sobre la nieve.
Durante el trayecto, Yuri no pudo concentrarse en nada más que en la expresión abatida de Victor, sombría y terriblemente oscura, como si todos los demonios que había tratado de evitar y ocultar en su interior se hubieran liberado para atormentarlo. Su expresión no era de alguien que estuviera orgulloso de sus actos, sino todo lo contrario.
Yuri se preguntó si esa expresión se debía al arrepentimiento de lo que había hecho en el pasado o si habían más razones tras esa perturbada mirada.
Algo más que solo culpabilidad.
Cuando finalmente llegaron a casa, tuvieron la suerte de que Phichit recién estaba recuperando la consciencia, sin posibilidad de alertar aún algún centinela de lo ocurrido. La ira lo embargó tan pronto su mirada se posó en Victor, y Yuri tuvo que hacer uso de las pocas fuerzas que le quedaban para agarrarlo y evitar que lo golpeara.
- ¡¿Yuri que haces?! ¡Suéltame! ¡Ese maldito intentó escapar! Llamaré a los centinelas para que se lo lleven y…
- ¡Phichit ya basta!- rugió Yuri, recuperando el habla y la fuerza que lo representaba como líder, tratando de imponerse y lograr que su amigo se calmara.- Él regreso por propia voluntad…
- ¿Su propia voluntad incluye un corte en el cuello?- ironizó Phichit, haciendo un gesto hacia el hilillo de sangre seca en su blanquecina piel.
- Si.- respondió Yuri sin inmutarse, mortalmente serio, su presencia tan digna que impedía cualquier intento de reclamo.
Phichit dejó de forcejear al ver la actitud de su líder. Tan pronto se vio libre de los brazos de Yuri, enfocó su vista analítica sobre Victor. Aún sentía el enojo borboteando en su interior, pero lo mantenía bajo control, dejando que la racionalidad dominara sus acciones como se esperaba de su posición.
-¿Quieres que me quede?- preguntó finalmente, sin dejar de mirar a Victor. Su postura encorvada y su turbulenta mirada sólo le indicaban precaución y que no se dejara fiar.
- No es necesario. Yo me puedo encargar- respondió Yuri firme- Es mejor que vayas a casa, descanses y cures tu herida en la cabeza
- Yuri sabes que esto no es nada y…
- Phichit- lo llamó Yuri colocando su mano sobre su hombro, su mirada fija en él- Ve a descansar, por hoy es suficiente. Victor no va a escapar, ya no más
Por unos segundos, Phichit estuvo tentado de preguntarle porque estaba tan seguro de esa afirmación, pero se contuvo. Si Yuri decía que Victor no escaparía, él le creería. No porque confiara en Victor, sino porque confiaba en Yuri, en su discernimiento y en sus capacidades. Además, si era sincero, Victor se veía demasiado lamentable, realmente patético, para intentar escapar.
No era ni la sombra del hombre que lo había atacado hace un rato atrás.
A regañadientes y aceptando las ordenes de su líder, Phichit se marchó, dándole una última mirada de advertencia a Victor, antes de irse totalmente del lugar.
El silencio cayendo nuevamente sobre ellos.
Ahora, solos en la habitación de Yuri, ambos cambiados y con un tazón de té bien caliente entre las manos, el mutismo siendo lo único que los había embargado desde que habían regresado del bosque. Yuri se sentía fuera de su zona de confort. Estaba acostumbrado al Victor ruidoso, manipulador y seguro de sí mismo…verlo deprimido y encorvado era una nueva faceta completamente diferente y lo más importante, no sabía cuánto se debía a sus recuerdos y cuánto a la dura realidad de que pronto se enfrentaría a su muerte.
Si Victor había sido sincero esta vez, y Yuri estaba seguro que así había sido, entonces lo que le esperaba no era nada bueno. La sentencia por matar al líder de la manada era sancionada en todas las manadas como un acto de alta traición y condenada con la pena de muerte.
Claro está que el cómo lo mataban, era otra cosa muy distinta.
Cada manada tenía un ritual diferente para hacer pagar al traidor, pero todas compartían lo mismo: hacerlo sufrir hasta el último suspiro.
Era salvaje e inhumano, pero era de esas normas generadas hace siglos, casi un ritual creado por sus antepasados. Claro que en ese entonces existían los cambiaformas y la vida era mucho más ruda de lo que era hoy en día, debían implementar un castigo ejemplar que hiciera pensar dos veces antes de intentar acabar con la vida de su líder por querer el poder.
Pero hoy en día el tener que mantener esos procedimientos anticuados parecía absurdo, sin contar que prácticamente no se habían usado en décadas.
Hasta ahora.
No sabía cómo sería en el caso de la manada de Victor, pero estaba seguro que no sería placentero ni rápido. He ahí en parte la razón porque Victor había escapado, cualquier cosa era mejor que volver con su antigua manada.
- Puedo preguntar porque terminaste matándolo- consultó finalmente Yuri siguiendo el hilo de sus pensamientos, rompiendo el mutismo que los había rodeado.
Fijó su vista en Victor, que estaba sentado en una esquina de su habitación con la mirada clavada en la taza de té.
- Perdí el control de mi lobo- respondió en un murmullo, lento, casi inaudible- No era mi intención matarlo a él…
Yuri sintió que su garganta se apretaba.
- ¿Entonces a quien esperabas matar?
Victor guardó silencio por unos segundos antes de responder.
- A su hijo. Quería vengarme, pero su padre se interpuso para protegerlo, como siempre - explicó alzando el rostro con una sonrisa vacía- Es ridículo como después de todos estos años aún busco el poder cumplir esa venganza…
Yuri lo miró en silencio, viendo el tormento en sus ojos.
Podía sentir, ver el dolor que lo crucificaba como también la ira, el deseo de muerte brillando en sus pupilas. Victor hablaba con mortal seriedad, sus palabras sin ironía, precisas y exactas para dejar entre ver su verdadero ser.
Y por lo mismo, Yuri procesó las palabras con la seriedad debida. Aunque no sabía cuál era el motivo de su venganza, sabía que de todos modos ese rencor no era bueno.
- Entonces has vivido todos estos años en vano- concluyó finalmente Yuri levantándose de su cama, sintiendo que la mirada de Victor se clavaba en él.
- ¿Qué quieres decir?
- Vivir una vida con sólo el objetivo de la venganza es vivir en vano, es dejarte llevar por la ira y la frustración. En vez de intentar crear algo, tu mente sólo piensa en destruir, por lo mismo no te sentirás completo nunca, aunque lleves a cabo tu venganza, la muerte solo traerá más vacío y remordimiento. - Yuri se detuvo y dejó su taza vacía sobre la mesita de noche - Dime, ¿De verdad crees que la muerte de alguien te traerá felicidad? ¿Recuperarás tu fe en algo o lo que hayas perdido por culpa de esa persona?
Con los labios apretados, Victor aferró con fuerza la taza entre sus manos. Bien sabía que la venganza no le devolvería lo que había perdido, pero saber que ese hombre seguía vivo, lo hacía querer eliminarlo para que al menos la Tierra tuviera una pestilencia menos caminando sobre ella.
- Tú no lo conoces, no sabes lo que ha hecho- pronunció seseando con los dientes apretados, enfrentando con la mirada de Yuri, quien lo veía impasible.
Como un juez absoluto.
- ¿Y matándolo borraras sus acciones?
- No, pero dejará de dañar a otros.
Cruzándose de brazos, Yuri alzó una ceja.
- ¿Esto es lo que llaman complejo de héroe?-pronunció, sus palabras sonando filosas- Sólo porque según tú visión él es el villano, no quiere decir que sea válido matarlo para liberar al mundo de ese mal. Para eso existen las leyes Victor. Si quieres que pague debes…
- ¡Al demonio con las leyes!- rugió Victor levantándose de golpe, la taza estrellándose contra el suelo- ¡Él era el hijo del líder, ES el líder ahora de la manada, nunca podría lograr que lo juzgaran! ¡Ni en el pasado, ni ahora! ¡La muerte es lo único que merece!
El aura de Victor era electrizante, furiosa y peligrosa. En su interior, su lobo aullaba por salir, por morder y hacerle entender a Yuri con zarpazos y mordiscos su visión, de mostrarle que se equivocaba, pero antes de que tuviera oportunidad de hacerlo una corriente eléctrica cruzó su cuello y recorrió su cuerpo quemándole la piel.
Antes de que se diera cuenta, cayó inconsciente al piso.
*
Cuando Victor volvió a recuperar la consciencia ya era de día.
Todos los músculos de su cuerpo dolían terriblemente, acalambrados y su vista era borrosa, costándole enfocar adecuadamente el techo de la habitación. Vio como algo blanco pasaba por su campo de visión, para luego sentir algo frío y húmedo sobre su frente.
Volteando el rostro y con esfuerzo, finalmente pudo enfocar el rostro de Yuri. Su pelo normalmente peinado con esmero hacia atrás, estaba suelto y despeinado, dándole un toque casual y relajado que nunca antes había visto en él. Sin embargo, pese a su peinado descuidado, su rostro seguía serio y hasta ojeroso. Agotado.
- Al fin despiertas- fue su recibimiento, su voz sonando cansada - Pensé que tendría que mandar a Phichit por un médico.
- ¿Qué…?- comenzó Victor con voz rasposa, pero Yuri lo interrumpió.
- Intentaste transformarte y el collar te lo impidió.
Victor frunció levemente el ceño mientras hacía memoria y recordaba todo lo sucedido durante la noche.
- Lo recuerdo. Casi pierdo el control- dijo con una sonrisa triste, casi melancólica - Lo siento
Yuri alzó las cejas, ligeramente sorprendido.
- La verdad no te culpo. Debe ser difícil que alguien de buena a primeras te diga que todo lo que has vivido en estos años es erróneo- admitió Yuri levantándose de su puesto con la intención de ir a cambiar el agua del recipiente.
- Supongo que ahora tienes más razones para encerrarme y enviarme definitivamente a la celda, esta vez sin agua siquiera…
Yuri se detuvo en mitad de camino, volteando a verlo.
Dejando el recipiente en el piso, se sentó a los pies de su cama y fijo su vita en el cambiaformas.
- Si te soy honesto, aún no estoy seguro que haré contigo- aceptó. Regresando la vista al muro, apretó con los dedos el puente de su nariz. Yuri estaba exhausto física y mentalmente.
Después de que Victor se había desmayado, prácticamente lo tuvo que arrastrar hasta su cama para encargarse de él. No solo se había encargado de cuidarlo, sino también había pasado el resto de la noche en vela pensando en los eventos ocurridos durante ese día y la información recibida.
Barajando en su mente bien instruida que debía hacer. Que decisión tomar.
Victor lo miró en silencio, sin poder decir nada en su favor o contra.
- Lo cierto es que no tengo muchas opciones- dijo finalmente Victor- Ni tú tampoco. Si decides encerrarme o no, igual al final mi manada vendrá por mí en unos días y exigirá que me entreguen.
Yuri cerró los ojos en mudo acuerdo. Desde esa perspectiva hasta se veía más piadoso que lo matara ahora y ahorrarle el sufrimiento que vendría después, pero ser juez en la vida de alguien no era un papel que Yuri estaba dispuesto a cumplir.
Si lo veía objetivamente, tanto en su manada como en la manada de Victor, su destino era el mismo, la muerte.
Cuando su tío y el Consejo se enteraran que Victor mató al líder de su manada, lo más probable es que tan pronto cumpla su objetivo de embarazarlo, lo encerraran y mataran definitivamente por ser peligroso.
-No, verdaderamente no las tienes, salvo escapar y aun así te atraparían, seguramente tienen delimitado mi territorio en caso de que eso suceda- respondió Yuri suspirando. Miró a Victor y en un último intento por entender, preguntó- ¿Puedo saber al menos que te motivó a vengarte?
Fuera de resistirse o hacer el ademán de intentar cambiar el tema, Victor tragó con fuerza y pareció prepararse para decir la verdad. A este punto ya se sentía tan hundido y atrapado, que no le daban las fuerzas para seguir ocultándolo, tampoco es que tuviera sentido.
- Por mi hermano- respondió, dejando que los recuerdos reprimidos por años se soltaran una última vez, inundándolo, destruyéndolo - Mi hermano menor era cambiaformas al igual que yo, pero era un omega. Desde su nacimiento se decidió que sería el compañero del primogénito del líder, Jean-Jacques Leroy, y así volver más fuerte el linaje de los futuros líderes…
Yuri se mostró impasible, pero por dentro no pudo evitar que su pecho se estrujara. Era exactamente los mismos planes que el Concejo de Ancianos habían decidido para Victor tan pronto estuvo dentro de la manada. La vida era irónica a veces.
- En ese entonces mi madre no se pudo oponer por ser omega y forastera, mientras que mi padre era uno de los más leales hombres del líder, así que la decisión sólo lo acercaba más al poder y a la benevolencia del líder.- Victor cerró los ojos al sentir una punzada en su pecho, aun así continuó- A medida que fueron pasando los años, la crueldad de Jean fue aumentando, todo lo que deseaba se le era entregado, lo único que no podía tener en ese entonces era mi hermano…
- No comprendo- pronunció Yuri interrumpiéndolo- ¿Tu hermano no era su compañero?
Victor sonrió leve, sin ganas.
- Lo era, pero no podía tocarlo hasta que mi hermano tuviera su primer celo.
Al escucharlo, Yuri asintió en comprensión. Nadie puede reclamar un omega como pareja hasta que este no tenga su primer celo que lo definía como un adulto. Esa regla se cumplía en todas la manadas, claro que cada una le había hecho modificaciones agregando requisitos, como por ejemplo la edad.
-¿Qué sucedió?- preguntó sintiendo una opresión en el pecho que le vaticinaba lo que se vendría.
- Jean no resistió. Yo me encontraba en una misión, patrullando la frontera, cuando Jean decidió tomar lo que según él, por derecho le pertenecía. Mi hermano en ese entonces tenía sólo trece años. Nadie lo detuvo ni hizo nada para hacerlo entrar en razón, sólo hicieron oídos sordos a los gritos de mi hermano.- apretando los puños Victor sintió sus uñas enterrándose y desgarrando su piel de pura impotencia- Tan pronto regresé a la aldea, me pusieron al tanto de lo que había sucedido durante mi ausencia, corrí en dirección a mi casa, pero cuando llegué ya era demasiado tarde…
Victor tragó con fuerza antes de continuar, el recuerdo, las imágenes que se había obligado a suprimir, apareciendo una vez más ante sus ojos con cruel nitidez. La sangre, su hermano en el piso con las muñecas abiertas, la mordida en su cuello que señalaban que lo habían marcado. Su delicada piel blanca marcada con golpes y rasguños, su pelo rubio ceniza opacado ante la sangre que lo manchaba, sus bonitas facciones en una mueca desolada y destruida.
Su hermano, su querido hermano menor había sido violado, forzado y destruido, sin tener el consuelo o el soporte de una mano amable que lo consolara. Había partido de ese mundo solo, sin encontrar consuelo a su dolor, sintiéndose una vergüenza, un paria.
Él era una alma buena y sensible que había sido mancillado y Victor no había podido hacer nada para protegerlo. Entrenado para ser el más fuerte de los centinelas, y sin embargo no había tenido la capacidad de cuidar a su propia familia.
La ironía y la injusticia rasparon su garganta.
- Mi hermano se suicidó poco después de que Jean lo dejó - explicó tratando de sobreponerse a los duros recuerdos- Los rastros de su crueldad seguían esparcidos por la habitación y su cuerpo… lo siguiente que vi fue rojo.
Yuri apretó los puños y bajo la cabeza sin poder decir nada. El dolor y la ira eran más palpable que nunca en la voz de Victor y lo atravesaban con crueldad, estrujaban su pecho. No había consuelo para lo que había vívido, y lo único que se sentía capaz de hacer por él en ese momento era darle privacidad. Dejarlo liberar el dolor que cargaba, las silenciosas lágrimas recorriendo sus pálidas mejillas.
Por un minuto, Yuri se vio tentado de hacer algo más. Algo más que estar ahí sentado. El impulso de acercarse y entregar aunque fuera un pequeño gesto para apaciguar ese dolor. Una caricia…
Pero no pudo, no sabía cómo. Estaba fuera de su ambiente, de cómo lo habían criado.
Apretando con fuerza sus puños, se mantuvo ahí, estático, la impotencia carcomiéndolo.
- Si soy sincero, a partir de ahí sólo tengo imágenes borrosas.- pronunció Victor cuando se sintió más calmado- Sé que corrí en busca de Jean con sed de venganza y cuando me dispuse a atacar directo a su yugular, el líder se interpuso, siendo él quien recibió el daño. Cuando volví en mis sentidos, el cuerpo del líder yacía bajo mío sin vida y Jean en una esquina con ojos abiertos y gritando por ayuda. Los centinelas aparecieron en unos segundos y no tuve más opción que escapar, prometiendo que algún día me vengaría en nombre de mi hermano.
El silenció se interpuso nuevamente entre los dos, pero era un silencio triste, cargado de emociones dolorosas que hacían encoger el corazón.
Yuri se sentía impotente, las emociones de Victor golpeando como olas contra su ser. No podía imaginar lo que se debía sentir ver a alguien querido muerto y menos aun sabiendo que podrías haberlo evitado de haber llegado unos minutos antes. Ahora sabía que la sensación de culpa que cargaba Victor era mucho mayor de lo que había pensado en un principio.
Debía ser agobiante, y Yuri no tenía palabras que pudieran dar un mínimo consuelo a ese sentimiento.
- Lamento que hayas tenido que vivir eso- pronunció finalmente, empatizando con su dolor, sus ojos fijos en el piso.
- Y yo lamento que lo hayas tenido que escuchar…
El omega negó con la cabeza.
- Necesitaba saberlo. Ahora que sé lo que sucedió, comprendo que mis palabras de anoche fueron demasiado tajantes y duras. Me disculpo por eso.
Victor alzó la vista al escuchar las últimas palabras y se sorprendió al ver que Yuri lo miraba fijamente. Sus ojos castaños brillaban de sinceridad y su expresión era tan humana que lo conmovió profundamente. Desde su perspectiva, nunca imaginó que Yuri, quien siempre se mostraba frío y firme ante cualquier evento, podía mostrar ese nivel de empatía con su situación y llegar a disculparse por sus actos.
Esta vez quien tuvo que negar fue Victor.
- Aunque me moleste aceptarlo, tenías razón en varias cosas. Me alegro de por lo menos entender eso antes de que todo llegue a su fin.
- Quieres decir que si tuvieras la opción de vivir, ¿no tomarías venganza?- preguntó Yuri, de repente con un tono sorprendido, esperanzado.
Victor cerró los ojos por unos instantes antes de responder. Podía sentir que dentro suyo aún hervían con furia y fuerza los sentimientos que buscaban la sangre de Jean, un odio profundo desarrollado por años. Años en los que estuvo escondido, escapando, refugiándose en la oscuridad, planeando su venganza, en como regresaría y le haría frente aquel asesino.
Había entrenado para ser letal. Sus entrañas corrompidas de odio, y sin embargo, bajo esas capas y capas de resentimiento había aún una pequeña luz, un punto efímero que lo atraía a dejar el rencor atrás y poder vivir.
A liberarse de esa carga sin tener que mancharse las manos.
- No puedo mentirte ya. – respondió, abriendo los ojos- Aún deseo aniquilar a Jean, viví muchos años para eso, no lo puedo simplemente borrar…pero hay una parte mía que desea vivir sin rencores y ser libre de ellos sin tener que llegar a matar…pero es un anhelo imposible, casi como un sueño…
- No es imposible. Victor afírmate a ese último sentimiento y puede que las cosas cambien
Firmes y decididas, las palabras de Yuri atravesaron profundo en el cuerpo de Victor.
Sus ojos claros centellearon en reconocimiento, en emoción. Era la primera vez que alguien lo motivaba a vivir por algo que él sentía, por un deseo propio que no fuera simplemente venganza. Ese sentimiento caló profundo en su ser y movió las cuerdas exactas para que ese deseo explotara en su pecho. Un destello de luz abriéndose paso en esa gran neblina.
Miró a Yuri, su expresión. Sus ojos no mentían, no estaba simplemente diciendo palabras al aire para animarlo, para darle falsas esperanzas. Él realmente creía en lo que decía y eso le dio una esperanza. Un deseo de vivir.
- Lo intentaré. No. Lo haré - pronunció finalmente, terminando de confirmar con sus palabras la decisión en su interior, el sentimiento aumentando en su pecho, ese punto haciéndose cada vez más brillante.
Para su asombro, Yuri le sonrió.
Su primera sonrisa.
Clara, limpia y sincera, la sonrisa de Yuri fue el gesto más honesto que había tenido hacía su persona desde hace mucho tiempo y movió algo en su interior, su congelado corazón empezando a latir una vez más.
- En ese caso, debes empezar por recuperarte. Creo que te está dando fiebre otra vez- puntualizó Yuri volviendo a su gesto habitual, mientras tomaba el recipiente con agua e iniciaba nuevamente su camino hacia el baño.
Victor lo vio alejarse, sintiendo que el calor en sus mejillas aumentaba.
- Ojalá sea una simple fiebre- pronunció antes de taparse mejor y cerrar los ojos.
Debía dormir si quería recuperarse pronto y cumplir la promesa.
Su promesa a Yuri.