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ASESINO por juda

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El padre de Fernando y el abogado de Marcos estaban como testigos cuando debieron firmar el acuerdo pre nupcial.

Las posesiones de ambos mafiosos se fusionaban y en el caso de una separación antes del año de casados, la persona que había solicitado el divorcio se quedaría solo con el 15% de las ganancias por las ventas de cocaína y sus derivados, y solo un cinco por ciento de los territorios donde se la comercializaba. Si el divorcio se realizaba en el quinto año, recién ahí se repartiría todo en un 50 y 50. 

Andrada había puesto una última cláusula: Fidelidad.

Fernando largó una carcajada y lo observó.

-Ésto es un matrimonio arreglado, pedir fidelidad es una maldita burla.

Marcos fumaba en su sillón mientras lo miraba sonriente.

-No saltarás de pija en pija por todos mis empleados dejándome mal delante de todo el mundo. Tendrás que ser fiel y conformarte con lo que te doy solo yo. -aclaró riendo y a Fernando le latió una vena en la frente.

-Podría ser discreto.

-No. Fiel!

-No firmaré ésta estupidez.

Marcos miró al padre de Fernando y elevó los hombros en señal de que ya no podía hacer más nada.

-Te dejaré solo con tu padre un momento. Tal vez él te hace entrar en razón.

Salieron todos y el hombre no se levantó del sofá donde estaba sentado, detrás de su hijo.

-Estoy viejo, Fer. Ya luché suficiente. Siempre creí que tu te encargarías de seguir con mi negocio. No quieres y respeto tu decisión... pero no tengo fuerzas para seguir con todo esto. Ya casi no estoy vigilando todo lo que debería y mis empleados se llevan gran parte de las ventas y se están robando los nombres de los grandes clientes también. La decisión es fácil, o te encargas de todo tú o te casas con Marcos para que él lo haga. Existe también la opción de que no te cases y que el negocio se termine. Tengo mi pequeña jubilación de bancario, podré vivir humildemente con tu madre... ¿pero y tu? ¿Quien mantendrá tu academia? ¿Ya está lo bastante sólida como para seguir a flote por su cuenta? Porque según vi los últimos números, aun da pérdidas. Estás alquilando dos pisos lujosos y tienes demasiados profesores y todavía pocos alumnos. Sé que te gusta vivir del baile y respeto eso, pero para poder vivir como quieres, debes sacrificar algo. Dentro de 5 años podrás divorciarte y volver a las andadas. No creo que te mate estar con ese hombre durante ese tiempo. 5 años pasan volando... y mucho más cuando tienes el dinero suficiente como para vivir cómodamente.

Fernando se mordía la cara interior de la mejilla.

Se levantó de un salto y salió sin mirar a su padre, con el papel en la mano. Marcos fumaba y conversaba tranquilamente con su abogado en el pasillo.

-Y QUÉ MIERDA ES ESTO DE CASTIGOS? -gritó, pegando con el dedo en el papel.

-si uno de los dos engaña al otro, la persona ofendida podrá poner un castigo. Por supuesto que no físico. Nunca te haría daño, Fer. Si me entero que me engañas te quitaría algo que quieres. Tu puedes hacer lo mismo conmigo, pero créeme que no tendrás problemas en ese sentido, me basta y me sobra contigo.

-EXPLÍCATE.

-podría poner una bomba y hacer volar tu academia -explicó riéndose -Pero esperaría a que tus alumnos no estuvieran, por supuesto. No mando a matar inocentes!

Fernando retrocedió horrorizado tapándose la boca con la mano!

-Fer, todo ese berrinche es por Ariel?? Porque si es por él... no vale la pena. Ariel no sabe amar.

El castaño quedó con las manos temblando, mirando el papel, hasta que Marcos se lo arrancó de las manos, suspirando.

-Fer, no tengo tanto tiempo para perder. El abogado cobra por hora. Si tanto te cuesta, no nos casamos y listo, no soy tan hijo de puta como para obligarte. -y girando para mirar al abogado, le hizo una seña con la mano -Puedes irte, hoy no se firmará nada.

El abogado se dirigió a la oficina, tomó su maletín y estaba guardando los papeles con Marcos al lado mientras conversaban de temas distintos a lo que acontecía ese día, cuando entró corriendo Fernando, la cara roja, llorando fuerte.

-Que no se vaya!! LO FIRMARÉ!

Marcos le guiñó un ojo al abogado y el hombre le ofreció una lapicera al niño, Fernando miró a su padre, a su futuro marido y sin dejar de llorar... firmó el acuerdo.

Esperó a que todos se fueran para encararlo.

-Vamos a ver como arreglamos nuestras necesidades físicas porque conmigo no cogerás. -siseó con odio, encogido sobre si mismo, intentado calmarse

-Podemos llegar a un acuerdo sensato, amor. Pagamos por sexo, traemos escort a la casa.

El muchachito lo miró confundido, aun hipaba, las manitos le temblaban mientras se abrazaba solo.

-No entiendo. ¿Podemos estar con otras personas? 

-Estar, no. Tener sexo! Siempre y cuando el otro lo sepa y acepte. Si yo lo hago, tu deberás consentirlo. Si tu lo haces, yo deberé consentirlo. Pero nunca será con Ariel. Nunca aceptaré que sea con Ariel. -susurró, le despeinó el flequillo y se fue.

Al día siguiente, Fernando y Marcos Andrada, contrajeron matrimonio.

***

Habían pasado 10 días desde la última vez que vio a Iván y la soledad le estaba envenenando la poca cordura que tenía.

Pensó que abandonaría la casa pero que al menos iría al negocio. Lo esperó y nunca llegó.

No quería hablarlo al celular, quería darle tiempo para que se diera cuenta de que había sobre-reaccionado, que no podía abandonarlo por algo tan nimio!!

Le era casi imposible dormir, solía tener insomnio cuando estaba estresado y esta vez había regresado con furia. Cuando al tercer día sin descansar correctamente casi choca con la moto en una esquina, comenzó a tomar pastillas para poder dormir.

Un antiguo problema también se hizo presente: el sonambulismo. 

Al principio creyó que alguien se metía en la casa y tuvo pequeños episodios de paranoia cuando al amanecer encontraba tazas o platos con migajas en la mesa. Al sexto día, dudando de él mismo, se ató una soga al tobillo y el otro extremo a la pata de la cama. Se despertó cuando la soga se terminó y cayó con violencia al suelo.

Iván no estaba para controlar sus miedos, sus inseguridades, su poca capacidad para albergar cordura. Fernando ya no aparecía por ningún rincón, ya no le daba calor, ya no lo tocaba. Se sintió abandonado. Se sintió un despojo.

Al décimo día llamó Andres y le dijo que había noticias de Esteban Rodriguez, que se tenían que ver y Ariel lo citó en el negocio.

Andrés llegó al mediodía, como habían acordado, llevando un par de pizzas. Lo primero que hizo fue notar la palidez enfermiza y las ojeras profundas, luego, cuando se sentaron a comer y Ariel no lograba llevar a la boca una porción de pizza, se dio cuenta del temblor en las manos.

-Estás hecho mierda! -le dijo sincero, con el ceño fruncido y Ariel primero lo miró con la boca abierta, luego reaccionó y largó una carcajada.

-Estoy durmiendo poco.

-Yo no voy a salir a buscar a Esteban contigo, corro el riesgo que me pegues un tiro con ese pulso.

-Tranquilo. Estoy tomando dosis pequeñas de ansiolíticos, tomaré más, dormiré dos días completos y estaré como nuevo.

-¿Y qué pasaba si te necesitaba para salir de cacería esta noche?

Ariel lo pensó y mientras masticaba rompió en otra carcajada.

-Pues deberías ir con un chaleco anti balas.

Se quedaron en silencio un momento y Ariel, sin mirarlo a los ojos, susurró:

-¿A qué hora vendrá Iván?

-¿Iván?

-¿No le dijiste que nos teníamos que reunir porque había noticias de Esteban?

Y Andrés le tuvo lástima.

-Iván se bajó de esto.

-Cómo que se bajó?

-No quiere participar en la captura de Esteban. Es más. No quiere que lo llamen de nuevo.

Ahora Ariel lo miraba con los ojos inmensos.

-¿Está viviendo contigo?

-Estuvo un día en mi casa, luego consiguió un lugar y se fue.

Ariel negó con la cabeza, desesperado, se limpió las manos aceitosas en la remera y sacó el celular.

Andrés le puso la mano encima y le apretó el brazo, intentando dar consuelo.

-Cambió el número.

Andrés pudo ver como la desesperación comenzaba a desbordarlo.

-¿Sabes donde vive?

Andrés dudó dos segundos.

-No!

-Sí sabes donde vive!!! Me tienes que dar la nueva dirección!!

-No puedo, Ariel! Iván me matará.

-No te hará nada, Iván es un ángel.

-Según lo que escuché es un tipo peligroso. No quiero problemas.

-Tu problema en realidad es que Iván no es tan peligroso como lo soy yo. -le respondió agitado, las pupilas dilatadas y Andrés tragó duro ante la amenaza. -Dame la dirección, luego seguiremos comiendo y más tarde tal vez hablemos de Esteban. Es más!!! seguiremos con nuestra amistad como si nada hubiese sucedido -replicó sonriente y esa sonrisa tenía tan poca cordura!!!

Andrés lo miró atontado ante la amenaza, Ariel volvió a reír más fuerte y Andrés le miró los dientes, la fama de sus dientes lo precedía y tembló un poco.

Sacó un papel, anotó la dirección y se la dio, en silencio.

Ariel recibió el papelito aun sonriente, lo leyó, lo guardó en su bolsillo y siguió comiendo, a Andrés se le había ido el apetito. Miró en dirección a la puerta cerrada y se maldijo mentalmente por encerrarse con un psicótico como el pelinegro.

Terminaron de comer, Andrés se fue a lavar las manos y cuando regresó, Ariel estaba parado a la par de la puerta principal, con las llaves en las manos, esperándolo. La sonrisa creepy no se le iba, sonreía con los dientes y los ojos estaban lejos del mundo de los cuerdos.

-No hablaremos de Esteban? -preguntó apenas en un susurro y Ariel sonrió aun más.

-No me interesa en este momento, que Marcos y Fernando se cuiden los culos respectivamente. Ahora tengo cosas más importantes que hacer. Yo te avisaré cuando decida reunirme de nuevo contigo.

-Pero y si Marcos quiere adelantos? qué le diré?

-Que no tengo ganas de trabajar, que me voy a tomar una semana de vacaciones! -contestó elevando los hombros, sin mayores problemas y Andrés sin objetar más nada, tomó sus cosas y salió raudo del lugar.

***

Iván había salido a dar un paseo. Todavía se sentía ajeno a ese segmento de su existencia sin Ariel. Con lo que tenía ahorrado le alcanzaba para vivir al menos un año sin preocuparse demasiado, pero necesitaba tener la cabeza ocupada así que había comenzado a comprar productos deportivos para poner su propio negocio. Ese día estaba cansado, había salido en busca de una mesa para su nueva casa pero no encontraba la ideal (o no tenía ganas de encontrarla) y regresaba. Quería llegar a su nuevo hogar (que de hogar no tenía nada, era una casa fría de un solo dormitorior) y tirarse en su colchón a dormir (aun no tenía cama, no tenía ganas de salir a buscarla).

Entró, dejó su bolso tirado en el piso y mientras iba hacia su dormitorio, se desnudó en el camino. En alguna parte de su subconsciencia le llamó la atención que la puerta de la habitación estuviera abierta, tenía cierto toc con cerrar todos los habitáculos pero no lo procesó hasta que mientras tocaba la pared en busca del interruptor, escuchó el leve ronquido.

Prendió la luz y retrocedió llevando la mano hacia la cintura en busca del arma que estaba guardada en una caja del baño. Chocó contra la pared, cayó de culo. Conteniendo el aire se levantó como pudo, con el pecho en un sube y baja frenético por el susto. Ingresó al baño y salió con el arma. Adherido a la pared se movió hacia su habitación. Estaba a un lado de la entrada, con los sentidos despiertos, dejó de respirar, contuvo el aire y se dedicó a percibir todo lo que pudiese: se escuchaban los leves ronquidos. WHAT THE FUCK?

Metió la cabeza y la sacó rápido. Debajo de las mantas aun estaba el bulto que lo había sorprendido ni bien entró.

Metió de nuevo la cabeza pero esta vez... miró bien.

El bulto dormía debajo de las frazadas, tapado hasta la cabeza y abrazando con alma y vida su almohada.

MIERDA.

Entró enojado, con la cara roja y transpirada por los nervios.

Se puso junto a él y le gritó:

-ARIEL!

Nada, seguían los ronquidos suaves.

Le pegó una patada al colchón y el pelinegro se quejó y giró hacia el otro lado llevando consigo la almohada.

-ARIEL -volvió a gritar y Ariel se sentó en el colchón y lo miró somnoliento, con el cabello en los ojitos.

-NO GRITES!! -le reprochó y volvió a acostarse. Después de mas de una semana y con el olor de su amigo entre las sábanas, por fin podía dormir tranquilo.


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