Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ASESINO por juda

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

A la mañana siguiente Fernando le escribió para que se encontraran, necesitaba sentirlo junto a él. Pegado a su cuerpo, sobre su cuerpo, dentro de su cuerpo.

Pero Ariel no respondió, recién lo hizo a la tarde y le explicó que también lo extrañaba profundamente pero que había noticias de Esteban y estaban trabajando en ello.

"ten paciencia, amor. Tal vez esta noche ya termine este trabajo y podremos estar juntos"

¿Pero qué tanto podrían estarlo?

¿Fernando estaba decidido a esperar 5 años para estar con Ariel sin esconderse? ¿Ariel aguantaría 5 años?

Ese mensaje, esas últimas palabras, lo dejaron inquieto.

Ariel quería ver el mundo y él no podía frenarlo. Si su asesino decidía irse él tendría que verlo partir... estaba casado con otro hombre! no tenía derecho a opinar.

Se encontraba sentado a la mesa, intentando desayunar, pero tenía el estómago cerrado.

En la silla, con las rodillas en alto y abrazándolas, miraba algún punto en la pared e intentaba saber qué haría con su vida. Se sobresaltó cuando le besaron en la cabeza, no lo había escuchado entrar.

Marcos se sentó junto a él, le acarició la pierna y los pies.

-Te estuve esperando en mi cuarto.

-Me dolía la cabeza.

-De nuevo comenzarás con tus dolores?

-Si.

Marcos lo observó sonriente.

-¿Te despertaste de mal humor? Si ibas a mi cuarto cuando te lo pedí, seguramente ahora estarías sonriente.

Fernando volteó y lo fulminó con la mirada. No tenía ganas, ni fuerzas de soportar las indirectas de su esposo sobre que andaba amargado porque le faltaba su pija... como si el mundo girase alrededor de sus bolas.

Hizo a un lado el café y se retiró.

***

11 de la noche.

Iván y Ariel subieron al vehículo de Andrés.

-Uno de mis informantes le comprará mercadería. Esteban estará en el edifico abandonado del sector industrial. Ha estado ahí éstos últimos días, sabe que lo andas buscando y por eso cambió el lugar de venta.

Llevaban 20 minutos estacionados en cercanía del edificio cuando vieron entrar al soplón y Andrés lo señaló con el dedo.

-Ese es!

Iván y Ariel estaban vestidos de negro y el platinado había ocultado su cabellera bajo un gorro que le llegaba hasta las cejas.

Ésta vez decidieron llevar chalecos antibalas. Mientras podían, intentaban evitarlos porque no estaban acostumbrados a la prenda y les coartaba los movimientos, pero Esteban había demostrado ser una rata astuta.

El edificio tenía una única entrada, apenas ingresaron Iván frenó a Ariel y le pidió con movimientos de manos que esperasen para darle un mayor margen de espacio al informante de Andrés.

Lo escuchaban subir.

Se pararon frente a las escaleras oscuras y el platinado tuvo un mal presentimiento.

-Algo no cuadra -susurró, y Ariel lo miró, asintió cuando le vio la desconfianza en los ojos.

-¿Por qué habría tanto silencio en un lugar donde se comercializa marihuana?

-Tal vez no está -respondió el platinado intentando darle una explicación a lo que parecía casi ridículo.

Subieron con precaución, llevaban las armas en las manos, listas para disparar.

El edificio era de 4 pisos, en el tercero comenzaron a escuchar los murmullos. Eran muchos y algunos reían, eso sí sonaba más a un lugar donde por lo general abundaban los adolescentes en busca de un poco de hierba que los hiciera verse a si mismo como rebelándose contra el sistema.

Sería sencillo. Los adolescentes quería diversión, no meterse en problemas.

Caminaron por un pasillo que tenía varias habitaciones a los costados, las voces llegaban desde la última. Comenzaron a caminar lenta, muy lentamente y un aullido les llegó desde las escaleras.

"ES UNA TRAMPAAAAAAAAAAAAA"

***

Andrés vio entrar a los asesinos en el edificio y a los segundos cuatro sujetos más se metieron por detrás. Iban vestidos de negro también, parecían ocultarse y tratar de que sus pasos no fueran escuchados.

Se bajó del auto y miró con el ceño fruncido... ¿qué estaba pasando?

Andrés tenía 10 años trabajando en los suburbios. Sabía que un informante rápidamente se podía convertir en un traidor. Sacó el celular para darles la alarma y una voz desde atrás lo frenó.

-Estuve esperando éste momento durante mucho tiempo. Me imagino que no querrás arruinarme la fiesta.

Giró abrumado, aterrorizado y lo vio. Esteban Rodriguez estaba a centímetros de su cuerpo, sonriente. La rata hizo un movimiento violento. Andrés creyó que le había pegado una trompada en el estómago, sintió el puño, le faltó el aire. Se agachó llevándose las manos al vientre. Tiró el celular porque el dolor le subió como corriente eléctrica por los brazos y cuando se dobló en dos, vio el puñal clavado en el estómago.

Levantó el rostro y lo miró.

A Andrés le caían gruesos goterones de lágrimas y Esteban largó una risita histérica mientras sacaba el arma y volvía a introducirla una vez más.

***

"ES UNA TRAMPAAAAAAAAAAAAA"

Iván y Ariel giraron en el acto con las armas listas y apenas vieron las sombras detrás de ellos, comenzaron a disparar. Los murmullos que venían del último cuarto se convirtieron en gritos y varios adolescentes salieron corriendo, chocándolos.

Todo se volvió confuso.

En el pequeño pasillo había gente tirada. Muchos se chocaban en el intento por huir y pasaban por encima de los que caían. Los asesinos no distinguían cuales eran los adolescentes compradores de marihuana y quienes habían llegado para matarlos.

Una quinceañera chilló histérica cuando quiso pasar y un hombre la golpeó con fuerza haciéndole dar la cabeza contra la pared para que se apartara, en cuanto la muchachita cayó al suelo con la frente abierta, un fogonazo quebró la oscuridad e Iván salió despedido hacia atrás. Ariel disparó varias veces y escuchó aullidos de dolor de varios niños. Tomó de un brazo a su platinado y lo metió arrastrándolo en una habitación.

-Estás bien??? -gritó, sin dejar de controlar la entrada, apretado a una pared.

El platinado tosió e inhaló profundo, la bala había impactado en el chaleco, en la zona donde Fernando le hizo el sondaje pleural hacía casi tres meses atrás, y el dolor lo dejó noqueado un par de segundos.

Hacía casi 3 meses atrás!!

Lectora, estamos peligrosamente cerca del punto donde comenzó esta historia. Detente, regresa, no sigas, por favor, no sigas. No sé si ellos lograrán sobrevivir. No sé si el asesino podrá con el amor de Fernando en su vida.

-Estoy bien! -respondió poniéndose de pie y otro par de disparos se escucharon en el corredor.

-Cúbreme -jadeó Ariel, e Iván se tiró al suelo y rodó hasta el centro del pasillo. Desde allí hizo dos, tres, cuatro disparos y Ariel aprovechó para salir y caminar hasta la mitad del corredor. Ahí se detuvo estático, casi sin respirar. Cuando Iván dejó de disparar, una cabeza apareció por un lateral y Ariel dirigió el cañón de su arma y le disparó.

-MIERDA -gritó otro desde el cuarto contrario y salió corriendo hacia las escaleras, Ariel caminó por detrás y le disparó en la nuca.

Tuvo que levantar las piernas para caminar por entre algunos asesinos muertos y otros adolescentes heridos.

Iván lo seguía, iluminando los rostros con una linterna, vigilando que en los cuartos no quedara nadie.

-Ninguno es Esteban -jadeó el platinado y ambos escucharon cuando desde el otro lado del corredor alguien se escabullía y bajaba las escaleras a toda prisa. Corrieron detrás de él, Ariel hizo varios disparos pero la rata zigzagueaba en la oscuridad. Sin girar les tiraba dagas, una de ellas quedó clavada en el muslo de Ariel Trabor pero el pelinegro no lo notó hasta mucho después. Esteban llegó al segundo piso y brincó por la baranda para caer en la planta baja. Ninguno de los dos lo intentó, hacerlo desde esa altura y en medio de la oscuridad podía ocasionar que se quebraran algún hueso y Esteban estaba prácticamente acorralado, no se les escaparía, esta vez no.

Ariel saltó varios escalones a la vez y escuchó el disparo en la planta baja. Llegaron al lugar 5 segundos después. Esteban estaba tirado al borde de la escalera con un bala en la garganta e intentaba ingresar el aire a toda costa, pero las marejadas de sangre que salían lo único que hacían era ahogarlo aun más.

Andrés se encontraba en el piso con el arma en una mano. El arma le temblaba notoriamente.

Iván y Ariel corrieron hacia él, tenía una herida monstruosa en el estómago que se habría hacia abajo unos 15 centímetros.

-Traeré el auto -jadeó Iván y corrió.

-Me di cuenta que era una trampa pero no me dio tiempo a nada. Me atacó -se excusó el hombre y Ariel le hizo una seña afirmativa, tocándole el hombro para que se quedara tranquilo.

El pelinegro giró para hacer a un lado el cuerpo de Esteban y tener lugar para levantar a Andrés y Andrés lo agarró del brazo, desesperado.

-No -susurró aterrado -no me dejes morir solo. No quiero cruzar al otro lado, solo.

-Estoy contigo! -dijo grave y quedó en silencio cuando Andrés comenzó a agitarse y vomitar sangre.

-Ya está el auto! -gritó Iván, pero Ariel no se movió, siguió sujetando con fuerza la mano de Andrés hasta que el hombre dejó de respirar.

***

Fernando tenía el celular apretado en la mano, no podía escribirle. Cuando el asesino andaba de cacería el celular solo se usaba en caso de suma urgencia. Pero necesitaba saber si ya había solucionado el tema de Esteban. Esos hermanos solían ser peligrosos y que quedara uno sólo lo hacía aun peor, Esteban ya no tenía nada que perder.

Se paseó por su dormitorio mordiéndose las uñas. Era la 1 de la madrugada, ya tendría que haber noticias!!!

Tal vez se habían comunicado con Marcos.

Andres era muy cuidadoso en ese sentido, daba los partes informativos religiosamente.

Se estaba por poner el pantalón deportivo pero se decidió a ir al cuarto de su esposo solo en bóxer. No le quedaba otra que pasar la noche con Marcos con la esperanza de recibir noticias, salió apurado, le dolía el pecho por tantos nervios. No resistiría una vida así con Ariel. Ese sería su último trabajo, le exigiría que dejara todo.

Le pagaría para que fuera su amante, le pagaría lo que ganaba con cada crimen, pero esa sería la última noche que la pasaba con el corazón en la boca.

Mientras iba por el corredor imaginó a Ariel brindando con Iván por un trabajo bien hecho con el dedo asqueroso en medio de la mesa y sintió bronca: Ariel era muy capaz de estar de festejo sin pensar en que él estaba muriéndose de los nervios. No solo hablaría con él sino que le daría un par de bofetones para que nunca más lo tuviera en vilo sin enviarle un mísero mensaje.

Dio dos golpes a la puerta del cuarto de su esposo, abrió y metió la cabeza. Marcos leía un libro, elevó el rostro y lo miró sonriente. Fernando devolvió la sonrisa, entró y se acercó despacio, dejando que el hombre admirara su cuerpo.

Llegó hasta la punta de la cama y se arrodilló en ella para llegar hasta el hombre gateando.

Marcos cerró el libro y lo observó expectante.

-¿Tienes ganas de jugar? -preguntó el niño.

-Siempre tengo ganas de jugar.

-¿Ya recibiste noticias de tus sicarios o nos interrumpirán?

-Cuando esté todo hecho mandarán un mensaje, no nos molestarán. -arrugó el ceño -¿Cómo sabes que hoy tenían misión?

-Por que te escuché hablando con Andres y lo tuviste toda la semana por aquí. Sé leer entre líneas, soy un Deroy -le aclaró intentando que no se notara que se había puesto nervioso.

Fernando se acercó aun más.

Marcos se sentó bien y esperó el cuerpo de su hombre, con ansias.

Fernando llegó hasta él y se iba a poner a horcajadas sobre su cuerpo cuando el celular del mandamás comenzó a sonar. El castaño se sobresaltó. El pecho le subió y bajó en un espasmo violento.

-Pensé que te mandarían un mensaje -susurró, y se asustó aun más cuando Marcos lo hizo a un lado y se levantó, llevando el celular al oído.

"Hola"

Fernando escuchaba que alguien hablaba alto, agitado. Algo había salido mal. Se sentó en la cama para no caer rendido al suelo.

"Pero como!!... Muerto?? Está muerto?... Traigan su cuerpo... ¿Esteban también está muerto? Traes el dedo?"

Marcos volteó sobresaltado cuando unas manos lo agarraron del pantalón piyama. Fernando estaba en el piso, de rodillas, el rostro distorsionado. Lloraba en silencio, las lágrimas caían una detrás de otra.

-¿Qué pasó?

-¿Fernando?

-¿Quien está muerto? dime que no es mi Ariel -y se pasó la mano por el cabello, tironeándoselo -DIME QUE NO ES MI ARIEL!!

Marcos lo miraba con el ceño arrugado, sin responder y Fernando se agarró de su brazo para poder ponerse de pie, le quitó el celular y salió del cuarto, tropezando con sus mismos pies.

-HOLA! HOLA! -gritaba al celular pero la llamada estaba cortada.

Escuchó el ruido de un auto y se apresuró hacia la entrada. Hiperventilaba. Se llevó una mano a la garganta porque sentía que no le pasaba el aire.

Abrió la puerta y el frío le pegó de lleno. Semidesnudo salió al jardín y vio el auto de Andrés. Lo primero que hizo fue ver a Iván al volante y a su lado a un hombre de cabello negro, tenía puesto el cinturón de seguridad, la cabeza caída sobre el pecho y estaba ensangrentado.

Habían matado a Ariel Trabor.

Su asesino no había sido lo suficientemente letal y se lo habían arrancado de su vida.

Gritó elevando las manos hasta la cabeza.

-ARIEEEEEEEEEEEEEEEL -chilló y no supo qué hacer, como continuar!! la vida le pesaba en la espalda. El dolor era tan monstruoso que tuvo la esperanza que el maldito corazón se le parase para poder dejar de sentir toda la mierda que sentía encima.

-FERNANDO -gritó desde atrás Marcos, pero el auto se detuvo y Fernando se tiró sobre el capot del vehículo, chillando, llorando como alienado.

No escuchó, no vio la moto.

Alguien lo tomó desde atrás pero no quería que lo sacaran de ahí, lo único que hacía era mirar el cuerpo muerto de su amor, el amor más hermoso y dulce de su vida.

-ARIEEEEEEEEEEEL -volvió a chillar y Ariel lo zarandeó, gritándole, abrazándolo.

El sonido de su voz le llegó como si estuviesen llamándolo desde otra galaxia, volteó confundido, aun chillando y lo vio: Era su asesino, su asesino más hermoso y dulce, y chilló de nuevo adhiriéndose a su boca.

Iván bajó del auto mirando a Marcos.

Marcos los miraba sin ningún tipo de emoción en el rostro.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).