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ASESINO por juda

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Se levantó temprano y le preparó el desayuno a Isabel.

Desayunaron juntos sin decir una palabra de lo sucedido la noche anterior.

-Fernando quiere que trabajes en la empresa de su padre. 

-En cual? tiene varias?

Los Deroy, como todos los otros narcos del país tenían varias empresas que usaban como fachada para el lavado de dinero. La familia de Fernando había tenido un bajón económico pero aun conservaban unas 3 o 4 empresas constructoras

-No sé, él te lo dirá. Te recomiendo que vayas a su casa durante la mañana.

-¿Tendré problemas con él? -preguntó en voz bajita y Ariel la observó sonriente.

-No! él no sospecha nada.

-Iban a ser solo unas fotos. No le estaba siendo infiel. Verdad?? No sé que me pasó! Estimo mucho a Fer, lo quiero como a un amigo!

-Iban a ser solo unas fotos!! No hicimos nada malo. -respondió aun sonriente y ella giró y miró la amplitud.

Sonrió más confiada.

Sacó su bolso del cuarto que ya estaba acomodado y se acercó

-Gracias por protegerme anoche, me iré a lo de Fer y luego alquilaré algo. No quiero tener problemas con mi amigo. -terminó con una risita y Ariel se paró para despedirse de ella.

La muchacha le extendió la mano, Ariel se la tomó sin disminuir su sonrisa ancha y antes de soltarla, la muchacha se acercó y lo besó en la boca... generosamente.

Cuando partió, se le fue la amplitud en esa sonrisa: tenía un mensaje del gran mandamás.

"Espero que todo lo acontecido no dañe nuestra relación de negocios. Te estaré esperando durante la mañana, tengo un trabajo para ti. Será fácil, tengo la dirección exacta del sujeto a ser eliminado, solo tendrás que llegar, hacerlo y traerme el dedo."

Eso olía a trampa a una legua de distancia. Pero necesitaba saber hacia donde estaba orientado el rencor del mandamás. Un macho alfa herido en su amor propio era peligroso. Prefería llegar y verificar que su odio estaba dirigido a él y no hacia su hermoso niño. Sea como fuera, tenía que terminar con Marcos. No había muchas opciones.

Le estuvo por mandar un mensaje a Iván diciéndole que fuera al negocio porque él se sentía indispuesto, pero a último momento se decidió por ir en silencio. Iván lo conocía demasiado, sabría que algo ocultaba e iría a buscarlo. Era mejor dejarlo en su búsqueda de cruceros por las agencias de turismo. 

Cuando todo acabara, cumpliría y se iría con él. 

Fernando necesitaba tiempo para reorganizarse en su nueva vida. La noche anterior le había confirmado que se haría cargo del negocio de su padre.

Fernando era el próximo mandamás y Ariel sabía que llegaría a ser tan grande como su padre o como el mismo Andrada. Fernando tenía potencial. Era un crío que soñaba con bailar, pero que se sabía todos los vericuetos del negocio. Él sabía que su niño adorado encontraría la forma de hacer que su pasión por la danza pudiese encajar de alguna manera en su nueva vida. No estaba tan seguro si el niño seguiría amándolo luego. No estaba seguro si su niño adorado lo amaba en ese momento. Fer era fuego. Era un ser pasional, lo más probable es que estuviese confundiendo esa necesidad de control y posesión, con amor.

Salió fumando un cigarrillo, tranquilo. Llevaba su arma y un chaleco antibalas debajo de la camisa. Odiaba usarlos, pero en ésta ocasión, su sexto sentido le decía que debía ir preparado para lo peor.

***

-Adelante! -gritó Marcos cuando golpeó dos veces y Ariel ingresó con tranquilidad.

-Ariel Trabor!!! tan hermoso como siempre!! ¿Te dije que el color negro en el pelo te queda muy bien? ¿Qué color tenías cuando te conocí hace tantos años atrás? Creo que rojo!!! Te lo tenías que ocultar siempre con un gorro para no llamar la atención, así como ahora lo hace tu platinado. -le dijo sonriente mientras se paraba para recibirlo. Se fue hasta él y lo abrazó. -¿Te hicieron esperar mucho? Espero que no. Tengo una secretaria nueva que no entiende nada todavía. No sé que le pasó a Isabel. Me mandó una carta de renuncia! ¿Tu sabes qué le pasó? -preguntó sonriente y en esa sonrisa había algo que le recordaba a un animal carnívoro y salvaje.

-No! No sé nada. -respondió Ariel tomando asiento.

-Oh! parece que hoy será solo negocios y cero camaradería. Ok. Será como tu lo plantees. Necesito que elimines a una persona. -Marcos tomó asiento y desde el cajón del escritorio sacó varias fotografías que fue poniendo frente a él, todas eran de Fernando en una bicicleta, de noche. Estaba vestido igual a como llegó a su casa la noche anterior. Las últimas 5 eran del niño en cuclillas ante su puerta, abriéndola con un instrumento ideado para tal fin y las últimas dos estaban tomadas desde afuera de la ventana y era de ellos dos en pleno acto sexual.

-Olvídate del hombre que está con él en éstas -dijo señalando las fotos donde aparecía el asesino debajo de Fer -No necesito que elimines al pelinegro. Sólo al chiquillo. Te paso los datos, su nombre es Fernando Deroy y en este momento está viviendo en la casa de su padre. -y le pasó un papel con la dirección, Ariel observó todo -Como verás es un blanco fácil. Seguramente los padres creen que está durmiendo en su cama pero el crío se les escapa de noche. Tu me preguntarás ¿por qué no lo matan mis hombres si estuvieron tan cerca de él? Por que mis chicos no saben crear magia en el arte de la matanza. No es solo ir y pegar un tiro, debe haber compromiso y amor por lo que se hace y creo que éste trabajo te viene como anillo al dedo. Te imagino en una escena casi romántica mientras lo eliminas y cortas la falange de su cuerpo muerto. Me intriga saber si esperas a que el cuerpo se enfríe o si aun tibio le extraes el dedo. ¿Qué instrumento usas para tal fin? ¿Es mejor esperar a que el rigor mortis comience? Tu labor es todo un arte y no quiero que cualquiera lo haga.

Ariel se hizo reventar el cuello y mordió duro.

-Dime donde está la trampa, no me hagas perder el tiempo. ¿Ya lo tienes secuestrado?

-No!!! Te di la dirección de la casa de sus padres!! él está ahí??

Ariel lo estudió.

-No me hagas perder el tiempo, Andrada!!

-No te hago perder el tiempo!!! -gritó riéndose -Puedes ir ahora mismo si quieres, según mis informantes todavía está en su cuarto, durmiendo. Parece que regresó muy tarde a su casa y totalmente exhausto!!

-¿Tus informantes están dentro de la casa?

-No! no! crees que esa es la trampa??? NOOOO!!! -dijo riéndose con ganas -Es que no lo entiendes!! yo no lo mataré... lo harás tú! Nadie más que tú!

-Quédate con tus fotos, no haré el trabajo. ¿Está de más decir que no intentes matarlo porque te mataré?

Marcos elevó las cejas divertido.

-Ariel!!! no puedes irte de esta oficina sin tomar las fotos y decirme a qué horas regresarás con el dedo del muerto!!! No!! Esta vez seré más estricto, desde que abandones el edificio tendrás exactamente 40 minutos para traerme el comprobante de su muerte. -Marcos sonreía contento.

Ariel arrugó el entrecejo.

-¿O qué pasará?

Y el mandamás se puso serio.

-Hace poco estuve leyendo "El umbral de la noche". Es un libro de cuentos de King. Uno en especial me llamó la atención, se llamaba BASTA S.A., se trataba sobre una organización que se encargaba de que sus pacientes abandonaran el vicio del cigarrillo. Les ordenaban no fumar y si desobedecían usaban la terapia de aversión en las personas que amaban. Me encantó el concepto de la Terapia de aversión en el otro como forma de control del sujeto.

Ariel hizo un paso atrás, pálido, sacó el celular y marcó.

Marcos sonrió.

-La terapia de aversión que usan en el libro son electro choques, dime si no es una buena manera de generar estímulo en la persona. Ver a quien amas siendo torturado de esa manera debe ser tremendo. 

Un celular comenzó a sonar en el cajón de Marcos y lo sacó con una sonrisa.

El aparato sonaba con una canción pegadiza y a Ariel le tembló el pulso.

Sacó el arma con rapidez y lo apuntó.

-No estás entendiendo nada, Ariel. Creo que estar con ese niño te provocó un regreso evolutivo mental importante. Sabes que si me matas lo matarán.

-No te mataré. Darás la orden de que lo suelten o te destrozaré. Juro que te destrozaré.

-Hay orden de que si me tocas un pelo, lo maten. Es así de simple. Es más, tengo puesto un control de pulsaciones -le dijo mostrando su muñeca con una especie de reloj grueso -Si mis pulsaciones sobrepasan las normales, le harán daño... perdón, le harán más daño. -y dicho esto, sacó un control remoto y prendió un televisor que había detrás.

Ariel lo vio.

Su platinado hermoso estaba acostado sobre una camilla metálica, semidesnudo, golpeado, en una habitación gris. Tenía los brazos hacia atrás, esposado a un tubo que sobresalía detrás de su cabeza.

-Deberás matar a Fernando y traerme su dedo o Iván recibirá por ti la terapia de aversión. Una vez que salgas del edificio tendrás 40 minutos para regresar con el dedo, cada 10 minutos que tengas de demora Iván será electrocutado en castigo. Tranquilo que la electricidad no es la suficiente como para matarlo. -y oprimió un botón debajo del escritorio, Iván comenzó a temblar sobre la cama, no tenía la boca tapada así que podía escucharlo gritar.

Aullaba de dolor su platinado del alma, gritaba como si las cuerdas vocales estuvieran a punto de ser expulsadas.

-BASTAAAAA -Gritó Ariel e hizo un disparo a un costado del mandamás.

Marcos retrocedió asustado, el corazón bombeó sangre a lo loco y su pulsera le envió el mensaje a los torturadores de manera que en la pantalla se vio como un hombre con una máscara encima aparecía en escena y le tiraba agua al cuerpo de su platinado hermoso e Iván gritaba más fuerte, más, más fuerte, mientras pataleaba y todos los músculos se retorcieron en movimientos espasmódicos hasta que una espesa baba le comenzó a caer por las comisuras y los ojitos hermosos se pusieron blancos.

-BASTAAAAAAAAAAAA. BASTA POR DIOS, BASTAAAAAAAAAA -chilló Ariel cayendo de rodillas, tirando lejos el arma, y Marcos oprimió un botón en su intercomunicador.

-Dejen descansar al sujeto.

El hombre de la máscara desapareció y su niño adorado de ojitos hermosos quedó inconsciente.

Ariel lloraba a lágrima viva mientras se tironeaba del cabello.

Marcos pidió que entraran dos guardias. Ariel estaba descontrolado y temía que lo atacara sin importarle nada. Ariel bajo situaciones de mucho estrés, se descontrolaba. Eso era sabido.

-Está en la casa de sus padres y según me informan -dijo leyendo el celular- ya está levantado y su madre lo envía a comprar leche y donas. Si te apuras, llegarás cuando él esté entrando en el edificio.

***

Ariel salió llorando.

Si no mataba a Fernando, matarían a Iván. Matarían a su Iván!! Su amigo del alma que lo había protegido siempre. Su niño adorado que había estado para él incondicionalmente.

Subió a su vehículo y mientras se dirigía hacia Fernando, lloraba.

Sólo tenía que matar al crío y Marcos liberaría a su platinado hermoso. De eso estaba seguro. Marcos quería vengarse, quería sacarse de encima el odio y lo había planeado bien. Si hubiese estado viviendo con su platinado hermoso, nadie lo habría secuestrado. Pero desde que conoció a Fernando había cometido tantos errores!!! TANTOS!!!

GRITÓ FUERTE. LE GRITÓ AL MUNDO SU ODIO, SU DOLOR, SU IMPOTENCIA.

El karma estaba sobre él, el karma le devolvía todo el daño que había realizado en su vida y lo obligaría a matar a una de las personas que más había amado para poder salvar a la otra que también amaba.

***

Fernando estacionó su camioneta en el inmenso estacionamiento del edificio, se apeó y estaba por dirigirse hacia las escaleras cuando vio un vehículo conocido llegar y parar a unos cuantos metros de él.

En cuanto lo reconoció, al castaño, se le implantó una sonrisa inmensa en el rostro. El pecho subió y bajó, con el corazón atolondrado mandando señales al cerebro para que envíe dopamina a todo el cuerpo. Ver ese vehículo, era verlo a él y verlo a él... era ser feliz.

El hombre de cabello negro bajó del auto con sus lentes oscuros, ni bien lo hizo otro auto llegó y estacionó detrás.

Fernando arrugó el entrecejo.

El hombre con su traje y corbata negra se aproximó a él, caminando seguro.

Fernando miró hacia atrás.

-Ariel... ¿qué pasa? -preguntó casi en un susurro cuando lo tuvo cerca.

Fernando llevó la mano al interior de su saco y desde la cartuchera que siempre portaba debajo del brazo extrajo el arma y le apuntó a la cabeza.

-Tengo órdenes de matarte -dijo con voz gruesa y Fernando hizo un paso atrás, horrorizado.

La bolsa que llevaba en las manos se cayó y una caja de leche reventó en el suelo.

Miró el arma que temblaba frente a sus ojos.

-Qué?

-Tu esposo me manda a matarte -aclaró con la voz gruesa y rota.

Fernando vio cuando una lágrima caía por debajo de sus gafas oscuras y tragó duro.

-Amor -gimió Fernando y Ariel tembló aun más, luego retrocedió trastabillando, dos hombres se apearon del vehículo que iba detrás.

Ariel se inclinó, llevando las manos al pecho, gritó fuerte ante la angustia de lo que sucedía, el horror de lo que iba a suceder, y antes de que los hombres se acercaran a su Fernando bendito, giró y les disparó a la cabeza.

Fernando gritó horrorizado, Ariel volteó a verlo, el rostro distorsionado por el dolor y le gritó.

-HUYE! -acto seguido, se llevó el arma a la sien... y se disparó.


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