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ASESINO por juda

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Ariel se sacó la camisa y Fernando se pasó la lengua por los labios.

Ok, al pendejo de mierda le gustaba jugar con fuego, pero Ariel solo jugaba con fuego cuando le pagaban, no gratuitamente, y siempre lo hacía con la seguridad de que sobreviviría. Este niñato de mierda lo estaba exponiendo, si Marcos Andrada se daba cuenta sacaría un arma y le dispararía en las bolas y a su novio se lo perdonaría, de eso estaba seguro!

Se puso la remera negra que le habían dado y que era un par de talles más grandes, le llegaba hasta medio muslo, más tranquilo se sacó el pantalón ensangrentado y miró a Marcos, el hombre poderoso seguía de espaldas contando dinero. Fernando se apretó el bulto. Ariel le arrugó el entrecejo para que dejara de hacer eso y el pendejo del orto se llevó la mano al pecho y se pellizcó un pezón mientras sacaba la lengua y se la mostraba, haciéndola bailar en el aire.

Ariel ya había metido una pierna en el pantalón deportivo limpio, tenía la otra pierna suspendida, observando como estúpido la mano de Fernando que se apretaba fuerte la pija.

-Ok, Ariel! -dijo Marcos girando y Ariel se enredó en el pantalón y cayó de rodillas.

Se levantó de un salto y se terminó de poner la ropa.

Marcos se sentó ante su escritorio y extendió la mano indicándole que tomara asiento al frente, Ariel corrió un poco la silla porque Fernando seguía sentado sobre el escritorio y parecía no tener intenciones de moverse.

-Ariel, lamento que hayamos tenido este encontronazo. Trabajamos juntos desde hace muchos años y espero que éste percance no dañe nuestra amistad. -le dijo serio y extendió cuatro pilas de aproximadamente 15 centímetros de alto, de billetes.

Ariel los tomó y los guardó en los bolsillos del pantalón, seguía serio.

-Podemos seguir trabajando juntos?

Ariel miró de reojo a Fernando y Marcos se levantó y se puso al lado del psicótico desnudo que ahora estaba vestido, y lo tomó por la cintura.

-Él es Fernando Deroy, mi prometido, y está al tanto de todos los negocios. Viene de una familia que trabaja en esto desde hace 3 generaciones así que se podría decir que él sabe más que tu y yo sobre esto. Amor, él es Ariel Trabor y cuando mis aliados deciden traicionarme, él se encarga de darles un escarmiento.

Fernando asintió sin sacarle los ojos de encima.

-No tienes cara de sicario -dijo sincero y Marcos explotó en una risotada.

-Ariel es un monstruo, que su rostro de niño bueno no te confunda -y luego se puso serio -Ariel, quería que Fernando estuviese presente a propósito. Quería presentártelo y que lo conocieras. Espero que nunca más tengamos una discrepancia, pero en el caso que hubiere... siempre te descargarás las broncas o hablarás sobre nuestras diferencias conmigo. Si lo que pasó hoy se repite y le tocas un pelo a mi novio, te haré desaparecer.

Ariel endureció la mandíbula, odiaba que lo amenazaran, le picó las palmas de las manos extrañando su arma.

Fernando sonrió.

El pelinegro se puso de pie y le dio la mano a Marcos.

-Está de más la aclaración, los negocios los hago contigo!

Marcos afirmó complacido.

-Confío plenamente en ti. Iván está en la habitación de invitados de la segunda planta. Conozco la relación que tienes con ese muchacho y sé que no querrás dejarlo solo así que hay una cama extra para ti. Fernando, amor, ¿puedes guiarlo?

Ariel abrió grande los ojos y Fernando sonrió aun más.

-No! ¿por qué no me acompañas tu y te cuento la conversación que tuvieron tus ex socios con Gustavo Smith? -casi grita Ariel, tropezando con sus propias palabras.

Marcos asintió, le besó los labios a Fernando, le acarició el rostro, le pidió que lo esperara en la habitación principal y acompañó a Ariel a la segunda planta.

***

Cuando entró y vio a su niño adorado dormido, sedado, envuelto el pecho en vendas y con un suero en el brazo... se sintió culpable. Tendría que haber estado ahí cuando lo sacaron del quirófano, se sintió una mierda por haberlo cambiado por una pija. Tenía la esperanza que Iván no hubiese despertado porque sería lo peor: que su niño hermoso se sintiera solo o abandonado. Los dos sabían lo que significaba el abandono. Habían sido niños de clase media-alta estudiando en colegios caros, viviendo en internados porque sus padres tenían que hacer cosas más importantes que educarlos (como rascarse el pupo, por ejemplo).

Arrastró la cama hasta pegarla a la de su platinado precioso, se desvistió y se acostó a su lado, abrazando la almohada para no tentarse durante la noche de abrazarlo y lastimarlo. Se pegó a su brazo para oler su piel y dormir tranquilo.

***

-¿Desde cuando trabaja para ti? -preguntó el castaño recostado sobre el pecho de su novio.

-No sé, 5 o 6 años tal vez.

Fernando se apoyó en el antebrazo y lo miró con las cejas en alto.

-Cuantos años tiene?

Marcos le sonrió mientras le acariciaba el rostro.

-Parece un niño, pero no lo es. Tiene mi edad, 29 años. Lo conocí en el secundario del colegio, él cursaba el bachiller de arte y yo el de economía. Comenzó a trabajar ocasionalmente para mi hace 5 o 6 años, pero mientras tanto ya era conocido en el círculo por hacer éste tipo de trabajos. Ariel es sanguinario, tiene poca empatía con la vida. Si me preguntas qué tipo de personaje es, te diría que un sociopata. No se adapta a su entorno, es un inadaptado con cara de ángel y ese rostro le juega a su favor. Eso lo hace un excelente asesino. Nadie se espera la muerte de la mano de un hombre que carga ese rostro.

Fernando tragó saliva excitado. Ese pelinegro no solo era un hombre hermoso, también tenía un aura de misterio y abandono que atraía.

Marcos quedó durante largo rato mirando a la nada y Fernando le besó el pecho para llamar su atención.

-En qué piensas?

-En que Rodriguez y Benavidez tenían una amistad demasiado íntima con Carlos, no sé qué tan metido estará éste último en los planes que tenían los traidores. 

-Cual Carlos?

-Carlos Rodriguez. Rodrigues es un apellido común, pero ahora me inquieta que tengan el mismo! 

Fernando levantó las cejas y lo observó asombrado.

-Carlos es peligroso -susurró Fernando.

-Lo conoces?

-Mi padre tuvo problemas con el hermano mayor de ese hombre. Lo tuvieron que hacer desaparecer, eran 3 hermanos y todos criados en lo peor de la pobreza y la marginalidad. Ese tipo de gente se maneja con códigos distintos. No conocen el concepto de lealtad!

Marcos suspiró, debería investigar qué tanto estaba metido en eso Carlos y si era cómo él pensaba... Ariel debería hacerlo desaparecer.

***

Se despertó sobresaltado con un quejido.

-Te duele? te duele algo? -jadeó con la voz grave e Iván giró el rostro con un rictus de dolor hacia él.

-¿Qué haces aquí?

-Cuidándote!

El platinado giró el rostro hacia el lado opuesto y no respondió.

Ariel se levantó de un salto.

-La herida no es tan grave. La bala golpeó con fuerza en la petaca de whisky que gracias a todos los santos llevas siempre y la detuvo. Ingresó pero no profundo. Pero el golpe te causó daño en un pulmón, escupías sangre!!! -le informó dando la vuelta para ponerse del lado al que Iván miraba, lo acarició. Su platinado tenía el ceño fruncido y giró nuevamente el rostro para mirar hacia el lado contrario.

-Iván qué pasa?

-Porque no estaba agonizando no estuviste conmigo? -preguntó sin voltear el rostro y Ariel temió lo que venía.

-Qué?

Su platinado giró hacia él, el entrecejo arrugado y los ojitos vidriosos.

-No estabas cuando me sacaron de ese lugar.

Oh!

Qué le diría? 

"Ah! Eso! es que justo conocí al novio de Marcos y me tenía a medio coger en la ducha!"

no! si le decía eso nunca más en la vida, su platinado hermoso, lo dejaría dormir con él, enredado en su cuerpo.

-Perdón, me desmayé! -balbuceó casi al borde del llanto e Ivan intentó sentarse e hizo una mueca de dolor.

-Cómo que te desmayaste??? -preguntó mirándolo de arriba hacia abajo -estás herido?? te revisaron?? qué te pasó??

Tanta desesperación, a pesar del dolor de su herida, lo hizo sentir del asco.

-El doctor me dijo que fue la tensión. Me desmayé cuando me dijeron que estabas bien.

e Ivan sonrió ancho, achinando los ojos.

-Bebé! -le dijo e hizo un pucherito. Ambos amigos se abrazaron despacio, evitando heridas y la puerta se abrió.

-Perdón! Molesto? -preguntó una voz masculina y los dos miraron en esa dirección.

Iván lo miró sin saber quien era... Ariel tragó duro.

-Él es el novio de Marcos -le explicó casi como en una confidencia y el castaño ingresó sonriente.

-Soy Fernando. Soy más que el novio del patrón, tengo nombre e identidad propia! -agregó sonriente y a Ivan, el castaño, le cayó bien. -Ivan! es ese tu nombre, verdad?

El platinado asintió, achinando los ojos, regalándole una sonrisa bonita.

-El médico aconsejó que debes seguir una dieta de alimentos blandos, te la están preparando. Ariel anoche tuvo un bajón importante de azúcar y se desvaneció. Él necesita un desayuno potente -y sonrió arrugando la nariz, mostrando los dientes frontales -ya lo tienes listo en el comedor principal. Marcos quería conversar contigo antes de marcharse.

Ariel asintió y salió.

Fernando esperó unos segundos junto a la cama de Iván mirando el techo, jugando con sus dedos. Una muchacha entró con el desayuno para el herido y el castaño se despidió.

Trotó por el pasillo, bajó de dos en dos los escalones y encontró al pelinegro en la puerta del comedor, buscando con la mirada a alguien que Fernando sabía que no se encontraba ahí.

-Ups! parece que Marcos tuvo que irse temprano -le susurró en la nuca y Ariel tropezó en su afán de alejarse, el aliento caliente le había dado en el oído y le retumbó hasta en las muelas.

Fernando cerró la puerta con llave y giró. Quedó apoyado en ese lugar, mirándolo profundamente.

-Me calientas -susurró mientras se abría la camisa y mostraba los pezones, se los tocaba, los estimulaba hasta ponerlos duros -te gusto? -preguntó y Ariel intentó cerrar la boca para que la baba no cayera formando charquitos.

-Me vas a meter en líos, eres el novio de Marcos, abre esa puerta y déjame salir.

-No te gusto? -preguntó caminando hacia él masajeándose el bulto y Ariel se mordió el labio.

-Es imposible que no le gustes a alguien -susurró mientras se quedaba en el lugar y permitía que el castaño se acercara peligrosamente. Fernando llegó hasta él despacio, muy despacio, intentado no asustarlo, cuando estuvo a milímetros de su rostro sacó la lengua y la pasó por los labios del pelinegro.

-Niño -susurró Ariel -¿No te atendió como corresponde durante la noche, tu novio?

-Si -respondió en el mismo tono -pero me quedé con las ganas de cierto culito -y se lo magreó.

Ariel rebotó un poco en su pecho cuando el castaño de brazos fuertes lo abrazó para amasarle los cachetes, elevó la vista y buscó en todos los laterales y esquinas.

-Aquí no hay cámaras -informó Fernando sabiendo con exactitud lo que buscaba.

-Y si regresa tu novio? -cuestionó agitado y el castaño comprendió que el asesino estaba bajando la guardia. Mientras seguía en la tarea de amasarle los cachetes del culo con adoración, le mordisqueó el cuello

-No regresará. Seguro estará ocupado todo el día. Rodriguez y Benavidez eran muy compinches con un tal Carlos y teme que éste también esté metido en el lío.

-Carlos Rodriguez? -preguntó dejándose tocar y lamer, con los ojos cerrados y la respiración descoordinada.

-Si, lo conoces?

-Follé con él en alguna ocasión!

Fernando se separó de su cuello y lo miró a los ojos.

-Es un tipo peligroso.

-Si? lo conocí en una fiesta que dio Marcos un par de años atrás, formaba parte de los aliados de tu novio... no parecía peligroso mientras me daba con todo en el baño del club! -aclaró pensando en el hombre y Fernando arrugó el entrecejo.

-Eres de los que follan en el trabajo? -preguntó curioso y Ariel recordó que Iván siempre le reprochaba que se bajaba los pantalones con demasiada rapidez, solía decirle que un día de estos le pondría un candado para evitar que cogiera con los clientes. -Follaste con mi novio? -volvió a preguntar elevando una ceja.

-NO! -contestó tragando saliva, tanta charla le había bajado la euforia que sintió unos momentos antes e iba a hacerse a un lado cuando el castaño lo agarró con fuerza de nuevo y le mordió un hombro mientras le metía la mano por dentro del pantalón deportivo y le tocaba la pija con vehemencia.


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