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ASESINO por juda

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Fernando estaba en el salón delantero de su academia de baile dando su clase de hip hop, éste  daba a la calle y tenía un amplio frente de vidrio espejado.

Les mostró los pasos a los alumnos, puso música, se paseó entre ellos corrigiendo posturas y movimientos. Alguien cruzó por la vereda y se paró para acomodarse el cabello.

Los alumnos y él solían reírse de los que hacían eso. ¿Cómo es que alguien podía detenerse ante un vidrio espejado sin contemplar que desde adentro lo observaban y seguramente se burlaban de la situación?

Esta vez, en lugar de risas, una de sus alumnas pronunció un silbido y le comentó a su compañera en voz baja:

-Mirá ese bebote, yo me lo como de una, ni mayonesa le pongo!

Fernando giró sonriente y la sonrisa se le fue a la mierda.

Ariel Trabor estaba acomodándose el cabello y tras observarse un par de segundos la camisa y el pantalón, siguió su camino.

Hacía más de una semana de su último encuentro y al castaño ya le fallaban las manos de tanto pajearse pensando en él.

Fernando tardó en reaccionar, se quedó con la boca abierta un rato hasta que por fin los sesos hicieron milagro y salió corriendo por medio de sus alumnos, empujando a los que estaban en su camino. Llegó a la vereda y miró en la dirección que había tomado Ariel: el pelinegro estaba parado en un pequeña revistería y observaba algunos ejemplares. Cruzó la calle, corrió hacia donde estaba el objeto de deseo por la acera contraria, se pasó un par de metros, cruzó nuevamente y regresó, haciéndose el distraído, como para que el asesino creyera que se lo encontraba por casualidad.

-Ariel? -preguntó tomándolo del brazo y Ariel giró.

Giró, lo reconoció y le hizo esa sonrisa amplia que le aflojó las putas piernas.

-Ey! que casualidad, justo iba a mi academia de baile! -dijo el castaño, intentado que no se le notara que estaba agitado por la corrida.

-Cual es tu academia? -preguntó regresando la mirada y Fernando la señaló orgulloso.

Ariel volvió a mirarlo y sonrió otra vez, Fernando jugó con los dedos e hizo una sonrisa bobalicona mientras bajaba la mirada... Ok! no entendía qué le pasaba pero aparentemente cuando el pelinegro aparecía el castaño tenía un retroceso madurativo crónico.

-A donde ibas? -preguntó por fin Fernando y Ariel señaló hacia adelante.

-Tengo mi negocio a unas 6 o 7 manzanas de aquí. Es de venta de indumentaria deportiva.

-Oh!! nos dedicamos a cosas similares.

Ariel sonrió.

-No, no lo creo -le dijo entre risitas y Jungkook recordó que la venta de indumentaria deportiva era para el lavado de dinero que hacía eliminando gente y se sintió más estúpido de lo que ese hombre lo hacía sentir.

Se quedaron en silencio, Ariel observándolo sonriente, Fernando con el corazón saltándole la cuerda en la caja torácica.

-Un día podría invitarte a tomar un café. -dijo al fin el castaño, jugando nuevamente con los dedos, subiendo un hombro y casi ocultando el rostro ahí.

Fuck! qué mierda le pasaba, por dios?

Ariel largó una carcajada y Fernando lo miró serio, a Ariel se le fue la sonrisa.

-Sabes que si Marcos me encuentra contigo me va a cortar las pelotas antes de pagar a otro para mandarme a matar... verdad? -preguntó acercándose mucho y Fernando aprovechó para aspirar fuerte y olerlo... mierda que olía rico!!!

-Cierro la academia a las 9 de la noche -contestó entre susurros -podrías ir a esa hora y tomamos el café adentro, sin que nadie nos vea -retrucó y Ariel lo pensó. Lo pensó mucho. Lo pensó tanto que Fernando comenzó a perder la paciencia.

-Y?

-No sé, Fer, me estoy jugando los huevos.

-El café valdrá la pena!

Ariel miró disimuladamente alrededor. No debería estar conversando con el novio de Marcos Andrada en plena calle.

-Ok, a las 9?

Fernando asintió sonriente, arrugando un poco la naricita, mostrando sus dientes frontales, convirtiéndose en el hombre más adorable del planeta y Ariel tuvo miedo de lo que podría ocasionarle a su vida y a sus huevos, seguir viendo a ese muchacho.

El castaño pestañeó un par de veces, sin dejar de sonreír, levantó la mano en señal de despedida y Ariel hizo un par de pasos alejándose pero se paró, volteó y lo miró de nuevo.

-No te duelen los pies?

-Cómo?

-No sé de donde venías, pero ¿siempre andas descalzo? yo no soporto los zapatos pero en la calle suelo ponérmelos -le dijo mirándole los pies y a Fernando casi le da un infarto.

***

Marcos se acercó a Fernando por la espalda y le besó el cuello. El castaño terminaba de preparar su bolso para salir a almorzar.

-Bebé, ya me compré el frac para la ceremonia. Ya al menos saliste a ver alguno para ti?

Fernando suspiró.

-Falta mucho par el casamiento.

-Faltan 3 semanas, bebé.

-Puedo engordar hasta esa fecha, mejor lo compro cuando falten días.

Marcos le mordió el lóbulo de la oreja.

-Mi suegrito ya me anticipó que eras un niño difícil.

-Marcos, tenemos un matrimonio arreglado, no es necesario que andemos fingiendo que nos amamos cuando no hay gente alrededor -le respondió cortante y el hombre suspiró nuevamente rendido, se apartó y se sentó en un sillón que había junto a él.

Fernando volteó para observarlo un poco

-Estás ojeroso, andas sin dormir? 

-Si. he estado teniendo problemas con mi insomnio nuevamente.

Fernando lo examinó con el rabillo del ojo.

-Sigue sin aparecer Carlos?

-Hace 9 días de la muerte de Rodriguez y Benavidez y aun no hay rastros. Me pone nervioso, odio no tener el control de todo. Carlos es un grano en el culo. Necesito hacerlo desaparecer cuanto antes.

Fernando no respondió nada más. Eran negocios y en los negocios, tanto de Marcos como los de su padre, intentaba meterse lo menos posible. Quería una vida relativamente normal. Quería su academia de baile y sus alumnos. Quería la música y los movimientos. Ya bastante había tenido en su adolescencia de muertes, traiciones, tratos, transacciones. Una mala jugada de su padre casi los deja en la bancarrota, necesitaba el dinero de Marcos para mantener su academia de baile y no le importaba unir su vida a la de él de manera legal con un casamiento de por medio... pero hasta ahí llegaba su participación.

Marcos lo tomó por las caderas y lo hizo sentar en sus piernas, apoyó su frente en el pecho y le tocó la pija dormida, amasándola.

-Esta noche no podré verte, bebé, tengo varias reuniones.

-Ok -respondió casi sonriente.

-Me extrañaras?

-Por supuesto!

***

El último alumno se fue a las 8,35 y las profesoras de otras áreas del baile y secretarias terminaron de salir a las 8,50. Fernando  iba y volvía, acomodando cosas, terminando de guardar equipos, el corazón le latía fuerte en el pecho.

9,00. Tal vez él no se animaba a llegar si veía todo tan iluminado. Apagó las luces del cartel y bajó la iluminación del salón principal. Estaba casi en la oscuridad, se sentó en el piso, en un costado de la sala y no despegó la mirada de la acera. 

Ya llegaría, ya llegaría. 

Tenía puesta música suave y eso al menos le ocultaba el ruidaje que le hacía el corazón en el pecho.

Ya llegaría, ya llegaría.

9,10 Comenzó a enojarse. ¿Quien se creía ese asesino de mierda como para despreciarlo? A él nadie lo despreciaba!! Era un adonis... qué digo un adonis?? era un dios hermoso, inalcanzable, imposible de atrapar (a menos que la empresa de su padre se viniera abajo y tuviera que contraer matrimonio con otro mafioso).

9,15 Se puso triste, ya no tenía uñas para comer, ahora se mordía la yema del dedo gordo. Tal vez se le había hecho tarde, quince minutos no era la gran cosa.

Hizo una muequita con la cara, arrugó la naricita y elevó los labios haciendo un pucherito pequeño... ¿por qué el asesino no se fijaba en él con la intensidad que el castaño lo hacía?

-Escuchaba música y pensé que aun había gente! -le dijeron en un susurro cerca del oído y Fernando pegó un alarido tan fuerte que los vidrios temblaron y Ariel casi cae fulminado por un infarto. El pelinegro, que se había arrastrado silenciosamente a su lado para comunicarle que esperaba que estuviera solo, tras el alarido, se alejó de rodillas hasta pegar la cabeza contra un espejo y quedar despatarrado en ese sector.

Cuando Fernando dejó de gritar, giró y lo vio. Lo vio pálido mirándolo aterrado desde el sector opuesto al que se encontraba y se sintió estúpidamente feliz de verlo. Se acercó a él con velocidad, transportándose en cuatro patas.

-Dónde estabas?

-Llegué temprano, ingresé cuando no vi gente. -jadeó con la mano en el pecho -No quería que me vieran pero tampoco pensé que te asustaría. Perdón. -concluyó y Fernando se puso de pie de un salto, trotó hasta el interruptor, apagó la luz, cerró con llave la puerta vidriada y regresó al lugar en el que el asesino seguía: en el piso, apoyado en un espejo. Se sentó a horcajadas sobre sus piernas, le tomó el rostro con ambas manos, acariciándole la piel y lo besó como el asesino lo besaba a él... con dulzura, con delicadeza, con los labios húmedos apenas abiertos. 

El asesino suspiró sobre sus labios y Fernando volvió a sonreír de manera estúpida (dios! que mierda le pasaba?). El pelinegro le acarició la espalda, por debajo de la ropa y aunque sus manos estaban frías, era el contacto más hot que tenía desde hacía un buen tiempo.

Mientras seguían en un beso profundo y baboso, Fernando lo fue empujando hasta que el pelinegro quedó tirado en el piso. Comenzó a desprenderle la camisa y a lamerle el pecho mientras se encargaba del botón y el cierre del pantalón de su asesino favorito.

Estaba por bajar cuando el celular del pelinegro sonó.

Fernando lo miró con el ceño fruncido.

-Apágalo!

-Es Iván, deja que lo atienda y apago.

Fernando lo dejó hacer mientras le bajaba el boxer y se encargaba oralmente de esa pija que estaba semierecta y que ya con solo meterla en la boca supo que sería un manjar.

-Iván -contestó cerrando fuerte los ojos, acariciándole el cabello al castaño.

-Marcos llamó.

-Llamó a nuestra casa? por qué no me habló al celular?

-Por que dice que no era tan urgente, pero necesita reunirse contigo mañana.

-Ok

-Ariel, no te meterás en nada hasta que yo esté lo suficientemente sano como para ir contigo -le advirtió su platinado y Ariel jadeó cuando la lengua de Fernando bajó hasta su agujero. -Ariel... estás cogiendo? -preguntó bajando la voz y Arial volvió a jadear -... es el jardinero?

-si -respondió agitado e Iván largó una risita aguda.

-Ok, te dejo que sigas concentrado, luego te vuelvo a repetir el mensaje porque creo que ahora no estás reteniendo nada -y Ariel jadeó con tanta fuerza que Iván no pudo resistir tocarse el bulto y morderse un labio.

Cortó y el celular se le escapó de las manos cuando Jungkook se le tiró encima con todo el cuerpo, se apropió de la boca de manera brutal y mientras le elevaba las piernas para que se enroscaran en su cadera, comenzó a dilatarlo.

Ariel gemía fuerte en medio de los besos y Francisco creyó que esa escena era lo suficientemente erótica como para ganar el oscar de las porno.

-No me hagas esperar tanto -susurró Ariel luego de un rato y Fernando obedeció sus órdenes, aun estaban semi vestidos, con las camisas abiertas, Fernando con el pantalón debajo de las caderas y Ariel sin él.

El castaño se jaló un par de veces la polla durísima, sacó un sobre con gel que tenía guardado en el bolsillo del pantalón (porque no veía la hora de usarlo), se lo puso en la pija, se lo untó en el culo de su asesino hermoso, luego alineó su sexo con el agujero estrecho de Ariel y lo fue penetrando suavemente hasta quedar la cadera pegada a la de él. En el proceso Ariel se aferró a sus hombros y se mordió su propio brazo, porque sabía que no podía dejar marcado al castaño.

Dejó descansar la pija en el interior de Ariel y luego de unos largos segundos comenzó a moverse, Ariel lo acompañó y ya no pararon hasta ingresar en una cogida brutal que incluyó gritos, mordidas de Fernando, aullidos de Ariel para que fuera más fuerte, más profundo hasta casi 10 minutos después que Fernando, acalambrado, lo puso en cuatro patas y siguió con las embestidas. Ariel se irguió, se puso de rodillas y Fernando lo abrazó con fuerza para seguir embistiendo porque si abandonaba ese lugar calentito se moriría de la angustia. Ariel lo por tomó el cabello y lo besó, lo besó y gritó en su boca cuando acabó. Fernando sintió el orgasmo de Ariel y eso apuró el suyo. Los dos cayeron al piso y quedaron en esa posición unos cinco minutos más, agitados, sin entender muy bien qué les pasaba. Fernando sobre él, acariciando la piel que lograba tocar, besando y lamiendo suavemente su espalda.

¿Qué les pasaba? ¿Qué era eso que se despertaba cuando estaban juntos? ¿Por qué seguían en ese juego peligroso? ¿Qué pasaría si alguien se enteraba?

Fernando buscó su boca y Ariel lo besó suavemente.

¿Por qué Fernando se sentía así con Ariel?

¿Por qué Ariel se sentía así con Fernando?

Esa dulzura, esa pasión, esa calidez... cuanto tiempo más los acompañaría?


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