Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ASESINO por juda

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ariel giró y lo abrazó. 

Fernando se quedó inmóvil ante esa muestra de afecto, estaba acostumbrado a coger, subirse el pantalón y entablar alguna conversación superficial hasta que el otro terminara de vestirse e irse.

Ariel le tomó el rostro, le besó la frente, la nariz y la boca.

Fernando lo miró a los ojos, cerca, muy cerca y los ojos del asesino se achinaron ante su sonrisa.

-Gracias por este encuentro -le dijo y recién ahí, comenzó a vestirse.

A Fernando le temblaban un poco las manos, el asesino era atípico en todo sentido, no tenía cara de ser el sicario sanguinario del que había oído hablar en el círculo de viejo chotos de Marcos y tampoco era el ocasional amante frío. Ariel no encajaba en ninguno de los estereotipos que conocía y eso le ocasionaba mayor curiosidad.

-Si quieres puedes quedarte y tomamos café -propuso con los ojos enormes sin entender muy bien a donde quería llegar con eso. Hacía más de una semana atrás se había quedado con las ganas de coger el culito del asesino, quería un "asesino" para su lista de cogidos, ya estaba, ya lo había logrado, en realidad ahora debería mirar en otra dirección.

-No me gusta el café -le respondió arrugando la nariz y sonriendo... ¿qué le pasaba a ese hombre? ¿no sabía que los asesino no debían ser tan carismáticos?

-A- a-a-a mi tampoco me gusta -contestó tartamudeando y Fernando juró que en cuanto se quedara solo se daría de cabezazos en la pared hasta que se le fuera la estupidización que le dejaba el pelinegro.

Fernando seguía en el piso, con el pantalón debajo de la cadera, con el culo helado, la cabeza levantada, observando atentamente como se vestía.

Ariel se arrodilló y se aproximó a él, Fernando aspiró aire disimuladamente para percibir su perfume... olía rico, por dios que olía rico!

-Voy a ser honesto. Sé lo que buscas, los niños como tu siempre quieren coger con el malo. En realidad no soy tan malo como me pintan, hago mi trabajo, es sólo eso. Algunos limpian la mierda de los inodoros, yo saco del medio a gente de mierda. No es la gran cosa. Iván dice que me falta un tornillo, pero eso no me hace malo. Lo que si me tiene un poco inquieto es que me gustas y eres el novio del jefe... así que no, no aceptaré tomar nada contigo, porque me conozco. -le dio un beso en la nariz y caminó hacia la puerta. Escuchó las rodillas de Fernando y giró, el castaño se apresuraba hacia él en cuatro patas, con el culo al aire, se detuvo junto al pelinegro, lo agarró por los brazos, lo estiró y Ariel comprendió lo que quería, se puse de rodillas y quedaron los dos de la misma altura.

-Intercambiemos números, tal vez algún día tengas ganas de coger y yo te devuelvo el favor -jadeó el castaño.

Ariel lo observó, lo observó mucho, lo observó tanto que Fernando creyó que el tiempo se había detenido hasta que lo vio parpadear y sonreír (esa sonrisa, por dios, esa sonrisa!) y nuevamente le besó la nariz con dulzura... ¿¿por qué mierda hacía eso?? ¿no podía comportarse como un macho bruto como los que abundaban? ¿por qué tenía que ser tan tierno? ¿por qué tenía que hacerlo temblar de esa manera?

-No, gracias -le susurró y lo besó en los labios, sin abrirlos demasiado, sin meterle la lengua, sin dejarle la sensación de invasión que dejaba la mayoría. Le acarició el cabello y Fernando cerró los ojos para sentir con mayor profundidad eso que le hacía sentir y que no sabía qué mierda era! luego sintió sus labios en la frente, la puerta, y más tarde el vacío de su soledad.

***

Iván, con el pecho vendado debajo de su camiseta y el abrigo, hacía número en el mostrador del negocio que tenían ambos cuando vio salir del baño a su pelinegro hermoso, sonrió porque parecía que venía hablando solo.

-¿Te pones lindo para Marcos?

-Esto no es ponerme lindo, parezco un señor normal que fuma cigarrillo y cruza las piernas cuando conversa.

Iván largó una carcajada.

-¿Normal? ¿entonces te consideras anormal?

Ariel lo pensó.

-No sé, Iván. Mis padres, mis amigos y hasta tu siempre recalcan que soy raro. Creo que tengo asimilado que no me parezco a los otros.

Iván dejó de sonreír y con la mano le hizo seña de que se acercara. Su amigo del alma obedeció y cuando lo tuvo cerca le acomodó el traje y la corbata.

-Eres raro, pero raro único, no raro malo -le aclaró y Ariel que tenía el ceño fruncido, sonrió contento. -y solo yo puedo decirte que eres raro, si alguien más te lo dice... me avisas!

y Ariel asintió como niño pequeño, feliz porque tenía quien lo defendiera.

-¿Qué le dirás a Marcos?

-Que no puedo recibir encargos hasta que estés bien.

-¿Y si insiste?

-Me levanto y me voy.

-Muy bien -dijo arreglándole el cabello -Vé! -y le dio una palmada en el culo.

***

Fernando ingresó a la empresa, tenía cita con su novio para salir a almorzar. 

Estaba por entrar a la oficina cuando la secretaria le chistó, él volteó y la miró a los ojos.

Ella sabía que a Fernando no le gustaban los viejos tarados que se reunían con su novio y evitaba entrar cuando había reunión, aunque su novio insistía que una vez casados el negocio sería de los dos.

-Está en reunión -le dijo como en un secreto y Fernando hizo un mohín con la cara. 

Se alejó de la puerta que estuvo a punto de abrir.

-Hace mucho?

-No. Me dijo que si querías podías pasar. Estaba cambiándose, ya me había avisado que saldría un par de horas contigo, pero se presentó éste muchacho que tenía cita con él a las 9 de la mañana.

-Pero son las 12 del mediodía!!!

-Si, pero Marcos lo estuvo esperando toda la mañana!

Nueva mueca de Fernando mirando con fastidio la puerta.

-Ok. Iré al bar de la empresa, cuando salga dile que lo espero ahí.

-Ok -respondió la muchacha y regresó su atención al computador.

Fernando suspiró con fastidio, odiaba esperar.

-Espero que no se demore mucho, aunque esos viejos chotos cuando se sientan a hablar de estupideces no hay quien los pare.

-No es un viejo, es un joven -contestó ella sin desviar la mirada de la pantalla y Fernando, que ya se estaba por ir, retrocedió dos pasos.

-Joven?

-Joven y lindo -aclaró con una sonrisa, anotando números.

-Pelinegro? Gentil?

-Con una sonrisa amplia que me voló la peluca, ¿no la viste cuando entraste al edificio? -preguntó riéndose pero sin dejar de anotar cosas y Fernando no lo dudó de nuevo e ingresó.

Los dos giraron para mirar.

Ariel tenía el ceño fuertemente arrugado y distaba mucho de ser ese hombre gentil y dulce que había cogido la noche anterior.

-Qué caras! -dijo cerrando despacio.

Marcos sonrió y le pidió que se acercara, lo besó en la boca cuando lo tuvo junto a él y lo hizo sentar en sus piernas.

-Estaba conversando con Ariel. Ya sé donde está Carlos.

Fernando miró a Ariel, Ariel se mantenía serio.

-Yo te entiendo, sé que no trabajas sin Iván, pero era justo que te pasara los datos que me dieron mis hombres. -habló Marcos.

Ariel se mordió un labio, le latía una vena en la frente. No, ese hombre no era el niño hermoso de la noche anterior.

-¿Qué sucede? -preguntó Fernando despacito.

-Ariel tendrá que eliminar a Carlos.

Fernando evitó mirar al pelinegro.

-Pero él suele trabajar con el otro muchacho herido, no? Creo que si quieres tener un resultado óptimo, deberías llamar a alguien más.

-Ariel es el mejor -contestó sin apartar la mirada del pelinegro.

-Ok, pero tal vez es el mejor porque trabaja con su compañero -susurró, intentado que su novio no notara que quería evitar que enviaran al pelinegro solo.

Marcos le dio unas palmaditas en la pierna dándole a entender que hiciera silencio, seguía atento a Ariel.

-¿Dónde está ahora tu niño adorado? -preguntó el mandamás.

-En el negocio -respondió Ariel, y Fernando los miró a ambos: Marcos tenía la mirada encendida, estaba haciendo un trabajo psicológico, lo conocía.

-Es peligroso. Si lo que me dijeron es cierto, lo buscará. Tendrás que tener ojos hasta en la nuca para que no lo dañe. Yo te puedo pagar para que te saques ese problema de encima.

-¿Qué paso? -volvió a preguntar Fernando con el estómago encogido, algo malo estaba sucediendo.

-A Carlos le dijeron que Ariel mató a Rodriguez. Tu mismo me contaste de los hermanos -Fernando asintió -yo no sabía y creo que ellos preferían que eso fuera secreto... pero Rodriguez era hermano de Carlos. Mi gente logró dar con un compañero ocasional de copas, Carlos estando borracho les contó a todos los del bar que pensaba vengar la muerte de su hermano. Qué iría tras la puta del asesino. -Fernando escuchó cuando Ariel hizo crujir los dientes, Marcos sonrió. Fernando observaba todo con la boca abierta y los ojos ensanchados -Así le dicen a Iván, todos creen que son algo. Es lo malo de tener un hermano, amante, amigo o como quieras llamarlo, se convierte en tu punto débil.

-¿Tienes la zona en la que está?

-Tengo la dirección exacta donde está parando!

Ariel se paró y le dio la mano, Marcos se levantó con tanta ansiedad que casi tira a Fernando.

-Si no regreso, el dinero del pago se lo darás a Iván y no quiero que lo llames para ningún otro trabajo -agregó con voz gruesa.

-Prometido -dijo Marcos y Ariel se dirigió a la puerta.

-Iré a prepararme, mándame las coordenadas al celular, lo haré esta noche.

y se fue.

Fernando giró hacia su novio con los ojos inmensos.

-Carlos es peligroso, harás que lo maten!

-Es el único que tiene una mínima posibilidad de matarlo, perdí a dos de mis hombres esta semana intentando deshacerme de él. Ariel podrá. -le explicó sacando su celular, sin darle mayor importancia al asunto. Terminó de enviar el mensaje con los datos que le había solicitado el asesino, guardó el aparato y miró a su novio sonriente -salimos a almorzar?

***

Ariel llegó al negocio a las 3 de la tarde, sabía que Iván estaría en la casa descansando. Con la herida todavía muy fresca, se cansaba enseguida. Ingresó y fue directamente al cuarto del fondo, el de almacenamiento. Sacó unas cajas con ropa deportiva y quedó a la vista una caja fuerte, la abrió, extrajo un arma y balas.

***

Fernando almorzó con su novio y cuando se despidió de él, se dedicó a dar vueltas por la zona con el vehículo. 

Necesitaba pensar. 

Aparentemente Ariel quería lo suficiente a su compañero como para ir solo en busca de Carlos. ¿Qué pasaría si hablaba con el platinado y le contaba? ¿El platinado podría convencer al pelinegro de no hacer una locura? No tenía ni idea. Lo cierto es que no conocía a Ariel. No sabía cómo reaccionaría o si le haría caso al platinado. Fernando conocía una minúscula parte de ese hombre (tal vez era la mejor pero ciertamente no la única). Llegó a la academia de baile, estacionó el vehículo y comenzó a caminar hacia la dirección que Ariel le dijo aquella vez que quedaba su negocio. 

Ya había hecho la sexta manzana e iba a regresar, cuando alcanzó a ver el letrero: La garra del tigre. Caminó a paso seguro y alguien, que venía detrás, lo cruzó. Antes de reconocerlo sintió su perfume. Pasó por su lado, con la frente arrugada, mirando la acera, tan ensimismado que no lo vio!!!

Estuvo a punto de llamarlo, pero lo pensó dos veces y bajó el ritmo de su pasos.

Ariel ingresó al negocio y Fernando en silencio, ingresó por detrás. El pelinegro había cerrado la puerta sin ponerle llave. Cuando Ariel abrió la caja fuerte y se puso a sacar el arma, Fernando se acercó en puntas de pie, pero el pelinegro percibió algo, giró y lo atacó.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).