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60. Las Lecciones de Mark (06) por dayanstyle

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Mark era un manojo de nervios. Se sorprendió de ser capaz de hablar. Por lo general se quedaba babeando junto a magníficos hombres. Sabía que había estado balbuceando, pero no había sido capaz de evitarlo.

Odiaba no tener la capacidad de hablar cómodamente con chicos calientes. Él no había tenido esa habilidad nunca en su vida. Encogiéndose de hombros, Mark fregó los utensilios que había utilizado. La pulpa de las naranjas ya estaba tratando de pegarse a las paredes del plástico.

Realmente estaba tratando de conseguir nuevos sabores. No había sido una frase para que se el otro hombre quedara... aunque le gustaba el hecho de que Jackson hubiera accedido a quedarse.

—Eso estuvo muy bueno.

 

Mark sonrió mientras se secaba las manos en la toalla. Se giró para ver a Jackson apoyado en el mostrador. Los ojos del hombre eran una mezcla entre azul y verde. Mark nunca había visto a nadie con ese color de ojos antes. Un hermoso teal.

—Amigo, te ves muy aficionado a no comer sano. ¿Cómo es que nunca has probado ni la mitad de las cosas del menú?

—¿Cómo sabes que no he probado la mitad de las cosas?

—Mark sabía que se había pasado cuando oyó la irritación en la voz de Jackson. No tenía intención de ofender al hombre. Lo que decía era verdad. Jackson se veía como que adorara el   gimnasio.

La mayoría de los tipos así sobrevivían a base de bebidas de proteína y vivían en lugares como del que Mark era propietario.

Mark nunca había entrado en un gimnasio en su vida, pero a le gustaba comer sano. Creía que su cuerpo era su templo y era muy cuidadoso con lo que consumía. —No quise decir nada con intención de ofender.

Tomando un poco de fruta fresca de la cesta que estaba en el mostrador, Mark comenzó a cortar mangos. La cabaña siempre estaba llena en el almuerzo. Tendría que preparar las cosas. Además, parecía que había quemado su oportunidad con Jackson.

—No me ofendes —dijo Jackson. Mark se giró y vio que Jackson aún estaba apoyado en el mostrador. Habría pensado que el hombre habría desaparecido. Dejó el cuchillo y luego se giró al lavabo a enjuagarse las manos.

—¿Estás listo para probar otro brebaje? —Mark había conseguido linaza y estaba tratando de encontrar la manera de agregarlo a las bebidas sin que nadie realmente notara las semillas. Dado que Jackson era su conejillo de indias, probaría algunas bebidas en el hombre.

La esquina de la boca de Jackson se elevó, la irritación de antes se fue. —Adelante.

A Mark le gustaba Jackson. El hombre parecía un poco intenso, algo misterioso y reservado, pero el chico no tenía miedo de un desafío. Quizás podría probar sus sabores más exóticos con Jackson.

—Entonces, ¿dónde trabajas? —Mark tomó la cesta y unos mangos, rebanadas de piña, unas cuantas zanahorias raspadas, y un poco de jugo natural de guayaba. Levantó la vista cuando Jackson no le respondió.

El ceño estaba de regreso.

—Realmente debería irme —dijo Jackson—. Gracias por el desayuno y el jugo. Ve tranquilo con el kiwi.

Mark vio cómo Jackson se giró y comenzó a dirigirse a la puerta. —Jackson —gritó. Cuando Jackson se giró para mirarlo, Mark no sabía qué decir. No quería que el hombre se fuera.

La reacción sorprendió a Mark.

—¿Sí?

 

Mordiéndose el labio inferior, Mark metió las manos bajo las axilas. —Lo siento, amigo. A veces me pongo un poco demasiado entrometido. Tengo ese problema desde que nací sin regulador que conecte el cerebro a la boca.

Mark comenzó a ver la taza sobre el mostrador, odiando haber hecho correr al chico con sus preguntas tontas. Una sensación se formaba en su estómago y su pecho sintiéndose tensos cuando vio que Jackson estaba caminando hacia él.

—Tus preguntas son perfectas, Mark. —Jackson se detuvo justo cerca del mostrador—. No has dicho o hecho nada malo.

Mark se humedeció los labios y bajó la cabeza. — Entonces, ¿te vas a quedar para que pueda torturarte?

La risa de Jackson era profunda, por lo que tensó la ingle de Mark. —Nunca pensé que iba a decir que sí a una pregunta  como esa.

La risa era contagiosa, por lo que Mark sonrió ampliamente. Sacó la fruta cortada del mostrador y se la llevó a la licuadora. Se dijo que no debería hacer más preguntas personales. Jackson al parecer era un hombre muy reservado.

—Me olvidé de preguntarte. ¿Eres alérgico a alguna fruta exótica? —Mark lanzó rebanadas de mango a la licuadora.

 

—No que yo sepa. Pero ya que no tengo idea de que es lo exótico de lo que hablas, supongo que lo averiguaremos. — Mark tragó cuando Jackson dijo exótico. Había puesto un gran énfasis en esa palabra. Tener a Jackson como amigo sería genial. Le gustaba el tipo, incluso su oh-tan misteriosa fachada. Sin embargo, tener a Jackson como amante era una realidad que sabía que no se haría realidad.

Pero, maldición, si no quería escuchar esa sensual voz hablándole durante el sexo. La imagen solo hizo que Mark dejara caer rodajas de piña en el suelo. Su cuerpo estaba reaccionando a la voz del hombre de maneras que Mark nunca había experimentado antes. No es que no hubiera tenido sexo, pero su pene por lo general no tenía dificultades por oír a alguien hablar.

—¿No te dirá tu jefe algo acerca de que me quede aquí?—preguntó Jackson.

Mark se giró, haciéndole un guiño al hombre, esperando que no se estuviera acercando demasiado. —Estoy bastante seguro de que no le importa en absoluto.

Jackson levantó las manos. —Está bien, pero sólo me quedaré hasta el almuerzo. Tengo cosas que hacer.

Una vez más el estómago de Mark cayó ante la idea de dejar ir a Jackson. Sacudió la cabeza y se preguntó si quizás no se estaría enfermando. Se sentía un poco débil, sudoroso, y su corazón seguía dando latidos de más.

Quizás debería hacer una cita para ir a ver a un médico. — Eso me dará tiempo de sobra para probar un par de cosas más.

Mark midió el jugo de guayaba, añadiéndolo a través del pequeño orificio en el centro de la tapa. Tomó un octavo de taza de semillas de linaza de la bolsa y también las agregó.

 

Cuando todo se mezcló, apagó la máquina y sirvió su brebaje en otra taza. —Aquí tienes. —Dejó la taza de plástico transparente sobre el mostrador.

Jackson tomó la taza y se apartó cuando algunos clientes entraron. A Mark le pareció extraña la manera en que Jackson se movió al otro lado del mostrador, como si necesitara más espacio que la mayoría.

Cualquiera que fuera la razón, Jackson se quedó en el otro extremo hasta que atendió a los clientes y salieron de la tienda.

—¿Desde  cuándo  tienes   abierto?  —Jackson    preguntó   mientras tomaba el jugo.

—Un poco más de un mes. Un amigo mío pasó por la Villa Kim y oyó que el alcalde estaba dando préstamos a personas con crédito menos que perfecto. La única condición era que la persona que quisiera el préstamo tenía que vivir aquí. —Mark resopló—. No tuve ningún problema en dejar la ciudad. Estaba trabajando en un trabajo sin futuro y, seamos sinceros, el aire del campo es mucho más saludable para respirar.

Cuando Mark terminó de hablar, quería golpearse. No tenía la intención de empezar a balbucear de nuevo. Había algo en Jackson que hacía que Mark se relajara. Mark se dio cuenta de que era cómodo estar alrededor de Jackson. La mente de Mark estaba un poco fuera de lo común y pensaba de manera diferente que la mayoría. A mucha gente no le gustaba su naturaleza libre. Algunos pensaban de era un poco lento o tonto. Pero este no era el caso. Mark no tenía muchas de las obsesiones que la mayoría de las personas cargan.

Jackson levantó su copa. —Bien, esto es bueno. Me gusta mucho más que la bebida kiwi.

—Amigo, ¿qué tienes con el kiwi? —Mark se echó a reír.

—A mi leop… No me gusta su sabor. —Jackson dejó la taza sobre el mostrador. Mark se congratuló que estuviera vacía.

—¿Quieres un poco más? —Tomó el vaso y volvió a llenarlo, devolviéndoselo a Jackson. Mark le dio una mirada de pasada, la sombra de la barba en la cara del hombre y el corto cabello era de un marrón tan oscuro que era casi negro.

Pero esa extraña combinación de colores en los ojos del chico seguía llamando la atención de Mark. Wow, eran tan... sí, le gustaban. Le gustaba Jackson. Mark se encontró mordiéndose la lengua porque estaba a punto de pedirle a Jackson una cita.

¿Podría decir Jackson que sí? ¿Jackson sería gay? Mark había descubierto que muchos de los residentes de la Villa Kim eran gays, pero él no iba a suponer que Jackson lo era sólo porque quería salir con él.

Los ojos de Mark se dirigieron a la puerta cuando Key entró, el chico Goth era su único empleado. Key era de gran ayuda, pero realmente deseaba darle el día libre. Quería todo su tiempo para Jackson.

Una vez más, ese sentimiento lo sorprendió. Key salió de detrás del mostrador y dio un ruidoso bostezo.

—¿No dormiste lo suficiente? —preguntó Mark.

 

Key se sentó en el pequeño taburete de madera detrás del mostrador.

—Me pasé la mitad de la noche jugando con Chaejin. — Colocando un brazo en el mostrador, Key apoyó la cabeza.

Mark había conocido a Chaejin cuando el alcalde y su esposo llegaron a revisar el lugar cuando Mark abrió. El nieto del alcalde había estado en una carriola. No había manera de que Mark fuera a decirle a Jongin Kim que un hombre con ropa de cuero de motociclista no se veía bien empujando una carriola.

Por suerte ese día, el tapón en la boca de Mark estaba funcionando bien.

Dejó a Key dormitar mientras se giraba hacia Jackson.

 

Las cejas de Mark se fruncieron cuando se dio cuenta que el hombre se había ido. Su corazón se hundió. Sin saber nada de ese hombre, Mark estaba bastante seguro de que no volvería a verlo de nuevo.

 

 

 

Con lo mucho que Jackson había querido quedarse, tenía que encontrar trabajo. Si no hubiera salido cuando lo hizo, nunca se habría ido del lugar. Haciendo una pausa en la calle, dejó escapar un suspiro de frustración. ¿A quién estaba engañando? No iban a contratarlo. Incluso si no veían sus antecedentes, no   estaba calificado.

Ahora que tenía una pareja, Jackson sabía que tenía que conseguir un préstamo de Jongin. «Al infierno con el orgullo».Mark era su responsabilidad y Jackson se negaba a dejar al dulce e inocente hombre.

—Jackson, ¡espera!

 

Jackson giró para ver a Mark corriendo por la calle, con su cabello fluyendo alrededor de su rostro, hecho un lío mientras corría hacia él. Dios, Jackson quería abrir los brazos y darle la bienvenida a su pareja. En su lugar, se metió las manos en los bolsillos delanteros   y  se  quedó   allí,  frente  a  la  tienda de antigüedades.

—¿Por qué te fuiste así? —preguntó Mark, jadeando mientras retiraba el cabello de su cara. Se le pasó un mechón de cabello y los dedos de Jackson se morían de ganas de apartarlo.

—Tengo trabajo y cosas que hacer. —«Para  los dos».

—Podemos... Sólo quería saber... —Mark se mordió el labio inferior y luego una dulce sonrisa cruzó su cara, haciendo que a Jackson le doliera su interior.

—¿Podemos ser amigos?

 

Jackson se quedó atónito. Después del mal humor que había mostrado en la tienda, habría pensado que Mark estaría feliz de que se hubiera ido. —¿Amigos?

Con fascinación, Jackson vio cómo Mark sacó una banda de goma de su bolsillo y comenzó a formar una cola de caballo extraña y desordenada. —Sí, ya sabes, cuando dos chicos pasan el rato, hacen cosas tontas juntos, y se ríen de las tonterías que han hecho o están haciendo.

¿Qué ingenuo era este chico? Quizás Jackson había estado con demasiados criminales y había olvidado que aún había algunas buenas personas en el mundo. El estar viendo a uno aligeró su corazón. Si eran amigos, entonces ya no habría presión. Jackson quería arreglar su vida antes de reclamar a Mark.

No estaba en una etapa de su vida donde pudiera cuidar al hombre.

—Ser amigos suena bien. —Jackson vaciló y luego retiró su mano de su bolsillo, acomodando el cabello de Mark. El tipo no se apartó ni dijo nada. Jackson rápidamente movió su brazo cuando Mark se apoyó en la mano.

—Entonces, ¿quieres salir?

 

Jackson se rio. El hombre era persistente. Tenía la sensación de que Mark iba a tener un impacto dramático en su vida. —Por supuesto. Volveré cuando haya terminado con mis encargos.

Mark comenzó a caminar de regreso. —Voy a estar en la cabaña. —Señaló con el pulgar por encima del hombro—. No me dejes plantado, Jickson.

Se estremeció. Una vez más, su pareja le había dicho Jickson. Tuvo que empujar con fuerza sus pies en la dirección opuesta, lejos de su pareja. Mark no estaba haciendo un gran esfuerzo para irse. Sus pasos eran lentos, sus ojos de zafiro brillando con la risa.

Con el mayor esfuerzo que había ejercido, Jackson se giró y comenzó a caminar hacia el restaurante. No tenía cómo ir a la Casa. Tenía la esperanza de que Baekho llamara a Jongin por él. Por mucho que las cosas hubieran cambiado en el pueblo, algunas cosas seguían siendo iguales. El restaurante era una de ellas.

Jackson sabía que el lobo Timber seguía siendo copropietario. No había forma en que hubiera vendido su mitad. Agarrando la manija, Jackson entró, sonriendo al ver que el lugar se veía como lo recordaba. Algunas cosas eran nuevas, pero era como entrar en su pasado.

—Jackson —Baekho gritó desde detrás del mostrador—. Hong Gi me dijo que estabas en casa.

Sentándose en uno de los taburetes, Jackson sonrió a la familiar cara. —Veo que aún no has envejecido ni un día.

Baekho sonrió. —Tú tampoco. —El hombre colocó una taza frente a Jackson y le sirvió café—. ¿Cómo van las cosas? —preguntó en un tono más serio, dejando la jarra de nuevo en el quemador—. ¿Te has instalado?

 

«No realmente». Jackson se sentía como un extraño, y era raro tener su libertad después de haber estado encerrado durante tanto tiempo. Aún esperaba escuchar el sonido de la puerta de la celda cerrarse o a uno de los guardias despertarlo para pasar lista. Jackson seguía lavándose en el lavabo del cuarto de baño en casa de Hong Gi en lugar de tomar una ducha completa.

Jackson había estado en la cárcel por asesinato. Lo habían encerrado con los hombres más peligrosos y locos del planeta. Exponerse, incluso para una ducha, había sido algo a lo que se rehusó. Jackson sabía lo que sucedía en esas duchas. Era más fuerte que los humanos, pero cuando un grupo de lo peor iba tras una persona, ni siquiera su fuerza superior lo hubiera ayudado.

Sabía que tenía una gran cantidad de ajustes que hacer. Después de tantos años de comportarse de cierta manera por el bien de la supervivencia, Jackson sabía que no iba a cambiar de la noche a la mañana. —Lo estoy intentando. —Dijo la parte de la verdad con la que estaba más cómodo.

Baekho apoyó los brazos sobre el mostrador, mirando a Jackson a los ojos. —Quiero saber si hay algo que necesites.

Frotándose las manos en la parte delantera de sus pantalones, Jackson se aclaró la garganta. —De hecho, me preguntaba si Jongin seguía repartiendo esos préstamos.

Baekho sonrió y golpeó con el puño sobre la mesa. —Sé a ciencia cierta que él te daría uno. ¿Quieres que lo llame?

Jackson asintió, mirando por encima del hombro para ver quién estaba a su espalda. Había una pareja de ancianos sentados en una de las cabinas, pero aparte de esos dos, no había nadie en el restaurante. Se dio la vuelta, sintiéndose nervioso.

Desde que salió, Jackson no había dejado a su leopardo libre. Habían pasado quince años desde que había sido capaz de cambiar. Sabía que tenía que dejarlo salir pronto o su leopardo iba a hacerse aparecer. Había sido una tortura sujetarlo por tanto tiempo. Había practicado la meditación y hablado con su criatura pra guardar la calma, pero había noches en las que lloraba lamentandose porque no dejaba de escuchar los aullidos de lamento que su leopardo daba antes de caer rendido ante el sueño

Quizás cuando las cosas aquí fueran hechas tomaría una carrera en los bosques que bordeaban la ciudad. Su piel empezó a tensarse con la idea, por lo que Jackson comenzó a sudar.

—Lo llamaré ahora mismo.

 

Tomando un trago de su café, Jackson observó a la pareja de ancianos, una vez más. Simplemente no podía evitarlo. Cualquier persona, sin importar su edad, era visto como una amenaza.

No, eso no estaba bien. Tenía que dejar de pensar de esa manera. Jackson dejó la taza y pasó las manos por su cabello, diciéndose a sí mismo que ya no estaba en la prisión.

Estaba libre. La pareja de ancianos no representaba una amenaza.

—El Beta de Jongin quiere verte —Baekho dijo mientras caminaba  hacia Jackson.

—No tengo manera de ir allí —dijo, su corazón sintiéndose demasiado grande para su pecho. Sabía que tenía que ver al Alfa, pero Jackson no estaba seguro de por qué el Beta quería verlo. Jackson se había reunido con Siwon un par de veces, pero nunca habían hablado.

—Ese no es un problema —dijo Baekho mientras sus cejas bajaban, viendo con preocupación a Jackson—. Él viene para acá.

Jackson tenía que controlarse. «Un día en el pueblo y estoy perdido». No sabía qué le golpeó para que estuviera tan tranquilo con Mark. No se había sentido como un animal enjaulado. Pero aquí sentado, Jackson se sentía como si necesitara escapar, alejarse de todo el mundo. Sus pantalones comenzaron a sentirse demasiado apretados y la camisa le daba comezón.

 

Jackson todavía no estaba acostumbrado a llevar ropa de calle. Caminaba en casa de Hong Gi en pijama, ya que estaba acostumbrado a la ropa suelta.

Apartando esos pensamientos, Jackson comenzó a beber el café que Baekho le había servido hasta que escuchó el fuerte sonido de una camioneta estacionándose.

Jackson se obligó a relajarse. No había hecho nada malo, por lo que no había necesidad de preocuparse porque el Beta venía. Sus entrañas se tensaron cuando se giró y vio a Siwon entrar en el restaurante.

La última vez que Jackson había visto al hombre, su cabello estaba hasta los hombros. Ahora estaba cortado hasta los de una manera elegante.

Poniéndose de pie, Jackson siguió a Siwon a una de las mesas y se sentó, preguntándose una vez más lo que quería el Beta.

—Ahora —comenzó Siwon—, tenemos que hablar.

 

 

continuará....

 


 

Mark dejó la fruta sin utilizar en el refrigerador, sus ojos seguían mirando la puerta de la tienda. Jackson había dicho que volvería cuando terminara sus encargos. Estaba anocheciendo, la luz bajaba.

Quizás se quedó atrapado en otras cosas y no pudo llegar. Cualquiera que fuera la razón, la decepción se instaló en su interior. Había estado deseando pasar más tiempo con Jackson.

Demorando más tiempo, Mark cerró la tienda. Quizás podría verlo mañana. Sólo que apestaba ser dejado plantado. Sacando las llaves de la tienda del bolsillo delantero, Mark comenzó a caminar hacia su auto. Podía sentir el frescor de la noche sobre su piel. Esta noche estaba extrañamente tranquila, las calles vacías.

Mark apenas llegó a su carro cuando oyó pasos. Con la esperanza de que fuera Jackson, se giró y vio a un extraño. Necesitaba dejar de actuar tan desesperado. ¿Desde cuándo se preocupaba por tener amigos?

Una inquietud lo recorrió cuando vio al desconocido de pie en la acera, simplemente observándolo. Había algo mal con sus ojos. Eran de aspecto extraño, el blanco de sus ojos un poco rojo.

¿Era un drogadicto?

 

—Amigo, debes dejar de poner esa basura en tu cuerpo.

 

El hombre sonrió, un lado de la boca se elevó en una apretada media sonrisa. —Pero esa basura me mantiene con vida. —Se rio.

 

Mark no tenía ni idea de lo que estaba hablando, pero la calma de su tranquila voz lo calmó. La preocupación de que Jackson no regresara se desvaneció. El hecho de que estaba a solas con un desconocido, con esta extraña conversación debería haber sido suficiente para hacerle ir a su carro.

 

Pero él se quedó allí como esperando... no estaba seguro qué.

 

—Tengo hambre. —El extraño se movió tan rápido que Mark no supo qué lo golpeó. En un segundo el tipo estaba parado a un metro de distancia de él, en el siguiente tenía su mano alrededor de la garganta de Mark, cortándole el aire.

Mark comenzó a luchar, arañando la mano del hombre. El extraño empujó a Mark contra su carro. Movió la cabeza hacia el hueco del cuello de Mark, llegando tan cerca que Mark podía oler su aliento.

—Quítame las manos de encima. —Mark lo empujó en vano. El chico silbó y fue entonces cuando vio los dientes afilados en la boca del hombre.

—Grita y te arrancaré la garganta. —La terrible amenaza fue tomada en serio. El tipo era bastante fuerte y tenía los dientes afilados para hacer precisamente que Mark no se moviera ni un centímetro, aunque su corazón latía salvajemente.

—No tengo ningún dinero. —Mark nunca había sido asaltado y encontró la experiencia aterradora. Sólo quería que esto terminara.

Quizás si hiciera exactamente lo que el hombre dijera, ese extraño no lo estrangularía hasta la muerte. Comenzó a sacar su billetera cuando el desconocido se burló, sacudiendo bruscamente la cabeza.

—Eso no es lo que busco.

 

A pesar de la amenaza del hombre, Mark gritó cuando el desconocido le mordió el cuello. El punzante dolor era caliente, doloroso, como rasgado, el terror lo recorría. Sabía que el hombre había roto la piel. Mark podrían ahora sentir que le chupaba el cuello. Estaba temblando con fuerza, todo su cuerpo tenso y rígido, el miedo sobre él en ondas de vibración.

—Joder, Jesucristo —alguien dijo en un susurro agudo. Mark no estaba seguro de quién era, pero rezó para que fuera la ayuda. Empezaba a sentirse mareado, su visión bajó. Por el rabillo del ojo, Mark vio a un hombre tres veces su tamaño acercarse. Rezó para que nadie más resultara herido.

Más rápido que un rayo, el segundo desconocido agarró al atacante de Mark por el cabello, colocando un cuchillo en su garganta. —Saca los malditos colmillos de él ahora.

Mark pensó que era una maldita buena idea, a pesar de que sabía que tenía que estar alucinando para escuchar la palabra colmillos. El desconocido había perforado su piel y le había chupado su cuello. Mark no necesitaba que se lo deletrearan.

Estaba siendo atacado por un vampiro. Quizás. Mark no estaba seguro de lo que estaba pasando. Todo estaba ocurriendo tan rápido y su mente se negaba a creer que los vampiros realmente existían.

El tipo sólo podía ser uno de esos locos que tenían sus dientes cosméticamente cambiados así pensaría que era un vampiro.

Mark no estaba seguro.

 

El segunda desconocido dio un gruñido mientras sus dedos apretaban el cabello del asaltante. Los músculos de sus hombros flexionados cuando el desconocido pulsó el cuchillo más duro en la garganta del asaltante. —No estoy de humor para jugar esta noche. Deja al humano.

El shock lo recorrió ante las palabras del desconocido. La realidad de la situación no pasó desapercibida para Mark. Podía sentir la presión en su garganta comenzar a liberarse, los dientes afilados se deslizaron fuera.

Lo que pasó después fue un borrón. Las piernas de Mark se doblaron bajo él mientras se deslizaba por su auto y cayó al suelo. Oyó una lucha, gruñidos, y un bote de basura que se derribaba entre otros ruidos.

Trató de ponerse de pie, pero sus piernas se sentían como bandas de goma. Cada vez que estaba a medio camino, Mark volvía a caer. Estaba tropezando, tratando de escapar de una criatura que ni siquiera debería existir, que podría no existir.

Mark se tambaleó hacia la calle, sintiendo la bilis en la parte posterior de su garganta. Puso su mano izquierda sobre su estómago y se quedó con la cabeza cayendo sobre sus hombros mientras miraba hacia el cielo nocturno. Estaba tratando de reunir fuerzas para seguir caminando. Mark estaba haciendo lo posible para no desmoronarse. Su cabeza cayó ligeramente, moviéndose alrededor mientras intentaba enfocar. Su cuello estaba cálido y húmedo, la parte delantera de su camisa empapada en su propia sangre.

—Ayuda —dijo con voz débil, apenas un susurro, disminuyendo su fuerza.

Cuando su cabeza comenzó a inclinarse hacia atrás, el cuerpo de Mark cayó con el impulso, estrellándose en la calle, desmayándose.

 

 

 

 

El encuentro con Siwon había tardado más de lo que Jackson había esperado. Esperaba que Mark aun estuviera esperándolo. Jackson había querido salir del restaurante antes. Lo hacía muy incómodo tener la versión del Beta de su deuda. La única cosa en la que él había estado pensando todo el tiempo era en Mark.

Jackson había asegurado el préstamo de dinero —aunque fuera Siwon quien se lo había prometido. No estaba seguro de cómo iniciar un negocio.

Baekho había ofrecido ayudarlo con la planificación y Siwon dijo que le enviaría a alguien que supiera sobre el manejo financiero de una empresa.

Jackson tenía mucho que hacer, pero en este momento la única cosa en su agenda era su pareja. Después de que saliera con Mark esta noche, Jackson iba a dejar correr libre a su leopardo. Su gato ya estaba maullando con en el pensamiento de Jackson, tratando de instarlo a dejarlo salir.

Doblando la esquina, Jackson frunció el ceño cuando vio a dos hombres que peleaban en la banqueta de la cabaña del jugo. No estaba seguro de lo que estaba pasando y tener a esos dos hombres luchando cerca de donde estaba trabajando su   pareja tenía a Jackson rechinando los dientes. No fue sino hasta que se acercó que Jackson se dio cuenta de que uno de los hombres era un lobo Timber.

No estaba seguro de quién era el shifter, pero el tipo estaba luchando como un verdadero guerrero. Era extraño como el infierno que el hombre estuviera luchando abiertamente en la calle. Jackson sabía que no todos los residentes eran conscientes de que lo paranormal corría en este pequeño pueblo.

El corazón de Jackson martilleó en su pecho cuando vio a Mark tirado en medio de la calle. Corrió y cayó al lado de su pareja. «¡Oh, joder!»

«¡Dios, no!» Jackson podía ver la sangre goteando de dos perforaciones en el cuello de Mark. Había sangre empapando su camisa y su hermoso cabello rubio. Con una mano temblorosa, Jackson comprobó el pulso de Mark.

Era débil, pero estaba.

 

Jackson no tenía ni idea de qué hacer. Se quitó su camiseta y la puso en la herida, miró a su alrededor para ver si había alguien en la calle para ayudarlo. El lobo Timber estaba ocupado, tratando de matar al otro. Por las heridas punzantes de su pareja, Jackson asumió que el oponente era un vampiro.

No se había ocupado de este tipo de mierda en demasiado maldito tiempo. Mientras su mano apretaba el cuello de su pareja, recordó el agente curativo de su saliva. Había un montón de cosas que Jackson había olvidado con el paso los años. Lo habían encerrado con humanos, por lo que cualquier habilidad la había estado escondiendo junto a su leopardo.

Jackson se inclinó hacia abajo, apartando la camiseta. Comenzó a lamer la herida, rezando para que esto funcionara. Su pareja ya había perdido demasiada sangre y estaba aterrorizado de haber llegado muy tarde. Él malditamente gritó en señal de triunfo cuando los gemelos agujeros circulares dejaron de sangrar y el tejido se fue cerrando lentamente.

Jackson no se detuvo. Siguió deslizando la lengua por el cuello de Mark, rezando por un milagro. Su pareja estaba inconsciente muy pálido y acostado en brazos de Jackson. Sacudió el cabello de nuevo, que estaba cubierto de sangre   seca del cuello de su pareja, y examinó las heridas un poco más de cerca.

Los agujeros estaban cerrados, la piel en carne viva en los bordes, pero Mark ya no estaba sangrando. Tomó a Mark en sus brazos y lo sacó de la calle. Jackson no estaba seguro de a dónde llevarlo. La cabaña del jugo estaba oscura, diciéndole a Jackson que Mark había cerrado durante la noche.

Cuando oyó pasos fuertes, Jackson se giró y vio a tres hombres dirigirse hacia él. El mayor de los tres se unió a la lucha y ayudó al lobo Timber a matar al vampiro. Los dos más pequeños se acercaron a Jackson.

—¿Está bien? —preguntó el rubio, sus ojos recorriendo el cuerpo de Mark. Jackson tomó a su pareja más fuerte contra su pecho, dando un paso atrás. Él enseñó los colmillos, advirtiéndoles que se mantuvieran alejados. Su pareja estaba herido y Jackson haría lo que fuera necesario para mantener a Mark seguro. No conocía a estos hombres y estaba dispuesto a luchar hasta la muerte para asegurarse de que nadie más dañara a su pareja.

—Wow —el que acababa de unirse a la lucha dijo mientras se acercaba cuidadosamente frente a los dos hombres más pequeños. Le tomó un segundo, pero Jackson reconoció a Suho Wu de la tienda de motocicletas—. ¿Has perdido la puta cabeza? ¿Cómo te atreves a mostrar tus dientes a nuestras parejas cuando estamos luchando contra el que atacó a tu pareja? —Suho dio un paso más cerca, pero uno de los chicos pequeños giró y colocó sus manos en el pecho del lobo Timber.

—Él está asustado, Suho —dijo mientras seguía empujando al hombre—. Tú y Yongguk denle un poco de espacio.

Jackson escuchó gritar fuerte a Suho en chino. Sólo podía suponer que el hombre estaba maldiciendo.

 

La pareja de Suho se giró hacia Jackson. —Llévalo al Centro de ayuda y yo llamare al médico. ¿Sabes dónde está?

Jackson asintió. Lo había visto en su camino hacia el restaurante. No tenía ni idea en ese momento de que lo utilizaría, pero ahora que lo necesitaba, Jackson estaba agradecido como el infierno.

—Entonces vayamos. El edificio está abierto.

 

Sin decir una palabra, Jackson salió. No había corrido tan rápido en mucho tiempo. Llegó hasta el centro y corrió hacia la puerta.

Detectando un pasillo, Jackson corrió por el pasillo y vio una habitación llena de camas. Puso a su pareja en la primera, revisando la herida para ver si se había abierto de nuevo.

—Jackson —Mark susurró mientras movía ligeramente la cabeza de lado a lado. Jackson pasó los dedos por el cabello de su pareja.

—Aquí estoy. —Jackson se arrastró hacia la cama y se acurrucó alrededor de Mark, sintiendo una fuerte necesidad de protegerlo, de tocarlo y asegúrese de que su pareja estaba bien—. Siento mucho lo que te ha pasado. —Él seguía acariciando los mechones rubios. Eso le servía de consuelo.

—Me duele la garganta —susurró Mark—. Un tipo trató de arrancármela. —Mark giró la cabeza, sus ojos de zafiro deslizándose por la cara de Jackson—. Creo que él pensó que era un vampiro. Pero los vampiros no existen. Es una locura, ¿verdad?

Jackson no estaba seguro de qué decir. No se atrevía a mentirle a su pareja, pero sabía que la verdad pondría más tensión a la ya estresada mente del hombre. —Sólo descansa.

Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Mark. Su expresión era dolorosa. —No me dejaste plantado.

 

¿Cómo se le ocurría a su pareja pensar en eso en estos momentos? ¿Acababa de ser atacado y Mark había estado preocupado de que Jackson lo dejara plantado? El hombre tenía que ordenar sus prioridades. Jackson levantó la vista cuando escuchó que alguien se acercaba.

—Soy el doctor Kim Jaejoong, ¿puedo echarle un vistazo? —El médico estaba junto a la puerta. Se quedó esperando ser invitado a entrar. Jackson podía ver a alguien de pie detrás del doctor.

—¿Quién es él?

—Mi pareja —dijo el doctor—. Él sólo va a estar de pie en la puerta y no se interpondrá en mi camino.

Los ojos de Jackson parpadearon hacia el hombre y luego dio una breve inclinación de cabeza. El médico se acercó más, sentándose al lado de la cama. —¿Tú lo sanaste? —preguntó el médico cuando sus dedos revisaron el cuello de Mark.

—Lamí la herida. —Jackson vio cómo el hombre continuó examinando a su pareja. Sus dedos eran delgados, sus manos suaves. Jackson no estaba seguro de quién era ese hombre, pero podía decir que el hombre era cuidadoso. Jackson se tensó cuando el médico metió la mano en su bolsa y sacó una aguja—. ¿Qué es eso?

—Tengo que sacar una muestra de su sangre para ver si el vampiro que lo atacó estaba infectado.

«¿Infectado?» ¿Qué quería decir el humano con infectado? — ¿Infectado de qué? —Jackson no había oído nada acerca de un vampiro infectado. La sola idea le dejó perplejo. Los vampiros mordían. Los vampiros bebían. A veces mataban a sus víctimas, pero la mayoría de las veces sólo bebían. La idea de que Mark estuviera infectado con algo asustó como el infierno a Jackson.

 

—Hay una droga paranormal llamada Liquid Wrath. Es correctamente llamada. Se presenta en forma de un líquido y aunque tiene un efecto diferente en cada especie, la agresión es el síntoma más alto para todos los usuarios.

El doctor guardó los frascos en su bolsa. —¿Este joven es tu pareja?

—¡Sí! —A Jackson no le gustaba a dónde iba esto. Se dio cuenta de que el médico tenía más que decir. No estaba seguro de si quería oírlo.

Jackson había oído hablar dl Liquid Wrath cuando estaba en prisión. Se enteró de que se trataba de una nueva droga que estaba matando a la gente. Pero por supuesto había estado encerrado sólo con humanos. Ellos no sabían nada de lo que estaba pasando en el mundo paranormal.

El doctor Kim Jaejoong se aclaró la garganta. —Si el vampiro que mordió a tu pareja estaba infectado, entonces la próxima vez que ustedes dos estén intiman… o debería decir la próxima vez que lo muerdas, lo vas a convertir en… lo que es tu raza.

—Leopardo de las nieves —dijo Jackson, su cabeza se aturdió con lo que el doctor le estaba diciendo. Nunca había oído  hablar de la posibilidad de convertir a nadie.

Ni siquiera los vampiros tenían esa capacidad. Una persona bien nacía como humano u como otra cosa. La boca de Jackson se le secó mientras se levantaba, frotando con la mano su mandíbula.

¡Dios mío! Esto significaba que cuando reclamara a Mark, su pareja se convertiría en un leopardo de las nieves. La idea le aterrorizaba y lo emocionaba. Ni siquiera había tenido tiempo de decirle a Mark que eran pareja. Ahora tenía que explicarle al hombre que iba a cambiar.

¿Y si Mark no quería eso? ¿Qué pasaba si Mark se negaba? La cabeza de Jackson empezó a latir con todas las desconocidas variables. Se estaba adelantando. El vampiro podría no estar infectado. Tenía que esperar a que el médico le diera los resultados antes de decir algo. —¿Cuánto tiempo pasará antes de que lo sepas?

—Unas horas. —El médico se levantó—. Que se quede aquí y descanse. Él debe recuperar algo de fuerza antes de moverse.

Hong Gi entró en la habitación cuando el doctor se iba. — Me han dicho lo que pasó. ¿Estás bien?

—Estoy bien, pero no estoy tan seguro de mi pareja.

 

Los ojos de Hong Gi se agrandaron mientras miraba de Jackson a Mark. —Te dejé en el pueblo para que encontraras trabajo, y en su lugar encuentras a tu pareja. ¿Cómo jodidos has tenido tanta suerte?

—Puede que no la tenga. —Jackson le explicó a Hong Gi lo que el médico le acababa de  decir.

—Me enteré de la droga —dijo Hong Gi—. No sabía que había mutado. —Los ojos de su hermano fueron hacia Mark y una cálida sonrisa apareció en su rostro. Jackson no estaba seguro de por qué Hong Gi sonreía cuando él acababa de explicarle que Mark fue atacado por un vampiro que podía estar infectado—. Lo hiciste bien, hermano.

Ah, esa era la razón por la que Hong Gi sonreía. Tenía que estar de acuerdo con su hermano. Mark era un hombre hermoso. Una amplia sonrisa se formó en los labios de Jackson mientras miraba a Mark. —Sí, lo hice.

Sólo esperaba que Mark permitiera que Jackson lo reclamara. Aunque Mark le había perseguido y le pidió ser su amigo, lo que Jackson iba a pedirle podría asustar al hombre y alejarlo. Esperaba que no. Por el poco tiempo que había pasado con Mark, Jackson había encontrado al humano divertido y refrescante. El nerviosismo que antes había estado sintiendo en el restaurante no estaba y Jackson sabía que Mark tenía algo que ver con que él se calmara.

No estaba seguro de cómo Mark estaba domando su interior.

—Me quedaré en el pueblo hasta que tu pareja esté lo suficientemente bien para viajar —dijo Hong Gi mientras se movía cerca de Jackson y le daba unas palmaditas en el hombro—. Voy a estar en el restaurante si me necesitas.

Eso era lo que amaba Jackson de Hong Gi. Su hermano siempre sabía cuándo Jackson necesitaba tiempo a solas. Cuando su hermano se hubo ido, Jackson arrastró de nuevo a su lado a Mark, jalando a su pareja a sus brazos y levantando una oración de agradecimiento porque el vampiro no había matado a Mark.

Un jodido día en el pueblo y parecía que todo el infierno se había desatado. Jackson abrazó a Mark más cerca, inhalando el  olor de su pareja y aliviado de que Mark hubiera sobrevivido al ataque.

—Tienes mucho que explicar —Mark dijo mientras sus ojos se abrían—. ¿Pareja?


Continuara...

 


 

CAPÍTULO 4

—Bonita habitación —dijo Mark mientras miraba alrededor de la habitación de Jackson, notando lo poco decor


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