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La casa de los milagros por Majo Walles

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Capítulo 7

 

 

La había cagado, lo sabía, había cometido un error, uno que podía acarrearle muchos problemas, pero tampoco podía arrepentirse.

Se había acostado con Aomine Daiki

La cosa se había salido de control cuando toda la familia Aomine salió de paseo, habían incluido a Taiga por más que a los gemelos les molestara.

El asunto pasó en el centro de compras. Daiki estaba fascinado mirando unas zapatillas cuando un par de Alphas mayores se le acercaron al verlo supuestamente solo, claro, no notaron que Kamui, Soun y Taigas estaban descansando sentados a unos pasos del chico, mientras la padre de estos iba por unas bebidas mientras cuidaban todas las bolsas.

Daiki no había notado a sus acosadores hasta que uno de ellos se arriesgo y agarró con fuerza la nalga del chico, haciéndolo saltar en su lugar, y al verlo que iba a reclamar, el otro lo sostuvo de las caderas para besarlo a la fuerza, mientras el otro seguía tocándolos.

Los tres Alphas vieron rojo.

Cuando la madre de Daiki volvió, pudo ver el momento exacto en que Taiga sostenía a Daiki contra su cuerpo y sus hijos se iban a los golpes con los otros dos.

Daiki estaba alterado, veía sangre saliendo de la boca de sus hermanos, por que los otros dos se estaban defendiendo también.

Los guardias habían llegado.

La policía había llegado.

Todo era un caos cuando lograron separar a los cuatro.

-¡¿Qué está pasando aquí?!

-Tocaron a Daiki -dijo Taiga entre dientes, apretando a Daiki entre sus brazos.

La mujer entendió enseguida. No lo iba a permitir.

-Taiga, saca a Daiki de aquí -dijo la mujer.

-Señora, tenemos que llevar a los testigos…

-Escúcheme bien -dijo la mujer furiosa con el oficial de policía-. Fue a mi hijo menor de edad a quien atacaron, no dejaré que se exponga más de lo que lo hicieron ya -estaba furiosa, pero ver a los desgraciados y como sus hijos defendieron el honor de su hijo, la calmó un poco.

Taiga, al escuchar las palabras de su “suegra” sostuvo a Daiki y lo sacó de ahí.

-No, Taiga, espera -decía siendo arrastrado, él quería ver a Kamui y Soun.

-Silencio -dijo Taiga, segado por la rabia.

Daiki lo miró impactado en ese momento. No había visto nunca a Taiga con esa cara furiosa. Estaba siendo dominado completamente por el alpha.

Llegaron a la casa y Taiga empezó a caminar como león enjaulado.

Habían tocado a Daiki.

A su Daiki.

-Taiga, calma -dijo llegando a él para sostener su cara.

Entonces Taiga recordó todo. Ver como ese sujeto asqueroso había besado a Daiki lo volvió loco. Sostuvo al chico de la nuca para acercarlo a su boca, no podía permitir que siguiera con el sabor de ese sujeto. Daiki era suyo.

Daiki podía sentir las manos del pelirrojo en su cuerpo, recorrerlo.

Oh, la pasión se estaba desbordando en Taiga y Daiki lo quería. Esta vez no se detendrían.

Para cuando Taiga dejó de besarlo, ya estaban en la habitación del menor y ambos en la cama.

Daiki ya no tenía su polera.

Taiga tenía los pantalones desabrochados.

Se besaban de manera obscena y en cosa de minutos el asunto se descontroló.

-Taiga… más fuerte -gemía Daiki en medio del éxtasis. Estar recibiendo a Taiga en su interior fue más de lo que imagino, pero muchísimo mejor.

Taiga sólo escuchaba el sonido de los gemido de su omega, de su pareja, de su amante.

-Mas fuerte… Taiga.

El gruñido en el fondo de su garganta se podría escuchar desde cualquier parte de la casa.

-Voy a matarlo -dijo Soun apretando los puños.

La madre de los Aomine sonreía de lado, sus dos Alphas estaban casi amarrados a las sillas donde ella los había dejado cuando llegaron para curar un par de raspones en sus caras, no que le pareciera bueno el que su pequeño omega estuviera teniendo sexo en la casa, de hecho, ella lo regañaría luego, por que la casa se respetaba, pero vamos, Taiga-chan era ardiente incluso a sus ojos.

-Mis nietos serán tan hermosos -dijo ilusionada.

-¡MAMÁ!

La mujer rodo los ojos ante los gritos de sus hijos.

-Vamos, Daiki -dijo Taiga, esta vez sentado contra el cabecero de la cama, mientras Daiki subía y bajaba sobre su miembro, empalándose él mismo.

Daiki se había cansado de la anterior posición y había empujado a Taiga para que se saliera de su interior y le había “ordenado” que se sentara contra el cabecero, la situación le dio gracia la alpha, pero lo hiso de todas formas y se vio gratamente sorprendido cuando Daiki gateó hasta llegar a él y subírsele encima.

No pararían hasta que ambos quedaran satisfechos.

Daiki estaba enfurruñando, sentado sobre el regazo de Taiga, mientras lo tenía abrazado por el cuello, estaba en su faceta omega-mimoso-sobreprotector.

Taiga estaba algo divertido. Sí, en cuanto la calentura le había bajado y ellos por fin salieron de la habitación fue tacleado por Soun y recibido un golpe fuerte en la mandíbula por parte de Kamui, lo bueno es que sólo había sido eso, y bien, lo merecía.

Luego de eso Daiki se le había subido encima, fulminando a sus hermanos con la mirada y “protegiéndolo” del par de dementes.

-Quiero decir que estoy muy decepcionada de ustedes, muchachos -dijo la matriarca de la familia, sentada en la silla estilo sitial que había en la sala, mientras los cuatro estaba sentados en dos sillones-. Kamui, Soun, la violencia no es el camino para nada.

-Pero madre…

-Peo… dijo parando el discurso de su hijo mayor-. Soy feliz de que cuiden de su hermano… pero Taiga, no esperaba que te aprovecharas así de la situación.

-Lo lamento mucho, mamá.

-¡No llames mamá a nuestra madre! -gritó Soun poniéndose de pie nuevamente, recibiendo un sonrisa de lado por parte del pelirrojo.

-Bien, no me molesta -dijo la mujer alzándose de hombros.

Kamui y Soun estaban con la boca abierta. Por eso Daiki era como era.

 

Continuará...

 


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