Capítulo 11: Luna de miel
La fiesta había acabado hacia ya rato. Luke se había alegrado de que su padre y Obi Wan se fueran a casar y mucho más al saber que Paula era su hermana, mas no así Padme y Leia quienes se habían retirado pronto de la boda alegando estupideces, pero su alegría llegó hasta el momento en que las doncellas lo arreglaban para llevarlo hasta su marido.
Luke se preguntó que pasaría esa noche, estaba muy ansioso por saber como se comportaría Han con él. Su primera vez juntos había sido muy apasionada y excitante, pero dolía que sólo hubiese sido una trampa de Han para obligarlo a casarse con él, además Luke ya se había dado cuenta de que a Han le atraía su hermana, y le dolía que se besaran y coquetearan delante de sus narices. Pero cuando recordaba esa noche y la forma en que Han lo había tratado, que parecía haber disfrutado realmente con él, y la forma en que lo llamaba ángel, le daba esperanzas de conquistar a su esposo y lograr que Han lo amara.
Una vez le pusieron la túnica corta blanca con hilos platas y lo perfumaron, las doncellas lo llevaron a la recámara donde pasaría la primera noche con su marido, antes de salir al otro día hacia la ciudad flotante, el reino de Han Solo.
-Tranquilo Luke Skywaker-Se dijo Luke pero de inmediato se corrigió, el ya no era un Skywaker-Luke Solo.
Tímidamente Luke llamó a la puerta de la recámara y entro. Adentro lo esperaba Han.
-Acuéstate en la cama y terminemos con esto de una vez.
Dijo Han fríamente. Luke lo miró espantado.
-¿Qué?
-Que es hora de consumar nuestro matrimonio, cariño.
Le dijo Han con desagrado. Luke retrocedió apartándose todo lo posible de su marido.
-No... yo no quiero.
Le dijo Luke. Han se acercó hasta él con pasos peligrosos y tomándolo de las muñecas lo arrastró hasta la cama.
-No, Han, suéltame, no me puedes obligar.
-¿No, Luke? Querido, soy tu marido y llevas ahora mi apellido, así que consumaremos este matrimonio con o sin tu consentimiento.
Le juró Han tirándolo en la cama. Luke gritó y trato de salir por el otro lado de la cama, pero Han lo tomó por un tobillo y lo arrastró hasta él. Luke pataleó y gritó.
-Han, no por favor... el bebé... Han para le harás daño.
Lloró Luke.
-No tú le harás daño. Si te estas quieto nada le pasará al crió; si peleas, te puedes lastimar, cariño.
Le dijo Han cruelmente.
Luke, miró espantado la forma en que lo trataba, Han ni siquiera se preocupaba por quien era su hijo y heredero no nato y sintió temor. No deseaba que nada malo le pasara a su hijo y por miedo a que su hijo sufriera algún daño por parte de su padre, Luke se quedó quieto.
En cuanto Han vio que había triunfado y que Luke se había quedado quieto sobre la cama sonrió triunfante y dijo.
-Así me gusta, un marido obediente.
Han se abalanzó sobre el cuello de Luke, aspirando y lamiendo a lo largo de la clavícula y del espacio entre sus pezones, abriendo un poco la túnica. Luego tomó los pezones aspirándolos y mordisqueándolos, mientras las manos de Han acariciaban fugazmente sus brazos, envolviendo el pasivo cuerpo de Luke.
A pesar de que Luke no deseaba tener sexo con Han, no cuando era obvio que este lo despreciaba, no podía evitar sentir placer ante esas caricias y cuando Han hundía la húmeda lengua en su ombligo, lamiendo y dibujando diversos patrones con su lengua, no pudo evitar gemir.
Han sonrió interiormente al sentir aquel gemido, estaba logrando su propósito, le enseñaría a ese principito que no podría jugar con él y que estaría en su cama las veces que el deseara. Han volvió a acariciar aún plano vientre y luego descendió para tomar con su mano el ya semi erecto pene de Luke.
-¿No que no querías?
Tomo con firmeza el pene y lo masajeó con destreza hasta notar la primera humedad entre sus dedos. Satisfecho, el levantó cada uno de sus piernas de los compañeros de modo que estuvieran dobladas de modo que las rodillas de Luke estuvieran prácticamente en oídos. Luke al sentir este movimiento trato de resistirse pero Han lo tomó con firmeza y le gritó.
-¡Quédate quieto y sé una buena perra!... Es para lo único que me sirves.
Han abandonó un momento su presa para prepararlo. Sus dedos se alojaron en el canal palpitante, uno por uno, en forma brusca y sin mucho cuidado; pero a pesar de la tosca caricia, los dedos frotaron la próstata de Luke hasta que sus gemidos fueron ahogados y urgentes, el cuerpo inconscientemente oscilando sus caderas.
Para Han era perfecto tenerlo así, ansioso de su tacto su cuerpo rogando que lo poseyese aunque su mente y corazón se negaran, era la venganza perfecta por haberlo obligado a ese matrimonio. Él haría que ese principito se arrepintiese por haberse cruzado en su vida. Han desalojó sus dedos y se empujó violentamente dentro el cuerpo su reciente marido.
El dolor atravesó el cuerpo de Luke, borrando cualquier placer o deseo que hubiese sentido hasta aquel momento. Han lo embestía violentamente sin siquiera esperar a que se acostumbrase a su intrusión, tan distinto a la primera vez que lo había poseído.
Han se dio cuenta de las lagrimas que comenzaban a salir de su esposo y como el miembro, antes orgullosamente erecto, ahora mostraba que el placer se había desvanecido. Eso no le gustaba nada, su orgullo le exigía que Luke terminara antes. Sintió rabia y herido su orgullo al ver que no disfrutaba de su toque, así que frenó un poco su violento ritmo y comenzó a mover sus caderas con cadencia, a ratos con fuerza, a ratos con menos ímpetu para despertar nuevamente el placer, logrando al final su cometido, cuando el cuerpo bajo a él comenzó moverse a su ritmo y a gemir con él.
Luke deseo que el hombre encima de él terminase pronto aquella humillación que sentía, odiaba que sus labios gimiesen sin su consentimiento, que su cuerpo se estremeciera y moviese al compás de ese otro cuerpo que lo maltrataba y usaba.
Han redobló su ritmo, se sentía pronto a explotar pero estaba empecinado a que su marido lo hiciese primero y sonrió satisfecho cuando con un fuerte gemido Luke lanzó hacia atrás su cabeza y se vino sobre su estómago.
Sólo entonces Han se dejó ir.
-¡Aaaah sí!... Creo que no fue tan mala idea casarme contigo, como marido quizás no sirves de nada, pero eres una buena puta en la cama...
Le dijo Han antes de salir sin ningún cuidado de su interior.
Luke se encogió sobre sí mismo, se sentía sucio e in merecedor. ¿Cómo podía ser tan débil? Como había sido capas de responder a Han, cuando este solo lo había utilizado? Han tenia razón el solo era un cualquiera.
-Deja de llorar, cariño, sonríe es nuestra luna de miel.
Se burló Han levantándose de la cama para irse a dar un baño.
Luke hundió la cabeza en la almohada, para poder acallar sus sollozos. Los sollozos que salían directo de su corazón destrozado. ¿Cómo había podido? ¿Cómo Han había podido poseerlo y penetrarlo con tanta frialdad? ¿Es que no tenía sangre en las venas? ¿Cómo podía ser tan cruel? ¿Y cómo había podido responder el a las caricias de Han a pesar de la burla y los insultos de este?
Se preguntó Luke y poco a poco, en medio de sus lágrimas, Morfeo lo arrastró a sus brazos, dándole un descanso a su joven y dolido corazón.
Continuara...