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Todo se trata de una buena estrategia por Solecitoyanass

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Estábamos esperando a que por fin fuera la hora para dar nuestra ronda por el castillo. Como siempre, Blaise estaba besándose con Pansy, a tal grado que parecía que se tragarían el uno al otro. Desvié la mirada, pues me parecía algo incomodo que se metieran a la habitación para hacer sus cosas —bien podrían usar un aula en desuso o qué se yo— pero no, tenían que estar frente a mí y ni siquiera tener la decencia de recorrer la cortina.


Solté un bufido resignado y tomé un libro para distraerme por un rato, aunque no me concentré mucho en la lectura, pues comencé a pensar en los días anteriores. Todos los días había recibido pequeños mensajes de Harry Potter, que sinceramente me parecían demasiado cursis— ¿Es que acaso Potter había sido puesto en Gryffindor por error y en realidad el tonto sobrero debió enviarlo a Hufflepuff? — seguramente si, pues cada frase suya es como si el tonto cara rajada estuviera nadando en mermelada cada que se le ocurría escribir alguna estupidez. Aunque, ahora que lo pensaba mejor, no me molestaba del todo, de hecho, cada que leía sus tontas frases un calor inexplicable surgía en mi pecho y eso... se sentía bien.


— ¿Y esa sonrisa? —Estúpido Blaise, se encontraba parado frente a mí con una sonrisa de idiota y junto a él, Pansy me miraba insinuando algo, lo cual no me importó mucho en ese momento.


— Nada —respondí de inmediato para no ser descubierto— ¿vamos a hacer nuestra ronda o te vas a quedar parado con esa sonrisa de bobo toda la noche?


Blaise solo se limitó a asentir, pero no borró su sonrisa. Se despidió de Pansy con otro ardiente beso y por fin salimos de las mazmorras.


Caminamos por los pasillos del colegio hablando de lo que haríamos en vacaciones de navidad, yo le dije a Blaise que la pasaría en la Mansión, aunque no estaba muy seguro si de pronto mis padres decidieran ir a otro lugar. Tal vez visitar América. Pues se decía que había unas playas maravillosas— definitivamente, aunque no en esa navidad— algún día iría. Por su parte, Blaise me platicó sobre sus planes de pasar los días en Italia, pretendía llevar a Pansy consigo, eso solo indicaba que mi mejor amigo estaba listo para formalizar una relación con alguien. Quién lo diría— el mayor casanova de Hogwarts— por fin era atrapado, y nada más y nada menos que por Pansy Parkinson, la verdad es que ambos me agradaban, por lo que no hice más que sonreír al saber que ellos hacían la pareja perfecta.


Cuando nos cansamos de dar vueltas por el castillo decidí que era hora de regresar, no sin antes asistir a una pequeña reunión. Y es que, por la mañana, recibí un mensaje dónde decía que había algo importante que tenía que saber. Había decidido ignorarlo, pero, por la forma en que escribieron el mensaje, me pareció que podría tratarse de algo serio, así que decidí asistir.


— Es hora de regresar —escuché decir a Blaise.


— Adelántate, te alcanzo en un rato— mi amigo asintió y yo me dirigí a las escaleras para llegar hasta el tercer piso.


Había un chico de Ravenclaw esperando, lo conocía, pues su padre mantenía relación con el mío, recordaba que en algún negocio habían trabajado juntos tiempo atrás; supuse que era él quien me había enviado el mensaje.


— ¿Qué quieres Mattew? —susurré para que nadie pudiera escucharnos, pues ya había pasado del toque de queda.


— ¡Hola Draco! —saludó con su voz molesta. Yo únicamente asentí y esperé a que me dijera lo que sea que era tan urgente.


— Draco —volvió a decir mi nombre— tú sabes que... bueno, nos conocimos hace tiempo y desde entonces... yo... pues, la verdad— comenzaba a desesperarme— es que tú me gustaste desde el primer momento.


Abrí grande los ojos e iba a contestar, pero no tuve tiempo pues ya tenía sus asquerosos labios sobre los míos y me apretaba con fuerza para no permitir que me separara. El imbécil era fuerte, pues por más que intentaba no podía zafarme.


Se escuchó un ruido, unas pisadas. Es cuando Matthew me soltó, miramos hacia las escaleras, pero no había nadie. Fue cuando aproveche para escapar. Corrí lo más rápido que pude hacía el dormitorio, sin importarme que alguien me descubriera.


Llegué hasta la habitación, me tiré sobre mi cama y comencé a sollozar. Pronto sentí la cálida mano de mi mejor amigo acariciando mi cabeza.


— Dragón, ¿Qué pasó? —preguntó.


— El idiota de Jones me besó —es lo único que pude sollozar— Blaise se quedó conmigo hasta que me quedé dormido.


Al siguiente día me sentía mejor. De hecho, sentía que ya lo había superado. Con mucho animo me levanté, pues me preguntaba qué diría el mensaje del día del cuatro ojos. Me quedé pensando frente al espejo que antes ya me había besado Potter y no me había disgustado nada, incluso me había hecho sentir muy especial.


Sonreí y peiné mi largo cabello lentamente, después lo sujeté con un listón de seda color negro y salí de la habitación rumbo al gran comedor en espera de lo que me enviaría Harry. —Harry— creo que ya lo podía llamar por su nombre sin sentirme mal por hacerlo.


 


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