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Todo se trata de una buena estrategia por Solecitoyanass

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Harry subía las escaleras a paso apresurado, llegando hasta donde sabía era la biblioteca de Grimmauld Place, abrió la puerta sin llamar, pues siempre lo hacía y su padrino jamás le había reprochado por eso.


— ¡Padrino! —exclamó contento al verlo sentado tras su escritorio leyendo unos pergaminos. Sirius levantó la mirada y sonrió contento al ver a su ahijado.


— ¿Cómo estás Harry? —preguntó levantándose de su asiento y acercándose a su ahijado para darle un abrazo.


— Estoy bien —contestó el azabache— ¿Para qué querías verme?, la verdad me extrañó que me enviaras una lechuza diciendo que "Tenías que hablar conmigo seriamente"


Sirius soltó una carcajada al escuchar como su ahijado imitaba su voz. —En realidad si es serio —Harry frunció el ceño— siéntate por favor.


Harry obedeció y esperó a que padrino hablara, se le hacía extraño ver a su padrino tan serio, jamás lo hacía, Sirius Black era una persona bastante relajada y vivaracha, pocas veces ponía cara de seriedad ante una situación.


— Severus habló conmigo —Harry giró lo ojos, bien sabía que Snape no lo quería ni tantito— no pongas esa cara Harry —Sirius volvió a reír con ganas— bueno, a Sev le preocupa la pureza de su ahijado.


— ¡Qué! —Harry exclamó avergonzado.


— Eso —reafirmó el canino— que Sev...


— Si te escuché la primera vez que lo dijiste, lo que me sorprende es que ustedes lo sepan. De hecho, yo pensaba decírtelo ahora, después de lo que esperaba fuera otra cosa que me tuvieras que decir.


Sirius de nuevo comenzó a reír al darse cuanta de que tan avergonzado se encontraba su ahijado, jamás creyó ver a ese chico tan valiente y mordaz al punto del colapso solo por hablar de la pureza de su novio.


— En realidad no lo sabíamos —confesó Black—; pero acabas de confirmármelo y eso me lleva a la parte de la pureza.


— No le hecho más de lo que él me permite —advirtió— si es que a eso te refie... ay Dios quiero morir —Harry se puso rojo has las orejas.


— Tú mismo lo confesaste cachorro —Sirius estaba disfrutando de lo lindo el momento. Harry negó varias veces con la cabeza no quería pensar en la charla que estaba teniendo con justamente su padrino—. Está bien, no te preocupes —aseguró— si tú y Draco quieren estar juntos está bien, me alegra saber que a pesar de los antecedentes que tienen sus ancestros ustedes decidan estar.


— Gracias padrino —Harry le ofreció una sonrisa cálida a Sirius.


— Ahora lo importante —Harry se tensó— cuando ustedes lo hagan...


— No por favor, no lo hagas Sirius —suplicó el muchacho, pero ya era demasiado tarde, pues el canino comenzó a explicar a detención todo lo que debía hacer en esa situación, desde el trato respetuoso que le debía ofrecer a su pareja, la forma de prepararlo hasta la hora de la hora, los puntos importantes para que ambos disfrutaran el momento. Y así avergonzado hasta la última célula y después de mucho rato de rogar por que parara, terminó por resignarse y escuchar con atención a su padrino, después todo quién mejor que alguien que tiene una pareja del mismo sexo para explicar esas cosas importantes que por obvias razones él no tenía ni idea.


— Esto fue una trampa, una cruel y despiadada trampa —susurró mientras escuchaba a su padrino con los brazos cruzados.


Sirius soltaba carcajadas descaradas cada que veía las expresiones de su ahijado; algunas imaginando el dolor, otras de sorpresa, unas de vergüenza y otras de perversión pura. Porque sí, su ahijado no era tan inocente como aparentaba, o bueno, no cuando estaba pensando en el bello rubio arrogante Draco Malfoy.


Mientras tanto en Malfoy Manor, muy específicamente en la habitación del lindo rubio de ojos grises, se encontraba él y su padrino Severus. Draco quien acababa de platicarle sobre la relación que había iniciado con Harry se sorprendió mucho al notar que su padrino no cambiaba su expresión, cosa que le extrañó, pues esperaba que su padrino pegara el grito en el cielo cuando se enterara de esa relación.


Todo iba bien hasta ese momento, sin embargo, un rato después, cuando su padrino comenzó con "la charla", Draco quedó asustado y avergonzado.


— Por eso Draco —explicaba Severus— no hagas esas cosas con el idiota de Potter. Seguramente solo quiere aprovecharse de tu inocencia, pero yo no voy a permitir que se pase de listo.


— ¿Y si yo quiero hacerlo? —preguntó Draco casi en susurros, esperando un regaño. Severus quedó sorprendido, frunció el ceño, pero después se tranquilizó, después de todo su ahijado ya era un muchacho. Pronto cumpliría la mayoría de edad, era obvio que pensara en esas cosas. Jugueteó un momento con el cabello largo de su niño y luego suspiró resignado.


— Pues si tú quieres hacerlo, entonces hazlo —miró el brillo que emergía de los ojos grises— pero —advirtió— solo si tú quieres. No permitas que Potter se aproveche de ti.


Draco asintió alegre y se lanzó sobre su padrino para darle un cariñoso abrazo.


Narcissa quién había llegado hasta su habitación llevando té y unas galletas, se detuvo al escuchar la platica que llevaba a cabo su hijo con su amigo Sev, y sonrió al escuchar de qué estaban hablando. No es que fuera una entrometida, pero escuchar la voz feliz de su hijo la hacía sentirse plena. En ese momento se juró que haría todo lo posible para que Draco y el chico Potter estuvieran juntos.


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