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Todo se trata de una buena estrategia por Solecitoyanass

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Faltaban dos días para volver a clases, estaban en un nuevo año y todo parecía que iría mejor de lo que ya estaba. Todo iba bien para Draco Malfoy, aparentemente pues recientemente su amiga Astoria por fin había hablado con sus padres para pedirles que cancelaran su matrimonio y en cuanto se lo comunicaron a los Malfoy, Lucius estuvo en desacuerdo, cosa que le pareció mal a Draco, pues su padre estaba muy consciente de la relación que mantenía con Harry, pero al parecer eso le parecía algo pasajero, cosa que hizo enfurecer al menor de los Malfoy.


— ¡Padre! —exclamó angustiado— amo a Harry, no quiero casarme con nadie más.


— ¿Crees que aliarte con una familia de aurores será bueno para la familia? —su padre daba vueltas por la estancia cual si fuera león enjaulado.


— Eso no es lo importante papá, yo lo quiero y eso es lo único que...


— No vuelvas a decir que eso no es importante —recriminó Lucius— tu deber es hacer lo más conveniente para esta familia, y lo más conveniente es que te casaras con la hija de los Greengrass, no que estuvieras de noviecito con ese mestizo.


— Harry es una buena persona y no me gusta que le hables así —se atrevió a enfrentar a su padre. — ¿Qué se creía su padre al hablar así de la persona que amaba? —, también amaba a su padre y siempre había hecho lo que este le decía, pero por alguna razón en ese momento no pensaba satisfacerlo.


— ¿Qué te hizo, Draco? —continuó sin hacer mucho caso a su hijo— ¿Acaso no te das cuenta que te estas aliando con el hijo de una sangre sucia? — Draco se sentía tonto al tener que escuchar los reproches de su padre, lo único que quería era salir de allí— ¡No Draco, vas a arruinar tu vida y solo por revolcarte con un imbécil!


¿Arruinar su vida?—, su padre creía que al estar con Harry arruinaría su vida, pues no... estaba muy lejos de la realidad, porque desde el momento que decidió no hacer lo que deseaba en su vida y acatarse a lo que pedía su padre, supo que había arruinado su vida.


— ¡Si arruinar mi vida es estar con Harry, entonces con gusto la arruinaré! —exclamó molesto y triste porque su padre no lo comprendiera.


Lucius le dio una fuerte bófeta, algo que en sus diecisiete años de vida no había hecho — ¡Cállate, no sabes lo que dices! —más que dolerle en la cara, le dolió en el pecho, su padre lo había golpeado en el alma y por primera vez también decidió hacer lo que él quería.


Draco salió corriendo, tomó un poco de polvos flu y pronunció una dirección que Lucius no alcanzó a oír.


— ¡Draco! —vociferó— ¡Draco, ven acá! —es lo último que el rubio alcanzó a escuchar. Lucius se quedó prendado frente a la chimenea sin saber qué hacer exactamente. Caminó rumbo a su oficina, ya tenía idea de dónde podría haber ido su hijo, mientras caminaba por un pasillo pudo ver a Narcissa bloqueando el paso.


—¿Qué quieres mujer? —exclamó— Ahora no estoy de humor.


La mujer cruzada de brazos, lo miraba furiosa: — ¡Lucius, vamos a hablar de mi hijo y espero que me escuches!


Lucius solo la miró desconcertado sin saber qué decir ante la actitud retadora de su esposa.


***


Draco apareció a la chimenea de la mansión Potter, caminó como loco hasta la sala, entonces apareció una elfina, quién le recibió gustosa.


— Joven Malfoy señor —chilló la elfina— ¿Qué se le ofrece?


— ¿Se encuentra Harry? —preguntó.


— Si joven Malfoy señor, el amo Harry está en su alcoba... —sin esperar a que dijera algo más la elfina, Draco subió por las escaleras y buscó la habitación de su novio, entró de golpe. Harry estaba recostado sobre su cama leyendo una especie de revista muggle a lo que el moreno le llamaba "Comic", Harry se levantó de impulso ante la sorpresa de ver a su novio en su casa sin que le hubiera avisado.


Antes de que pudiera decir palabra alguna, Draco se abalanzó sobre él y lo besó con poderosa pasión. Harry se sorprendió, pero la actitud del rubio no le molestó, así que correspondió el beso de su chico.


— Espera Draco —balbuceó cuando sus labios se separaron un poco.


— ¿Acaso... no quieres... tomarme? — preguntó el chico con voz seductora, cosa que Harry no pasó por alto.


— Si... pero... —habló entre los pequeños espacios que se daban para respirar— voy a poner algunos... hechizos... de protección —Draco se separó al instante de sus labios, aprovechó para soltarse el cabello y se dirigió al cuello del moreno.


— ¡Apúrate! —susurró mientras devoraba el cuello de su novio.


Harry atrajo su varita y en cuestión de minutos susurró un par de hechizos, uno silenciador y una para asegurar que sus padres no entraran y los sorprendiera. Sabía que ellos jamás entraban así, pero más valía prevenir que lamentar.


Cuando al fin todo estuvo seguro, aventó su varita a un lado de la cama, luego tomó del trasero a Draco y lo levantó ligeramente; el rubio, entendiendo, se levantó de impulso, abrazando con sus piernas la cintura de Harry.


Harry lo llevó hasta su cama y lo acostó con cuidado, para así posicionarse sobre él y continuar con el saboreo de todo ese bello rubio que yacía bajo su cuerpo.


Entre besos y caricias, Draco sintió como fue despojado poco a poco de sus ropas, hasta quedar completamente desnudo. No pudo evitar llevar sus manos a los genitales, y con un gran sonrojo le pidió a Harry que no lo mirara, cosa que obvio el moreno no tomó en cuenta, pues estaba disfrutando de observar cada parte de ese hermoso cuerpo.


— Tú también —susurró avergonzado.


— ¿Yo qué? —el moreno se divertía con el comportamiento inocente de su novio,


— Tú también quítate la ropa —Harry sonrió y obedeció.


Cuando al fin ambos estaban completamente desnudos, Harry se recostó nuevamente sobre él y se agitó al sentir la cálida y suave piel de su chico cuerpo a cuerpo. Ambas erecciones estaban más que despiertas y pedían a gritos ser atendidas.


Entonces Harry decidió llevar el control de toda la situación; no es que fuera muy experto, pero la inocencia de Draco no le permitía hacer ni un solo movimiento, — Y pensar que hace un momento él era el que se insinuaba— Harry sonrió complacido.


Entre besos, mordidas y lametones llegó hasta las rosadas y pequeñas tetillas, y comenzó a morder y succionar una; en la habitación únicamente se escuchaban los gemidos ahogados que el rubio dejaba salir de su boca. Cosa que al moreno le encantó, y entonces fue por la otra tetilla.


Levantó la mirada para ver el rostro de su rubio, y sonrió complacido al ver el sonrosado rostro. Entonces lamió desde el pecho hasta llegar al ombligo dónde se quedó varios minutos moviendo en círculos la lengua.


Draco jadeaba y arqueaba la espalda ante cada sensación nueva que su león le ofrecía. Gimió como nunca imaginó que lo haría, cuando sintió el calor del aliento de Harry sobre su miembro. El rubio estaba más que fascinado, jamás creyó experimentar algo así de exquisito. Subió impaciente las caderas al sentir como Harry se llevaba todo el miembro a la boca, y probaba cada parte de su carnosidad.


— ¡Ya no...! —jadeó— Harry sabía lo que eso significaba y decidió alejar su boca. Draco reprochó al sentir la frialdad que recorría su ahora desatendido miembro, pero Harry no continuó. Se acercó de nuevo a su boca y la besó con la mayor intensidad que pudo. Mientras que con una mano recorría sus caderas y luego se estiraba para recorrer toda la extensión de sus piernas.


Harry se separó un poco para jalar una almohada que aún se encontraba en la cabecera. Al tenerla en su mano derecha, la llevó y con la otra mano levantó las caderas de Draco, dejando la almohada debajo. Nuevamente convoco su varita y la recorrió por toda la línea que separaba las nalgas del rubio. Jugueteó unos momentos hasta que por fin posó la punta en la entrada de Draco. Susurró un hechizo y entonces Draco sintió frialdad en su entrada, jadeó con fuerza al sentir eso que era tan extraño y excitante.


Sintió un dedo del moreno juguetear con la coronilla de su rosado ano, y con la otra mano la acarició el vientre hasta llegar hasta su miembro que ya llevaba rato desatendido, el cual tocó de manera sutil pero lo suficientemente intensa para que Draco arqueara sus caderas.


Metió un dedo lentamente, cosa que el rubio sintió como una molestia que al final no le desagradó del todo, luego un dedo más y ya sentía que se iba a venir. Cada vez sentía más el dolor, pero no quería que Harry dejara de mover sus dedos. Cuando al fin estuvo listo, lo supo porque el moreno se separó por completo y le abrió más las piernas. De nuevo Harry susurraba ese hechizo, un hechizo de lubricación, pero ahora sobre su propio miembro, el cual frotó un par de veces y luego lo llevó hasta la entrada del ano. Cuando al fin estaba colocado y listo para irrumpir en lo más profundo de su cuerpo, Harry se incorporó, posicionándose sobre el rubio, Con ambas manos se apoyó en la cama para no aplastar a su chico y luego Draco sintió, lo sintió, un dolor de algo tan inmenso que penetraba su parte interna.


No pudo evitar soltar un grito, al sentir la cabeza de aquella erección. Harry le dejó respirar, le dejó que se relajara, esparcía pequeños besos por toda su cada y eventualmente lo llamaba por su nombre de forma cariñosa, para de nuevo empujar, esta vez sin contemplación hasta que todo su grueso miembro estuvo entro de Draco. Lo miró detenidamente y aprovechó para acariciar su largo cabello.


El rubio respiró agitado, era la primera vez que sentía un dolor así de intenso. Entendió que Harry no se movería hasta que se lo indicara así que con la mayor valentía que encontró dentro de sí -muy gryffindorezco para su gusto-, enrolló las piernas alrededor de la cintura de su novio y atrajo su cuerpo con los tobillos. Harry comprendió bien la señal porque comenzó a moverse lentamente, tan lento como su impulso y deseo se lo permitía.


Draco sentía dolor, dolor que no lo dejaba concentrar en la situación, poco después ese dolor se convirtió en algo más extraño, pues cada que Harry lo penetraba sentía que el miembro le golpeaba una parte que lo hacía perder el control, sentía que incluso se desmayaría por el placer tan inmenso que sentía ante cada estocada.


— Mas rápido —jadeó— Harry... Ha... ah, ah, ah —y soltaba géminos ahogados cada que su próstata era tocada. Harry comenzó a penetrarlo con mayor velocidad y con mayor fuerza. En la habitación solo se oían los gemidos de ambos, gemidos que rebelaban lo bien que se sentía. Unas estocadas y ante unos constantes NO, por parte de Draco, Harry tomó el miembro del chico y comenzó a frotarlo al mismo ritmo en que lo embestía. Pronto Draco se alivió soltando toda su semilla sobre su vientre y el pecho del moreno. Unas cuentas estocadas más y Harry también se venía.


— ¡Qué rico estuvo! —susurró el moreno en su oído. Draco solo se limito a sonreír. Estaba contento de haber podido complacer a Harry de esa manera.


Harry salió lentamente del cuerpo de Draco y se recostó a su lado. El rubio sintió que el liquido de Harry se escapaba de entre sus nalgas, pero no le importó, de hecho, se sentía bien. Harry lo atrajo a su pecho y lo abrazó con ternura. Esta vez convocó una sabana con la cual cubrió a ambos. Draco correspondió y se dejó abrazar.


— Ese hechizo que hiciste —dijo, después de recuperar la respiración— dónde lo aprendiste.


— Sirius me lo enseñó —contestó— lo usa con tu padrino.


Ambos comenzaron a reír, entonces Harry se acercó y lo besó, beso al que Draco correspondió; poco después ambos se quedaron dormidos.


***


Las clases en Hogwarts se habían reanudado, ahora se encontraban en la parte final de su curso, por lo que al ser de último año tenían que concentrarse más. Los días iban pasando tranquillo, Draco y Harry siempre se paseaban por la escuela tomados de la mano. Al principio sorprendió mucho ver a la extraña pareja, pero poco a poco se fueron acostumbrando hasta que los dejaron en paz. Ellos siempre estudiaban juntos, eran una pareja que se complementaba bien, pues Draco era muy bueno para explicar los temas y Harry no era tan cabezota como el rubio siempre había pensado, por eso les gustaba estudiar juntos, aprovechando que podían convivir en todo momento.


Todo era tranquilo y genial entre el príncipe de Slytherin y el León dorado de Gryffindor, todo estaba bien hasta que una mañana sucedió algo que cambiaría completamente sus vidas.


Ambos chicos, sentados en la mesa de Gryffindor, tomaban su desayuno a gusto, cuando recibieron una lechuza cada uno. Como no era extraño recibir correspondencia de sus padres, ambos se dispusieron a leer lo que a cada quien le tenían que decir. En eso se escuchó un barullo en todo el comedor, y no hicieron mayor caso hasta que Dean hizo un comentario que los dejó impactados: - ¿Cuándo pretendían informarnos sobre su matrimonio? - exclamó en un sarcasmo de chico ofendido.


— ¿Matrimonio? —preguntaron al unísono, Hermione levantó el periódico para mostrar la portada. Ambos se miraron impactados.


La familia Malfoy y la familia Potter al fin resuelven sus diferencias


Era el encabezado del Profeta.


El menor de la familia Malfoy, Draco Lucius Malfoy contraerá matrimonio con el menor de la familia Potter, Harry James Potter.


La enemistad que los Malfoy y los Potter, dos de las familias más poderosas del mundo mágico (los Malfoy por su reconocida participación en el aspecto comercial y los Potter por su participación invaluable en la política de la comunidad), habían forjado y reforzado a través de muchas generaciones llega a su fin, al ser sus hijos quienes rompieran con dicha tradición contrayendo nupcias.


Aún no sabemos la fecha específica de su matrimonio, pero estaremos al pendiente para informar a toda la comunidad mágica sobre este importante acontecimiento.


Ambos se miraron sin saber que decir, y luego se apresuraron a abrir sus cartas.


Efectivamente, sus padres les anunciaban que habían decidido casarlos. Por decisión de Lucius quien por fin había aceptado la relación de los chicos, claro con el "amable" convencimiento de su adorable esposa; pensaba que sus hijos deberían casarse pues no le gustaba la idea de que su hijo mantuviera relaciones con alguien fuera del matrimonio. Eso le había causado mucha risa a Harry, aunque para Draco fue bastante vergonzoso.


Discutieron con sus padres, pero al final accedieron, pues según Lucius no vivirían juntos hasta que ambos terminaran la escuela y estuvieran establecidos en un empleo apropiado. Mientras tanto permanecerían viviendo con sus respectivos padres, así, aunque hicieran cosas "sucias" el estar dentro del matrimonio lo exoneraba como pecado.


Y bien, ante esa especificación y al saber que de todos modos algún día lo harían, los chicos accedieron a casarse inmediatamente después de graduarse.


***


La tarde era hermosa, cálida como no había otros días y los rayos del sol alumbraban de forma amena toda la extensión de la mansión Malfoy Manor.


Draco llevaba una elegante túnica nupcial, que resaltaba cada aspecto de su hermoso rostro, esta era plateada, la cual combinaba a la perfección con sus ojos. Harry, usaba una túnica negra, un negro intenso como su cabello, también resaltando su indudable galanura.


La ceremonia fue llevada a cabo en el jardín de la mansión, Dumbledore como el juez que uniría esas dos almas de por vida. Mientras la celebración se llevaba a cabo, se vislumbraba a una Molly Weasley junto con Lily Potter llorando a lagrima tendida. Narcissa no lloró, aunque su hijo pudo notar la nostalgia en sus bellos ojos azules, cosa que lo conmovió mucho.


Sirius y Severus se mantenían a un lado del altar, como padrinos ahora de su matrimonio.


Todo fue perfecto, ellos sabían que era para siempre, que por siempre se amarían y Draco estaba dispuesta a mostrarle a su padre que por ningún momento había arruinado su futuro, muy por el contrario, le demostraría que esa sería la mejor decisión que pudo haber tomado en su vida.


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