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Todo se trata de una buena estrategia por Solecitoyanass

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— ¡Tenías razón! —exclamó Nott mientras abrazaba a su amigo—. Ayer por fin pude platicar con Neville, ah... te lo agradezco tanto.

 

— Ni lo digas amigo, ya sabes... para eso estamos —Blaise se encontraba satisfecho, estaba seguro de que Theo lo lograría, además, había visto el cambio de Draco, que, desde aquella apuesta, prestaba más atención a la rutina de Harry Potter.

 

— ¿Un admirador secreto? —preguntó al entrar a la habitación que compartía con Draco, Goyle y Crable.

 

— No, es solo una tontería —y sin más, Draco quemó la nota que tenía en sus manos. Aunque cuando su amigo se acostó en su cama sin hacer mayor caso, se sintió culpable por quemarla. Su temor a ser descubierto, le había llevado a cometer esa estupidez.

 

Desearía poder hablarte, desearía poder sonreírte, desearía poder abrazarte, pero sobre todo desearía poder besarte.

 

HP

 

Esas eran las palabras que venían en la nota, sonrió al ver lo que estaba escrito, sin percatarse de la entrada del italiano, cuando este le preguntó si era un admirador, no supo qué más hacer y la quemó. Pero la verdad, es que le hubiera gustado guardarla. — ¿Guardarla? —se preguntó después de un momento, — ¡Por supuesto que no! —esa era una tontería, su cabeza no andaba bien últimamente, se lo atribuyó al cansancio que le provocaba el constante estudio para los exámenes que cada vez estaban más cerca.

 

Mientras tanto en un lugar alejado de Hogwarts, específicamente en casa de los Potter, un elegante hombre se hacía de presencia en el lugar. En cuanto recibió la carta de su hijo donde confirmaba la relación con Harry Potter, efectivamente, pegó el grito en el cielo.

 

— ¡Buenas noches Señor Malfoy! — saludó el Señor Potter— ¿Gusta tomar asiento?

 

Lucius se limitó a hacer un movimiento con la cabeza, a modo de saludo y se dispuso a sentar.

 

— Supongo que ya sabrá el motivo de mi visita —exclamó el hombre con la mirada firme y desafiante que lo caracterizaba.

 

— Me lo imagino —aceptó el pelinegro.

 

— Pues entonces no tengo que andarme con rodeos y está de más decir que le pida a su hijo que se aleje del mío.

 

— Oh señor Malfoy, con todo el respeto que se merece, le informo que con gusto aceptaría pedirle eso a mí muchacho, pero es la vida de mi hijo y no puedo exigirle con quien o no salir —el hombre no perdía la compostura, aun con la mirada penetrante de su adversario.

 

— Potter, ¿Me está diciendo que aprueba esa absurda relación entre nuestros hijos? —vociferó Lucius al oír las palabras tan despreocupadas del que en la escuela fuera su peor enemigo.

 

— Exactamente, eso es precisamente lo que estoy diciendo. Mire, acepto que nosotros tenemos nuestras diferencias. En la escuela, no nos llevamos nada bien, incluso a la fecha no mantenemos ningún tipo de relación fraternal, pero eso no significa que le prohibiré a Lily ver a su amigo Snape o que le diga a Sirius que abandone a su pareja, si eso no lo hago, mucho menos le prohibiría a mi hijo salir con la persona que le gusta. A menos que usted crea que de algún modo, su hijo está siendo obligado, porque, de ser así, yo mismo hablaré con Harry para deje en paz a su hijo.

 

— Bien —aceptó el rubio— creo que entiendo su punto, aun así, no estoy de acuerdo con esa relación. Y por el bien de su hijo, espero que no lastime a Draco, porque de llegar a ser así, no responderé de mis acciones. Buenas noches Señor Potter.

 

— Buenas noches, Señor Malfoy —el hombre salió hecho un energúmeno. Estaba que se lo llevaba la mismísima, pero en fin, al final tenía razón, si su hijo estaba contento que más daba.

 

Llegando a su casa, Lucius tomó una lechuza y envió de nuevo un mensaje para su hijo.

 

***

 

Bien, acepto tu relación con ese Potter, así que este fin de semana, te esperamos con él en casa para la hora de la comida.

 

Tu padre Lucius.

 

— ¿Qué? —se levantó de golpe, como si hubiera visto al mismísimo diablo.

 

— Draco, ¿Qué ha pasado? —preguntó Blaise, al escuchar a su amigo gritar como una loca.

 

— Chicos, mi padre quiere que lleve a Potter a la casa este fin de semana.

 

— ¡¿Qué?! —gritaron Blaise y Goyle al unísono, esta vez los sorprendidos fueron sus amigos, Pansy quién iba llegando también se llevó la sorpresa de su vida.

 

— Pensé que mi padre se enfurecería, incluso pensé que me desheredaría, jamás me imaginé que lo aceptaría— Draco se dejó caer de nuevo en el asiento de su escritorio—. ¡Ya sé! — exclamó de nuevo. Puedo retrasarlo un poco, en lo que pienso qué hacer. Le diré a mi padre que el cuatro ojos se enfermó y no podrá ir.

 

— ¿En serio vas a mentirle a tu padre? — preguntó Pansy bastante desconcertada.

 

— No me queda opción. Es eso o decirle al cara rajada: "Potter, me acompañas a mi casa, mis padres te invitan a comer porque les mentí y dije que tenemos una relación".

 

— Bueno, tienes razón —constató el italiano.

 

Después de otro largo rato de platica, los chicos decidieron que apoyarían a su amigo cubriéndolo con sus padres en cuanto al tema de la supuesta relación. También platicaron de otras cosas hasta que por fin todos se fueron a dormir.

 

***

 

Varios días después, Draco releía las notitas que le llegaban con regalos como chocolates, flores, caramelos y otros detalles costosos.

 

Día 2: ¿Me puedes rellenar el vaso de amor, por favor? Estoy sediento de amarte.

 

Una simple nota a la hora del almuerzo, cuando Draco dirigió la mirada a Harry, este le sonreía y pudo ver un ligero movimiento con un vaso que tenía en la mano. Draco desvió inmediatamente la mirada, pero supo que su sonrojo lo había delatado.

 

Día 3: No temas si empiezas a escuchar tambores alrededor, es que al verte no puedo esconder los latidos de mi corazón.

 

Día 6: Si tu corazón fuera una prisión y mi amor por ti una cadena, no sabes lo feliz que me haría cumplir mi condena

 

Todos los mensajes de Harry Potter, ya comenzaban a hartarlo por el evidente acoso, aunque también le pareció que el chico tenía un talento natural para escribir cursilerías.

 

Por favor Draco, responde mis mensajes

 

Ese mensaje lo había conmovido un poco, pero sólo un poco.

 

— Wow —exclamaba Blaise al ver todos los regalos que el rubio recibía— Ese admirador sí que está hasta las chanclas por ti.

 

— Cierra la boca Blaise —es lo primero que se le ocurrió decir. Una ligera sonrisa surgió de su fina boca y su pensamiento dirigido a cierto chico de cabellos alborotados hizo que no notara la mirada fija del italiano sobre él. Blaise únicamente se levantó de hombros y sonrió contento; el saber que su amigo por fin estaba aceptando sus sentimientos. Sentimientos que hace mucho habían despertado su amigo, sentimientos que no había aceptado y que incluso llegó a confundir con odio, sentimientos que el italiano había descubierto conforme comenzó a convivir más con el rubio; pero ahora era distinto, ahora todo indicaba que Draco comenzaba a entender qué era lo que realmente sentía.

 

***

 

Era un hecho, las frases bonitas y los constantes regalos no iban a funcionar con el rubio. Lo sabía, pero decidió hacer caso a los consejos de Hermione para acercarse, no funcionó, era hora de hacerlo a su manera.

 

Buscó en su mapa del merodeador, pues era la hora para hacer las rondas en el castillo. Hermi y Ron eran prefectos de su casa y hace apenas algunos minutos los había visto salir de la sala común. Mirando rápidamente en todo el castillo, pudo ver el nombre de "Draco Malfoy", no pudo evitar soltar una sonrisa de oreja a oreja, aunque esta se deshizo cuando vio el nombre "Blaise Zabini" al lado del otro.

 

— Tendré que intentarlo —pensó al momento de guardar su mapa y tomar la capa de invisibilidad para salir sin que nadie se diera cuenta. Atravesó el retrato de la señora gorda y luego caminó lo más rápido que pudo entre los pasillos, cuidando siempre de dar pasos discretos para hacer el menor ruido posible. Llegó hasta uno de los pasillos del segundo piso y se detuvo en seco, espero unos momentos hasta por fin escuchar las voces de Zabini y Malfoy, pasaron a su lado y Harry sentía una extraña sensación de calor en su pecho al ver a ese encantador chico rubio.

 

Conforme los chicos se alejaron, continuó su camino. Esta vez tras ellos, con la firme intención de esperar la oportunidad precisa para hablar con Draco. Iba escuchando su conversación; la verdad no era nada del otro mundo, hablaban de los exámenes, que ya para esa fecha estaban realizando, y de lo que harían en las vacaciones de navidad. Zabini hablaba de pasar esos días en Italia, en una pequeña residencia, propiedad de sus padres, llevaría a Pansy con él para poder pasar el mayor tiempo posible juntos, Draco solo sonreía y asentía cada que algo le parecía importante—. Si tan solo una sonrisa así fuera para mí —se detuvo a pensar por un momento, cuanto daría por que algo así pudiera pasar—, ¿Pero por qué? —ya lo había aceptado, Draco le gustaba, y mucho, se preguntó si era homosexual, aunque no estaba muy seguro, pues antes de Draco, nadie le había gustado; Hermione le había dicho que tal vez era bisexual, eso era más aceptable, aunque aún no lo creía del todo. En los días previos se había detenido a mirar a chicos atractivos, como Cedric Diggory, un compañero que ya había egresado de Hogwarts, aunque algunas veces llegaba a verlo en alguna parte de Hogsmeade cuando paseaba con su ahora ex novia Cho, Theodore Nott, incluso Blaise Zabini, y aunque definitivamente le parecían atractivos no lo hacían sentir de esa manera, o sería tal vez por la particular lindura que emanaba el rubio. Sí, eso debía ser; pues el rubio era atractivo, pero de una forma distinta.

 

Tan solo era unos centímetros más bajo que él, de complexión delgada pero no tan robusto como él, su cabello rubio con toques plateados llegaba hasta sus caderas, le gustaba como se veía cuando lo sujetaba con una cinta de seda verde, sin embargo, no podía olvidar ese día, cuando lo besó en la torre de astronomía, sus cabellos totalmente libres destacaban con intensidad su nariz crispada y sus pequeños y ligeramente ojos rasgados. La intensidad de su mirada plateada combinaba perfectamente con el viento que arrullaba sus cabellos.

 

— Es hora de regresar —dijo Zabini, comentario que hizo que Harry saliera de sus pensamientos y recordara lo que hacía fuera del dormitorio con su capa de invisibilidad.

 

— Adelántate, te alcanzo en un rato — fue la respuesta del rubio. Quién dio la vuelta para dirigirse a los escalones. Zabini solo se limitó a asentir y Harry supo que ese era el momento adecuado para acercarse.

 

Lo siguió un poco más, hasta que se encontraron en el tercer piso. Grande fue su sorpresa cuando vio que el chico rubio se acercaba a otro chico de cabello castaño, algo ondulado, por el uniforme pudo constatar que era de Ravenclaw, sintió que su corazón se detenía y quiso salir huyendo, pero prefirió esperar, pues tal vez ese chico estaba ahí esperando a alguien más. Draco cruzó un par de palabras con él y luego... luego no quiso esperar, esta vez salió huyendo lo más rápido que pudo. Sintió unas ganas terribles de llorar, pero no quiso hacerlo, no era correcto. Se detuvo al llegar hasta el retrato de la señora gorda, ni siquiera se molestó en mirar si alguien más lo veía, solo se quitó la capa, mencionó la contraseña y cuando le dieron acceso se internó sin decir nada.

 

— Harry... —escuchó decir, era la voz de una mujer, pero no se molestó en voltear, continuó su camino hasta llegar a su dormitorio. Acto seguido, entró a su habitación, recorrió las cortinas de su cama y se dejó caer sobre la cama.

 

— ¿Compañero? —esa era la voz de Ron, estaba seguro, pero igual no le importaba—. Compañero... ¿Te encuentras bien? —preguntó preocupado, pero Harry decidió no responder, no quería que le preguntaran, sentía que si le preguntaban algo al respecto comenzaría a llorar. Después de un largo silencio escuchó que su amigo salía de la habitación.

 

Draco se había besado con ese chico, él lo había visto, y ahora sentía que el corazón se le destrozaba en millones de pedazos, aun cuando ni siquiera había intentado nada, aun cuando ni siquiera había conocido lo que era el amor. Los húmedos ojos no resistieron más y una pequeña lagrima brotó de uno de ellos, recorrió toda la sien hasta perderse dentro de su negro cabello. — ¿Qué es esto que siento aquí en el pecho? —se preguntó una vez más; — ¿Por qué me duele tanto?

 

Cerró los ojos con fuerza: — Madre, yo dije que no era nada, pero... creo que estaba equivocado —Después de mucho rato por fin se quedó dormido.

 

***

 

Al siguiente día, algo definitivamente había cambiado, no podía decir que todo había terminado, pues ni siquiera tuvo la oportunidad de comenzarlo. Se levantó como todos los días, se vistió y esperó a que Ron, Neville y Seamus estuvieran listos para ir al desayuno. No quería ir, no quería encontrarse con él, pero el recuerdo de su padre lo motivó a continuar como si nada hubiera ocurrido. "No pierdas tiempo en lo que no vale la pena; mejor focalízate en lo es realmente importante", era lo que su padre siempre decía, y es que ya no valía la pena esforzarse, pues él ya conocía el resultado.

 

Esta vez pasó de largo sin mirar la mesa Slytherin, no quería verlo por ningún motivo, "no valía la pena" se decía, "Con razón no había respondido a ninguna de sus notas", ante las respuestas concretas, mejor continuar como hasta ahora.

 

***

 

— Harry, ¿Pasó algo? —Hermione lo miraba angustiada, era cierto que estaba preocupada por su amigo, y es que él jamás la había ignorado, aun cuando estuviera muy molesto, pero esta vez había sido diferente. Incluso envió a Ron para que platicara con su amigo, pero no había obtenido respuesta.

 

— Estoy bien, no te preocupes. La verdad es que no tengo muchos ánimos de hablar con nadie, perdona mi descortesía.

 

Su amiga únicamente asintió y le dio un ligero apretón en el hombro. Después continuaron su desayuno sin que él emitiera ninguna palabra. Cuando al fin terminaron, se levantó de forma automática, de igual manera, sin mirar a la mesa de las serpientes. Estuvo bien que hiciera eso, pues desde aquella mesa, unos ojos plateados lo siguieron con la mirada hasta la salida.

 

— Oye Draco —dijo Pansy, quien se encontraba, como siempre, sentada a su lado— hoy no llegó ningún mensaje de tu admirador secreto.

 

— Cierto —respondió Theo mientras se echaba una cucharada de huevo a la boca.

 

— Tal vez está muy ocupado con los exámenes —mencionó Zabini.

 

Por su parte, Draco no respondió nada. Únicamente continuó con su desayuno en silencio. — Ni siquiera volteó a verme —pensó, era estúpido, pero por alguna razón le dolía. Ya se había acostumbrado a recibir las intensas miradas y alguna que otra sonrisa del ojiverde y ahora, de un día para otro, nada, ni una nota, ni un regalo y mucho menos una mirada. — Seguramente se estaba burlando de mí —seguramente eso era lo que había pasado, y al no ver reacción de su parte, simplemente lo había dejado pasar. Eso estaba bien, eso era lo que quería, eso deseaba; al idiota cuatro ojos fuera de su vida, pero... ¿Por qué se sentía tan mal?

 

— Pues en mi caso va todo bien, hoy acompañaré a Nev al invernadero — continuó Theo.

 

— ¡¿Es en serio?! —exclamó Pansy contenta.

 

— Vaya amigo, lo tuyo con Longbottom está avanzando muy rápido, para ser un tipo tímido reacciona muy bien —Agregó el italiano.

 

— Lo sé... —expresó, Nott se veía alegre, de alguna forma a Draco le estaba molestando ese hecho, no es que estuviera molesto con su amigo, al contrario, que fuera correspondido le hacía feliz, pero... en ese momento no estaba para escuchar ese tipo de cosas— hoy le pediré que sea mi novio.

 

Todos se sorprendieron al escucharlo, pero igual lo felicitaron por eso y también se alegraron, Draco también, pero se sentía incomodo, así que decidió salir del comedor, ya no quería escuchar más, le apetecía estar solo, y pensar un poco.

Notas finales:

Gracias a la hermosa persona que se tomó el tiempo de comentar esta historia :)


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