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Todo se trata de una buena estrategia por Solecitoyanass

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—  En serio Harry, últimamente estas muy raro.


— Ya Herm —respondió el pelinegro— no tengo nada... hasta he estudiado cómo tú me lo dijiste.


— Si, pero a pesar de eso te noto distinto.


— Y ya te dije que no tengo nada — insistió. Lo cierto era que no, a pesar de estarlo intentando, no podía olvidar ese dolor que le molestaba, y tampoco podía dejar de pensar en el culpable.


— Está bien, al menos hoy terminan los exámenes y mañana podremos ir a Hogsmeade —respondió ella.


— Si compañero —mencionó Ron— podremos relajarnos. Hermi, hay que ir al cabeza de puerco, varios amigos estarán ahí.


— Solo si Harry también quiere ir — agregó la castaña— Harry, ¿Quieres ir?, Harry... ¿Harry?


— Ah sí, hay que ir —de nuevo se había perdido en sus pensamientos.


— Harry... ¿Estás seguro de que todo está bien? —preguntó dudosa, Harry le venía diciendo desde varios días atrás que todo estaba bien, pero... eso ella no se lo creía, lo conocía bien y estaba segura de que lo que le pasaba a su amigo estaba relacionado con cierto rubio, pero quería esperar a que él mismo le dijera.


— Todo está bien, no te preocupes — volvió a responder— por cierto, Ron, mis padres dijeron que sí iremos a la madriguera para año nuevo.


— ¡Genial compañero, le avisaré a mis padres! —el pelirrojo se apresuró a levantarse para ir a escribirles.


Por su parte, Hermione no continuó preguntando, había sentido la forma tan sutil en que su amigo obvió el asunto. Aunque le preocupaba y entonces se decidió a hacer algo al respecto... aunque no sabía exactamente qué.


***


Todos celebraban el final de los exámenes y el casi inicio de las vacaciones. Al siguiente día irían a Hogsmeade y después de eso, todos partirían a sus casas para pasar la navidad con sus familias. Él se limitó a platicar un momento con sus amigos, se quiso retirar a su habitación, pero Blaise y Pansy no se lo permitieron, por lo que no tuvo más remedio que tomar asiento y disfrutar del Wisky de fuego que le ofrecieron sus amigos. Estaba totalmente aburrido, todo le parecía una completa estupidez, todos hablaban de tonterías y no le interesaba, al menos eso pensó hasta que escuchó la plática de Pansy con Millicent.


— ¿Entonces Chang se le confesará mañana? —preguntó Parkinson, aparentemente esa platica era bastante interesante.


— Si, eso me dijo mi amiga.


— Oye... pero no se supone que Cho estaba saliendo con Diggory... —continuó diciendo.


— Nooo... ósea sí, pero ya terminaron.


— ¡Qué! —expresó la otra— esto de tener novio me ha desinformado de lo que pasa, ósea que... —pensó un momento— Potter sale automáticamente del mercado.


— Si —Millicent suspiró decepcionada— es tan guapo, no me parece que debería andar con una tipa tan simple, pero bueno, qué se le va a hacer. ¿Como alguien tan atractivo como Harry Potter puede tener gustos tan patéticos?


— Bueno, si te gusta deberías pedirle que salga contigo —dijo Pansy bastante divertida y es que el Wiskey ya se le había subido a la cabeza.


— Claro que no... es verdad que me gusta. Pero se rumorea que es como un virgen, ósea creo que jamás lo ha hecho con nadie.


— Bueno —agregó Parkinson— después de mañana ya no lo será.


Ambas chicas comenzaron a reír.


Draco tragó de lleno la copa de wiskey que tenía en la mano y se levantó de golpe, lo último lo había hecho sentir mal. Así que sin despedirse se dirigió directamente a su habitación. Cerró todo, puso un hechizo silenciador y se acostó en su cama.


***


Tres cervezas de mantequilla, eso fue lo que pidieron; se sentaron en una de las mesas y comenzaron a beber mientras charlaban sobre lo que harían después; Hermione estudiaría leyes, eso de pensar en la justicia, el derecho de los seres vivos y demás, era lo que le fascinaba. Por su parte, Ron decidió hacerse jugador profesional de quidditch; mientras tanto él, él solo eligió ser como su padre, auror, era sabido que su padre era un gran auror y por ello era el jefe. Muchos pensaban que al ser el hijo del jefe de aurores no tendría que hacer exámenes ni mucho menos para entrar a la academia, pero Harry quería demostrar al mundo que podía ser lo que él quisiera por sí mismo sin la necesidad de hacer uso de la influencia de su padre.


Después de una larga charla, decidieron ir a dar una vuelta para comprar algunos regalos. Harry ya no pensaba mucho en sus sentimientos, más bien, había decidido dejarlos en el fondo de su alma y sepultarlos para que nadie más los encontrara.


— Harry —dijo una chica. Harry levantó la mirada, frente a él se encontraba Cho Chang, una chica hermosa de cabello negro quien lo miraba con timidez.


— Hola Cho, ¿Cómo estás? —se apresuró a contestar.


— Hola, yo... yo quería... —la chica titubeaba, y de cierta forma, podría decirse que balbuceaba. Entonces Harry pudo ver que las manos de la joven temblaban—. Yo... —continuó— quería hablar contigo, bueno... si es que tienes un momento.


— Harry —se apresuró a informar su amiga—, Ron y yo iremos a comprar unos caramelos.


— ¿Caramelos? Pero si acabamos de... — Ron solo sintió un ligero golpe que le lanzó su novia en el abdomen. Después de unos momentos y ante la mirada amenazadora de la castaña dijo: — Ah sí, olvidamos los caramelos, vamos Hermi —Ron tomó de la mano a la chica y comenzaron su camino de regreso a la dulcería.


Cuando al fin estuvieron solos, comenzaron a caminar sin rumbo definido; reían por alguna que otra tontería, pero Harry únicamente esperaba que Cho le dijera, lo que sea que estaba por decirle. Mientras tanto, él se concentraba en pensar en sí mismo y en lo mucho que ansiaba las vacaciones, pues al abandonar el castillo, con él abandonaría esos sentimientos que tanto le lastimaban.


— Harry —al fin se decidió a decir— yo bueno, quiero decirte que me gustas y quisiera que...


Harry reaccionó y con ello comprendió lo que la chica quería decir, entonces la interrumpió: — Cho, sé lo que vas a decir, y quiero decirte que me alaga mucho pero no puedo corresponder a tus sentimientos.


Cho comenzó a llorar y se acercó a Harry para abrazarlo. Harry correspondió el abrazo como una forma de reconfortarla. Si años antes (es más, semanas atrás) se hubiera encontrado en esa situación, seguramente habría sido el chico más feliz de todo Hogwarts, pero en esta ocasión, todo era muy diferente. Le dolió ver a su amiga de esa forma, pues él mismo se sentía rechazado y empatizaba con la chica.


No muy lejos de ahí caminaban los amigos Slytherin; Blaise tomado de la mano con Pansy, Goyle, Crabbe y Draco. Theodore no estaba pues había quedado con Neville, por cierto, para ese momento ya eran pareja oficial. Charlaban sobre una serie de idioteces que solo ellos comprendían, todo eran risas y burlas hasta que Pansy gritó: — Miren, allí está Potter con su novia.


Todos miraron la escena; Harry Potter abrazando a Cho Chang, era una escena hermosa para quién sea que los mirara de esa manera.


— Al fin dejará de ser virgen —exclamó Goyle, mientras Crabbe soltaba una carcajada, todos rieron a excepción de Draco y Blaise (el único que sabía a ciencia cierta lo que su amigo seguro estaba sintiendo en ese momento).


— Vamos por una cerveza —indicó Blaise, intentando desviar la atención. Todos asintieron contentos, el rubio fue el único quién no sonrió, pero decidió seguirlos. Antes de alejarse lo suficiente, se volvió para ver de nuevo la escena. Harry se había despegado de Cho y se alejaba de ella a paso pausado.


***


Celos, sí, eso es lo que cualquiera diría si supiera lo que en ese momento el chico estaba sintiendo. Pero no, estaba seguro que no era lo que realmente sentía, sólo era una especie de... ¿Decepción?, tal vez sí.


— Draco —dijo Blaise al entrar a su habitación. Era el último día en Hogwarts, antes de las vacaciones, era el día en que todos aprovechaban para hacer sus maletas. Cosa que a Draco le pareció perfecta, pues no quería salir y encontrarse con el mestizo de cuarta.


— Draco —volvió a decir, se recostó en su cama y continuó: — No bajaste a desayunar amigo, y Pansy dijo que en un rato te traerá galletas de coco, te gustan las galletas de coco.


— ¿Qué quieres Blaise? —preguntó, pues conocía bien a su amigo y estaba muy seguro de que se traía algo entre manos.


— En realidad nada —respondió, concentró su atención en estudiar completamente las reacciones de su compañero de habitación.


— Entonces deja de molestar y vete — agregó el otro.


— No, tengo que hacer mi equipaje —se levantó y buscó alguna valija debajo de su cama. Draco no dijo nada por lo que Blaise de decidió a continuar hablando—. Debiste ir esta mañana al comedor, estuvo de fábula, recuerdas que ayer vimos a Potter con una chica, pues resultó que la rechazó, y en el comedor un chico lo agredió por haberla rechazado. Parece que al tipo ese le gusta la chica y escuché algo sobre ella llorando y bueno, todo pasó tan rápido que...


— ¿Qué dijiste? —preguntó Draco, interesándose repentinamente en la plática.


— Dije que al tipo le gusta...


— No, no me refiero a eso, hablo de lo otro —insistió el rubio.


— ¿De qué Potter rechazó a la chica? — Blaise giró para ver a su amigo y se quedó atónito al ver que no había nadie. Una ligera sonrisa surgió de sus labios.


— No la aceptó, aún tengo esperanza —, pensó el pequeño rubio al escuchar esas palabras. Y es que se acababa de dar cuenta que sí, le gustaba Harry Potter, siempre le había gustado y su corazón ya no podía negarlo.

Notas finales:

Gracias por leer.


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