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Memorias. por Shima_Suzuki

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Notas del fanfic:

-quitando el polvo y la stelarañas- ya se, ya se, no me he parado aqui en mucho timepo, pero entre la escuela y el trabajo no tengo mucho timepo, solo vengo a dejar un pequeño regalo por el14 de febrero y me voy xD

-sigue limpiando- disfruten de su lectura <3

Notas del capitulo:

Solo les advierto que llore tantito cuanod lo escribi, no se si es porque estoy sensible por probelmas de muejres-ya saben a loq ue me refiero- o si de verdad este tipo de temas si me ponen mal (aunque creo que es un poco de mabas)

-les da pañuelos a todas- disfruten la lectura nos leemos en las notas finales

~14 de febrero del año en curso~

—Muy bien Kouyou ¿Cómo has estado? —pregunto la doctora Kishimoto, siempre tan formal y con una libreta y pluma en mano para anotar cualquier anomalía o comentario importante que viera en el pelinegro.

—No lo sé… ya nunca lo sé. —contesto sincero y en voz baja, su mirada estaba perdida en la alfombra color café del consultorio.

—Kouyou…—se escuchó un suspiro—Llevo haciéndote la misma pregunta desde hace un año, todos los martes, jueves y domingos de todas las semanas y sigues respondiéndome lo mismo.

—Solo estoy siendo sincero, no me siento bien—respondió encogiéndose un poco en el sillón color crema en el que estaba sentado.

—Bueno, entonces comenzare con las preguntas ¿bien? —el pelinegro solo asintió—¿Cómo te sientes en tu departamento?

El pelinegro no contesto inmediatamente, para Kouyou a veces era difícil vivir en su departamento. Si, en su propio departamento, donde llevaba viviendo casi 7 años y que había compartido con el que fue el gran amor de su vida desde hace 4.

—Es…complicado.

— ¿Lo has recordado últimamente?

¿Qué si lo recordaba?

Lo recordaba cada maldito segundo de cada maldito minuto de cada maldita hora de cada maldito día…

—Todo el tiempo…hoy—suspiro—hoy intente volver a tomar café…

—Eso está muy bien—sonrío.

—Dije que lo intente…

—Oh—su sonrisa se borro de inmediato—Kouyou, sabes que no puedes de dejar actividades tan cotidianas solo por lo que paso.

—Trato, de verdad trato, pero no puedo...

Tomar el café en su desayunador era complicado, en uno de sus tantos viajes por el mundo, habían ido a parar a Colombia, habían probado un café infinitamente delicioso, tanto que Akira había comprado cajas enteras para poder disfrutarlas en Japón, había salido caro transportarlas, pero no le importo.

Todas las mañanas se sentaba en la silla alta del desayunador, giraba su vista como siempre, con la esperanza de encontrarlo a su lado, pero lo único que veía era el fantasma de la silueta borrosa del que en algún momento se sentó ahí, regalándole una sonrisa muy vaga por la pereza de tener que levantarse temprano por su culpa.

—Kouyou—lo llamo al verlo perdido en sus memorias con los ojos rojos.

—Lo siento—se limpio una lagrima que salió sin permiso.

— ¿Has logrado comer en casa?

—No…—Comer en el comedor se sentía solitario, solo había dos sillas, la suya pegada a la ventana porque disfrutaba de los rayos del sol, además de que se sentaba ahí porque él siempre decía que la luz natural hacía que sus ojos brillaran más bonito, pero ahora al mirar enfrente solo veía una silla vacía con la silueta borrosa de aquel que le regalaba las más hermosas sonrisas y halagaba su comida.

— ¿Dónde comes?

—Me voy a comer con un amigo…

Yutaka había sido el primero en apoyar su relación cuando empezaron a contarle a todos, era el segundo apoyo mas importante que Kouyou tenia después de Akira…

—Intuyo entonces que ya no vas a cenar en el restaurante ¿o lo has intentado?

—Deje de ir desde…—contuvo un sollozo—desde ese día.

Cenar en el restaurante de siempre dolía, las reservaciones siempre las hacia Akira, tenían una mesa especial que compartían y que ahora solo tenía un sillón ocupado en lugar de dos, ahora sus cenas eran en su cama o en ocasiones-casi siempre- no cenaba.

—Entonces… ¿Cómo es estar en casa? Hablame Kouyou, estoy intentando ayudarte.

—Ver un partido en la sala era complicado—Se animo a decirlo—Akira siempre iba del lado derecho y yo del izquierdo, dejando un estricto espacio en medio de nosotros para la comida, las bebidas siempre iban en la mesita de centro porque a veces nos emocionábamos tanto que todo salía volando. —una vaga sonrisa se asomo por sus labios mientras sus ojos estaban fijos en el sueño, pero poco a poco se desvaneció hasta volverse unos labios apretados tratando de retener los sollozos, esta vez no se contuvo y dejo que las lágrimas salieran libres.

La doctora Kishimoto no dijo anda, lo dejo llorar, solo fueron unos minutos hasta que fue de nueva cuenta Kouyou el que hablo de nuevo.

—Ni siquiera puedo mirar el armario sin llorar…

Mirar la ropa de más en su armario no era lo mejor para su corazón, la mayoría de las veces trataba de ignorar la ropa que perteneció al rubio, pero no podía, mucha de esa ropa la habían ido a comprar juntos.

— ¿Aun abrazas su ropa?

—Todas las noches…—confeso limpiándose las lágrimas, no podía estar tranquilo en la soledad de la habitación si no tomaba entre sus brazos alguna camisa, o una sudadera y la abrazaba con fuerza, enterrando su rostro en ella para tratar de recuperar un poco de su aroma tan masculino y a la vez tan suave que el rubio tenía.

— ¿Has dormido sin las pastillas?

—No—suspiro y tomo pañuelos de la mesita de centro frente a el para limpiar su rostro y sonarse la nariz, la congestión ya no lo dejaba respirar. —A veces si, pero solo si abrazo algo de él…—recibió una mirada dura de la doctora, pero la ignoro— o si tomo 3 pastillas—sabia que le regañaría, era más de lo que se le había recetado, pero era imposible de otro modo.

Dormir en su cama era lo más difícil que enfrentaba día a día, a su lado ya no había un cuerpo tibio al cual abrazar o pedirle que lo abrazara porque simplemente quería un poco de amor o de calor.

Se quedaron en silencio, lo único que lo interrumpía eran los sollozos del pelinegro que eran amortiguados por sus manos, ahí fue cuando la doctora Kishimoto lo noto…

El anillo.

— ¿Aun lo usas? —Kouyou asintió descubriendo su rostro y tomando más pañuelos para limpiarse—Kouyou ya habíamos hablado sobre el apego material. —aunque más que material sabía que era sentimental, porque para Kouyou ese anillo era mucho mas que una joya costosa…

—Lo sé, lo sé, pero…aun no estoy listo, no para esto… todavía no—dijo casi sonando desesperado al mismo tiempo que acariciaba con un sumo amor el anillo de oro blanco que tenia en su dedo anular izquierdo.

Se conocieron cuando niños, aun vivían en Kanagawa por ese entonces, se volvieron mejores amigos hasta que cumplieron los 20 años, de ahí, cada uno estudio cosas diferentes y no se volvieron a ver…

5 años después se reencontraron en una caminata por el parque central de Tokyo.

1 año más tarde fue cuando comenzaron a salir.

Otro año más basto para que formalizaran.

Y al año siguiente fue cuando le propuso matrimonio.

La propuesta fue la más hermosa que cualquiera pudiera ver, se habían ido de viaje de nuevo, ambos tenían un trabajo que les permitía todos esos lujos ¿el destino? Francia.

Y si, puede que para mucha gente fuera lo más cliché del mundo, pero de verlo a vivirlo era una sensación completamente diferente, en la mañana habían ido a pasear, en la tarde comieron un montón de comida, en la noche comieron postres y se fueron de paseo de nuevo, la torre Eiffel.

Subieron por el elevador para poder ver toda la ciudad iluminada de noche, la vista era preciosa, el aire era frio, pero iban bien abrigados, sus manos juntas dentro de uno de los bolsillos de Akira hasta que lo soltó, Kouyou lo miro sin entender, pero cuando lo vio arrodillarse todo desapareció, la emoción en su pecho hizo que casi se le detuviera el corazón y las lagrimas no se hicieron esperar.

Akira le hizo las palabras más preciosas, la promesa de amor eterno y la pregunta decisiva.

Dijo que si obviamente, el resto del viaje fue perfecto. Cuando regresaron, fue ahí cuando el rubio se mudó con él a su departamento y la felicidad duro 4 preciosos años.

Hasta el día del accidente.

Lo recordaba tan dolorosamente bien cada 14 de febrero.

Iban en el auto, hablando sobre la compra de una casa en Kanagawa para cuando su relación avanzara y tuvieran que retirarse a un lugar tranquilo.

La luz verde estaba para ellos, hasta la fecha nunca iba a entender por que ese maldito auto decidido saltarse la luz roja y dar de lleno contra el lugar de Akira.

Todo fue demasiado rápido, el apenas si pudo salir del auto luego de darse cuenta de todos los golpes en su cuerpo y las heridas abiertas por culpa de los vidrios que salieron disparados en todas direcciones. Estaba lo suficiente bien como para acercarse a su prometido e intentar hacer algo, pero cuando intento ayudar a Akira supo que no podría, partes de la puerta se habían enterrado en su cuerpo, no había nada que el pudiera hacer, la gente al alrededor llamo de inmediato a la policía y a los médicos.

—Todo va a estar bien, lo prometo—dijo tomando su rostro, acariciándolo con desesperación, tratando de que no cerrala los ojos, Akira lo miraba sin decirle nada, solo intentaba sonreírle.

Para cuando la ayuda llego, Akira había perdido el conocimiento, pero sabía que estaba vivo.

Se los llevaron a los 3 al hospital. El tipo que los choco murió de camino asi que el único que entro a quirófano fue el rubio.

Solo que nunca salió…

Nunca se imaginó perderlo, creyó que le duraría toda la vida, hasta que fueran ansianos y pudieran morir de una manera pacífica, juntos y de nuevo en Kanagawa…

Pero no.

—La hora termino Kouyou—anuncio la doctora Kishimoto, sabia que no debía de presionarlo más, no había dejado de llorar desde que toco el tema del anillo y supo que en su mente paso todo lo demás, por eso no dijo nada, lo dejo llorar porque sabia que eso le ayudaba, la mayoría de sus amistades lo hacían evitar el llanto con su típica frase de “a él no le gustaría verte asi”, ella no, ella lo dejaba desahogarse tanto como necesitaba.

El pelinegro se limpió las lágrimas, respiro profundo y se levanto al igual que ella.

—La veo el domingo entonces…—dijo con voz ahogada, el nudo en la garganta no lo dejaba hablar mucho.

—Claro que si Kou, piensa un poco las cosas, trata de regresar al ritmo que tenías, sé que no va a ser fácil, pero tienes que intentarlo, el domingo espero que me des algunas buenas noticias ¿bien?

Kouyou solo asintió y se fue.

Al llegar a su departamento soltó un suspiro y se quedó recostado en la puerta, mirando todo, los fantasmas de sus memorias se reproducían una y otra vez frente a él, Akira en la sala, en el comedor, en la cocina, en el pasillo, en la recamara.

Akira estaba en todos lados…

Avanzo hasta su cuarto, abrió el armario y saco una de las sudaderas favoritas del rubio, aun olía a él.

Se recostó en la cama y abrazo la prenda contra su pecho mientras sus ojos se encargaban de reproducir lagrimas sin parar.

Si tan solo hubiera sabido que su felicidad iba a durar tan poco, tal vez hubiera hecho las cosas diferentes, se habría dedicado aún más a él de lo que lo había hecho.

El rubio estaba grabado con fuego en su memoria igual que ese día…

Para los occidentales el 14 de febrero era el día de san Valentín, donde celebrabas con tu pareja el amor que tenían.

Pero para Kouyou ese día significaba la perdida de Akira, de su amor, de su todo.

Tomo las pastillas que estaban siempre en su mesita de noche junto con una botella de agua, apenas eran las 5 era muy temprano para dormir, pero Kouyou se sentía tan cansado… necesitaba dormir, pero sabía que no lo conseguiría solo.

Coloco un puñado de pastillas en su mano y las metió a su boca seguido de un gran trago de agua, volvió a tomar la sudadera y la abrazo de nuevo, respirando fuerte el aroma que tanto lo calmaba, se le había recetado 1, pero él tenía que tomar mínimo 3 para volver a poder dormir y eso aún se tardaba en conciliar el sueño, supuso que con más el efecto tendría que tardar menos.

Cerro los ojos y espero a que el sueño lo invadiera, necesitaba dormir con urgencia, porque algo que no le había dicho a la doctora aun era que soñaba con él todas las noches, y solo durmiendo encontraba la paz que de día no podía.

Solo durmiendo podía reencontrarse con su rubio y tener la felicidad que le fue arrebatada de golpe.

Su respiración se hizo pesada y el abrazo en la sudadera se debilito…

El sueño por fin lo había vencido.

 

 

 

 

 

 

 

 

Fin.

Notas finales:

-llorando en un rincon- perdon ando sensible :'u
espero haber llegado a tocar un poco su corazon <l3
las amo a todas y espero que tengan un buen san valentin
nos veremos algun dia, cuando me anime a sacar mi cuenta del hiatus :'u <3

bye bye ; n ;/


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